Aún recuerdo la primera vez que te vi, pasaste frente a mí con tu celular en la mano derecha, estabas hablando conmigo, buscándome, el chico de la primera cita con el que has estado hablando por meses mediante un celular, recuerdo ese día como si fuera ayer, traías un overol tipo short de yean con un polo blanco, tu cabello semi ondulado de color negro se movía con la poca brisa que transitaba en ese pequeño corredor del centro comercial, tu piel blanca brillaba con el poco brillo solar que había aun en el ambiente, pues eran casi las 4 pm, vi tus enormes ojos de color café a la distancia con esos bellísimos lentes que combinaban perfectamente con la circunferencia de tu delicado rostro. Te observé por un buen rato y me quedé helado, no podía creer que tú eras mi cita, no sabía qué hacer, luego me viste y soltaste una pequeña sonrisa, tus cachetes se alzaron de poco a poco mientras que tus labios se separaban para darle paso a tus lindos dientes blancos, te veías tan perfecta en serio. Desde ese momento supe que perdí, mi corazón era tuyo, me tenías en tus manos.
Nunca olvidaré lo nervioso que estaba contigo, quería causar una buena impresión, parecer misterioso y seguro de mí mismo a la vez, pero cuando te acercaste a saludarme con un beso en la mejilla, pude llegar a oler un poco tu cabello, era un aroma tan particular. Luego escuché por primera vez tu voz en persona, era tan dulce, tierna, delicada y encantadora a la vez, me pusiste la piel de gallina y supe que perdí, otra vez.
Yo sé que no soy una persona tan guapa que digamos, pero tampoco soy tan feo, acababa de salir de una no tan larga relación de casi 2 años, estaba deprimido y no tenía con quien hablar, así que me instalé esa bendita aplicación que me recomendó un amigo para conocer nuevas personas, se llamaba “Tinder”. Allí fue donde tuve la suerte de hablar contigo y conocerte.
Yo tenía un plan, era invitarte a comer un helado, caminar por un parque, respirar aire puro, conversar y conocernos mejor, era la cita perfecta, pero no fue así. No tenía previsto que el helado se comenzaría a derretir muy rápido, era un súper cono con 3 bolas de diferentes sabores que nunca había probado, nos compramos uno para cada uno, pero creo que fue demasiado jajajajaja.
Mientras caminábamos rumbo al parque el helado goteaba y comenzó a manchar mi pantalón yean, me estaba comenzando a avergonzar un poco ya que no quería que pensaras que no se comer un simple helado, pero no fue así, te reíste conmigo de la situación y me diste confianza, sabía que contigo podía ser yo, una persona algo torpe, divertida, con buen sentido del humor y apetito a la vez, cada vez me enamorabas más.
Cuando llegamos al parque rápidamente buscamos un buen lugar cómodo y poco transitado para sentarnos y conversar.
Para mi buena suerte se nos acercó un señor que ofrecía llaveros hechos a mano, estaban un poco caros, pero le dije que solo tenía un sol. El señor vio que estábamos en una cita y comenzó a hacer un llavero con alambre, no sabía que estaba haciendo, pero movía mucho sus manos, cuando acabó, de sus manos colgaba una nota musical, era una nota “SOL”, se veía muy bien para ser hecho en menos de 2 minutos, me sorprendí al igual que tu, así que le di una moneda a cambio de el llavero que luego guardé en mi bolsillo de la camisa que tenía puesta ya que tenía pensado dártelo al final de la cita, pero sentí que debía darle algo más al señor, y no hablo de dinero. Él acababa de darnos un buen recuerdo de nuestra primera cita así que le ofrecí unas galletitas que tenía en mi mochila como muestra de gratitud, conversamos un poco y después se retiró muy feliz.
Sin querer mostré una parte de mí que a ti te gusto, mientras me sonreías mirándome a los ojos dijiste que yo era muy bueno, apenas lo escuché me sonroje un poco y decidí cambiar de tema de conversación como de costumbre para no hablar mucho de mí ya que ese día era para ti y solo para ti, quería saber todo de ti, desde que cosas te gustan de una persona hasta los más mínimos detalles de cómo sería tu vida si estuviera en una cierta situación, quería saber tu forma de pensar, como actuarías, todo con la finalidad de saber que necesitarías en un futuro, como podría ayudarte si tuvieras problemas, hacer mil y una cosas para que solo tú puedas sentirte feliz y que nunca se borre esa preciosa sonrisa de tu rostro.
Después de estar sentados ya un muy buen tiempo y conversar decidimos caminar para estirar las piernas, en una de esas se me vino la idea de jugar en el césped y hacer volantines, cosa de niños, no sé porque se me vino esa idea a la cabeza, pero quería hacer algo que usualmente no haría, así que me posicione bien y lo hice, me salió bastante bien para una persona que no lo había hecho desde que era pequeño así que te tocaba a ti, al principio no querías pero te convencí y al final lo hiciste, fue la cosa más hermosa que vi dar vuelta sobre el césped en mucho tiempo jajajajaja.
En mi mochila tenía una pequeña caja de cartón hecha a mano, era algo rustico, pero bien decorado y se veía bonito, y en su interior estaban algunas chocotejas rellenas de pecanas, pasas y coco que hice un día anterior. Me esforcé mucho en hacer ese pequeño regalo para ti y me alegró que le gustara, valió la pena quemarme un poco los dedos y no dormir mucho.
Cuando pasábamos por un lugar poco transitado del parque tú me dijiste que tenía también un regalo para mí, me quedé mudo, por mi cabeza pasaban un sin fin de ideas, pero la que más me gustaba era que me dieras un beso. Cuando menos lo esperé te acercaste y me abrazaste, no era esos que duran unos cinco segundos, duró poco más de un minuto, no quería moverme de ese lugar, no quería que te apartaras de mí, no era lo que esperaba, pero me gustó cada segundo que estuve tan cerca tuyo.
Seguíamos caminando y se acercaba el final de la cita, así que bajo el cielo oscuro del parque con la brisa del viento golpeando mi camisa algo floja decidí darte el llavero que había comprado hace unas horas atrás, pero cuando metí mi mano al bolsillo de la camisa, éste estaba vació, yo preguntaba en mi cabeza donde lo había guardado, estaba muy seguro que lo puse ahí, no pude creer que se me había perdido el único recuerdo de nuestra primera cita y de pronto vino a mi mente la posibilidad de que el llavero pudo caer en el momento de que hacía un volantín en el césped con ella, así que no lo pensé dos veces y le dije que se perdió el llavero y que teníamos que volver al lugar donde jugamos.
Buscamos por unos cinco minutos el área donde jugamos y con la oscuridad bordeando nuestro alrededor y linterna en mano lo encontré, me sentí muy feliz, todo marchaba bien, así que volvimos a la salida del parque y te regale el llavero para que lo tengas como recuerdo y lo colocaste en tu billetera sin pensarlo, luego nos despedimos con un beso en la mejilla y cada uno se fue a su casa, a pesar de ser mi primera cita, termino muy bien.
Cuando llegué a casa, estaba muerto, camine demasiado y estaba lleno de comida, era un sábado perfecto, nada podría quitarme esa emoción por un buen tiempo, pero no duró mucho ya que el lunes que me levanté tenía un mensaje de audio tuyo, estaba feliz hasta que lo escuché, maldición…
Me contaste que te sentías mal contigo misma, ya que al día siguiente que salimos, te encontraste con un chico que apenas había conocido en la cola de la Universidad, salieron a caminar, tomaron un poco de alcohol y se besaron, cuando escuché eso, mi pequeño mundo de fantasías y ansias de volver a estar cerca de ti se esfumaron, pasé de ser el chico más feliz del mundo a un completo amargado y herido que no quería saber más de ti, me dolió mucho saber eso, me había enamorado por segunda vez y me pasaba esto, era la segunda chica que me hacía daño ,me derrumbé en unos segundos y en un acto de inmadurez te bloquee.
Fue el peor “buenos días” que recibí en toda mi vida, pero en fin la vida sigue.
Poco después revisé mi celular y tenía dos llamadas perdidas tuyas, en pocos segundos pensé en varios futuros alternos en donde qué sucedería si dejo lo nuestro ahí, o que sucedería si hacemos como si no pasó lo que hiciste. Le hice caso a mi corazonada de que todos merecemos una segunda oportunidad, así que te desbloqueé y te llamé, hablamos, ambos estábamos arrepentidos, mientras que escuchaba tu voz delicada y con timidez del otro lado del teléfono, mis ojos seguían algo lagrimosos por lo pasado anteriormente.
Luego de hablar por unos minutos, acordamos salir otra vez, y esta vez te llevaría a pasear por donde yo estudié la secundaría, a enseñarte los maravillosos lugares a donde iba en esos tiempos y que nunca pude enseñar a nadie.
Llegado el día, como de costumbre llegué temprano y te esperé en el paradero del bus, ya habían pasado diez minutos de la hora acordada y aún no llegabas, comencé a dudar de que, si vendrías o no, y en eso veo asomarse una silueta a la salida del paradero, eras tú, con tu chompita rosa, cabello suelto, pantalón yean y tu mochila colgada en ambos hombros, te veías tan tierna, te veías simplemente perfecta.
La pasamos muy bien esa tarde, caminando por los alrededores de ese enorme parque, conversando, riendo ignorando la enorme incomodidad en el ambiente por lo que ambos sabíamos que uno de los dos tenía que tocar el tema para acabar con ese problemita de una buena vez, por suerte lo hiciste tú, hablamos, lo dejamos atrás, como si no hubiera pasado nada.
Ese día nos tomamos nuestra primera foto por iniciativa tuya, a mí no me gustan mucho las fotos porque no soy muy fotogénico, pero tú eras todo lo contrario, ya sea en foto o en persona, eras la perfección hecha mujer, de la que me estaba locamente enamorando y no podía creer aún que me dijeras que yo te gustara, esa fue una noche inolvidable.
Pasando los días solo teníamos tiempo para salir una vez a la semana ya que mi apretado horario de vida entre trabajar tiempo completo para pagar mis estudios universitarios no me permitía para más. Hacia maravillas para cumplir con todo, mis tareas, estudiar, trabajar, dormir y prepararte algo para el día en que te vería, todo lo que hace el amor.
Me acuerdo que en mi trabajo me escabullía por unos lugares donde no me encontrarían para poder hablar contigo un rato por teléfono, eso lo hacía por unas semanas, siempre encontraba la forma de hablar contigo porque te extrañaba, extrañaba oír tu voz, saber cómo te fue en el día, y ver una foto tuya me daba más energías, repetía en mi cabeza: “ya falta poco para verte, tienes que esforzarte más” “Piensa en cómo se pondrá cuando le des esta manualidad” “es la chica de tus sueños, cuídala” …
Cada vez que hablábamos, tocábamos sin querer un poco el tema de formalizar nuestra bonita relación que se estaba creando, eso me puso en un estado de ánimo que no había sentido en mucho tiempo, no lo podía creer y cuando menos lo esperaba acordamos la cita definitiva.
La cita consistía en ir al teatro, cabe resaltar que nunca antes había entrado a uno y me alegró que mi primera vez que asistiera a uno fuera contigo, el nombre de la obra era “La piedra oscura”, fue en un Centro Cultural cerca de mi universidad, era gratuito, pero igual teníamos que hacer cola para los boletos que eran asientos limitados. Era una noche importante, ambos sabíamos que era lo que al final de la cita seriamos, lo que más me gustó de la obra no fue la presentación en sí, sino fue que, durante todo el espectáculo, desde el inicio hasta el fin, me tomaste de la mano todo el tiempo, a pesar de que me sudara un poco no te alejaste ni un centímetro, eso me enamoró aún más. Aún hasta la actualidad conservo mi boleto como recuerdo de el mejor día que tuve contigo.
Cuando acabó la obra nos dirigimos a caminar por una alameda cercana, estaba muy nervioso, el futuro de lo que teníamos dependía de la forma en que te iba proponer ser mi pareja, me temblaban las piernas, no me salían las palabras de la boca, entonces decidí sentarme en uno de los pequeños asientos que había en las afueras del estadio por ahí cerca, me senté, tú estabas parada delante de mí, el cielo oscuro con las pocas nubes que estaban a tus espaldas y que se podían ver aun con el poco destello que emitía la luna hacían que los bordes de tucabello brillara un poco mientras que a la vez tus preciosas mejillas veían un poco rojizas porque te estabas sonrojando, sabías lo que estaba a punto de decir, entonces sin hacerte esperar más, me deje llevar por lo que sentía mi corazón y no recuerdo con exactitud las palabras que te dije ya que la respuesta que me diste me borró la memoria por completo , habías dicho que sí, habías aceptado estar conmigo, desde ese momento pasé de ser tu amigo a ser tu enamorado, no me había sentido tan feliz desde hace mucho tiempo.
Había algo en mi cabeza que no me dejaba estar tranquilo a pesar de que ahora eras mi enamorada, era darnos nuestro primer beso, sé que eso es muy importante para saber si una relación funcionará o no, para saber si en verdad hay química entre ambas personas, había escuchado y leído tanto de ese tema que me tenía muy inquieto así que el momento perfecto para cerrar con broche de oro nuestra noche perfecta era darte el beso al momento de despedirme.
Llegado el momento de despedirme nos comenzamos a acercar poco a poco, llegado el punto en donde estábamos frente a frente, a pocos milímetros de chocar nuestras narices, no podía creer que estaba a punto de besar a la chica de mis sueños, y como si fuera un niño me sentí vulnerable, era tuyo en ese momento, y cuando comencé a sentir tus suaves y pequeños labios, me derretí, sentí cada vez que mi corazón bombeaba sangre a cada uno de mis vasos sanguíneos, sentía la brisa del aire que nos envolvía en ese puente, mi corazón latía a mil por hora, temía que me dé un paro cardiaco y pensé: “ si muero, moriré feliz porque podré decir en el cielo que tuve la suerte de conocer y besar a la chica de mis sueños”.
Cuando te fuiste, camino a mi casa estaba hablando solo como de costumbre, estaba hablando de lo maravilloso que fue ese día para mí, no creía que en verdad todo eso estaba pasando, era demasiado bueno para ser verdad y me prometí a mí mismo que te trataría como la princesa que eres, haría de todo para que tu estés feliz, solo quería eso y claro engordarte para que no se fijen en ti en el futuro jajajajaja bueno eso tal vez no, pero es una buena idea.
Para mi mala suerte y por mi estúpida necesidad de querer hacerlo todo bien, a los pocos días de ser t pareja oficialmente te dije la verdad sobre algo que había mentido al principio de conocernos, y era que yo ya había perdido mi virginidad con mi primera y única enamorada que tuve antes de que tu entraras a mi vida. Al enterarte de eso, te afecto muchísimo, tanto así que me terminaste en dos ocasiones, no te voy a mentir, llore como no tienes idea, me ilusione demasiado contigo, me habías enamorado como no tienes idea y de un momento a otro te fuiste, sin dar más explicación que esa y es entendible porque te mentí, pero solo fue con eso porque con lo demás que te dije si fui totalmente sincero.
Pasaron los meses sin saber de ti, tomamos diferentes caminos, pasé por mil y una cosas, te extrañaba, sentía que algo me faltaba, era infeliz, y después de tener una buena conversación con una buena amiga mía, me hizo dar cuenta que no perdía nada si intentaba volver a hablar contigo, total todo ya había pasado hace meses, así que cuando estaba en el bus camino a casa, tome mi celular, abrí tu chat, vi tu foto de perfil después de tiempo, ¡Dios te veías tan hermosa con tu nuevo corte de cabello!, me comenzaron a temblar los dedos, fue increíble como toda mi seguridad se fue en el momento que vi una foto tuya, todo se puso en cámara lenta, mientras escribía un simple “Hola”, no pude presionar el botón de enviar, estaba pensando que me ignorarías pero no perdía nada intentando, te extrañaba y quería saber cómo estabas, sin ningún propósito, sin planear nada, solo saber si eras feliz, así que tome coraje y lo envié, en un instante vi que estabas en línea y leíste a los pocos segundos de recibirlo y comenzamos a hablar desde entonces una vez cada dos meses, era poco pero me conformaba con saber que estas bien a pesar de todos los problemas familiares que siempre me comentabas y sin querer volvimos a salir, como amigos claro, aunque de más está decir que me seguía muriendo por ti, verte me hacía muy feliz, sé que no sentías lo mismo por mí, pero tu hermosa sonrisa seguía y sigue teniendo ese efecto devastador en mí.
No puedo mirarte mucho a los ojos porque sé y me conozco que me quedaría como idiota mirándote, lo haría fácilmente por horas, me gusta verte comer ya que eso te emociona y te hace sentir muy feliz, me encanta cada cosa que haces, en serio, nunca me cansaría de ti, pero el destino es así, desaproveche mi oportunidad contigo, el tren donde estabas tú ya salió de la estación y no pude subirme para hacerte compañía,
Yo seguí trabajando para poder financiar mis estudios universitarios, el tiempo que tenía libre era corto, no pude socializar con ninguna otra chica después de ti que no fuera dentro de mi universidad y cabe resaltar que todas mis compañeras de clases eran mucho más mayores que yo así que eso volvía más difícil mi selección de pareja, no te negaré que lo intenté pero sin éxito ya que aún hasta el día de hoy sigo enamorado de ti, si te preguntas que como lo sé, pues es muy sencillo, por más que trato de iniciar una relación con otra persona y darme esa nueva oportunidad de volver a enamorarme en serio, te pienso, siempre, ya me ha pasado más de una vez y no puedo avanzar porque te tengo aún en mi cabeza, y cuando de la nada me percato que tengo un mensaje tuyo, mi corazón se acelera ligeramente y me agito, en mi pecho tengo una sensación de alegría, no puedo explicarlo mejor, pero creo que mi amor y cariño hacia ti como algo más que amigos no es reciproco, seguramente tú tienes a alguien más en tu corazón en estos momentos y no quiero interponerme, es curioso como de la nada apareces en mi vida, te voy conociendo y tu presencia, tu ser, tu personalidad se arraiga a mí y por más que pase el tiempo aún puedes causar ese efecto de enamoramiento en mi como si fuera un adolescente, te quiero mucho en serio, y quiero que seas muy feliz porque te lo mereces, eres una persona que no vale oro, vale diamante y espero que todo te valla bien en la vida.
Si te preguntas la razón por la que escribo esto es porque te prometí que estaría ahí para ti, fuera tu amigo o no, y pues hace poco me enteré que le diagnosticaron Alzheimer a tu madre, sé que eso te afecto mucho ya que ella ya presentaba indicios de padecer algún problema en su salud mental desde hace mucho y sé que tienes ese miedo de heredarlo y olvidarte aquellos momentos importantes de tu vida, lo curioso del destino es que mi padre, una persona ya mayor con quien viví junto a mi madre y mis hermanas toda mi vida, tiene también esa enfermedad y desde que se la diagnosticaron , nuestras vidas fue un tormento, todo se complicó, no entraré en detalles pero si, también yo puedo padecerlo y no quiero olvidar todos aquellos hermosos momentos que pase a tu lado, toda mi historia contigo y la historia que tuve sin ti.
No pondré tu nombre en este relato ya que si un día llego a olvidarme quien eres, quiero redescubrirlo por mi propia cuenta cuando lea todo esto otra vez, porque sé, tengo la corazonada y esperanza de que, si llego a tener esa enfermedad y me olvido de ti, al momento de leer esta historia me acuerde de todo, porque me enamoraste como ninguna otra persona pudo hacerlo y me ayudaste a ser la persona que soy hoy en día…
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