“Este mundo dura tan sólo un instante”
Este es el título de “Un Curso de Milagros” en la lección #300. Me llamó especialmente la atención por su sencillez, que curiosamente es una frase que se escucha con relativa frecuencia. Parece que no tiene mucha preponderancia, pero sabemos que las cosas toman sentido dependiendo de la receptividad que tengamos en nuestra situación actual. En mi situación actual, y a medida que el tiempo de mi cuerpo avanza, veo esta frase con más sentido. Creo que a la mayoría nos pasa igual. Nos volvemos más reflexivos y existencialistas en cuanto a las cosas importantes de la vida. Y ¿cuáles son las cosas importantes de la vida? En algún momento pensamos que lo importante era “tener”, tener cosas, tener juguetes, una bicicleta, tener amigos, una familia, una casa propia… en otro momento las metas, los logros, los estudios, el conocimiento, capacitarse para “hacer”, para desempeñar una función, un estatus en la sociedad. En otro momento el “ser”, lo espiritual, lo trascendental, el crecimiento personal. Pero hay otro momento y es en el que pensamos en… ¿qué quiero yo? ¿qué me gusta hacer? Entonces finalmente lo importante de la vida no es algo físico, ni un reconocimiento, ni un estado del ser o de la mente, ni la iluminación, sino que resultó ser algo mucho más trivial. Me gusta estar en mi casa relajado, quizá preparando una nueva receta… puede ser algo tan trivial pero tan profundo, de tanta plenitud. Tener un terreno para cultivar, sin afán, sin estrés. Viajar por el mundo… puede ser salir a pueblitos cercanos, estar un rato en el parque y regresar… quizá quedarme una semana respirando el aire del lugar, conociendo un nuevo amigo… no necesariamente en super hoteles, viajes de miles de kilómetros, súper aventuras adrenalínicas o tener que visitar los lugares más famosos. Porque todas esas aventuras que nos venden sirven simplemente para tomarnos las fotos allí y luego mostrarle a los familiares, amigos y no tan amigos dónde estuvimos, mostrarles que estamos “disfrutando” la vida de una manera que ellos difícilmente podrían lograr… o por lo menos, hacerles creer que estamos tocando el nirvana, una felicidad incalculable. Pero yo siempre digo “no pasa nada”. Se pueden vivir todas las experiencias que queramos, pero al final “no pasa nada”. El Buda se iluminó… muy bueno para él, felicitaciones, mi Dios lo bendiga… y sigamos. “No pasa nada”. Lo que en realidad importa es ¿qué me pasa a mí? Sólo puedo encargarme de esa sola cosa. Qué pasa en mi mente y cómo me quiero sentir. Hay que encargarnos de eso para no dejarlo al azar. Que no sea que llegue “alguien” y nos maltrate y “decidamos” sufrirlo por tiempo indefinido. Y con “Alguien” me refiero a la Vida, no a una persona o situación particular. Y con “decidamos” me refiero a… bueno, no me puedo detener a explicarles todo tampoco.
Retomando que… este mundo dura tan sólo un instante, es efímero, volátil, momentáneo, breve… como queriendo decir “lo que vaya a hacer hágalo, pero ya, que nos tenemos que ir”. A medida que avanza el tiempo, la edad, nos ponemos mayores, vamos teniendo dificultades para movernos, los dolores crónicos, los miedos a una caída, una fractura, cansancio mental y físico… estas reflexiones nos llegan con más fuerza. Porque cuando éramos muy jóvenes quién pensaba en un terreno para cultivar, quedarse en la casa haciendo una receta, qué locura, qué aburrimiento, qué tortura… por qué tuve que venir a este mundo!!!
Porque se me va la vida esperando el momento “oportuno”, las condiciones ideales, a que los astros me indiquen, a que el dólar baje, la economía se estabilice, a tener casa propia, a tener unos buenos ahorros, a que se acabe la pandemia… para ese momento quizá ya esté muy “viejo”, sin fuerza para hacer ese viaje, quizá con dolores que no me permitan mantener esa huerta, quizá ya esté muy cansado del cuerpo, peor aún, acostumbrado a esperar… entonces me quedará esperar la muerte… pero recuerda, aún así, aunque esto pasara, esta triste historia fuera realidad… “No pasa nada”. Tampoco será motivo para lamentarnos.
En resumen, lo que quiero hacer, lo que me gusta, lo voy a hacer ya, porque me tengo que ir pronto… 10, 20, 50 años, da igual, es muy pronto.
OPINIONES Y COMENTARIOS