Nada más alejado que el agua estancada, agua turbia y delimitada por un cordón de material. Un cordón que no deja que el agua fluya.
Hoy soy agua en movimiento.
Todo corre.
Soy como la cascada que le da vida y baile a toda esa quietud. Soy la fuente que se nutre de otros, que aprende que fluir es traer claridad hacia mí, y hacia quienes vengan a probarme y conocerme.
Todos me enriquecen.
El agua se llena de un color verde que viene de las plantas para servir a otros que necesiten de ella.
Así me siento: útil, autosuficiente por momentos, agresiva si intentan vulnerarme y pasiva si logran sortear los cambios que yo, al igual que el agua, llevo conmigo.
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