Cuenta la historia que tres hermosas rosas una roja, otra rosada y una blanca sembradas en distinto jardín, reñían por el amor de un humilde jardinero. Hace años atrás cada una solía tener un jardinero, quienes las cuidaban.
Un día sin imaginar, todas esas rosas quedaron “solas”; y su belleza se marchitaba por la sequía. Luego de un tiempo llego un jardinero; el quedo impresionado por la belleza de la rosa roja, de inmediato hubo conexión y decidieron darse la oportunidad de conocerse. Al pasar el tiempo, la rosa roja tuvo cuatro rebrotes de ese amor, fue una gran alegría inevitable para él.
El tiempo pasaba tan rápido, que todo ese amor que sentía la rosa roja, se iba deteriorando hasta el punto de dejarse deslumbrar por el trato de otro jardinero y sin pensarlo se marchó con él, así mismo, abandonando a sus rebrotes con aquel jardinero que la rescato, que no hizo otro cosa más que, amarla inmensamente. Aquel cultivador no podía ocultar la gran tristeza que lo invadía la ausencia de su entrañable rosa roja. El tiempo avanzaba y todo había quedado en el olvido, y desde esa entonces aquel jardinero le gustaba todas las flores que veía. De tanto contemplar, descubrió en un jardín una rosa rosada con dos capullos y muchos inconvenientes con su jardinero. Sin importarle decide correr el riesgo y entablar una relación con esa flor, los días pasaban y nada funcionaba, decidió cesar y seguir con su vida. Ya de tanta desilusión él no quería saber nada mas de rosas, excepto de su bella rosa roja aun guardaba la esperanza de que volviera a su lado.
Cansado de sufrir por ese amor, que solo lo dejo sumergido en el dolor; volviendo a su rutina siguió cultivando muchas flores, hasta no imaginar ver, ¡una hermosa rosa blanca!,: que lo apreso con el encanto de sus pétalos. Cada día contemplaba su belleza a lo lejos, sentía miedo de equivocarse; pero la atracción que sentía era más fuerte que su propio miedo. El decide romper el hielo, y expresarle sus sentimientos: Ella asombrada y a la vez emocionada decidió tomar el riesgo. Desde ese momento fue surgiendo un verdadero amor mutuo, libre de prisiones y engaños.
Al enterarse todas las flores, en especial las rosas de aquel amor: muertas de celos por el amor que surgió entre la rosa blanca y su ex amado jardinero. Desde ese entonces no dejaron de lanzar espinas venenosas.
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