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MIS MONSTRUOS
Recuerdo cuando la promesa del meñique falló, cuando el ambiente en la habitación no lo soportaba porque hacía mucho frío, mi peor tortura fue darme cuenta que ya eras de piedra, que el reflejo de tus ojos me mostraba la persona que era, pero, era un monstruo para ti, mi tonta idea de que había nacido para estar a tu lado la sentí tan creíble porque tú siempre lo decías, y al final eras la misma cosa que decía la gente; aunque te creía otra.
Ya la pupila no se agrandaba al verte, había un montón de excusas para no tener que volver, ya era otra con el corazón fuerte, la que abría los ojos hasta el medio y a la que no le dolía nada.
A partir desde ese día, desde ese tonto día, el silencio en la habitación hace que haya más ruido, mis monstruos comienzan a torturarme, esas películas que se reproducen en mi cabeza ya no las diferencio, intenté escapar de ellos una vez, pero estuvieron allí.
¿Dónde me puedo esconder de mí?, estas cuatro paredes en donde nadie me hace daño, conmigo basta, soy la culpable de dañarme al creer que no puedo, no encuentro salida de emergencia y eso es jodido, tengo miedo de tenerme miedo.
Si mi cuerpo empieza a estremecer ¡¡qué hago!! ¿Hay cura?, el dolor sigue así lo olvide, y todo por esa tonta costumbre de apegarme. Me desconozco, de un momento a otra se borra la sonrisa pero entiendo; el engaño tenía más edad que yo.
No hay vuelta atrás, está hecho, mi compañía es el monstruo que está debajo de la cama, el mismo que me representa cada vez que salgo y el enviado por la que decía ser mi alma gemela… 🙂
SHARITH ORTIZ
-ANSIEDAD-
24/04/21
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