La escritura y yo somos uno,
cuando me siento triste, ella también.
La poesía sostiene mis malos pensamientos,
¿debería dejarlos ir o plasmarlos?
El mal no es tan malo.
Las letras son el alimento de mi vida
y de mi autoestima.
¿Acaso no rima con mi ser?
La escritura es mi espada,
y los sentimientos, la destrucción
a la que nos enfrentamos,
mi espada y yo.
La pluma, mi cincel,
la hoja, mi vida,
y el contexto, mi herida.
La escritura y yo somos uno,
cuando mi corazón está roto,
mis poemas también.
¡Me encanta no sentirme bien!
Porque de esa manera,
a mi alma le va bien.
(Me sentía triste y al escribir esto me alegre porque de toda tristeza siempre surge una alegría).
OPINIONES Y COMENTARIOS