Eres todas las cosas que me molestan.
Una comida sin sal,
el frenazo brusco en el coche,
el dependiente que no saluda,
la canción del verano,
el programa de Telecinco.
El vino que se está picando,
el olor de un cenicero lleno de colillas,
un piropo mal ‘tirao’,
los dos besos que no me apetece dar.
La vecina que mira por el balcón.
Un playback.
El volumen alto de la televisión.
La televisión.
La toalla que sacude el de al lado
y la arena que se mete en el ojo.
La alarma cuando tengo sueño.
Un café con sal.
Migraña.
Cerveza caliente.
La celda de un animal inocente.
Una habitación desordenada,
ropa sucia apilada en la silla.
El imprudente al volante.
Una mirada de desdén.
Eres todo eso y otras cosas que no recuerdo.
Y no, no es rencor.
Nunca en las nubes vestidas del gris previo a la tormenta
contemplamos el brillo del sol.
Contigo la tormenta viene siempre,
y yo, que contra las tormentas no tengo nada
de ti tengo resaca.
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