Atardecer Rojo
1
Era de noche, el clima estaba templado, la ciudad parecía abandonada, daba la impresión de que ni un alma había en ella. Una enorme ventana alumbraba toda la calle, parecía ser la única casa que tenía vida. En ella se encontraba un muchacho viéndose al espejo algo admirado, vestía una playera azul, un pantalón negro y unas zapatillas recién compradas.
- -Joven Esteban, el señor Roberto ya llego, se encuentra en la puerta.
- -Gracias Estela.
- -Joven tenga mucho cuidado, no vaya a ser que lo atrape la leva.
- -No te preocupes Estelita, estaré en la casa de Roberto, esos cachacos no pueden ni tocarme.
- -Bueno, Dios lo escuche, por cierto aquí está la colonia que su Padrino le envió.
- -Hasta que al fin llegas, te he estado esperando mucho tiempo – dijo Roberto quien traía su billetera en manos.
- -Si, lo siento – dijo Esteban dándole la mano a su amigo.
- -Esta fiesta promete, Pietro acaba de llegar a Lima hace dos días, quería reunirse con todos los amigos.
- -¿Dónde estaba? ¿En España? – pregunto Esteban.
- -Si, en Madrid pero al final se terminó yendo a Miami, dice que su tío tiene un negocio de Fast food.
- -¿En serio? Entonces ha venido con billete.
- -Esta forradazo, es por eso que hoy va a aprovechar que no hay nadie en su casa y va a armar el fiestón del año.
- -¿Te dijo en donde era?
- -Claro, en Miraflores, con una vista al mar impresionante.
- -Bueno vamos que se hace tarde, este frio me está congelando la nariz.
- -¿Le dijiste a tus viejos que ibas al tonazo? – pregunto Roberto.
- -Nada, ni se los mencione, solo les dije que teníamos que hacer un trabajo de la Universidad.
- -Jajaja que loco eres huevon ¿Hasta qué hora te quedarás?
- -Hasta mañana supongo, les dije que me quedaría a dormir en tu casa – dijo Esteban
- -Bien loco bien, entonces hoy tomaremos como vikingos.
- -¿En qué piso es su departamento? – pregunto Esteban.
- -Hay que marcar el número 11.
- -Siempre he tenido miedo de quedarme atrapado en un ascensor.
- -¿O sea que eres un claustrofóbico? – pregunto Roberto mientras marcaba los números.
- -Si, demasiado.
- -Listo, ¿Quién de los dos toca el timbre?
- -Tócalo tú, no seas cobarde – dijo Esteban riéndose.
- -Ok ok, lo hago ahora mismo.
- -Guillermo ¿Tu por acá? – pregunto sorprendido Roberto.
- -Yo pregunto lo mismo, ¿Qué hacen ustedes dos aquí? – pregunto mientras les estrechaba la mano.
- -Vinimos a ver Pietro, por ahí me comentaron que en Miami armaba unas juergas hasta las últimas consecuencias.
- -Debe ser pero esta de aquí esta diez mil veces mejor que todas las anteriores.
- -Bueno pasemos ¿No? – dijo Esteban algo impaciente.
- -¿Dónde está Pietro? – pregunto Roberto.
- -Ahí, tomando en la terraza.
- -Gracias Guille a ver si un día de estos nos vemos para jugar la revancha del Tenis. – dijo Roberto.
- -Pietro a los años ¿Cómo te ha tratado Miami?
- -Roberto, Esteban ¿Qué tal? Si, loco, Miami lo máximo.
- -¿Es verdad que los polis de allá son menos jodidos que los de aquí?- pregunto Roberto.
- -No que va a ser, acá con dos billetitos los tombos ya están atracando, pero allá ni con 10 verdes se dejan sobornar.
- -Entonces esta jodida la cosa – dijo Esteban.
- -Demasiado diría yo ¿Y ustedes a que se dedican? ¿Es verdad que están en la Universidad?
- -Claro pues, ahora seremos futuros arquitectos ¿Cómo la ves? – dijo Roberto.
- -Jajaja ¿Es en serio? Yo a ustedes los veía con pinta de futbolistas a la franca.
- -Esa nota ya fue, a mi viejo nunca le agrado que saliera a pelotear – dijo Roberto.
- -¿Y tú Pietro? ¿A qué te dedicas? – pregunto Esteban.
- -Por ahora a nada, estuve en Madrid un tiempo pero la verdad es que no tenía ni idea de cuál sería mi vocación, por eso decidí pensarla bien este año, por mientras estuve trabajando en una de las sucursales de mi tío Henry.
- -¿Te refieres al Fast Food? – pregunto Roberto.
- -Si, a ese mismo negocio ¿Cómo lo sabias?
- -Gerardo estuvo diciéndolo todo el verano.
- -Si, ahora es el quien se encarga de todo en Miami.
- -O sea que el loco de tu primo te está siguiendo los pasos.
- -Sí, el muy gracioso se agarra dinero de la caja, pero mi tío Henry ni cuenta se da, además Gerardo será quien se haga cargo de la empresa de su viejo. por cierto ¿no se les antoja un champan recién traído de Francia?
- -¿En serio? Siempre quise probar un champan francés. – dijo Roberto.
- -Entonces bajemos indiscretamente, lo deje en el auto.
- -Aquí esta, el famoso champan – dijo Pietro sacando una botella de color dorada.
- -Con solo verla me doy cuenta de la elegancia que esta conlleva – Dijo Esteban admirado.
- -¿La tomamos aquí entre los tres? – pregunto Roberto.
- -No que va a ser, en esta cochera hace un calor insoportable, mejor vayamos hacia el parque de al frente, siempre me ha gustado brindar frente al mar. – dijo Pietro levantado la botella.
- -Bueno, vamos – dijo Esteban
- -Por fin Carajo – dijo Pietro.
- -Creo que esos champanes solo pueden ser abiertos por ciertas personas – dijo Roberto.
- -Claro pues Robertito, esto solo lo podemos abrir nosotros, o ¿Acaso crees que un cholo pueda hacerlo?- pregunto Pietro a carcajadas.
- -No que va, esos no pueden ni abrirlo con motosierra. – dijo Roberto.
- -Bueno, entonces habrá que probarlo- dijo Esteban ansiosamente.
- -Si, si tienes razón, pero no tengo copa para servir esta elegancia, ni modo querido Francesito , tendremos que optar por algo recontra corriente, a pico nomas. – dijo Pietro dando un sorbo.
- -Me toca a mí– dijo Esteban cogiendo la botella.
- -Y ahora a mí – dijo finalmente Roberto.
- -Uff, excelente, esto es un manjar de dioses – dijo Pietro.
- -¿Escuchan eso? – pregunto Esteban.
- -No nada, ¿Qué sucede? – pregunto Roberto.
- -No jodas carajo, son los cachacos, corre mierda – dijo Pietro.
- -Pero nosotros somos estudiantes – dijo Roberto.
- -Si, pero yo no lo soy huevón, además estos militares se llevan a todos – dijo Pietro corriendo a toda velocidad.
- -Mejor escondámonos entre los arboles – dijo Esteban.
- -No, vayamos al edificio – exclamo Pietro.
- -Déjame carajo – grito Roberto.
- -Callate mierda y sube al camión – dijo un militar de piel oscura.
- -Somos estudiantes, por la putamadre – grito Esteban.
- -¿Así? ¿A ver muestren sus identificaciones?
- -¿Así que queriéndote burlar? Da igual, el servicio es obligatorio para todos, ni siendo el hijo del General te salvarías. Sube carajo, sube.
- -Carajo! Que mala idea salir a tomar a estas horas – dijo Roberto mientras se limpiaba la camisa.
- -¿Ahora qué hacemos? – pregunto Esteban.
- -Tranquilo muchacho no te preocupes, solo es cuestión de hacer una llamada y le digo a mi tío que nos saque de acá.
- -¿Tu tío? ¿y donde están tus papas?
- -Se fueron a Estados Unidos, tenían que visitar al hermano de mi papa quien se encuentra enfermo.
- -Putamadre, los míos también están de viaje.
- -Ya tranquilo, no me pongas más nervioso de lo que estoy.
- -Es por las huevas, de aquí nos llevan directo a Ayacucho – dijo un muchacho quien se levantaba para estrecharles la mano.
- -¿En serio? – pregunto Roberto sin dársela.
- -Claro socio, a mi igualito me agarraron hace dos horas, me metieron más palo que en la comisaria.
- -Abusivos de mierda, ¿Qué se han creído? – pregunto Esteban.
- -Se creen la última chupada esos cachaquitos – dijo el muchacho.
- -¿Dónde te atraparon? – pregunto Esteban con seriedad.
- -Ahí pues, tu sabes… estaba chambeando en la plaza.
- -¿A eres pirañita? Ya arranca loco, no hablamos con rateros – dijo Roberto.
- -Nada, yo solo lo hago por obligación, hay un viejo que nos hace robar, pero mi sueño es convertirme en piloto de avión.
- -Piloto de carretilla dirás huevon – dijo Roberto en forma burlona.
- -Muy bien, ahora dígame ¿Estos son los que me llevare a Ayacucho? – pregunto el hombre.
- -Afirmativo mi Teniente – dijo otro hombre más pequeño.
- -Ya, que pasen su examen médico.
- -Soldados, pónganse en fila y presten atención a lo que les voy a decir – dijo el canoso.
- -¿Ahora que mierda pasa? – pregunto Roberto en voz baja.
- -No lo sé – dijo Esteban.
- -En estos momentos todos ustedes harán una serie de ejercicios físicos, evaluare a cada uno, así que esfuércense porque solo aquellos que lo hagan de manera correcta y eficaz podrán irse.
- -Creo que no será necesario llamar a mi tío, solo hagamos bien los ejercicios.
- -Perfecto – dijo Esteban.
- -Todo listo mi Teniente- dijo el canoso.
- -Perfecto. – dijo el oficial.
- -Con su permiso me retiro. – dijo el canoso mientras se despedía.
- -Ahora sí, los que están aptos pueden irse – dijo el Teniente en voz alta.
- -Muy bien, vámonos – dijo Esteban caminando hacia una puerta de salida.
- -Deténgase perro ¿A dónde cree que va?
- -El medico dijo que solo los aptos podían irse – dijo Roberto.
- -Claro que sí, los aptos deben irse, pero irse a poner el uniforme militar, así que todos apúrense que a la primera hora de la mañana partimos.
- -Nosotros somos estudiantes, no debemos de estar aquí – Exclamo Esteban.
- -A mi hábleme con respeto Carajo – grito el Teniente. – parece aquí al frente.
- -¿Qué sucede? – pregunto Esteban.
- -¿Qué sucede? – lo remedo. ¿Acaso usted no sabe cómo dirigirse hacia mí? – pregunto el Teniente.
- -No, que voy a saber – dijo Esteban en tono desafiante.
- -AH! Carajo, mal criadito eres.
- -Señor, nosotros somos estudiantes, no debemos estar aquí – Exclamo Roberto.
- -¿Así que estudiantes? – pregunto el Alférez.
- -Diga mi Teniente.
- -Sub Oficial Parí ¿Estos muchachos son universitarios?
- -Para nada mi Alférez, solo son unos hijitos de mamá que se niegan a luchar contra el terrorismo.
- -Listo, solo eso quería saber, ahora hágame el favor y llame al Sargento Ccajma.
- -Comprendido.
- -Mi alférez – dijo un muchacho de piel trigueña oscura.
- -Sargento, lleve a estos soldados a la cuadra… llame a los peluqueros y que les haga el corte correspondiente ..ah y lo olvidaba, ¿Ve a estos dos? Pues, tenga un trato especial con ellos, usted ya sabe a lo que me refiero.
- -Sí, mi Teniente – dijo el sargento quien miraba a Esteban y a Roberto con una sonrisa maldadosa.
- -Hey tú, acércate – dijo el soldado gordo.
- -Si… – dijo titubeando un muchacho.
- -Dios mío, esto es aberrante – dijo Roberto viéndose al espejo de aquel salón.
- -Dímelo a mí – contesto Esteban.
- -Ya carajo, escuchen, ahora todos dormirán en los camarotes que se les asignara y al finalizar todos ustedes formaran en el patio. – grito el Sargento.
- -Por milésima vez le digo que nosotros no debemos estar aquí – dijo Esteban demasiado molesto.
- -Cállate maricón de mierda– grito el sargento muy cerca de su cara.
- -Serrano asqueroso – murmuro Roberto.
- -Mejor hagan caso que aquí tenemos para rato – dijo el muchacho al que conocieron en el camión.
- -Ojala sea como tú digas, por cierto ¿Cuál es tu nombre? – pregunto Esteban.
- -Heee.. bueno me dicen Machete, pero me llamo Percy.
- -Ok Percy, no nos dirijas la palabras – lo interrumpió Roberto.
- -Ya carajo no lo jodas, que por tu culpa estoy aquí – Dijo Esteban.
- -Ah ya, ¿O sea que por mi culpa?
- -Si huevón, no debí acompañarte a esa fiesta de mierda, caso contrario en estos momentos yo debería estar de lo más tranquilo en casa.
- -Que yo sepa en ningún momento te obligue a que vengas ¿Si? – dijo Roberto.
- -Adiós Lima – dijo Percy observando la salida de la ciudad.
- -¿Ahora qué hacemos? Pregunto Esteban.
- -Ah carajo, después de que me hechas la culpa de todo ¿Me hablas? – exclamo Roberto.
- -No jodas, a cualquiera le jode tener que estar aquí.
- -Bueno, no hay problema.
- -Me siento ridículo con esta huachafería – dijo Percy.
- -Repite lo que acabas de decir carajo.
- -Nada nada , no dije nada socio.
- -¿Socio? Oye huevonazo de mierda ¿acaso no sabes que rango tengo?
- -No para nada ¿Acaso debería saberlo?
- -Yo soy un sargento, y soy el superior de todos ustedes, yo soy el que manda ¿Entendido?
- -Claro eres el que manda, pero bien que estas aquí apretujado al igual que todos nosotros – dijo otro muchacho al cual no se podía distinguir por la oscuridad.
- -Cállate imbécil… así que ya saben, aquí yo soy su superior – grito el Sargento.
- -Rápido! Corran al toque que el tombo en cualquier momento sale a tras nuestro. – grito el Grandulón quien llevaba la delantera.
- -Nos va a alcanzar – grito Percy aterrado.
- -No pasa nada muchacho, solo hay que doblar por las esquinas, ven conmigo – dijo el grandulón.
- -¿Lo ves? No nos pasó nada – dijo el grandulón limpiándose la ropa.
- -Sí, pero estamos cerca de la comisaria – dijo Percy.
- -A ver, mínimo estamos a unas 4 cuadras, tranquilo socio – dijo el muchacho.
- -¿Socio? – pregunto percy con extrañeza.
- -Claro pues, socios en escapes policiales.
- -Jajajaja me haces reír por cierto ¿Cuál es tu nombre? – pregunto Percy.
- -Johan pero todos me dicen “Cuchillo”.
- -Ok Cuchillo, yo soy Percy.
- -Muy bien, es hora de presentarme ante ustedes, soy Teniente Reynoso y estaré a cargo. El teniente Peñaloza se hará cargo del Grupo B. Los del grupo A, síganme.
- -Nos da la carga más pesada- musito Roberto.
- -No hagas tanto hígado que luego tendrán que cargar las cosas del Teniente – grito el Sargento.
- -Putamadre, este sujeto nos la tiene jurada – pensó Esteban.
- -¿Ahora cómo te comunicaras con tu tío? Pregunto Esteban.
- -Ni idea, en este pueblo no hay más que montañas, solo nos queda esperar.
- -¿Esperar a que? A estas horas Estela debe pensar que estoy durmiendo en tu casa, y no les avisara nada a mis papas, putamadre no hay forma.
- -Tranquilo muchacho, esto no va a durar siempre.
- -¿Qué no va a durar siempre? No aguanto ni un segundo más aquí. – dijo Esteban
- -En mi casa solo esta José, pero ese inútil no sabe ni expresarse, solo me queda esperar de que mi tío se entere cuando vaya a buscarme.
- -¿Y cómo se enterara? ¿Acaso sabe que estamos en un pueblo recontra lejano de Lima? – pregunto Esteban.
- -Él sabe que yo iba a ir a la fiesta de Pietro, estoy más que seguro que lo primero que hará será preguntarle a él.
- -Ojala que eso sea lo más antes posible.
- -No nos queda de otra, estoy que me muero de hambre – dijo Esteban poniéndose de pie.
- -Tienes razón – dijo Roberto siguiéndolo.
- -Mierda, esto no lo come ni mi perro – dijo Roberto escupiendo la comida contra el suelo.
- -A este te le falta azúcar, a este pan sabor y a las lentejas le falta sal – dijo Esteban quien comía con cautela.
- -No sabes cuánto extraño comer mis tostadas con mermelada de fresa y mi batido de frutas – dijo Roberto.
- -Te comprendo pero no podemos darnos el lujo de desperdiciar esto.
- -Muy bien, ahora mismo seleccionare a dos soldados para que hagan la guardia de 8 a 11 pm, el orden es el siguiente.
- -Hola, me llamo Luis, Luis Condori.
- -Hola, soy Esteban Tudela.
- -¿Te agarraron en la batida? – pregunto Condori.
- -Si, para mi mala suerte.
- -¿Pero tú eres estudiante?
- -Sí, pero ni Roberto ni yo tenemos la identificación universitaria.
- -¿Qué apellida tu amigo?
- -Roberto Olivares ¿Y tú también estas aquí por la batida?
- -No, nada de eso, yo me presente como voluntario, la verdad es que siempre soñé con ser un héroe y esta es la oportunidad perfecta para lograrlo, aun anhelo que llegue el día en el cual me toque regresar a Sicuani y demostrarles a todos que regrese a salvo de Ayacucho, quiero contarles la cantidad de terrucos que mate.
- -Asuu! Tu sí que estás loco.
- -Estoy con ansias de destruir a esos terroristas.
- -¿Aparecen muy seguido?
- -Si, aprovechan un momento en el que estamos desprotegidos y atacan.
- -¿Cómo lo sabes?
- -Porque un vecino también fue a combatir el terrorismo, y me comento que por lo general muere un soldado por día.
- -Creo que no debiste decírmelo – dijo Esteban.
- -¿Qué tal son los soldados? – pregunto Esteban.
- -Pues, algunos son muy buenos amigos pero ese sargento sí que es demasiado exagerado.
- -Si ya lo note.
- -la tropa está bajo el mando del sargento CCajma, el sargento Ccajma está bajo el mando del Sub Oficial Pari, y este último está bajo el mando del Teniente Reynoso.
- -Entonces ¿Es el jefe de esta base?- pregunto Esteban.
- -Claro, íbamos a estar bajo el mando del Teniente Álvarez pero el comandante lo asigno al grupo B.
- -Por lo que veo ese alférez es demasiado jodido.
- -Sí, pero así debe ser, acá solo estamos los hombres, por ejemplo el sargento Ccajma está aquí por valiente, él mismo se ofreció a participar en la guerrilla.
- -¿y eso por qué?
- -Porque el presencio cuando los de sendero asesinaron a un tío suyo, eso lo indigno e hizo que a la semana siguiente se presentara en el cuartel de su ciudad, luego fue enviado a lima para ayudar a reclutar soldados en las bases.
- -De razón que para molesto con la vida.
- -¿hasta cuándo crees que te quedaras? Pregunto Condori.
- -No lo sé, mis padres regresan a lima esta semana, a estas horas la empleada ya debe haberles dado aviso que aún no me aparezco por casa. Ojala averigüen rápido que la leva nos capturo y por fin nos puedan sacar a Roberto y a mí.
- -Pero el sargento dijo que ustedes no se irían de aquí.
- -Estea loco, ese huevón carece de conocimientos.
- -¿los otros dos soldados con los que hablas los conociste en la leva?
- -Solo a percy, en cambio a Roberto lo conozco desde que soy niño.
- -Ah ya si me di cuenta, es que ustedes dos son muy parecidos.
- -¿A qué te refieres?
- -Pues, a la forma de hablar.
- -Condori, Condori – dijo un soldado de piel cobriza.
- -¿Qué pasa? – pregunto.
- -Es nuestro turno, váyanse a dormir.
- -Perro estúpido, te toca la guardia, levántate mierda.
- -¿Qué pasa? Lo siento, nadie me despertó.
- -Ven para acá carajo – dijo el Teniente jaloneando a Percy del brazo – Sal afuera de una vez.
- -Soldado tome su herramienta de trabajo, es un regalito del Teniente – le dijo con una sonrisa macabra.
- -Tengo tanta hambre que esto me parecerá un banquete – dijo Roberto mordiendo un pedazo de pan.
- -A mí me parece repugnante, este pan está casi seco, no entiendo de que les sirve querer ganar a los terroristas si todos se alimentan mal – dijo Esteban tomando su plato de avena.
- -Ellos comen bien, matan gallinas, se llevan vacas, en pocas palabras se roban todo – dijo un soldado mientras hablaba con la boca llena.
- -Así es, pero nosotros estamos entrenados para aguantar de todo, nosotros les ganaremos con mucha ventaja – dijo otro soldado.
- -No seas imbécil ¿cómo pretendes ganarle a alguien que tiene todas sus energías completas? – dijo Esteban despectivamente.
- -Mide tus palabras que yo soy un cabo – dijo el soldado levantándose de un salto.
- -Da igual, así seas el mismo presidente nadie compartiría tus pensamientos cerrados y poco coherentes – dijo Esteban.
- -Eso hablan ustedes par de rosquetes – dijo el cabo.
- -El rosquete parece que fueras tú, mírate, jajá estas temblando – dijo Roberto en tono de burla.
- -Ya se jodieron conmigo- dijo el cabo en tono amenazante.
- -Mierda, ¿dónde ha sido? – exclamo el Sub oficial.
- -Al parecer viene del campo, allá donde esta ese enorme árbol – dijo el sargento señalando por la ventana.
- -Mi teniente ¿lo ha oído? – pregunto el sub oficial con nerviosismo.
- -Por supuesto que lo he oído. Sargento ordene a los soldados en dos filas, a cada uno se le dará un arma e irán en grupos de 2.
- -Perfecto, este será el orden:
- -Aquí no hay nadie – dijo Mendivil secándose el sudor de la frente.
- -Quizá huyeron con el sonido del disparo – respondió Esteban.
- – Hay que tener cuidado, puede que los terrucos estén escondidos mientras nos apuntan con algún arma.
- -Hagamos algo más práctico, tú pregunta a las personas de aquella casa mientras yo busco a los alrededores.
- -Me parece bien – respondió Esteban.
- -Buenos días señor soldado – le dijo el anciano.
- -Buenos días – respondió Esteban.
- -¿Ya no le hace frio? – pregunto el anciano.
- -No, ya no- dijo Esteban.
- -¿ha oído aquel disparo?
- -Sí, pero la verdad es que de aquí nunca provino.
- -¿Entonces de dónde fue?
- -Cerca a tu base, pienso que los deben estar vigilando, pues ustedes son una amenaza para ellos.
- -Entiendo.
- -¿tienes hambre?
- -No, para nada, gracias de igual forma.
- -Toma muchacho, sírvete, he preparado un caldo de gallina, era la más gorda.
- -Bueno, pero que sea rápido, pues hay otro soldado que está buscando pistas fuera.
- -Tranquilo, coma con paciencia.
- -¿Y de donde es usted? – pregunto el anciano.
- -De lima, de San Isidro para ser exactos.
- -Siempre me hablaron de Lima, la mayoría de mis paisanos que se van a la capital nunca regresan.
- -Si, les termina gustando ¿Y desde cuando que usted vive acá?
- -Desde que nací, esta al principio era una pequeña chacrita, luego mi padre que en paz descanse decidió comprarle una gran parte de sus tierras a un vecino, es por eso que ahora es más grande.
- -Perfecto, y dígame ¿Usted se siente tranquilo sabiendo que aquí hay demasiado peligro por el terrorismo?
- -Uno llega a acostumbrarse, siempre hay que tener cuidado, la verdad es que la gente no sabe a quién temerle.
- -¿A qué se refiere con eso?
- -Los terroristas asesinan gente y los militares también lo hacen, ellos maltratan a mis paisanos, también les roban e incluso los golpean pensando que son cómplices.
- -Es terrible.
- -¿Y usted por que se motivó a ser soldado?
- -Nunca pensé en serlo, yo fui atrapado por la leva.
- -Eso debe ser muy triste para un joven como usted que no está acostumbrado a este ritmo de vida.
- -La verdad es que si, no sabe cuánto anhelo regresar a casa y volver a tener la vida que tenía.
- -Lo comprendo – dijo el anciano levantando ambos platos vacíos.
- -Estuvo muy delicioso, gracias por todo, por cierto ¿Cuál es su nombre?
- -Juan, mi nombre es Juan.
- -Bueno, yo soy Esteban, para servirle.
- -¿Qué hacías tanto rato adentro? – pregunto el soldado.
- -Interrogando, pero fue en vano, el pobre hombre no sabe nada – mintió Esteban.
- -Ya ya, vamos a la cuadra, el teniente debe querernos ahí lo más pronto.
- -Bueno, desde esta altura no veo nada, lo más probable es que el terruco haya huido, lo más fácil es que ya se encuentre lejos de aquí.
- -Quizá sea como tú dices – respondió Roberto sin interés.
- -Vámonos, que ya paso el tiempo que dio el teniente.
- -Si, será lo mejor.
- -¿Tú de dónde eres? Pregunto Ramírez.
- -De lima.
- -Un capitalino, que bien, pues te cuento que yo soy de Arequipa ¿Conoces?
- -Sí, he ido algunas veces, comida muy buena.
- -Más que buena la comida Arequipeña es excelente, no hay manera alguna de describirla, no sabes las ganas que tengo de probar un suculento rocoto relleno, o sus ricos chicharrones, hasta de imaginar los guargüeros se me escarapela la piel.
- -Que mentiroso, los guargüeros son Moqueguanos.
- -¿Y tú como sabes eso limeñito?
- -Porque reconozco la gastronomía con calidad y el único guargüero que me gusto es el Moqueguano, lo sé porque compre miles de esos, aunque claro no es por menospreciar la repostería arequipeña.
- -Déjalo ahí, no me gusta discutir – dijo Ramírez.
- -Como digas.
- -¿Cómo carajo paso esto? – pregunto el teniente con furia.
- -No lo sé mi teniente, se supone que habían dos soldados en la guardia – respondió el sub oficial.
- -¿A quiénes les tocaba? – pregunto.
- -A Hinostroza y Alvarado – interrumpió el sargento.
- -Ustedes dos, párense aquí al frente.
- -Si mi teniente – dijo Alvarado.
- -¿Se quedaron dormidos o que mierda paso?
- -No, para nada, dos hombres con pasamontañas se acercaron y nos apuntaron con un arma en la cabeza, pintaron y luego se llevaron nuestros fusiles – respondió Hinostroza.
- -Carajo, ahora esos terrucos se robaron dos de nuestras armas y pintaron la fachada, esto me pasa por poner a estos incompetentes en la guardia, maldita sea, ahora ustedes se quedarán haciendo la guardia todo el día – ordenó el Teniente.
- -Comprendido mi Teniente – dijeron ambos.
- -Este ambiente no me gusta, es horrible estar aquí – dijo Esteban viendo al techo.
- -Te entiendo, esto es una mierda, no entiendo como hay gente que viene aquí por su propia cuenta – respondió Roberto.
- -¿Qué tal muchachos? Pregunto Percy, quien entraba por la puerta de las habitaciones.
- -Pensando un rato ¿Acabaste de limpiar? – pregunto Esteban.
- -Sí, pero vayamos afuera, aquí adentro solo se martirizaran – respondió Percy.
- -Por primera vez te haré caso pirañita – dijo Roberto con desdén.
- -¿Creen que saldremos con vida? – pregunto Percy.
- -Eso espero, la verdad no me gustaría morir asesinado – respondió Roberto viendo al cielo.
- -Por cierto, les cuento que en la mañana me hice amigo de un anciano, se llama Juan – dijo Esteban.
- -¿Cómo así? Creí que los del pueblo temían a los militares y terrucos por igual – respondió Roberto.
- -Ni idea, pero a mi trato súper bien e incluso me invito a almorzar en su casa, un caldo de gallina estupendo, sería una buena idea ir a visitarlo.
- -Vamos pues.- dijo Percy.
- -Vamos – repitió Roberto.
- -A ver, voy a tocar – dijo Esteban.
- -Ya salgo – dijo Don Juan desde adentro de la casa.
- -¿Qué tal? vine con dos amigos.
- -Un gusto muchachos, pasen, pasen.
- -Ellos son Roberto y Percy – dijo Esteban.
- -Un gusto muchachos, un gusto.
- -Tiene una casa muy ordenada y limpia – dijo Percy.
- -Si, trato te mantenerla así, es mejor vivir en un ambiente limpio, tomen asiento jóvenes.
- -Gracias – dijeron los tres.
- -¿Qué los trae por aquí? – pregunto Don Juan.
- -Tenemos la tarde libre, es nuestro primer día aquí, pero la verdad es que esto es un infierno – dijo Roberto.
- -A ustedes los trajeron en contra de su voluntad, ya veo – dijo Don juan.
- -Si, caso contrario seguiríamos en Lima de lo más tranquilos – Contesto Esteban.
- -Déjenme ofrecerlos un plato de caldo – dijo Don Juan levantándose de su asiento.
- -Ah gracias señor.
- -Exquisito, claramente Esteban no exagero al decirnos de que este plato estaba de Dioses – dijo Roberto dando otra cucharada.
- – Hace mucho tiempo que no pruebo algo tan rico, cuando vivía en Lima apenas me alcanzaba para dos panes con plátano.
- -¿Usted ha sufrido mucho? – pregunto Don Juan viendo a Percy.
- -De que me sirve mentirle, si, la verdad es que he pasado muchas penurias, en Lima he llegado a dormir en las calles e incluso estuve a punto de caer en el mundo de las drogas pero felizmente me di cuenta de que era el camino incorrecto.
- -Bueno, tuviste una excelente decisión ¿Y usted? – pregunto Don Juan a Roberto,
- -Ah sí, yo .. en Lima siempre la he pasado bien, soy universitario, felizmente siempre he vivido bien, nunca me ha faltado nada pero estar aquí te hace ver la vida de un modo distinto, lo único que quiero es regresar a mi hogar.
- -Nada como el calor de hogar, yo tampoco podría dormir en un lugar que no sea esta casita – dijo Don Juan.
- -Lo único que me preocupa es que en casa deben estar preocupados, ya son las 4.30 de la tarde y no tienen ni idea en donde me puedo encontrar – dijo Esteban.
- -Dímelo a mí, yo estoy en la misma situación que tú, quizá ni se imaginan que estoy a horas de Lima – interrumpio Roberto.
- -Al menos yo no tengo que rendir cuentas a nadie –finalizo Percy.
- -¿Dónde se habían metido? El sargento los está buscando.
- -Que mierda querrá ese estúpido – murmuro Roberto.
- -Dice que se hagan cargo de servir la cena a los soldados, rápido vayan.
- -Sirve lo necesario, ni mucho ni poco.
- -Entendido.
- -Ya vete perro, que esa es mi presa – dijo El sargento.
- -¿Por qué? Yo llegue antes mi sargento.
- -No me repliques, ahora vayamos para afuera, me va a hacer 20 planchas por conteston.
- -Por lo menos aquí me dan de comer, creo que en Lima estaría muriéndome de hambre – dijo Percy.
- -Yo prefiero estar a dieta antes que comer esta porquería – dijo Roberto observando el plato de fideos.
- -Concuerdo contigo, esto es sumamente asqueroso, es más el café no tiene ni azúcar – dijo Esteban.
- -Oye, el imbécil de Reynoso no se ha aparecido desde hace un buen rato – dijo Roberto.
- -Déjalo, mientras no lo veamos no hay problema – dijo Percy dando un sorbo a su café.
- -Tampoco puedo dormir – dijo Percy sentándose al costado.
- -Qué bueno que ya somos dos.
- -Por cierto, tu amigo se quedó totalmente dormido.
- -Jaja ese holgazán, lo bueno es que él también está aquí, de lo contrario ya habría tratado de fugarme.
- -¿en serio?
- -Por supuesto.
- -No es mala idea, ahora somos tres, piénsalo, en una la hacemos fácil.
- -¿Tú crees? Esta difícil, hay guardias en toda la madrugada.
- -Sí, pero esos tontos se suelen quedar dormidos.
- -¿Conoces la zona? Nos perderemos al toque, no es tan fácil.
- -Ya lo tengo planeado, mañana lo hablamos con Roberto.
- -Disculpe el atrevimiento pero ¿No cree que es algo erróneo llevarse a ese muchacho?
- -Yo sé lo que hago y no me haga preguntas le recuerdo que aquí yo soy el de las decisiones, yo sé lo que es lo correcto para el ejército, así que váyase que para molestias ya tengo suficiente con las del comandante.
- -Entendido – dijo Pari.
- -La cagada, ese Reynoso está loco de remate ¿Cómo se le ocurre llevarte a ese lugar? Ni siquiera llevas aquí más de dos días y ya viene con sus huevadas – dijo Percy.
- -Ni yo lo sé, por si algo malo me sucede ustedes sigan con el plan, no se vayan a dejar pisotear.
- -Tranquilo hermano que nada te va a pasar- dijo Roberto – mejor será que vayas a pedir tu fusil.
- -Sí, eso hare.
- -No, tu no llevas arma, el teniente te tiene preparada otra misión.
- -¿Ya partiremos?
- -Aún falta un poco, toma ponte esta ropa.
- -Pero si es de civil.
- -No respondas y ve póntela ahora mismo.
- -Esto si es demasiado extraño, creí que iban y lo mataban y ahí quedaba la situación – dijo Roberto.
- -No, aquí las cosas no funcionan así, primero no me dan ningún arma y ahora me dan esta ropa que nada tiene que ver con los militares, creo que es un plan muy bien elaborado para tan poco tiempo – respondió Esteban.
- -Bueno, creo que a mí se me hubiera ocurrido en menos de 4 minutos – dijo Percy.
- -Ya veremos, ojala no pase nada malo, cuando regrese se los contare con lujo de detalles.
- -Con fe – dijo Roberto palmoteándole la espalda.
- -Muy bien, escuchen – dijo El Teniente – Este terruco no tiene que saber que somos parte del ejército, tenemos que hacernos pasar por civiles, es por eso que traemos puesta esta ropa.
- -Entendido – dijeron los soldados.
- -Ahora, usted soldado Tudela tendrá que entrar primero, se sentara a su costado y pedirá una cerveza para usted y otra para él, le conversara un rato, pero haga lo posible para que este no lo expulse de su mesa ¿Estamos claros?
- -Comprendido – dijo Esteban totalmente estupefacto.
- -Luego usted saldrá afuera y hará una seña con la cual nosotros sabremos el momento exacto en el cual ingresar y sentarnos junto a su mesa, lo demás déjelo en nuestras manos.
- -¿Cuál seña?
- -Orine y nosotros entramos al acto.
- -Llego tu momento, entra y haz lo que te dijimos, y si fallas te voy a hacer la vida imposible – dijo el teniente – lo olvidaba, según la persona que me informo este terruco tiene el cabello largo y una barba prominente, tiene puesto unos lentes y un pantalón azul con una chompa de color negro.
- -Comprendido- dijo Esteban quien bajo del auto caminando más rápido que de costumbre.
- -¿Qué pasa amigo? ¿Por qué tan solo? – pregunto esteban temblando mientras se sentaba.
- -¿Amigo? ¿Quién eres? Ah ya, tu eres el nuevo ¿No? Oye colorado te he estado esperando por más de una hora, ya pues así no son las cosas.
- -Sí, soy yo – dijo Esteban sin saber a qué se refería.
- -¿Qué dice la hembrita? ¿La dejaste sola? Jaja – dijo riendo mientras escupía al piso.
- -Si, se quedó en casa, señora tráigame dos cervezas por favor que quiero brindar con mi nuevo compañero – dijo Esteban.
- -A la orden – dijo la mujer.
- -¿Qué haces por aquí? – pregunto Esteban.
- -Pues bebiendo licor, necesito agarrar fuerzas, este trabajo no es nada fácil.
- -Igual yo, quiero despejarme por un rato.
- -¿Y ya te has bajado a algunos? – pregunto el sujeto.
- -Si, a unos cuantos – dijo Esteban titubeando.
- -Yo aún nada, recién estoy por esta zona, pero ya verán que todos sabrán quien soy, me quiero bajar todo lo que encuentre, ya sabes que ellos no pueden contra nosotros.
- -Si, nosotros les ganamos por mucho.
- -Bueno ya estamos aquí ¿Qué es lo que me ha mandado el jefe? – pregunto el sujeto.
- -Tranquilo, he venido con otros amigos, ellos te dirán que cual es el encargo que te han enviado, espérame un segundo que voy a traer unos cigarritos que deje en la bicicleta – dijo Esteban.
- -Ya pero apúrate, que se me antoja fumarme uno.
- -¿Qué te ha dicho? – pregunto el teniente.
- -Me está hablando sobre un encargo, le dije que esperara un poco más, está un poco ebrio, creo que es posible retenerlo más tiempo sin que se percate.
- -Listo, se nos han facilitado las cosas, ahora entremos.
- -Mi buen amigo así que usted está con ganas de recibir su encargo – dijo Reynoso mientras tomaba asiento.
- -¿Y ahora? Me trajiste tres personas más, no importa, señora tráigame media caja de cerveza.
- -Así es, mi jefe me dijo que me iban a dar algo pero aun no tengo entendido de que se trata.
- -Sí, pero es demasiado llamativo como para traerlo aquí, mejor vayamos al cuarto en donde lo tenemos guardado – dijo El teniente.
- -Ya ya, pero déjeme acabar las cervezas.
- -¿Está lejos? – pregunto.
- -No para nada, tú sabes que al jefe le gusta lo discreto, subamos al auto y te llevas tu encarguito.
- -Vamos pues.
- -Aquí es, bajemos – dijo El teniente.
- -Si, vayamos dijo el hombre.
- -Vayamos al cuarto que ahí está tu encarguito – dijo Reynoso con voz frívola.
- -Pero rápido que ya me estoy aburriendo.
- -Ahora si carajo, terruquito de mierda, vas a pagar – dijo el Sargento.
- -Lánzale el agua- dijo Mendivil a Esteban.
- -Si.
- -Ya sabes cualquier cosa le meto plomo al que se acerque.
- -Si, si – dijo Esteban.- ¿Qué es eso? Pregunto Esteban.
- -Ah, eso lo escribieron los terrucos.
- -Esto le pertenece a Sendero – Decía esteban leyendo el cartel que había sobre el techo de aquel lugar.
- -Mierda lo están torturando dijo –Esteban.
- -Eso pasa cuando estos malditos no colaboran, fácil y le están poniendo el cigarro prendido en sus genitales.
- -¿En serio?
- -Sí, pero prepárate que aún falta más.
- -Ven para acá hijo de Puta, así pagan los terrucos – dijo El Teniente.
- -Mendivil apresúrate y trae la caja de papeles y ramas que tenemos en la camioneta, Tudela vaya y ayúdelo pero rápido carajo – Grito el Sargento.
- -Pueden divertirse un minuto si gustan – dijo El teniente.
- -¿Y tú? ¿No vas a divertirte?
- -No, mi teniente – dijo Esteban.
- -Tú te lo pierdes, bueno minuto culminado ahora sí, traigan los cerillos, vamos a quemar a esta mierda de humano.
- -Ahora si enciéndanlo – ordeno el Teniente.
- -A la orden – dijeron los soldados con excepción de Esteban quien solo simulo encender el cerillo.
- -Aprende a ser hombre maldito estúpido que no quiero mariquitas en el ejército.
- -Lo siento – dijo Esteban con un odio que lo recorría por todo el cuerpo.
- -Todo salió bien, ni siquiera usamos los fusiles dijo Mendivil apoyando su cabeza en sus manos.
- -Si – dijo Esteban totalmente consternado.
- -Que buena vida, matar a terrucos es una sensación indescriptible- dijo Mendivil.
- -Nos cagaron – dijo Roberto.
- -¿Qué paso? pregunto Esteban parándose de un brinco.
- -Los terrucos atacaron la base, y se bajaron a 5 soldados y también al sub oficial Pari.
- -¿Murieron?
- -Si – dijo Percy quien aparecía por atrás – menos mal que fuimos al rio y nos escondimos ahí.
- -¿Dónde está el Teniente? – pregunto Roberto.
- -Se quedó en el garaje con el auto, quizá aún no lo sabe – dijo Esteban – Mejor iré a buscarlo.
- -Todo listo, dile al jefe que su orden ya está cumplida – dijo Reynoso.
- -Muy bien, por fin acabaste con ese cachaco de mierda – dijo aquel hombre quien tenía una barriga prominente y una barba de color blanca.
- -No fue fácil, tuve que bajármelo solito, menos mal que CCajma también está aquí, jajaja esa historia de que es Milico se la han creído todos esos soldados ingenuos.
- -Te dije que el cholo era bueno en su trabajo, y dime ¿nadie descubrirá que mataste a ese cachaco del servicio de inteligencia? ¿hiciste bien tu trabajo?
- -Si, lo queme y lo enterré, está prácticamente hecho cenizas y ¿Dime se bajaron a ese cabron de Pari?
- -Si, y a algo de cuatro o cinco soldados.
- -Bien, el día de mañana aprovechen en bajarse al resto, los quiero muertos a todos los soldados a primera hora, para asegurarme que nadie se escape le diré a CCAjma que aproveche en encerrarlos, así les meteremos terror al Gobierno.
- -Listo a las 4am nos vemos en este mismo lugar.
- -Sí, pero quiero decirte algo más.
- -Listo ya tengo mi mochilas, vayámonos – grito desesperado Esteban.
- -Dijimos en la madrugada, a estas horas todos se darían cuenta – dijo Roberto.
- -Carajo apúrense, Reynoso es el terruco, el planeo la matanza de los soldados, el terruco de la cantina era militar, era del servicio de inteligencia, tienen planeado matarnos mañana al amanecer, huyamos ahora, porque a las 8 cerraran la puerta de la cuadra con llave y no podremos salir, ya casi deben ser las 8 – dijo Esteban.
- -¿Qué pasa? Pregunto
- -El teniente mando a matar a pari y a los soldados y planean matarnos a todos al amanecer.
- -Estas hablando huevadas maricon de mierda- dijo el soldado mientras volvía a salir.
- -Vayámonos por la puerta trasera, antes que ese maldito le avise – dijo Roberto.
- -Ya deben ser mas de las 8 es evidente que nos están buscando, sigamos avanzando sin parar –dijo Percy.
- -Maldita sea, nos cagaron – dijo Reynoso.
- -¿Ahora qué hacemos? – dijo Ccajma
- -Lo más probable es que estén escondidos entre las chacras, no va a ser fácil ubicarlos.
- -¿Y si los mandamos a buscar con la tropa?
- -Si, despiértalos, pero haz que regresen a sus camas antes de las 3, ya sabes que a las 4 será su último momento de vida.
- -Luego tú me buscas y salimos, ya sabes que no debemos estar ahí para el momento de su muerte.
- -Descansemos un poco, me falta el oxígeno – dijo Roberto.
- -Si, con esta oscuridad va a estar complicado que nos encuentren – dijo Esteban.
- -No podemos quedarnos en el mismo lugar por mucho tiempo, yo pienso que ya asignaron nuestra búsqueda, Reynoso ya debe saberlo todo, el idiota de Ramírez ya lo debió de haber comentado.
- -Todo concuerda, aquel disparo de ayer lo hizo Reynoso, fue por eso que Don Juan nos dijo que el sonido provenía cercano a la base, él ya lo tenía todo planeado.
- -Pero era imposible haberse dado cuenta, yo no lo hubiera creído ¿Qué hubiera pasado si en estos momentos no hubiéramos sabido nada? – pregunto Roberto.
- -Estaríamos durmiendo, sin saber que sería nuestra última noche – dijo Percy viendo a la luna.
- -Aún es temprano pero al amanecer seremos presa fácil, nos podrán ver a distancia – Dijo Esteban.
- -Para mañana debemos estar lo más lejos posible – dijo Roberto,
- -Necesitamos un auto – Dijo Percy.
- -No se conducir, además nos encontraran muy rápido – dijo Esteban.
- -Mi tío me enseño un poco, no del todo pero ¿En dónde conseguimos uno? – dijo Roberto.
- -Ya lo tengo, vayamos a la casa de Don Juan – dijo Esteban.
- -Pero nos deben estar buscando por todas las casas – dijo Percy.
- -Tienes razón, pero la casa está un poco lejana de la base, sería cuestión de acercarnos y peinar la zona – dijo Esteban.
- -Bueno, vamos pero si nos encuentran juro que te matare – dijo Roberto.
- -Muchachos ¿Qué hacen aquí?
- -Disculpe pero necesitamos de su ayuda – dijo Esteban.
- -¿Qué paso?
- -Queremos huir lo más rápido posible.
- -Pero ¿si se van quien ayudara a los soldados a proteger a la gente del pueblo? Han matado a cinco soldados.
- -Sí, pero el terrorista es el teniente, el mando a matar a los soldados y también al sub oficial, además tienen planeado matarnos al amanecer, a las 4am para ser exactos – Dijo Esteban.
- -No puedo creerlo.
- -Necesitamos salir de aquí – dijo Roberto.
- -Pensé en lo mismo, yo también me iré para Ayacucho, acá estaré corriendo peligro – dijo Don Juan.
- -Entonces llévenos por favor – dijo Percy.
- -Si, justo tengo mi carrito afuera, súbanse, que ya tengo mis cosas listas – dijo Don Juan.
- -Una vez que lleguemos a Ayacucho iremos a donde mi hermana Cristina, ahí comeremos y dormiremos.
- -Si, y luego tomaremos un bus directo a Lima, gracias por todo Don Juan.
- -Hijo, no va a ser fácil que lleguen a su ciudad, recuerda que ese desgraciado ya debió haber avisado al cuartel de Ayacucho que ustedes han huido, hay que tener cuidado si la policía nos encuentra por la carretera.
- -Lo había olvidado.
- -Les recomiendo que si vemos algún patrullero, ustedes bajen antes de que ellos nos vean y se caminen por los cerros, piérdanse de vista y caminen hasta estar lo más lejos del patrullero, entonces yo les daré el alcance con el auto y continuaremos el camino.
- -Perfecto – dijo Esteban.
- -Bajen de una vez, que quiero acabar con esto ahora mismo – dijo Reynoso apuntando con el arma hacia la cabeza de Esteban.
- -¿Creían que se iban a salir con la suya? – dijo CCajma – camina viejo de mierda.
- -Eres un hijo de puta, maldito malparido – le dijo Percy a Ccajma.
- -Comencemos con este – dijo el sargento.
- -Mátame entonces, no te tengo miedo, se hacen los machitos con sus armas pero haber pues, suéltenlas, arreglémoslo como hombres – dijo Percy.
- -No me pienso manchar las manos con tu sangre – dijo Reynoso.
- -Tú mataste a los campesinos, te pudrirás en el infierno – dijo Don Juan.
- -Ríndete, estamos de igual a igual – dijo Esteban.
- -Jaja, menos mal que no me confié, esa no tiene balas pero esta si – dijo Reynoso apuntando a Esteban – Contigo acabare primero – dijo mientras procedía a apretar el gatillo.
- -Espero que logren huir – dijo Percy quien acababa de fallecer al acto.
- -Ahora sí, es tu turno viejo de mierda – dijo Reynoso quien disparo al estómago de Don juan.
- -Esteban, escúchame encárgate del estúpido de CCajma, yo me encargo de este.
- -Si – grito Esteban.
- -Es un puma – dijo Esteban.
- -¿Ahora qué hacemos?
- -¿Donde está el arma de Reynoso?
- -¿Qué haremos? – pregunto Roberto.
- -Hay que ir a Ayacucho y decirle todo al comisario.
- -Entonces yo manejare – dijo Roberto tristemente – preguntaremos a cualquier persona como llegar hasta aquella ciudad.
Esteban termino de perfumarse con una colonia que había sido traída directamente desde Francia. Se miró una millonada de veces al espejo, quería estar seguro de su buena presencia, se pasaba el peine miles de veces.
Salieron de San Isidro rumbo a la casa de Pietro.
Habían pasado 3 años desde que Pietro se fue del Perú, el entusiasmo de verlo era enorme. Pietro era conocido por hacer las fiestas más grandes de toda la secundaria.
El ascensor marco el número 11, subía más rápido de lo normal.
La puerta se abrió, un joven de cabello negro ruloso les abrió la puerta.
Pietro era un joven de cabello corto, vestía una camisa de color Morado, unos jeans y unas zapatillas blancas. Llevaba una vida muy avanzada. Estaba sentado mirando al mar, fumaba un cigarro americano y tenía los ojos muy bien puestos sobre la oscura noche.
Los tres bajaron en el ascensor hacia la cochera del edificio, el viento soplaba más despacio, la brisa del mar estaba sumamente pacifica, los autos brillaban por su ausencia en las pistas.
Salieron hacia el parque de al frente, decidieron caminar por todo el lugar mientras abrían la botella con un sacacorchos.
Un sonido lo bastante extraño se hizo presente en ese mismo momento.
A solo 200 metros un camión de color verde doblaba la cuadra, era demasiado raro ver ese tipo de camiones tan peculiares.
Pietro iba a la delantera, fue el primero en cruzar la pista. Uno de los militares logro jalar a Roberto del brazo, Esteban no supo cómo reaccionar y también fue sujetado por otro militar al intentar salvar a su amigo.
Capítulo 2
Ambos buscaron sus billeteras, encontraron todo menos el carnet universitario que los identificaba.
Ambos se mantuvieron callados, en el camión habían muchos chicos de su misma edad, pero cada uno muy diferente, aquellos muchachos vestían trapos viejos, otros usaban gorros y zapatillas rotas, aparentemente eran los típicos ladrones de las plazas.
Llegaron a una base militar, la cual no podían identificar por la oscuridad. Un oficial dio la orden de que todos bajaran. Esteban y Roberto salieron del camión lo más rápido posible.
En ese momento llego al lugar un hombre algo canoso.
Transcurrió media hora aproximadamente, Roberto y Esteban habían realizado de la mejor forma su examen médico.
En ese instante el oficial hizo un gesto con la mano. El mismo hombre de piel oscura que atrapo a Roberto se acercó.
El oficial los miro sin detenerse, agitaba la cabeza y se limpiaba la cara con un papel. Era un hombre de estatura alta, piel trigueña, cabello casi rapado y una nariz demasiado grande.
La cuadra era demasiado pequeña, en ella había 10 camarotes, cada una con un uniforme militar. Las ventanas estaban sucias y el piso se encontraba con mucho polvo.
En poco tiempo el sargento apareció por la puerta de la cuadra junto a otro soldado muy gordo quien parecía estar en obesidad severa. Condujeron a los soldados hacia una pequeña habitación la cual se asemejaba demasiado a una peluquería de esas que abundaban en el centro de lima.
La forma de cortar el cabello era muy deficiente, carecía de técnica. El muchacho salió con un corte que más reflejaba risas que respeto.
Así pasaron los 15 soldados, cada corte era peor que el otro.
El sargento se apersono ante todos ellos interrumpiendo la conversación.
Pasaron la noche en la base, a la mañana siguiente un soldado les ayudo a colocarse el uniforme. La formación en el patio había comenzado, El Comandante les explico a todos que ya era hora de que se volvieran hombres, en ese momento asigno un oficial a cada grupo. Los grupos estaban constituidos por 15 soldados. Para su suerte Esteban y Roberto estaban juntos en la misma batería, incluyendo a Percy.
20 minutos después los soldados subieron a su camión correspondiente.
En ese mismo instante el sargento Ccajma lo sujeto del cuello.
El viaje era demasiado largo, unos rayos de luz iluminaban la oscuridad que aún había dentro del vehículo. Esteban pensaba demasiadas cosas, recordaba cuando salía a correr por las mañanas, recordaba los días de playa que tanto disfrutaba con sus primos. Él sabía perfectamente que ese viaje no era un simple servicio, sabía que esa iba a ser una experiencia sanguinaria.
Roberto cerraba los ojos, no podía asimilar lo que estaba viviendo, por fuera se hacia el desentendido pero por dentro sentía culpa, culpa de haberse metido en la boca del lobo, culpa por haberse dejado atrapar, culpa por hacer que Esteban también estuviera metido en el mismo lio.
Capítulo 3
Percy vivía junto a su padre, pero este lo maltrataba a tal punto de haberle dejado una cicatriz profunda en el abdomen. Un día se cansó de vivir aquel calvario y decidió huir de casa. Una mañana decidió que era momento de escapar de aquel infierno, cerró la puerta lentamente y corrió y corrió para estar los más lejos de aquello a lo que llamaba hogar. En las calles conoció a Esponja, un muchacho que trabajaba limpiando ventanas en los semáforos. Fue este joven quien lo llevó a una casona antigua, en ella vivían demasiados niños, todos ellos bajo el mando de Aristóteles.
Fue ese hombre quien les ofrecía techo y comida pero a cambio de traerle dinero. Los niños se dedicaban a hacer piruetas en los semáforos e incluso a robar carteras a las señoras más descuidadas.
Este era un trabajo demasiado arriesgado, muchos de aquellos niños murieron atropellados mientras huían. Percy recordaba aquella vez en la que cometería su primer robo. El corazón se le subía a la garganta, el sudor lo empapaba totalmente, la piel se le escarapelaba con cada movimiento, pero en el momento de arrebatar la cartera no le quedaba de otra que correr con la mayor velocidad posible. Para su mala suerte la señora dio aviso a la policía quien salió a toda carrera para capturar al infortunado muchacho. El policía lo sujeto de la polera, lo tumbo al suelo y le aplico un certero golpe en la boca del estómago. La señora al llegar al lugar quiso jalonear a Percy pero el policía le dijo que no era necesario.
En la comisaria Percy fue golpeado en las piernas y brazos, su nariz estaba manchada de sangre al igual que el polo que traía puesto. A la mañana siguiente el policía había decidido enviarlo a una correccional. Percy tenía demasiado miedo, no sabía qué hacer, solo se le ocurría algo, y ese algo era huir. Para su suerte él no era el único al que trasladarían, junto a él habían 4 muchachos más. El más grandulón de todos ellos les dijo en voz baja que deberían aprovechar un descuido del policía. Para fortuna de todos ellos el oficial subió a recoger unos documentos a la comisaria, abandonando la camioneta. En eso el grandulón aprovecho para romper uno de los vidrios del asiento delantero, tenía una destreza y rapidez inigualable, no pasaron ni segundos y el grandulón ya se encontraba afuera del vehículo, Percy no lo pensó 2 veces y también se aventó por el orificio al igual que los otros muchachos.
El destrozo de la luna hizo un gran estruendo en toda la calle, el policía se dio cuenta de que los vidrios estaban esparcidos por todo el suelo y que la camioneta estaba vacía, en ese instante se subió al vehículo y fue tras ellos.
Ambos se desviaron y se lanzaron sobre un montón de arena, en ella se cubrieron con unas cajas de cartones. El patrullero seguía avanzando pero se pasó de largo.
Capítulo 4
Llegaron a un pequeño pueblo Ayacuchano, el cual contaba con un paisaje hermoso, pero a Roberto, Esteban y Percy les parecía el mismo infierno.
El Teniente los hizo bajar del camión para presentarse antes los reclutas.
El sargento les dio a Esteban y a Roberto la carga más pesada. Les costaba respirar, sentían que el oxígeno era limitado en aquel pueblo.
La base era pequeña, se encontraba ordenada, había una pequeña habitación la cual tenía 8 camarotes lo bastante apiñado. Los muchachos se apoderaron de las camas de en medio.
Percy se apareció en la puerta con un plato de comida, les dijo que también deberían ir a pedir su cena.
Los soldados hacían cola india para pedir su cena la cual constaba de un pan popular, un vaso de te frio y un plato de lentejas con pescado frito.
Al culminar la cena el Teniente ordeno que los soldados formaran en el patio.
A esteban le tocaba el primer turno junto al soldado Condori. Ambos salieron con una frazada en brazos, se sentaron en el asiento de madera que había fuera de la base.
El frio era insoportable, Esteban temblaba demasiado, aunque el mismo no sabía el motivo, quizá era por el frio o por el miedo de regresar a Lima pero en cajón.
Las estrellas abundaban en aquel cielo profundo y oscuro, daba la impresión de reflejar la tristeza del pueblo. A esas horas todo se encontraba vacío, ni un alma en pena se hacía presente. Un hombre aparecía junto a un burro quien lo acompañaba, este anciano los miro y les hizo un saludo con la mano. Condori ni siquiera le devolvió el saludo, en cambio Esteban si lo hizo.
El frio seguía aumentando, el tiempo avanzaba, Esteban extrañaba el calor de su hogar, extrañaba el jugar con sus mascotas, extrañaba lima.
Entraron a la cuadra, Condori se quedó en su respectivo camarote, mientras que Esteban fue al suyo. Se tapó con las frazadas, el frio era inhumano, pensó que tarde o temprano moriría de neumonía.
A la mañana siguiente un gran barullo despertó a Roberto, eran las 5 am, el Teniente le había lanzado un balde con agua a Percy.
Estando en el patio el alférez ordeno a Percy que hiciera 3 series de abdominales. El muchacho sentía que las manos no le respondían, la cabeza le explotaba por el frio, el agua había ocasionado que su cabeza se enfrié demasiado. Realizo dos abdominales cuando el oficial le lanzo una patada en el recto, Percy cayó sobre una piedra que le lastimó la palma de la mano.
El Teniente le dijo que se quedaría sin desayuno y rancho, y le ordenó que limpiara la cuadra en su totalidad.
El viento soplaba demasiado fuerte, Percy no podía ni tocarse la mano, el ardor era terrible, vio como un pequeño chorro de sangre se le extendía desde la mano, se cubrió con una venda que encontró en la cocina. El Sub oficial se acercó y le dio una escoba.
Percy sujeto la escoba con la única mano buena que tenía, intento barrer pero era inútil, entonces decidió que lo mejor era barrer con las dos manos, pero al tocar el objeto con su mano herida sintió un ardor impresionante, fue cuando se dio cuenta que la escoba tenia alcohol en la madera.
El sol apenas asomaba por los grandes cerros que rodeaban el lugar, los pobladores caminaban entre las pequeñas y vacías calles, el frio había cesado ligeramente. Los soldados se dirigían hacia el comedor, el desayuno estaba listo. El soldado Flores servía los alimentos los cuales constaban de dos panes populares y un plato de avena. Esteban se sentó al costado de Roberto, era su primera mañana en aquel solitario pueblo.
Un disparo interrumpió la acalorada discusión que había en el comedor, un chorro helado de sudor corría por la frente del cabo y del sargento quien apenas había asomado las narices por la puerta.
El teniente apareció segundos después junto a su fusil, tenía una apariencia tranquila y serena.
Todos hicieron la fila, a cada uno se le entregó su respectivo fusil, los nervios de los novatos era evidente.
Cabo flores y el soldado Condori.
Cabo Rodríguez y el soldado Ayala.
Soldado Rojas y el soldado Astete.
Soldado Mendivil y el soldado Tudela.
Soldado Apaza y el soldado Sotillo.
Sargento Ccajma y el soldado Centeno.
Soldado Olivares y el soldado Ramirez.
El teniente termino de leer la lista que había elaborado con mucha prisa, le hablo de cerca al sub oficial, el cual dio la orden de salida.
Esteban junto al soldado mendivil inspeccionaron las chacras, les costó encontrar a alguien en ella.
Esteban palideció, las palabras de Mendivil podían ser ciertas.
Decidieron ir a la chacra siguiente puesto que en la anterior no había indicio de nada.
Aquella chacra era muy diferente a las otras, esta tenía un color más hermoso, los arboles estaban en un muy buen estado, la casa pequeña parecía estar muy bien ordenada.
El muchacho toco la puerta tres veces, a pesar de que Mendivil le dijo que la tumbase.
Un anciano abrió la puerta.
Esteban lo miro unos segundos, aquel sexagenario se le hacía muy familiar ¿De dónde lo he visto? Pensó Esteban.
En ese momento lo recordó, aquel anciano fue el mismo que lo saludo la noche anterior.
Era un suculento plato, se veía delicioso a kilómetros.
Aquel caldo le pareció lo más exquisito que había probado, por un momento se sintió como en casa.
Afuera de la pequeña casa estaba Mendivil observando su rifle con admiración.
Roberto observaba con cautela al soldado Ramírez quien arrancaba frutas de un árbol.
Minutos más tarde todos los soldados estaban en las afueras de la cuadra, todos con rostro estupefacto, no se explicaban como era posible que la cuadra haya aparecido con letras pintadas en su fachada.
Ya se jodieron cachacos de mierda.
Los soldados se sentaron en el comedor de la base, como era costumbre el teniente prefería pasar rancho en la habitación de oficiales (en la cual se encontraba solo). La tensión era notoria, los soldados sabían que esto ya era una amenaza, recién era el primer día y ya estaban con un peligro como aquel. La tarde estaba con un sol calmado, los soldados aprovechaban en tomar un descanso sobre sus camas, otros preferían salir a caminar por el pueblo.
Los tres muchachos caminaron por aquellos verdosos paisajes, no cabía la menor duda de que ese pueblo fue muy tranquilo antes de la llegada de los terroristas y militares, lo que antes parecía reflejar tranquilidad ahora solo reflejaba la tristeza de los campesinos.
Los muchachos tomaron rumbo hacia la casa de Don Juan, aquella casa pequeña pero que reflejaba mucha ternura y paz a pesar de estar en peligro constante junto al pueblo.
Roberto miraba la casa por todos lados, asentía momentáneamente y luego seguía observando con mucha atención.
Pasaron unos minutos y Don Juan trajo los platos de comida, emitían un vapor único, claramente eran una delicia.
Al llegar a la cuadra vieron que un soldado se les acercaba mientras trotaba.
Llegaron a la pequeña cocina, en ella Esteban tenía la función de llenar las gamellas con comida y Roberto de darle el café frio que había en unas ollas.
El sub oficial Pari se acercó a esteban para darle indicaciones de como servir la cena.
Los soldados formaron en cola india, cada uno pasaba con su gamella respectiva, cada uno de ellos mostraban unas ansias increíbles de querer comer, daban la impresión que era la primera que comían en décadas.
Esteban comprendió que el abuso en ese lugar era algo de todos los días, no había manera alguna de contrarrestarlo.
Todos los soldados estaban comiendo en las mesas, cada uno con mayor rapidez que el otro, tanta fue la velocidad que para cuando Esteban se sentó ya no había nadie en aquel comedor.
Llego la noche y Esteban se encontraba viendo a las estrellas, en su mente imaginaba que es lo que pudiera estar haciendo en esos momentos si no estuviera en aquel pueblo. – Ahora mismo estaría con Alexis y Javier, quizá estaríamos en su auto bebiendo cerveza o quizá estaríamos sentados en la plaza conversando sobre los partidos de futbol de esta semana, maldita sea, ¿Cómo vine a parar aquí? Menos mal que no estoy solo, de ser así ya estaría sin ánimos, ojala abra los ojos y todo esto haya sido solo una mala pesadilla, pero sé que no es así, los sueños no son tan reales como parecer ciertos, lo más probable es que en Lima ya estén totalmente alarmados, ojala que Pietro les haya avisado.
A la mañana siguiente se encontraban todos los soldados desayunando en el comedor, el día estaba oscuro.
-Roberto, tengo que decirte algo pero que sea en privado, hay que asegurarnos de que nadie lo escuche – dijo Esteban.
– Ya, déjame terminar de comer esta piedra (pán) creo que ahora la siento más rica.
– No te demores que ahí viene el maricon de Reynoso.
El teniente se acercó rápidamente hacia donde se encontraba El sub oficial Pari.
-Mi teniente – dijo Pari saludándolo.
-Haga que los soldados formen afuera, necesito decirles algo importante.
-Entendido.
El sargento hizo que absolutamente todos salieran al patio en filas de cuatro.
-Atención, me ha llegado la información que en una cantina cercana uno de los terrucos está bebiendo licor de lo más tranquilo sin que nadie lo moleste, es por ello que ahora necesito a dos soldados para dirigirnos hacia ese lugar. Sargento CCajma y soldado mendivil aquí al frente, ustedes dos son los elegidos, pero eso no es todo, también me llevare al nuevo, al soldado Tudela – dijo el Teniente con voz burlona.
Capítulo 5
El sub oficial se acercó a Reynoso minutos después, se encontraba totalmente asombrado por la decisión que había tomado su jefe.
En la cuadra el sargento y Ramírez se encontraban alistando sus fusiles, por otro lado Esteban estaba asustado más de lo normal, esta iba a ser una de las experiencias que jamás olvidaría.
Esteban se acercó al Sargento para pedirle algún arma.
Esteban se acercó hacia su cama y coloco sobre ella la ropa, ahora se sentía más confundido que nunca, no sabía que era lo que tenían en mente.
En el patio se encontraba el teniente con un polo de color negro, un pantalón de buzo y unas zapatillas deportivas, él también tenía puesta la ropa de civil al igual que los tres soldados que irían a aquella cantina. Minutos después el auto empezó su rumbo.
Esteban temblaba del miedo pero hacia lo posible por sentirse calmado, en esos momentos era en los que prefería estar en la base haciendo guardia de lo más tranquilo. El tiempo transcurría y en su mente pensaba que era lo que planeaba decirle al terrorista, sabía que si algo fallaba el pagaría las consecuencias.
El tiempo transcurrió más lento de lo normal, pronto divisaron una pequeña casa ubicada al costado de grandes y enorme árboles.
La cantina tenía 5 mesas de plástico, al fondo había una mujer quien tenía las botellas en manos, el lugar era pequeño, trato de ubicar al hombre y fue así que hallo a la persona antes descrita, esta se encontraba en una mesa ligeramente alejada de las demás, el terrorista se encontraba solo sin compañía alguna, Esteban se acercó lentamente a aquella mesa, lo único que le quedaba era improvisar, sus nervios no le habían permitido crear algún chamullo en el auto.
Esteban salió disparado, orino en un árbol que había cerca, al poco tiempo se aparecieron los demás junto a él.
Todos entraron en grupo y se sentaron al costado.
Las cervezas estaban sobre la mesa y el sujeto volvió a preguntar.
Las botellas se encontraban vacías, el sujeto pago todo, se lo veía contento.
Subieron en el auto y anduvieron por la carretera hasta llegar a un viejo cuarto que estaba escondido entre los árboles.
La casa era grande, en ella había cuatro habitaciones, el hombre quería recibir su encargo lo más rápido posible, Esteban temió que se haya dado cuenta de la trampa.
En el momento menos pensado el Teniente golpeo al hombre a traición, este último cayo boca abajo, el sargento y Mendivil lo cargaron y lo amarraron a una silla.
El Teniente ordeno a Esteban y a Mendivil que abandonaran la casa.
Los gritos se empezaron a oír dentro de aquella casa, eran gritos de desesperación, gritos de pánico, gritos de sufrimiento.
Todo lo que Esteban escuchaba parecía sacado de aquellas películas de terror que tanto realizaba Hollywood. Era aterrador, el cielo ya oscurecía, y los gritos aumentaron aún más, en esta ocasión parecía una masacre, Esteban trato de alejarse un poco para taparse los oídos con las manos.
¿Pero qué mierda pasa aquí? ¿A qué hora nos iremos? Quiero acabar con esto ya, esto parece no tener fin, solo quiero volver y conversar con Roberto y Percy sobre lo ya planeado, supongo que Roberto ya debe tener algún plan en mente, menos mal que Percy tiene experiencia en fugas, pero ¿Y si nos atrapan? No, no lo creo tenemos que planearlo en la madrugada, ojala y pronto estemos en Lima de lo más tranquilos – pensó Esteban tratando de ignorar los gritos.
En ese momento la puerta se abrió de un golpe, Esteban alarmado fue a ver qué era lo que pasaba. Sus ojos no creían aquella atrocidad, el sujeto tenía la cara totalmente ensangrentada, el cuerpo con quemadura en formas de círculos pequeños, pero lo que vio a continuación fue lo que más lo impacto, aquel hombre ya no contaba con ambas orejas, se las habían cortado.
Ambos corrieron velozmente hacia el automóvil, y sacaron lo indicado, Esteban seguía confundido, pero ya intuía que la tortura aun no culminaba ahí.
El Sargento y Mendivil amarraron al sujeto en un madero, el Sargento aprovecho en escupirle y mandarle un par de cachetadas.
Ambos soldados empezaron a patearlo y golpearlo con troncos que habían traído consigo, el hombre seguía gritando de desesperación pero esto no los conmovía en lo absoluto, al contrario parecía que lo disfrutaban cada vez más, cada grito perdía fuerza y a la vez se extraviaba entre el aire.
Tal y como Esteban lo había pensado, la tortura aún no culminaba, aún faltaba lo peor.
El sargento lanzo kerosene alrededor de todas las ramas y papeles, luego procedió a echárselo en el cuerpo, finalmente le tapó la boca con un trapo.
El fuego crecía cada vez más, y el hombre se trataba de mover con todas sus fuerzas pero era inútil, el fuego lo quemaba con mayor potencia cada segundo, Esteban se encontraba en Shock, sintió ganas de vomitar, pero el Teniente lo derrumbo al piso.
El tiempo transcurrió hasta que el cuerpo prácticamente estaba desecho, luego con unas palas hicieron un hueco para lanzar el cadáver incinerado.
Todos se dirigieron al auto, emprendían la vuelta a la base, El teniente saco una botella de licor y la empezó a beber desde el pico, parecía contento.
Eran las 7 de la noche y ya estaban de vuelta en la cuadra, Esteban llego y se lanzó sobre la cama correspondiente, por un momento olvido lo de la fuga hasta que Roberto se le acerco.
Salió apresurado y corrió por las pequeñas calles hasta llegar al pequeño garaje, pero para su sorpresa el teniente se encontraba caminando hacia abajo con otro hombre, los perdió de vista con la oscuridad, así que decidió seguirlos, algo no estaba bien.
Pudo percatarse que ambos se detenían, los distinguió por la luz que emanaba el cigarro.
Esteban palideció más de lo normal, las piernas le temblaban, camino sigilosamente y se alejó lo más rápido posible, corrió por los arbustos, se tropezó pero se reincorporo y siguió corriendo a toda velocidad a pesar que el oxígeno le faltaba siguió avanzando.
Tumbo la puerta de la cuadra y encontró a Roberto y Percy con sus mochilas en mano.
Ramirez irrumpió en el cuarto sorprendido.
Los tres muchachos escaparon por la puerta trasera, para su suerte el camino era en bajada, y la luz de la luna los ayudaba a movilizarse, prefirieron perderse entre los árboles, a lo lejos escucharon que algo fuerte sonaba, era la puerta de la cuadra la que había sido golpeada. Corrieron durante bastante tiempo.
CCajma se aproximaba con la llave en manos para realizar su misión, fue que se dio cuenta que ya todos estaban en cama menos tres soldados, en ese momento les pregunto a todos si alguien los había visto, todos dijeron que no pero Ramírez comento lo último que le habían mencionado, eso alarmo al sargento quien totalmente alarmado le aviso al Teniente, el cual se levantó de un salto. Juntos buscaron a los muchachos por las casas del pueblo pero fallaron en su tarea.
Los muchachos se echaron bajo unos árboles, se quitaron el uniforme militar y luego se pusieron la ropa que traían puesta el día que fueron capturados.
Caminaron durante buen rato, hasta que con la linterna lograron divisar la casa de Don Juan, se acercaron y tocaron la puerta con suavidad, pues tenían temor de que hubiera alguien más adentro.
Subieron con la mayor prisa posible, en cuestión de minutos, ya habían partido en el auto, se sentían aliviados, veían a lo lejos las luces del pueblo. Don Juan encendió una pequeña radio la cual emitía canciones vernaculares y música latinoamericana. Dos horas más tarde la radio dio la hora, eran las 2.37 de la mañana. Esteban pensó que en menos de hora y media la vida de aquellos infortunados soldados se vería truncada por los disparos.
Roberto dormía sobre el hombro de Percy quien apoyaba la cabeza sobre la ventana, en cambio Esteban no podía cerrar ni un solo ojo.
Don juan le dio un pan a Esteban, el muchacho lo devoro rápidamente, luego tomo el café que había en el termo. El cielo ya esclarecía ligeramente, la radio seguía sonando, ya eran las 4.15 de la mañana. El muchacho pensó en lo que pudiera estar sucediendo en la base.
El auto siguió avanzando por una curva, casi al doblar, esteban vio algo que lo dejo aterrado, por el espejo del auto vio que detrás de ellos aparecía un vehículo el cual se le hacía muy familiar, era el auto de Reynoso.
Esteban intento decírselo a Don Juan pero aquel vehículo era mucho más veloz, y como un rayo aquel auto se interpuso en el camino. Reynoso bajaba con un arma en mano, pero no se encontraba solo, junto a él estaba CCajma. Ambos se acercaron y dieron un disparo al aire. Roberto y Percy se despertaron y se dieron cuenta de lo que sucedía, todos se encontraban aterrados.
Los cuatro bajaron con las manos sobre la nuca, Ccajma pateo a Roberto quien cayó sobre la pista, Reynoso ordeno que subieran al cerro que se encontraba cerca. Sus corazones latían a mil por segundo, apenas y lograban mover el cuerpo.
Una vez que llegaron al cerro fueron apuntandos con el arma por ambos terroristas.
Percy se persigno y aprovecho la distracción y lanzo tierra a los ojos de CCajma, quien soltó el arma contra el suelo, Don Juan la agarro y se la dio a Roberto quien apunto cara a cara contra la de Reynoso.
Percy aprovecho y pateo a Ccajma en el estómago y siguió lanzándole golpes al terrorista hasta dejarlo noqueado.
Roberto disparo pero aquella arma no emitió sonido alguno, el rostro del muchacho palideció, aquella arma no poseía balas.
Percy aprovecho su rapidez y se abalanzo sobre Reynoso, ambos forcejearon con el arma en mano. El oficial fue más astuto y con una piedra golpeo la cabeza de Percy quien soltó el arma, Reynoso con arma en mano se paró lo más rápido posible y le disparo en el pecho, aquella bala caía con mucha velocidad, Esteban lo veía todo totalmente estupefacto. El muchacho empezó a sangrar, Esteban se le acerco y empezó a moverlo para que este reaccionara, pero era en vano.
El anciano cayo lentamente al suelo, su cuerpo hizo un sonido muy suave, su cabeza se golpeó con una roca filuda la cual choco con su nuca, la sangre salía escandalosamente al igual que la de Percy, el pobre hombre también había muerto.
Roberto temblando, sintió que su cuerpo se movía a voluntad propia y corrió hacia abajo, Reynoso le apunto con el arma y disparo, Roberto se lanzó y logro esquivar el disparo, en ese momento Esteban lanzo una piedra a la mano del oficial, el cual soltó el arma contra el piso. Roberto corrió a toda velocidad hacia en donde se encontraba Reynoso.
Roberto golpeo en el rostro a Reynoso ,el oficial aprovecho su mano izquierda y le dio otro golpe en el estómago al muchacho. Ccajma ya se había reincorporado e intento golpear a Esteban, pero este último recordó sus clases de boxeo y con un golpe mortal en la nariz logro que el sargento perdiera el equilibrio y cayera cerro abajo, su cuerpo se fue dando vueltas de campana y finalmente quedo sobre una roca. Roberto estaba siendo golpeado por Reynoso, pero este último no se percató que Esteban llegaba con una patada asesina la cual cesto en las costillas de Reynoso, el hombre se retorció en el suelo, Roberto se limpiaba la sangre y entre ambos le lanzaron una, dos, veinte patadas. El cuerpo de Reynoso estaba sobre el suelo del cerro. Los muchachos no sabían que hacer, pero un sonido muy extraño les hizo olvidar por un momento lo que estaba pasando. Escucharon un rugido y cuando pudieron percatarse vieron que un animal demasiado grande se acercaba.
Aquel animal vio a los muchachos, camino sigilosamente, pero en un acto veloz se abalanzo sobre Reynoso, lo ataco y lo termino devorando.
Los muchachos se alejaron, perdieron al puma de vista a pesar de que este se encontraba muy cerca.
Cargaron los cuerpos de Percy y Don Juan sobre el auto de Reynoso el cual era el más rápido.
Esteban vio el cuerpo de sus dos amigos con mucha tristeza.
Adiós amigos, Adios Percy espero que ya te encuentres con nuestro señor Dios, quizá nunca pudiste volar en avión, siendo piloto como tanto lo habías soñado, pero si lograste ascender a los cielos, sin tu valentía jamás lo habríamos logrado.
Adiós Don Juan, nunca olvidare el plato de comida que me invito, a pesar de conocerlo tan poco tiempo siento que ya es parte de mi familia, siempre lo tendré presente, jamás lo olvidare – pensó Esteban dentro de sí.
El auto arrancaba lentamente, Roberto y Esteban partían de aquel lugar, tristes por la muerte de sus dos compañeros.
Fin
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