Equivocaciones (1)

Lo supe en cuanto te vi venir, no me convenías; no me gustaba la mitad de vos y, sin embargo, la otra mitad me volvía loca.
Lo supe casi intuitivamente. No podía, no iba a lograr descifrarte, eras un enigma muy profundo; un código muy bien encriptado y, sin embargo, intenté hacerlo.
Siempre fui muy buena para ignorarme a mí misma, siempre fui muy mala para irme en cuanto fallaras.
Siempre fui muy torpe para arrebatar besos, siempre muy cobarde para decir lo que siento.
Siempre tuviste miedo, eso logré averiguarlo; siempre tuviste dudas, eso logré saberlo.
Lo que nunca averiguaste es que yo estaba igual de aterrada que vos.
Y por eso cuando me preguntaste, casi al pasar,
«Qué haces?»
Te respondí, mitad en broma mitad verdad,
«Acá, equivocándome…»

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