«ENTRE LA FE Y EL ABISMO»
Vivo gracias a la razón que Dios me otorgó. Cuando me piden que la fe reemplace mi intelecto, respondo con un no rotundo. Fue precisamente mi pensamiento —un don divino al igual que la fe— el que me salvó la vida. Ambos me sostuvieron cuando estuve a punto de arrojarme desde un cuarto piso, al borde del abismo. No es una metáfora poética, sino un testimonio real.
Hoy agradezco escribir estas líneas, que revelan mi certeza: el Dios en el que creo trasciende todo y resplandece en su piedad, su presencia y su misericordia. Cada día descubro que Él respira en cada instante y mora en cada rincón.
Marcelo Caputo
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