Todo lo que carezco y aquello que no soy
Ahora son astillas de perversidad que se entierran en mi corazón
La ciudad se convierte en un laberinto que me castiga con mi amarga existencia
Me enceguece y me hundo en mi desesperación
Es una pena, todo este dolor en una noche tan bella
Mis ojos ya no guardan más lágrimas
Y me pesa mi alma como un castigo
¿Por qué mi cruel corazón
Rechaza sus propios latidos?
Yo, que soñaba con vivir una gran vida
Recorrer bellas ciudades y sentir el sol besar mi piel
Ahora soy perseguida por mis pesadillas
No puedo escapar de una naturaleza violenta
Nacida de la miseria que un día fue plantada en mi alma
Como una actriz condenada a revivir por siempre la misma tragedia
Los días ya no tienen fin y las noches son eternas
Y cada golpe en mi piel es recibido con indiferencia
Ya no me quema la soledad que algún día me enloqueció
La misericordia que algún día llegué a rogar, ya no la pido
A fin de cuentas, mi pobre corazón, en silencio se acostumbró.
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