En algún momento de tu miseria, pensaste que la vida era hermosa. No se que carajos soñabas, tu cuerpo muerto, las flores calcinadas de tu recuerdo. Creiste en tu hijo recién nacido, en el vomito del silencio. Volviste a ver craneos en las estrellas, a sudar sangre, a creer en la vida. Pero que bueno que en esa pesadilla del amor. Tuviste el valor de querer la vida, esa amante celeste, que no te abandona aunque seas infiel. Que dulce es el infierno! Que frío es el tiempo! Ama la vida aunque ella algún día nos deje para siempre!
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