Demostró que, a pesar de ser bella, risueña, amable y adorable por donde la vieras, podía llegar a sufrir de la más baja autoestima que uno pudiese imaginar.

Luchando, contra el miedo constante y pánico tan vívido que la aqueja todos los días cada vez que hace algo. Su miedo al fracaso, a la crítica, a la insensibilidad de los que la rodean, la frialdad. Y su lucha eterna contra su peor enemiga, quien resultaría ser, nada más y nada menos, que ella misma.

No es sólo eso, tiene un alma triste. No recuerda sentir felicidad hace mucho, muchísimo. Una depresión inconsciente, que no quiere ni admitirá, pues le aterra tener que reconocer que padece algo, que para sus padres sería tan dramático, tan exagerado, algo que ellos siempre detestaron de ella.

Pero es fuerte, a pesar de que cada día sólo se sienta más débil. Cree que lo que vive cada día sólo la vuelve más vulnerable, sin darse cuenta que día tras otro, está aguantando y sigue adelante.

Cree que lo correcto no es aguantar, sino superar, y por ellos cree ser frágil. Sin embargo, no sabe que aguantar tal carga de tristeza y frustración interna y convivir con ella ya es bastante para una persona con tan poco amor propio. Que a pesar de eso, lo hace, continúa.

¿Y qué significa esta historia?

Efectivamente.

Es un alma especial dividida en dos personalidades. Una ve, mientras se desvanece, que no tiene cura ni salvación. Está a punto de perderse y no regresar. Es tan sólo un caso perdido con el cual ya no tiene sentido trabajar, una persona frustrada más en este mundo.

Mientras lucha contra esa otra mitad, que guarda esperanzas aún. Anhelos, deseos, sueña con el arco iris que aparece después de la tormenta y así, se da ánimos, de esa forma tan inocente y soñadora como sólo ella sabía ser.

Esperando ganar esta batalla interna…

Busca renacer y salir al mundo a luchar en la batalla más grande que sabe que le espera: el cómo tomar las riendas de su vida.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS