Elegimos o no el camino a recorrer?

Elegimos o no el camino a recorrer?

Joshua Campos

19/01/2021

Elegimos o no el camino a recorrer?

Basado en una vida Real

Hay un tiempo en la vida de todo ser humano, que por un momento su mente divaga y comienza a meditar acerca de la vida, y es ahí donde nos preguntamos, que hacemos aquí? Cuál es nuestro propósito? Lo estoy haciendo bien o mal?. La vida no te pregunta si quieres ser fuerte, la vida te obliga serlo.

Siempre me pregunto y quizás usted también se lo ha preguntado, si la vida que nos tocó vivir fue una cuestión de buena o mala suerte, si nosotros decidimos nuestro destino o ya estaba predestinado, es que acaso algunos nos tocó pagar castigos de nuestros padres, o como dice la biblia que se castigara hasta las generaciones posteriores?.

Son tantas preguntas en mi cabeza, algunas veces trato de entender y justificar el sufrimiento de gran parte de la humanidad, hambrunas, enfermedades, discapacidades, personas sin un hogar y muchas más desgracias, pero nada tiene respuesta.

Lo que a continuación les voy a contar es una recopilación de lo que recuerdo, de las cosas crueles que me pasaron, y de las que algunas personas cercanas me contaron, pero no todo es tan malo, también hay cosas buenas.

Les voy a contar una historia de cómo un niño comenzando a vivir, se le vino el mundo encima, pasando calamidades, sufriendo violaciones sexuales, físicas y psicológicas, abusos tanto de sus hermanos como de extraños, y como si fuera poco terminando con VIH, todos los ingredientes para cometer suicidio.

Nací en el año 1980, en un País de Centro América, en algún lugar llamado Santa Catalina que apenas estaba conformado por unas cuantas casas por allá en las montañas. Recuerdo a mi madre haciendo tortillas de maíz para darme de comer con un vaso de leche, yo tenía talvez unos cinco años, vivíamos en una casa pequeña de madera cinco hermanos incluyéndome y tres hermanas, yo era el menor, los otros hermanos eran de mucho mayor edad que la mía.

Mi hermano mayor tenía unos veinte seis años y toma mucho licor al igual que los otros, maltrataban a nuestra madre ya que no teníamos un padre en esa familia que pudiera poner en orden las cosas que sucedían en ese hogar si era que así se le podía llamar.

Les voy a describir lo que recuerdo de la casa, como mencione anteriormente era una casa humilde de madera, la cocina era de tierra, la sala si tenía piso de madera, solo tenía dos cuartos y éramos nueve contando a mi madre, ahí nos acomodábamos, algunos dormían en la sala sobre unos sacos, y otros en los cuartos, atrás tenía un patio, era una finca pequeñita que perteneció al esposo de mi madre, pero como había fallecido la dejo a mi madre. Yo jugaba en ese cafetal, corría por todos lados con mi gato, y a veces acompañaba a mi hermano a recoger la leche que algunos buenos vecinos nos regalaba. La casa estaba como a cien metros del camino principal, el lugar realmente era muy bello.

Era un camino de tierra, al fondo está la calle que era de lastre y piedra, también recuerdo que iba con mis hermanas a un trapiche, un trapiche es donde prensan caña para sacar el jugo, unos rieles grandes movidos por un par de bueyes, ahí se mete la caña y el jugo que sale lo hierven y cuando esta espeso lo ponen en unos moldes de madera para hacer tapas de dulce. En ese trapiche nos regalaban dulce que era lo que usábamos para endulzar el café o fresco.

Un día de pronto veo a todos mis hermanos alistado empacando sus pertenencias porque nos íbamos de ese lugar, mi madre alistado su ropita llorando, yo no comprendía que pasaba, solo trataba de ayudar a empacar, echar ropa en bolsas y sacos, algunos platos, cucharas, vasos, etc. Como un pueblo inicia un éxodo así salimos de ese que era mi hogar, de ese pequeño pueblo, sin saber el rumbo al cual nos dirigíamos.

A este punto es para mí muy difícil narrar esta historia, la he intentado plasmar en papel ciento de veces pero cada vez que lo intento solo causo caer en un estado depresivo que me hace pasar días y noches de lágrimas. Hoy nuevamente hago el intento de escribir y me propongo terminar lo que la historia de mi vida con el fin de que aquellos lectores que tengan la oportunidad de leer estas líneas puedan abrazar a su familia, abrazar la vida, buscar la superación personal y recapacitar sobre sus vidas.

Continuando con lo que sucedió después que abandonamos aquel pequeño pueblo, solo sé que fuimos a dar al otro extremo del país, de un bus a otro así llegamos al nuevo destino, después caminando kilómetros por esos caminos montañosos, para llegar a una cabaña que nunca supe a quien pertenecía, llovía día y noche, mi madre se enterraba en los caminos de barro, a mí me llevaban en brazos, nos alimentábamos de agua que bajaba de la montaña con un poco de azúcar que le agregaba mi madre.

Si no me equivoco esa cabaña la había rentando mi hermano mayor a un señor para el cual había trabajado en algún momento, sin embargo ese hermano nos abandonó en el camino y siguió su propio rumbo. El dueño de esa cabaña nos recibió con comida, además nos ayudó a acomodarnos. Mis hermanos y mi madre trabajan para él para pagar la renta de esa cabaña. El lugar también era muy bonito, talvez porque estaba en medio de la montaña y me recordaba mi otra casa, había un rico cerca donde siempre íbamos a bañarnos y a traer agua ya que el cabaña no había. El lugar era muy fresco, el señor cultivaba algunas hortalizas como repollo, lechuga, rábanos, entre otras. También tenían dos hijas, siempre me andaban en brazo para arriba y para abajo, me decían que si quería que yo me quedará con ellas pero a mi madre como que no le hacía gracia esas cosas que me decían. Meses después no sé por qué razón un buen día llego el señor a la casa con un arma de fuego y nos hizo abandonar la casa, pero le dijo a mi mama, que tenía que dejarle un hijo, por supuesto que mi mama dijo que no, sin embargo ya el señor tenia uno de mis hermanos secuestrado, horas antes le había pedido que le ayudara hacer un trabajo y se lo llevo, mi madre y los otros hermanos trataron de buscarlo pero no dieron con él, por otro lado el señor presionando para que mi mama se fuera la seguía amenazando, mis hermanos convencieron a mi madre que se fueran y que después ellos volverían por mi hermano Antonio, así fue, dejamos ese lugar bajo un fuerte aguacero, nuevamente nuestra travesía por caminos llenos de barro aguantando hambre, sufriendo todo lo que hacía pocos meses habíamos pasado tratando de salir de aquellas montañas a pie.

De pronto llegamos a un lugar llamado Cocal, en el Caribe de mi País, el nombre Cocal era por su abundancia de cocos en la zona, en ese lugar alquilamos en una cabaña hecha de caña de bambú, mis hermanos buscaron algún trabajo como peones de fincas, y mi madre y hermanas lavando ropa ajena en un rio muy cercano, y otros oficios para poder subsistir. Parte de lo que ganaban mis hermanos mayores se lo tomaban en guaro, otra parte para la mantención.

Al tiempo de vivir en ese lugar, apareció mi hermano mayor, se quedó a vivir con nosotros, se buscó un trabajo en una bananera pero el salario que ganaba se lo tomaba en guaro, se iba a trabajar y llegaba borracho por las noches, sacaba de la cama a mi mama y la hacía tirada puerta afuera de la casa con migo, yo me aferraba a ella porque no me gustaba verla llorando, ella se arrollaba en el patio alrededor mío para darme calor, al amanecer mi hermano la pasaba para adentro para que le hiciera desayuno, y eso era noche tras noche.

Mis otros hermanos no eran muy diferente de mi hermano mayor, nunca entendí por qué no la defendieron, mis hermanas no se metían porque si no las agredían, sin embargo si yo hubiera podido hacer algo lo hubiera hecho, talvez mi madrecita aun estuviera con migo, o la hubiera disfrutado unos años más.

Mis hermanos no me querían, y era porque yo era hermano de ellos solo de parte de madre, las que me querían y cuidaban un poco eran mis hermanas. Después que yo me convertí en un adulto me di cuenta la razón por la que no me querían. Después que el esposo de mamá murió, mi madre sufrió una violación, y producto de esa violación nací yo, he ahí la razón del odio hacia mí. Tanto era su odio que me tenían, que uno de mis hermanos, cuando mi mama se iba al rio a lavar ropa y me dejaba bajo el cuidado de ellos, uno de ellos llego a violarme en varias ocasiones, me decía que era un juego, yo no lo comprendí hasta después de unos años.

Esas violaciones han marcado mi vida hasta la fecha, actualmente tengo cuarenta años, cuando escucho noticias en la televisión de abusos infantiles solo quisiera abrir mi pecho y gritar al cielo por que suceden esas cosas?, porque Dios lo permite?, sé que le están destruyendo la vida a un niño más.

Después de ese lugar en el caribe partimos de ahí en otro viaje a otro lugar del país, llegamos a un lugar llamado San Vito, nos ubicamos en una casita con un gran cafetal al lado, ahí se daba la misma dinámica que en los otros lugares, mi madre y mis hermanos trabajaban la finca del dueño para pagar el alquiler y comer, mi madre recogiendo café bajo la lluvia y tanto sufrimiento de parte de mi hermanos sobre todo del mayor que la pobre comenzó a enfermar, le dio una pulmonía que la mantenía en cama, y aun así mi hermano la hacía levantarse hacerle la comida, lavar su ropa y la mandaba a trabajar.

Recuerdo que en ese lugar me golpeé el tobillo del pie izquierdo y me lo fracture, a los días me llevaron a una clínica, tuvieron que sacarme a caballo de ese lugar, era un día para salir hacia la clínica y otro para regresar a la casa, en la clínica me pusieron un yeso, yo con el pie enyesado eran aún más carga para mi madre. No se imaginan que duro era todo eso para ella. Mi madre era una santa, ella no comía por ver a sus hijos comer, por darme a mí de comer, ella sufría y callaba.

Un buen día mi madre recibió un telegrama junto con un dinero para que se regresara a una ciudad cerca de Santa Catalina, muy cerca de donde vivíamos originalmente, ese dinero se lo había enviado una hermana de su esposo fallecido quien había sido el papa de mis hermanos, a esa señora yo la llamaba Tía, aunque no era mi tía realmente pero si lo era de mis hermanos. Esa Tía le dio una cabaña a mi mama para que viviera con sus hijos en una finca y que la trabajaran, pero a los pocos días mi mama enfermo, se puso muy grave y murió.

El día del entierro, ese mismo día, mi tía le dijo a mis hermanas, que yo tenía que irme con ella, junto a otro hermano mío que era cinco años mayor que yo, mis hermanas se opusieron, porque ellas ya conocían a esa señora, que lo que quería era un par de chicos para que le ayudaran con el oficio de la casa, por más que mis hermanas pelearon por mí y mi otro hermano, esa señora nos llevó a la fuerza, yo lloraba porque no quería apartarme de mis hermanas que eran las que me cuidaban un poco

En esa casa de mi tía y con tan solo cinco o seis años era un esclavo, tenía que limpiar su casa, lavar sus platos, servir la comida, cuidar los chanchos que tenían sin derecho a protestar porque era la forma de pagar la comida que ellos me daban, y cuál era la comida? La misma que comían los chanchos, pan lleno de mojo y sobras, eso lo sufrimos mi otro hermano y yo. Ellos eran una familia bastante grande, pero a nosotros nunca nos vieron como uno de ellos, se sentaban en la mesa todos a comer y a mí me mandaban a comer con los cerdos, talvez ustedes creen que exagero pero si hay un Dios sabe que es verdad lo que cuento. Esa tía tenía varios hijos ya grandes, yo les tenía que quitar los zapatos y las medias cuando ellos llegaban de sus trabajos, serviles el café, pero eso no es nada, por las noches volvía a sufrir violaciones de parte de los hijos de mi tía, como si no fuera suficiente el maltrato físico que me daba mi tía; que en varias ocasiones me dejaba en cama.

No puedo evitar dejar de llorar por las noches porque todos esos recuerdos después de tantos años aún viven en mi mente, esas cosas nunca se olvidan, te causan un trauma y dolor peor que cualquier dolor físico.

En esa casa fui creciendo, a los años me hermano se logró escapar, después que la hija de mi tía le hecho agua hirviendo porque no le quiso limpiar unos zapatos, no aguanto más maltrato y prefirió la calle, me dejo solo en esa casa.

Mi tía me envió a la escuela porque los hijos de ella se lo pidieron, pero de parte de ella no quería que estudiara si no que solo trabajara en la casa para ella, a la escuela me envió pero no me compraban cuadernos y solo me dio un uniforme para los cinco años, muchos maestros en la escuela conocían mi situación y me ayudaban con los cuadernos, incluso los vecinos en varias ocasiones intentaron intervenir por el maltrato físico que yo vivía pero siempre las consecuencias las pagaba yo, entonces yo les decía que por favor no intervinieran. Cierto día todos los vecinos hicieron una recolecta de dinero y me iban a sacar de esa casa para enviarme a un lugar de una familia que me terminara de criar como se debía pero cuando mi tía se dio cuenta de lo que estaban planeando los vecinos ese día me dio una golpiza que me dejo una semana en cama, ya yo no quería que nadie interviniera, además no me dejaban tener amigos, ni jugar con nadie, estaba prohibido que algún compañero de la escuela me visitará; me mandaban con la ropa y zapatos rotos a la escuela, no me compraban desodorante y los compañeros se reían de mí, me llamaban chancho, siempre fui humillado en la escuela por el mal olor que tenía y por el uniforme roto y viejo.

Un día llego uno de mis hermanos, el mayor a buscarme a la casa de mi tía, pero no era para verme o visitarme, sino a llevarme ya que me había vendido como si yo fuera un objeto, me había vendido por cincuenta mil pesos que equivale a cien dólares americano, ese día se hizo un pleito entre mi hermano y mi tía, y yo en el centro como el objeto en venta, mi tía por un lado le decía a mi hermano que yo no era hermano de él, y que ella me ocupaba para hacerle su oficio y ya había gastado en crearme, mi hermano por otro lado decía que como era mi hermano de parte de madre tenía todo el derecho de hacer lo que le vinieran en gana con migo, que él tenía más derecho por ser hermano y que le pagaban bien por mí.

Ese día al final mí hermano no pudo llevarme, yo no sabía que era mejor, quedarme en esa casa o que me vendieran, talvez podría llegar a alguna familia que de verdad me tratará como a una persona.

El tiempo siguió pasando, me gradué de la escuela, sin nadie que fuera con migo a recibir mi primer título, yo era el único sin madre, hermano o nadie ese día, era el hazmerreír de mis compañeros, el “moto” como me decían algunos maestros, pero en fin yo muy contento por ese título, para ese entonces tenía doce años de edad ya, recuerdo que mi tía no me dejaba ir a la fiestas del día del niño que hacían en la escuela ni a ninguna otra, tampoco me dejo ir a la fiesta que hubo después de la graduación, era ir a clases y para la casa con el tiempo medido.

El siguiente año venia el colegio, pero sabía que no me iban a dejar ir, ya que el colegio consumía mucho tiempo y yo era el que tenía que hacer todo el oficio de la casa y de las casas de sus hijos casados. La navidad de ese año yo solo le pedía a Dios que mi tía me dejara ir al colegio, igual nunca recibí un regalo por la navidad o por mi cumpleaños.

Al inicio del año le implore que me dejará ir aunque sea al colegio de noche, que yo quería sacar mi bachiller, llorando y suplicando me dejo ir, inmediatamente me fui al colegio de noche a matricularme pero por mi edad no me dejaban ingresar, solo a mayores de dieciséis años, por suerte recuerdo a una profesora que era vecina y conocía mi caso, ella daba clases de noche en ese colegio, logro hablar con el director y me permitieron estudiar ahí con la condición que si llegaba el Patronato Nacional del Infancia a hacer alguna inspección, tenía que dejar las instalaciones, yo acepte la condición.

Cuando ingresaron las clases yo era el estudiante más feliz, primero porque quería alcanzar mi bachillerato e irme de esa casa cuando tuviera la mayoría de edad y segundo porque en el colegio tenía paz y tranquilidad, estaba alejado de ese infierno, en el colegio me ayudaron con el uniforme y los cuadernos, mi compromiso era esforzarme al máximo.

Cuando estaba en tercer año del colegio, a veces pasaba al frente de una iglesia cristiana, me llamaba la atención como los jóvenes y la gente se abrazaban y parecían felices en ese lugar, cuando salía temprano del colegio por que no habían lecciones, entonces me iba a la iglesia donde me recibieron de lo más bonito, así seguía visitando esa iglesia a escondidas de mi tía hasta el día que se dio cuenta, ella era católica “devota” y pues odiaba a la gente evangélica, ese día aparte de la los golpes que medio me prohibió volver a la iglesia, yo le dije que no me podía prohibir visitar a Dios y sobre todo que en ese lugar me sentía bien, después de la golpiza me tiro a la calle sin ropa alguna y me dijo que no volviera, estuve varios días en la calle comiendo nada más que mangos ya que era la época de esa fruta y la encontraba por todos lados, dormía en el parque o donde me agarrara la noche, lloraba por mi desgracia y porque iba tener que dejar el colegio, por otro lado sabía que podía salir adelante, que no había nada peor que vivir en la casa de esa tía.

A los días de mi tía haberme echado de la casa, no sé cómo me encontró, y suplicándome me pidió que regresara a la casa con ella, que la perdonara por tanta injusticia que había cometido, que iba a cambiar y que todo iba hacer diferente, yo al encontrarme solo y con miedo creí en sus palabras y me fui con ella, los primeros días me trato bien, me dejaba comer en la mesa, aunque no con la familia, pero eso no me importaba mucho.

Semanas después comenzó de haber vuelto comenzó nuevamente con los abusos y repetirse toda la misma historia, yo solo era un esclavo para ella, me amenazo que si algún día intentaba irme me mataría, yo me asustaba mucho con esas palabras, era una señora muy mala, al igual que su hija mayor que vivía con ella, y una nieta.

El tiempo iba pasando y los abusos físicos y demás seguían. Un día nuevamente cansado después de haberme golpeado decidí irme, corrí hacia la puerta con la ropa que tenía puesta y me fui para no volver jamás, me fui nuevamente a la calle, a comer de lo que encontrara en la calle, dormía en los parques o debajo de algún árbol, ahí estaba yo tratando de sobrevivir nuevamente. Trate de buscar a mis hermanas o mis hermanos, pero no di con ellos, me hice de la idea que me habían abandonado, que se habían olvidado de mí y que tenía que seguir por cuenta propia.

Un día que fui a buscar mangos, vi un terreno donde la dueña era una señora ya mayor, le dije que si podía barrerle el patio y sacar todas las hojas secas y que a cambio me diera de comer, ella me dio más que comida, me presto una bodega donde podía dormir para no estar en la calle, de ahí comencé a buscar otros trabajos para seguir adelante y volví al colegio, después me fui de esa casa muy agradecido con la señora y rente un cuarto, seguí trabajando en lo que apareciera y termine mi colegio, logre graduarme de mi bachillerato, igual el día de mi graduación no había ningún familiar ni nadie a mi lado que me apoyara, Dios fue quien siempre estuvo a mi lado.

Después del colegio me fui a la capital buscando una mejor oportunidad de trabajo y poder seguir estudiando, así fue, conseguí un trabajo, después me hice un curso de técnico de computadoras y fui poco a poco.

Un buen día un señor que había conocido me dijo que porque no me iba a Canadá, un joven como yo solo, sin familia, tenía mucha oportunidad allá, él me puso todo tan fácil y con mis ahorros me fui, lo que no sabía era que estaba siendo víctima de trata de personas. Cuando has pasado por tanto sufrimiento te vuelves tan vulnerable que los demás huelen esa vulnerabilidad y la aprovechan para sacar de ti lo poquito de fuerza que queda. Pues así fue, me fui a Canadá, y como pude llegue al centro de Toronto, ahí me iba a recoger un señor colombiano, él llego y me llevo a su departamento me dio de comer y me obligo a tener sexo con él sino me tiraba a la calle, yo tenía mucho miedo, ya que en un país completamente diferente al mío, sin dominar el idioma, tuve que acceder a todo, a los días de estar en ese apartamento comencé a buscar ayuda por mis propios medios y sin dinero alguno, ya que me lo había quitado todo y solo me tenía como su objeto sexual, contacte al ejército de Salvación y ellos me ayudaron con comida y un lugar para quedarme, después conseguí un trabajo de limpieza y fui poco a poco, lloraba mucho porque yo iba de un lugar a otro buscando algo que ni yo sabía lo que era, buscando una familia, buscando a Dios, buscando respuestas.

En Canadá como en muchos lugares encontré gente buena que te ayuda a seguir adelante, que te alienta, también gente mala, pero ya aprendes alejarte de ellos.

Estuve dos años en ese país hasta que decidí regresarme, así es, volví a mi país a comenzar de nuevo, rente un cuarto busque trabajo y a seguir poco a poco.

Para mi es difícil estudiar ya que todo lo dejo botado, inicio algo y no lo termino, eso se debe a problemas psicológicos, a pesar de todo logre sacar varios cursos técnicos que me ayudan a ir poco a poco defendiéndome en la vida, no le hago daño a nadie, ni le pido nada a nadie, por lo contrario, siempre ayudo a todo aquel que se pueda, con comida, con ropa, con lo que sea, yo sé lo que es aguantar hambre y sufrir los abusos de toda clase que uno se pueda imaginar.

Y como siempre ayudo de toda manera que se pueda, un día escuche que en el hospital estaban solicitando sangre para el banco de sangre que estaba muy escaso, fui a donar sangre, a los días recibí una llamada del banco de sangre para hacerme unas pruebas, fui, me las hicieron y a los días me contactaron que volviera nuevamente para conversar con migo, un doctor me paso a su consultorio, y me indico que tenía los resultados de las pruebas, que las pruebas de sangre indicaban que yo era VIH positivo, a mí se me vino el mundo encima y no era para menos, llore y llore y le reclame a Dios; que quiere más de mí? Me quito a mis padres, mis hermanos me abandonaron, me dejo de una familia que cometieron todo tipo de abuso y más, que más quiere Dios de mí.

En el banco de sangre, el doctor que me dio los resultados trato de consolarme y explicarme cual era el proceso a seguir, ya después que me paso ese shock de la noticia, sabía que tenía que ponerme a las órdenes del hospital para una serie de exámenes más y tratamientos.

En el hospital me preguntaron si sabía dónde había contraído el virus, y que puedo responder? Desde niño había sido violado tantas veces hasta por mi propio hermano que realmente no sabía, aunque si claro, casi que estoy seguro que fue en Canadá, ese señor que no le importo destruirme la vida aún más.

Todo lo que me ha pasado, me ha hundido en un mar de depresión, el insomnio también acaba con migo, casi no logro conciliar el sueño y cuando lo hago tengo pesadillas y me despierto llorando, me siento desmotivado, nada me alegra, no sé qué es ser feliz o ser amado; a veces me siento como un robot que solamente debo cumplir con ciertas funciones, ir a trabajar porque necesito comer y pagar un alquiler, cumplir con otras obligaciones; aunque mis dos mejores amigos a veces me invitan a salir siento que nunca estoy ahí divirtiéndome con ellos o como lo hacen ellos, mi mente esta en otro lado divagando como su estuviera perdido en la inmensidad del universo.

Vivir con VIH no es nada fácil, el tratamiento antirretroviral son varias pastillas que tienes que tomar a diario para mantener la carga viral indetectable, si me descuido cualquier enfermedad oportunista puede llevarme a la tumba; y es un poco irónico porque he intentado quitarme la vida, y ahora podría dejar simplemente que esta infección me lleve a la tumba, pero por otro lado creo que lo que me ha pasado debe tener algún propósito, no creo que simplemente sea una desgracia del destinito que me marco, también creo en una fuerza una energía viviente que hace que cada día me levante y me dice, “sigue adelante, falta poco”.

Una de las pastillas que tomo, se llama efavirenz, causa efectos secundarios terribles, aun padezco algunos, puede buscar los efectos en internet.

Mi vida no ha sido nada fácil, yo no elegí vivir todo esto, he intentado quitarme la vida ya por tres veces, extrañamente cada vez que lo intento algo sucede, la última vez estaba en puente iba a saltar cuando apareció mi mejor amigo, no sé cómo se dio cuenta, dice que su mama le dijo que tenía un presentimiento que algo me pasaba, yo solo dije, esto tiene que ser Dios. Por ahora aquí sigo dando batalla y luchando contra el VIH, a veces no me alcanza para las vitaminas y no tengo a quien pedirle ayuda, ya no cuento con nadie nada más que con Dios para seguir adelante. El trabajo que tengo me ayuda para pagar mi renta, y mi seguro para poder seguir recibiendo el tratamiento, no tengo una buena alimentación pero se hace lo que se puede, me gustaría algún día tener mi propia casa donde pasar mis últimos años tranquilo, anhelo mucho el día que llegue mi muerte porque va ser como un descanso, ya se terminara todo para mí, no quiero ni casarme ni juntarme, quiero que todo termine con migo y no dejar gente sufriente en este mundo, todo debe terminar con migo.

Gracias estimado lector por ese rato que usted saco de su tiempo para leer estas líneas, que aunque no son muchas, y créame que hay mucho más que contar para escribir varios libros, pero cada página que escribiría es como un puñal que clavaria en mí, y la verdad ya no quiero sufrir, espero que con este testimonio poder ayudar en su vida y decirle que pase lo que nos pase debemos seguir adelante hasta que Dios quiera.

Autor:

Diddo

@2019

Etiquetas: vih violaciones

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