En el rincón más oscuro del universo, donde las estrellas apenas brillan y el silencio es casi absoluto, se encuentra un misterioso planeta llamado Elara.
Este planeta, a diferencia de otros planetas, tiene la ventaja de ser el punto de partida de la expansión espacial.
Hace miles de años, hubo una civilización avanzada en Elara que descubrió el secreto de la energía oscura.
Usando esta energía, los elarianos pueden manipular el tejido del espacio-tiempo.
Un día, un científico llamado Arion, atormentado por los límites del universo, imaginó un plan audaz: crear una máquina capaz de expandir el espacio.
Trabajó incansablemente en su proyecto y, finalmente, con la ayuda de otras mentes brillantes, construyó el Space Expander. Esta máquina tiene el tamaño de una luna pequeña y es capaz de generar energía masiva que podría extender el espacio mismo.
El día del gran juicio, toda la población de Elara se reunió para presenciar el acontecimiento. Arion, con nervios de acero, activó la máquina.
Al principio parecía que no pasaba nada. Elara mantuvo la calma y el universo no cambió. Pero de repente, una ola de energía se extendió desde el expansor y se extendió hacia el espacio como una red de goma.
Las estrellas comenzaron a alejarse unas de otras y las galaxias se separaron a velocidades inimaginables.
El universo entero parece respirar y expandirse más allá de sus límites conocidos.
Los ilarianos observaron con asombro cómo el universo cambiaba de forma ante sus ojos.
La expansión continuó durante siglos, y los ilirios, ahora considerados guardianes del universo, monitorearon y controlaron el crecimiento del espacio para garantizar que no hubiera desequilibrios peligrosos.
Su planeta, Elara, se convirtió en el centro del universo conocido, un símbolo de progreso y de la búsqueda interminable del conocimiento.
Pero Arion, a pesar de su éxito, sigue cuestionando constantemente el significado de su creación.
En los últimos días de su vida escribió en su diario: “El universo es infinito, pero nuestra comprensión es limitada.
Hemos abierto la puerta a lo desconocido y debemos estar atentos en nuestro papel de guardianes.
Así que Elara y su gente continuaron su misión, navegando por las estrellas y explorando los confines del espacio, asegurando que la Gran Expansión siguiera su curso natural y armonioso, siempre buscando respuestas en el vasto y misterioso universo que ellos mismos habían ayudado a crear.
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