Sabían que algo extraño iba a ocurrir, hacía más de 30 años que no había pasado nada en aquel remoto lugar, por eso cuando el tren de la mañana llegó a su hora, llamó mucho la atención de todos los habitantes de aquel pueblecito. De aquel tren descendió un desconocido.

Durante un tiempo casi todo el pueblo desconfió de él, salvo el peluquero, el cual le ayudó a instalarse, y aprender a convivir en aquel lugar tan especial. El resto del pueblo no vio con muy buenos ojos aquella nueva amistad de su convecino. Todos los amigos del peluquero, poco a poco, fueron dándole la espalda. Lentamente la vida del peluquero fue cambiando, la mala suerte que le había acompañado los últimos 10 años, desapareció, por fin la felicidad llegó a su triste existencia.

Poco a poco el desconocido fue ganándose la confianza del resto de los habitantes de aquel pueblecito y todo aquel que se le acercaban para ayudarle en algo, eran tocados con una permanente buena suerte y felicidad. Así fue cambiando la vida de los vecinos en aquel lugar. Y por fin llegó el día en el cual hizo un año en que el tren de la mañana llegó puntual a aquella lejana estación y un desconocido bajó de él.

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