Si se despegan las suelas de un punto de partida y se desplazan, aunque pocos centímetros, en una dirección que no es la usual. Se descubre un color que no es convencional, pero que estimula la mente tanto como un buen sabor a su papila. El cuerpo y el pensamiento tienen lugar donde son capaces de crear paisajes a partir de ideas casi siempre desorganizadas. Si se abren los párpados y es el mismo espacio, esta vez con un latido mas acelerado y nítido , entonces el viaje ha dejado de in-existir.
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