El viaje de Lucy

El viaje de Lucy

Kayleigh Ssj

16/05/2022

«EL VIAJE DE LUCY»

Un día como cualquier otro, lleno de emoción en el mundo de las hadas donde Lucí y sus amigas convivían día con día, teniendo una aventura más cada día que pasaba…

Hoy no era la excepción, a Lucí se le ocurrió la gran idea de realizar un viaje en globo con sus amigas alrededor del mundo de las hadas. Alistó todo y le avisó a todas de la gran travesía que había planeado, todas accedieron y tomaron vuelo.

Este mundo tiene seis países… o eso marcaba el mapa. Lucí, segura de si misma decidió ser la responsable para dirigir el globo en el que iban a viajar.

En ese día el cielo estaba despejado, emprendieron el viaje y llegaron entre risas y algunos chascarrillos a la isla de los pájaros. Estaba pasando el rato tan bien, tomando bebidas nativas del lugar, bailando y disfrazando sus cuerpos pequeños con plumas que no parecía tener prisa por irse de allí, pero sus nuevos amigos voladores, le regalaron una pluma de la suerte cada una y las animaron a seguir su viaje.

Una semana después de despedirse de los pájaros, Lucy y sus amigas divisaron a lo lejos, bajo un montón de nubes un nuevo destino; La tierra de Arena.

El desierto puede ser vacío y aburrido pero, para sorpresa de ellas, aterrizaron en medio de una interesante ciudad. Se pasaron dos días aprendiendo los bailes del desierto, tanto que parecían que habían nacido ahí. Cada hora que pasaba era gloriosa para cada una de ellas porque se llevaron la gran sorpresa de encontrar a su amiga que se había mudado a ese lugar, hablaron y se rieron tanto que ya les dolía el abdomen de tanta interacción tan increíble, y después de tanto convivir se pusieron en marcha rumbo al siguiente destino; Fantasía.

En fantasía los sueños de las hadas hicieron realidad, comieron helados gigantes, volaron montadas en caballitos de mar y disfrutaron la estadía en nubes de azúcar, tan suaves como la piel de un bebé, hasta que llegó la hora de continuar. -¡Creo que ya me empalague de tantos sueños hechos realidad, vámonos!- Exclamó Valeria con una sonrisa irónica -Tienes razón Valeria, tenemos que seguir- Dijo Lucí mientras se dirigía al globo con dirección hacia la “montaña merengue”.

La montaña merengue era el lugar más apetitoso que se había visto jamás. ¡Todo se podía comer!

Cada vez que visitaban un nuevo país, le resultaba más difícil marcharse. Martha se alejó de las deliciosas flores de ámbar con lágrimas en los ojos. -¡Vamos, Martha!- la llamó Lucy con una canasta de flores de ámbar en las manos caminando hacia el globo.

Martha entusiasmada corrió hacia Lucy mientras veía la canasta llena de esas lindas y exquisitas golosinas.

Era la hora de ir al Cabo de Rosas. Lucy percibió el perfume del fragante jardín del cabo de rosas incluso antes de verlo. -Es como si estuviésemos de nuevo en fantasía- Dijo Margarita emocionada con una sonrisa de oreja a oreja -¡Es igual de lindo y huele riquísimo! ¿Cierto Margarita?- Exclamó Lucy.

-Si quieres lleva un ramo de rosas o flores a tu abuelita- Volvió a exclamar Lucy dirigiéndose hacia Margarita. Pero no podían quedarse mucho tiempo ya que los suministros se les estaban terminando y no pensaban comer tanto dulce que habían recolectado en el país anterior porque las iba a dañar con tanta azúcar en su pequeño cuerpo.

Se retiraron del país un poco tristes pero preocupadas por los suministros que se estaban agotando, llegaron al siguiente y último lugar, el Polo Nevado. Enseguida se corrieron de pies a cabeza con sus coloridos Y cálidos trajes de nieve.

Con un poco de frío pero entusiasmadas, jugaron con la nieve hasta cansarse, pero no se dieron cuenta que los suministros se los había terminado Marta en el viaje. Lucy confundida preguntó que quién se había comido los suministros, ya no tenían dónde comprarlo y mucho menos con qué comprar más comida. En eso todas guardaron silencio, hasta que Marta se armó de valentía, y dijo que ella se los había terminado, claramente se sentía apenada, pero ya no podía hacer nada y ahora todas estaban preocupadas por lo que iban a comer en lo que restaba del viaje. A esto decidieron emprender vuelo sin quedarse un poco más de tiempo en el polo nevado, pero con la ayuda del viento las hadas consiguieron propulsar el globo en dirección a la ciudad Florida donde vivía su abuelita de Margarita, así que llegaron a su casa, le platicaron la situación qué había acontecido en el transcurso del viaje, y su abuelita de Margarita con una sonrisa en los labios les dio un poco de chocolate caliente que había preparado y una tarta de moras.

Mientras comían, todas emocionadas le estaban contando a su abuelita de Margarita los grandes y fabulosos paisajes que habían visitado a lo largo del viaje, mostrándole fotografías que habían tomado y algunos recuerdos que habían comprado. En ese instante Margarita con un abrazo, le dió el ramo de flores que había recolectado para ella, su abuelita con nostalgia le correspondió el abrazo.

Después de tanta charla, dieron gracias por el gesto y emprendieron el vuelo para regresar a su país. Una vez más el viento las ayudó y por un momento todas estaban molestas con Marta por haberse comido los suministros que quedaban para el resto del viaje pero tomaron conciencia y decidieron que no era justo, ni comérselo suministros pero tampoco enojarse con ella porque cualquiera lo hubiera hecho. Entre palabra y palabra, uno que otro intercambio de abrazos y un poco más de risas, llegaron a su país.

Todas tomaron sus cosas… platicaron un poco más, y cada una tomo el camino para sus casas, en eso Lucy volteo y se dirigió a ellas en voz alta -¡Los recuerdos de este viaje mágico permanecerán siempre en mi corazón, hasta pronto!

González Salazar Elizabeth 402

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