Hoy muere, mañana ya no.
Mañana ni vive ni perece
porque ha dejado de ser.
Mañana ya no es,
ni su vida ni su muerte.
Ni se menciona ni se entiende.
Ya no es.
Ayer sí era, hoy ya no.
Hoy su vida le duele,
en su lecho triste muere
y mañana ya no se arrepiente.
Mañana la culpa con el olvido se absuelve.
En el ser de cada ser veo
el reflejo del mío y siento tanto
la partida de quien abandona el verbo,
que espero que quien lea esto
sea inteligente y encienda la estrella
palpitante de nuestro pecho,
que de arriba viene y arriba se va
cuando la nada vuelve.
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