El velero sin medir de su efecto consecuencia a su orgullo y absurda indiferencia, mi corazón y timón se encuentra ausente, sofocado de un amor egoísta y sólido como una roca.

El agua esta congelada no me deja recorrer mares, atardeceres únicos y disfrutar de lo bello de la vida.

Prefiero prescindir de su presencia ya que a pesar de los obstáculos, mi valor siempre fue la paciencia y luchar contra viento y marea, tormentas salvando el velero cuando lo único que recibí a cambio fue la decisión que estoy tomando ahora porque es tiempo de partir.

Aprisionada de la brisa de su esencia, de su poca fe y de su confianza para navegar fue mi propio espejo en carne y hueso en mi decisión equivocada, es mi tropiezo de aprendizaje consciente de viajar por la vida.

Hoy está roto el velero, tocando mi piel en arena pero no mi alma en el océano, apostándole al viaje de mis sueños que no creyó por navegar solo en círculos no quiere avanzar por miedo a lo desconocido.

Perdí un viaje en el camino alguna vez, volví a intentar y falle así que es momento de partir, de comenzar, de construir pero esta vez navegando contra corriente y el sol en todo su esplendor acompañándome en el camino.

-Ruth Torres

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS