El silencio de mi alma

Los años transcurren, la vida continua y voy en forma abrumadora hacia el fin del camino sin tomar real conciencia, que estoy aqui de paso y debo aprender a disfrutar… En esos momentos donde la soledad es mi compañia, es cuando más boicoteo mi mente, con descontroles, pensamientos negativos donde la socialización queda muy excluida y mi roll de humano se ve perdido.

Trabajar tanto con la psiquis, intentando ir por el camino de la felicidad, te aparta del mundo exterior y únicamente te deja como compañía la soledad. Esa que solo sabe hacernos sentir vacíos, que no comprendemos del todo y nos da libre albedrío para castigarnos y pensar como castigar a los demás.

Hemos venido solos y partiremos en igual condición, pero nuestra cultura nos exige, enseña a vivir en comunidad, donde la mirada del otro sea nuestra gratificación y nuestro verdugo, intentamos vestir, comportarnos, hablar y diría que hasta fingir en muchos de nuestros aspectos, para agradar a esa sociedad, a la masa, la cual cree tener en claro muchos parámetros, de como se debe vivir la vida en forma ejemplar para tener éxitos que nos permita ser realmente feliz y tienen el poder explícito de juzgarnos y hasta de excluirse si no entramos dentro de sus margenes de lo «normal y aceptable».

Pues bien, esa masa, ¿quien la comprende? ¿alguna vez te lo consultaste? ¿quiénes establece los lineamientos de cómo se debe vivir para ser feliz y poder encajar en la comunidad? Siiiii, somos nosotros mismos. ¡Qué lamentable respuesta! hablamos que nosotros lo que nos quejamos de ser excluidos, juzgados y exigidos a comportarnos y ser quien no somos para ser aceptados, somos los que componemos ese ser verdugo tan injusto. Es el doble discurso, donde la crítica y el consumismo de bienes y personas actúa por encima de nuestros verdaderos sentimientos.

Si todos por un momento nos quitamos la careta y realmente actuamos como queremos, respetandonos y respetando, sin ser llevados por las narices para actuar a ser a imagen y semejanza de un ideal creado por grandes instituciones con la finalidad de obedecer y enriquecer a unos pocos, aprenderiamos realmente a valorar el mejor regalos que hemos tenido cada persona y en forma individual: LA VIDA.

Esta soledad que me acompaña, se encuentra en mi camino, no para castigarme como he sabido leer en muchos momentos, por el contrario, desea ser mi mejor amiga. Enseñándome a vivir, a valorarme, quererme y respetarme, para sí luego en forma sana, desplegar mi amor hacia los demás y comenzar un germinador de buenos sentimientos donde mi respeto y el de los demas sera la mejor cosecha recogida.

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