El sentir de un embarazo

El sentir de un embarazo

David G

21/06/2021

Eran las 10 pm en una despejada noche de primavera. Los astros marcaban el desenlace de aries para dar paso a tauro. Esther reconoció ese dolor, no sabría decir que <<dolor>> fuera la palabra adecuada. Era una emoción que se anteponía a otra. Era un flujo en el cuerpo que se apresuraba por salir, pero al mismo tiempo la hacía retener el aliento en un intento fallido de conservarlo. Era su tercer hijo y conocía el proceso. Con la primera todo fue nuevo, la presión de salir corriendo de la casa, la desesperación en sus ojos, la cara empapada en un sudor frío, la piel de gallina y su vestido holgado, el camino más largo y los minutos eternos rumbo al hospital, los resoplidos que inundaban el aura con estrés, la caminata dificultosa, la mirada de las personas que entendían lo que estaba pasando, el olor de la sala de partos, la calma del doctor, la desesperanza en los ojos de la enfermera cuya matriz no le permite concebir amor maternal, el reloj avanzando lento, de nuevo ese dolor. Todo se detiene.

Comenzamos de nuevo, el dolor de su cadera al expandirse de forma anormal, los ojos a punto de estallar abrazados por unos párpados fruncidos, los gritos que, a pesar del esfuerzo, los siente en la garganta, pero no los escucha, lo único que escucha es el sonido de ramas partiéndose, en serio ramas, piensa. No, es mi cadera. Una voz al fondo diciendo “lo hace muy bien, ya puedo verlo”. Todo se detiene y dejar de doler, deja de sentir. Alivio. Siente el ligero roce de unos pies al tocarle los labios internos. Al menos no he perdido la sensibilidad, se dice para sí. Se combinan olores pero no son desagradables, es el olor de la vida que extrañamente resulta reconfortante a ciertos gustos, algo así como el olor a gasolina. Todo ha terminado, piensa, al instante escucha una voz a su lado que le dice “es varón, se ve muy bien”. Mi madre me toma en brazos y la veo por primera vez. Es una belleza ante mis ojos. Un momento, por qué esta señora está sudada y llora, debería estar feliz, no llore señora, ¡señora! mientras le tomo un mechón de cabello con mi mano. Mi mano, mi mano es muy pequeña, no recuerdo haber tenido manos. Cómo sé que esto es una mano y por qué mi mente trabaja tan lento, pareciera no tener ningún archivo en mi memoria. Chilla. Chillo. Comienzo a entenderlo, esto es nacer, todo es blanco, claro que es blanco, no podría existir color en algo que no he visto, pero espera un momento, entiendo el color, puedo ver el destello. Entiendo la vida diferente, siempre será así.

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