“EL SEÑOR WIGON”
Al final llegaron al hotel donde le esperaba la gente en la puerta para pedirles autógrafos. –Da la vuelta- le ordenó Mario al conductor que obedeció de inmediato. -¿Cómo nadie sospecha de que puede pasar algo raro?- susurró Sergio a Corvus. –Controlan nuestro instagram, nuestro Twitter y la gente piensa que estamos disfrutando- contestó Corvus. Llegaron a la puerta trasera del hotel y bajaron del autobús, la seguridad era increíble no podía toser sin tener a un seguridad en lo alto, subieron todos a la tercera planta y como si estuvieran en la residencia fueron reubicando a cada uno en su habitación, como no había para todos tendría que dormir en parejas, a Sergio le toco con Polmanzan.
Sergio le contó todo lo que había vivido a Pol, que no se lo creyó, llevaba años allí y nunca había visto matar a nadie. Estuvieron debatiendo de cómo pueden hacer para que la gente no se dé cuenta de que están esclavizados. – ¿has visto algún youtuber que estuviera allí y al día siguiente no apareció?- preguntó Sergio curioso. –Bueno Rubius estuvo allí desde el primer momento, y luego se rumoreó que se había retirado…-, -¿y no sabéis que ocurrió con él?- insistía Sergio. Polmanzan se encogió de hombros y en ese momento entraron los guardias para apagar la luz y exigirles que se metieran en la cama, ambos obedecieron, al rato Pol ya no habló más pero Sergio no podía dormir, no podía quitarse de la mente la cara de aquel hombre, sus ojos inertes, el goteo de la sangre golpear el suelo y se notaba que Mario ya lo había hecho muchas veces.
A la mañana siguiente entraron los guardias temprano, (Sergio no había dormido en toda la noche), les ordenaron vestirse y bajar a desayunar. En el hotel no había ni un inquilino más, solo estaban ellos, había reservado todo el hotel. Se sentaron todos en una mesa enorme, pero Corvus no estaba. – ¿Dónde está Corvus?- preguntó Sergio a Fargan. –No se no ha dormido conmigo, creo que durmió con Rebo- contestó Fargan, y todos miraron hacía el otro extremo de la mesa. Rebo era un youtuber extraño, no hablaba con nadie y se rumoreaba que estaba del lado de Mario y compañía.
-Voy a preguntarle- dijo Sergio levantándose de la mesa y fingiendo que cogía un dulce para poder hablar con él. –Tsss- chistó Sergio intentado llamar la atención de Rebo que ni se inmutó. Sergio se acercó un poco más y le dijo en un susurró: ¿Dónde está Corvus?, el chico miró con desdén a Sergio y le contestó: -¿y a ti que te importa?- Sergio miró con asco a Rebo. –Como me enteré de que le ha pasado algo te vas enterar, payaso de mierda- le espetó al oído mientras le agarraba del hombro con toda la fuerza que pudo y volvió hacia su sitio tan rápido como pudo. -¿Qué le has dicho?- le preguntó Pol. –Mira se ha levantado- prosiguió señalando con la cabeza. Sergio sintió una punzada de miedo en el estomago.
Inmediatamente los guardias dieron por terminado el desayuno y se colocaron en fila para volver a sus habitaciones. Al llegar a la habitación Mario ya estaba esperando en la habitación. –Llevadle a otra habitación- ordenó Mario señalando a Pol, la seguridad ordeno y Sergio estaba preparado para pelear con Mario pero cuál fue su sorpresa cuando Mario le hizo un gesto para que sentara en la cama. –Escucha atentamente, vas a ir a comer con tu familia, llevarás un micro y créeme como vea un solo intento de contarle a tu familia algo de lo que ocurre aquí, no saldréis del restaurante con vida, ¿me has entendido?- dijo Mario con gesto amenazante. Sergio asintió levemente y acto seguido Mario le colocó el micrófono pegado al pecho. –Vístete- ordenó Mario, él le hizo caso y se puso la ropa. – ¿Puedes girarte?- le preguntó Sergio viendo que él no le quitaba el ojo de encima. Mario se giro a regañadientes pero Sergio pudo observar cómo le vigilaba a través del espejo, al cabo de un rato ambos salían de la habitación para bajar a recepción.
Sus padre le estaban esperando –Hola cielo, ¿Qué tal has dormido?- preguntó Marta a su hijo mientras le daba un beso. –Bien- contestó el chico mirando a Mario de soslayo. –Hemos reservado un restaurante para que estén más tranquilos, esta es la dirección- dijo Mario dándole un papel a Paco con la dirección. –Muchas gracias- contestó Paco cogiendo el papel. Los cinco salieron del hotel y se montaron en el coche que Mario les tenía preparado en la puerta, sabía que estaba vigilado constantemente y la amenaza a su familia era suficiente para no jugársela. Sergio se sentó junto a Iratxe la muchacha iba guapísima. –Ahora entiendo porque no quieres volver- interrumpió Noya mirando el coche. –Sí que quiero volver, pero tengo que cumplir el contrato- contestó Sergio dando un pequeño pescozón a su hermana. Durante el trayecto ninguno hablaba, iban mirando por la ventanilla lo bonito que era la ciudad y Noya canturreaba las canciones que salían por la radio. Al fin llegaron al restaurante que como había dicho Mario no había nadie y estaba reservado para ellos solos. –Que amable tu jefe- dijo Paco al ver el restaurante. –Si…-contestó Sergio con un poco de ironía y rezando para que no se hubiera notado por el micrófono. Al entrar había un montón de camareros, Sergio sabía que la mayoría no eran camareros si no guardias de seguridad que vigilaban cualquier movimiento de la familia.
-¿Bueno y cuando vas a volver?- preguntó Marta cogiendo asiento. Sergio no sabía que contestar –Pronto- contestó él y cambio de tema rápidamente. Durante la comida Sergio se limitó a hablar poco de su vida en América, no quería meter la pata. Iratxe solo miraba a Sergio la muchacha tenía la sensación de que algo no iba bien y recordó una cosa que ellos hacía muy a menudo en Barcelona cuando estaban incómodos en algún lado. – ¿Que tal tus videos, grabas mucho?- preguntó la muchacha mientras miraba a su alrededor.-Bien, todos los días grabo dos o tres videos, lo peor es el montaje- la cara de Iratxe cambio de repente.
Terminó la comida y salieron del restaurante, el conductor del coche que les había traído se les acerco. –Lo siento pero debemos volver al hotel, el avión saldrá en pocas horas- dijo él en tono muy amable. -¿ya?- preguntó resignada Marta mientras abrazaba a su hijo. Los cuatros se despidieron de Sergio. –Ven pronto- le dijo Iratxe al despedirse. –Te lo prometo- contestó Sergio mientras unas lágrimas amargas recorrían su rostro. Sergio se montó en el coche y se despidió de su familia con la mano, se tumbo en el asiento trasero y lloró desconsoladamente.
Al llegar al hotel, Mario le estaba esperando. –Buen chico- dijo el levantándole la camiseta y quitándole el micro. El chico no protestó y enfilo el camino hacía su habitación, al entrar Pol estaba andando de un lado hacía otro, estaba desesperado. -¿Qué ocurre?- preguntó Sergio preocupado. –Es Corvus, sigue sin aparecer- contestó Pol histérico. -Bueno nos queda la cena, igual aparece- dijo Sergio quitándole hierro al asunto, sabía que algo había ocurrido, pero que también era muy arriesgado deshacerse de youtuber tan famoso como Corvus.
Pasaron toda la tarde hablando de que le podía haber pasado a Corvus y si Rebo tenía algo que ver cuando entraron para llevarlos a cenar, siguieron el ritual de siempre y al llegar a la mesa, aliviados vieron a Corvus sentado en la mesa. – ¿Dónde estabas?- le susurró Sergio. –No te lo vas a creer…- Corvus relató la historia, había un pasadizo oculto en su habitación que llevaba a la playa. -¿y has estado en la playa bañándote?- ironizó Pol. –No, hemos estado hablando con varias personas y nos van ayudar a salir de aquí- contestó Corvus. -¿Hemos?, ¿confías en Rebo?- preguntó Sergio fulminando a Rebo con la mirada. Corvus se encogió de hombros y les conto el plan a sus amigos, que consistía en escapar aquella noche, Corvus y Rebo recorrerían el pasillo hasta la playa, allí tendría barcospreparados y harían un señal para que los fans se intentaran colar en el hotel, aprovechando el jaleo los amigos saldrían por la ventana del hotel, que había una pequeña escaleras de incendio, Corvus y Rebo estarían esperando con coches para recogerlos, llevarlos a la playa y salir de aquel infierno. –Suena bien- sentenciaron los chicos.
Terminaron la cena y se pusieron todos en fila, estaban nerviosos, a Sergio le temblaban las piernas. Rebo parecía el más tranquilo <<y si nos traiciona>> pensaba Sergio constantemente. Corvus confiaba en ély por tanto todos confiaban en Rebo. Al llegar a la habitación Sergio y Pol estaban sentados en la cama, se miraban nerviosos y a Pol le daba por ir al baño de los nervios. Al poco tiempo los guardias apagaron las luces, era la señal para que Rebo y Corvus recorrieran el pasillo, tardarían veinte minutos en recorrerlo, los demás sabían que cuando los fans intentaran entrar en el hotel, esa sería la señal para salir por las ventanas.
Ambos esperaban la señal, diez minutos, quince, veinte, veinticinco… había pasado media hora desde el apagón de las luces y no se escuchaba el mínimo ruido de alboroto en la calle, no había esperanza de salir de allí. –Rebo nos ha traicionado- le dijo Sergio a Pol que desistía y se metía en la cama. –Mañana será otro día- contestó el chico resignado.
A las 7 de la mañana los guardias entraron en las habitaciones, saldrían hoy para Miami. Como siempre volvieron hacer la fila, Corvus y Rebo estaban en ella, y fueron desfilando para salir al autobús. Corvus desviaba la mirada cada vez que Sergio le miraba y Rebo iba con la cabeza baja, ninguno habló hasta que cogieron asiento en el autobús.
-¿Se puede saber que ocurrió anoche?- preguntó Sergio. Corvus bajo la mirada y miró a Rebo. –Verás…Rebo no sabe muy bien ingles…y bueno no nos entendieron y cuando llegamos a la playa estaban haciendo botellón…- respondió Corvus. Sergio miró a Rebo, que tenía la cabeza agachada y escuchaba avergonzado. Los demás se miraban sorprendidos.
Mario había llegado al autobús y se le veía muy enfadado, hacía muchos aspavientos y no paraba de mirar el móvil, pero el bus arrancó y dejaron a tras el hotel, al cabo de veinte minutos llegaron al aeropuerto, embarcaron en el avión. Mario se sentó entre Corvus y Rebo y por las caras de ambos no eran buenas noticias.
Al fin volvieron a Miami y a la residencia y como era habitual hicieron la fila y regresaron uno por uno a su habitación. Sergio tenía sueño por lo que se metió en la cama y se quedó dormido.
-¡¡LET’S GO ALL TO THE DINING ROOM!!- Gritaban desde fueran los guardias de seguridad. Sergio se sobresalto y pego un brinco desde la cama. <<¿Qué ocurre>> pensó el chico mirando el reloj de su habitación. Aún no era la hora de la comida y los guardias empujaban a los demás hacia el comedor. Al llegar allí Mario le esperaba un hombre alto estaba a su lado, Sergio recordó aquella cara, era aquel hombre que había llegado con Mario a su casa de Miami, el señor Wigon.
-¡¡VAMOS TODOS EN FILA CONTRA LA PARED!!- gritaba Mario. Los youtubers le iban obedeciendo mientras se miraban extrañados entre ellos. El señor Wigon gritaba cosas inteligibles mientras golpeaba a los chicos para que se dieran prisa. De repente un silencio incomodo recorrió el salón.
El señor Wigon comenzó a gritar en ingles, mientras recorría la fila a escasos centímetros de todos, mientras Mario traducía los gritos de aquel hombre: -¿Alguno de vosotros estuvo en la playa anoche?, repito ¿alguno de vosotros estuvo en la playa anoche?- los chicos estaban firmes, miraban fijos al frente o al techo. Corvus que estaba al lado de Sergio temblaba un poco. El señor Wigon ante el silencio de todos proseguía hablando y Mario traduciendo: -Sabemos que dos de vosotros estuvo anoche con varios chicos en la playa, es más, les contaron cosas que no deben-. La fila seguía en silencio -¿nadie va a dar la cara?, está bien…- Prosiguió Mario traduciendo. Wigon agarró a Amixita y la obligó a ponerse de rodillas. –No por favor- gritaba la chica a lágrima viva. El hombre agarró un regla grande madera y arremetió con ella en la espalda de la chica, un golpe seco seguido de un sollozo recorrió el comedor, Ami lloraba desconsolada. Sergio tuvo el impulsó de adelantarse pero el miedo le paralizó. El señor Wigon prosiguió golpeando a la chica con más virulencia.
-¿Seguimos sin hablar?- preguntó Mario ante el silencio de los youtubers. Wigon devolvió a Ami a la fila, la chica apenas podía mantenerse en pie. El hombre fue uno por uno recorriendo la fila y haciendo lo mismo que había hecho minutos con Ami. La mayoría no sabía quien había sido y los que si lo sabía no querían delatar a sus amigos por lo que aguantaron históricamente.
Cuando llego el turno de Sergio, Mario se puso delante del señor Wigon, le comentó algo y cogió la regla. –A ti, te voy a dar yo- dijo Mario con desdén a Sergio que estaba de rodillas sin levantar la cabeza, apretó los dientes y los puños y se preparó para recibir la golpiza. Mario se cebó con el pero el chico no le dio el gusto de gritar ni llorar, simplemente a cada golpe miraba a Mario con fiereza.
-Se que tú tienes algo que ver- le dijo Mario al oído. –Y lo voy averiguar-. Mario se incorporó y golpeó nuevamente a Sergio, que seguía sin articular palabra. Al fin Mario creía que ya era suficiente y devolvió a Sergio a la fila. Sentía una quemazón intensa en la espalda, pero la rabia que sentía era más fuerte que aquel dolor.
El señor Wigon prosiguió con todos los de la fila, ninguno dijo una palabra, por lo que desistieron y decidieron devolverlos a todos a los cuartos.
Durante varias semanas, ninguno salía de la habitación, solo grababan y grababan y comían pan duro y agua. Sergio era bastante delgado pero debido al castigo estaba demacrado, la ropa le quedaba grande, por lo que le llevaron a la enfermería durante un tiempo para alimentarlo pues se le notaba demasiado en sus videos.
Mejoró notablemente, durante su estancia en la enfermería youtubers iban y venían en estados lamentables. A la tercera semana, vio como traían a Corvus y Pol, que estaban dormidos y le ponían nutrición por vena, poco a poco fueron mejorando y eso les daba la oportunidad de hablar de vez en cuando, la enfermera no era como los demás y les permitía hablar sin consecuencias.
-¿Qué tal estáis?- preguntó Sergio incorporándose de la cama. –Bueno aún tengo heridas en la espalda- contestó Corvus mientras bebían un batido de naranja. Pol solo se limitó a levantar el pulgar. Sergio miró a su alrededor para ver si la enfermera estaba allí. –Eh escuchad, ¿y si os digo que podemos salir de aquí?- dijo Sergio en susurro. Ambos se miraron y se incorporaron mientras Sergio se frotaba las manos y relataba su plan de huída.
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