El término “salto rana” se usa para describir un fenómeno muy interesante en el desarrollo tecnológico de algunos países o regiones, se trata de evitar etapas intermedias del progreso y pasar directamente a una tecnología más avanzada, como si se diera un gran brinco hacia adelante. Es como si un país que nunca tuvo teléfonos fijos empezara a usar directamente smartphones con internet móvil, esto puede sonar raro al principio, pero está pasando en muchas partes del mundo, especialmente en países en desarrollo.
Uno de los ejemplos más conocidos es el de África, donde en varias zonas rurales la gente nunca tuvo líneas telefónicas tradicionales, pero sí empezó a usar celulares de forma masiva, esto permitió que millones de personas se conectaran entre sí, accedieran a información y hasta hicieran negocios sin necesidad de una infraestructura antigua. Otro caso es el de Kenia, donde se desarrolló M-Pesa, un sistema de pagos y transferencias de dinero por celular, gracias a esta herramienta, muchas personas pudieron manejar su dinero sin tener una cuenta bancaria formal. Hoy en día, este sistema ha sido tan exitoso que ha servido de ejemplo para otros países.
También en el área de la energía vemos casos de salto rana, en vez de esperar a que se construyan redes eléctricas tradicionales, muchas comunidades rurales están usando paneles solares para generar su propia electricidad, esto no solo les da acceso inmediato a la luz y a aparatos básicos, sino que además es una solución más limpia y sostenible. Así, se saltan años de inversión en infraestructuras costosas y contaminantes.
En el campo de la educación, países como India han usado plataformas digitales para llevar el aprendizaje a lugares donde no hay suficientes escuelas ni maestros, muchas personas han podido estudiar desde sus celulares o tabletas gracias a aplicaciones educativas. En este caso, se evita depender completamente del sistema educativo tradicional y se abre una puerta directa al conocimiento.
Este fenómeno es posible hoy porque la tecnología es más accesible que nunca, los dispositivos cuestan menos, el internet llega a más lugares y la gente está más abierta a probar nuevas formas de hacer las cosas. En vez de invertir grandes cantidades de dinero en sistemas antiguos, algunos gobiernos, empresas y comunidades optan por soluciones más modernas, rápidas y económicas.
Pero no todo es tan sencillo, aunque el salto rana puede acelerar el desarrollo, también trae algunos desafíos importantes. Por ejemplo, si una persona empieza a usar un celular inteligente sin tener conocimientos básicos sobre cómo usar internet de forma segura, puede caer en estafas o desinformación. Además, muchas veces estas tecnologías vienen de empresas extranjeras, lo que genera una dependencia tecnológica, también puede pasar que la tecnología llegue, pero no haya capacitación, infraestructura de apoyo o leyes que protejan a los usuarios.
A pesar de estos riesgos, el salto rana es una gran oportunidad para cerrar brechas, no todos los países necesitan repetir los mismos pasos que dieron los más desarrollados. De hecho, muchos pueden aprender de los errores de otros y adoptar directamente las soluciones más efectivas. Esto puede transformar sectores como la salud, la agricultura, la educación, las finanzas y la energía de una manera más rápida y económica.
En resumen, el salto rana en tecnología demuestra que no es necesario seguir siempre el camino largo, si se identifican las necesidades reales de una comunidad y se usa la tecnología adecuada, se pueden lograr avances enormes en poco tiempo. Lo importante es no solo dar el salto, sino hacerlo bien, con planificación, apoyo y educación para que los beneficios lleguen a todos y no se deje a nadie atrás.
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