El polémico camino de Deportivo Madryn rumbo a Primera

El polémico camino de Deportivo Madryn rumbo a Primera

Luana Morinico

18/11/2025

En el fútbol argentino hay equipos que construyen su identidad desde el esfuerzo y otros que, aun ganando, no logran despegarse de la sospecha. Deportivo Madryn parece haberse instalado en este segundo grupo.

Cada triunfo genera ruido y viene acompañado de una controversia arbitral que deja más preguntas que certezas.

El partido de vuelta frente a Deportivo Morón, por un lugar en la final del ascenso a Primera División, volvió a exponer este patrón. Una vez más, Madryn ganó envuelto en decisiones que inclinaron el clima desde temprano: una falta inexistente que derivó en el 1-0, planchazos que ni siquiera recibieron amarilla y una batalla campal al finalizar el encuentro.

Los jugadores del equipo local golpearon por la espalda a sus colegas, al cuerpo técnico y a dirigentes del Deportivo Morón que, para colmo, regresaron a Buenos Aires reprimidos por la policía con palos y gas pimienta.

A todo esto se sumó la suspensión de Walter Otta, entrenador del Gallo, por supuestas declaraciones sobre Tapia y Toviggino que jamás realizó.

La ida ya había tenido lo suyo, con penales no sancionados. Y en cuartos de final, ante Gimnasia de Jujuy, el escándalo directamente superó todo lo conocido: cuando el Lobo ganaba 1-0 al término del primer tiempo, el árbitro Lucas Comesaña aseguró haber sido presionado e intimidado en el vestuario durante el descanso. Por eso no salió a dirigir el complemento y suspendió el partido.

El desenlace fue todavía más polémico: la Asociación del Fútbol Argentino falló en contra de Gimnasia de Jujuy y le dio el partido por ganado a Deportivo Madryn por 3-0, sin una sola prueba concreta que respaldara los dichos de Comesaña.

A todo este panorama se le suma un contexto dirigencial que no pasa desapercibido. La AFA, con Claudio “Chiqui” Tapia a la cabeza, le interesa fortalecer la presencia del Interior en la élite del fútbol argentino.

Y Deportivo Madryn aparece, curiosamente, como uno de los principales beneficiados de esta política. No solo por los arbitrajes que lo acompañan, sino también por decisiones estructurales que llaman la atención.

El estadio Abel Sastre, tiene capacidad para apenas 8.000 personas: menos que siete canchas de la Primera B Metropolitana y que seis de la Primera C. Aun así, fue inspeccionado y aprobado por AFA.

Todo esto en un país donde hace 40 años que un club del sur no juega en Primera División.

La duda final es inevitable: ¿Madryn está preparado para dar el salto a Primera o las decisiones dirigenciales y los arbitrajes lo empujaron hasta acá?

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