El peor error.

Suspiré al encender la luz del estudio de mi padre, decepcionado de no verlo ahí, no era más que una habitación vacía esperando el imposible regreso de su dueño. Me paseo por las libreras arreglando mi negra corbata y los puños de mi negra chaqueta; escucho el viento golpeando la ventana, mis pasos me llevan a ella y mis manos automáticamente cierran las gruesas cortinas oliva, al volverme para salir del estudio un libro sobre el escritorio llama mi atención, al verlo no puedo evitar perder el control sobre mis lágrimas quienes caen como ríos desenfrenados. Tomo el libro entre mis manos, era el libro de cuentos que de pequeño siempre pedía a mi padre que me leyera y quien sin dudar siquiera un segundo lo hacía a pesar de su cansancio. Al pasar las páginas mis ojos no ven la historia sino reviven la mía, me muestran una y otra vez mi más grande error, la discusión con mi padre hace años, por la cual me distancie de él; ahora veo que no hice más que romperle el corazón. Mis rodillas flaquean y me siento en la butaca, pensando en él hombre que lo dio todo por mí y a quien nunca le correspondí.