Me llevaré a escudriñar
Sumergir mi saber
En libros no.
Sí, conocer.
Quiero deslumbrar
Mis ojos al verte reír.
En risas no.
Sí, en vivir.
Deseo escuchar
Dulce trinar esmeralda
En grima no.
Sí, en calma.
En la apacible sinfonía
De una dulce locura.
Huyó la tortura
De un pensar,
De una razón.
¿Conocimientos?
¿Ciencia?
¿Desvaríos?
¿Manía?
Trastornada sabiduría
Cuerda demencia
El sol opaco
Y el agua desierta
Esclarecen la subsistencia
De una vida
Olvidad, sin resistencia.
Al lóbrego sumergir
De vivir sin sentir.
Palpo el dulce frío
Presagio la posteridad
Examino los ríos
Pero no deploro la muerte
No deleito sus ojos
Ni el apego penetra.
Si la imaginación fuese mi amiga
Despecharía la intriga
Y
Muerte en vida.
¿Has escuchado el alma?
¿Has visto la razón?
¿Disfrutaste el amor?
El amor, la razonada experiencia
De un alma loca, excéntrica.
Trastornada por la apariencia
Méndigo de afabilidad
Errante en la sublimidad
De primoroso fruto
Emanado de la sacra esencia
¿He aquí el amor?
¿He aquí la vida?
Pues la insensatez mortal
¿No acabo con esto?
Me llevaré a ahondar
Encrucijadas humanas
Locura
Creación
Amor
¿Esperpentos o divinidades?
Sondeo la mortalidad,
Tristeza encontré,
De maravillas sonrié,
Dos polos
Dos extremos unidos
Aliados cual lluvia y sol
Hermanos:
Quebrantos y dicha
Es así el aliento,
Es nuestro día
Día y noche juntas
Engendrando
El magnánimo atardecer
Deleite de enamorados
Inspiración de escribas letrados
Alianza demente
Antítesis divina
Esculpiendo nuestros:
Deseos más oscuros
Anhelos más santos
Envidias dadivosas
Amores odiados
Eternidad fugaz
Vanidad sempiterna.
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