En el laberinto oscuro, habita un monstruo. Nunca se ve su rostro, sin embargo, nunca deja de hablar. Ese es su ardid; hipnotizar a través de su incesante palabrería.
Al otro lado del extraño espiral, donde se pasea el mítico y amorfo ser , hay un jardín en el que se encuentra toda la clase de flores mágicas que comparten sus poderes a quienes osen enfrentar al monstruo y encontrar el acertijo de salida.
Él te aterrará diciéndote que no puedes pasar, que no tienes el talento suficiente, que te falta mucho qué aprender, que esto no es para ti.
Su voz tenebrosa tratará por todas las vías que lo escuches. El reto es encontrar la manera de que el silencio sea más fuerte que el sonido gutural
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