Tirado en la cama esperando que un milagro se manifieste
las horas, los minutos y los segundos desaparecen
mis piernas y mis brazos como raíces en el suelo crecen
veo como giran las paredes mil veces
y una gran laguna de vómito y heces
inundan la habitación donde mi vida perece
podrido llevando una cruz que no me pertenece
grito porque algún día la felicidad regrese
y aunque la blancura de tu piel yo extraño a veces
maldita enfermedad que no deja que progrese
deseo tanto que mi vida cese
sentir como el dolor desaparece
cuando me llegue el momento ese
donde la muerte con sus fríos labios por fin me bese.
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