– ¿Estás listo?

-Más que listo.

Un segundo después me encontraba cayendo a velocidad.

Mis piernas cortaban el aire y éste me envolvía cual sábana. Mi cabello flotaba tras de mí. Me mantenía inmóvil mientras caía. Sabía que caía y sabía lo que pasaría. Un par de segundos más tarde los dedos de mis pies cortarían la fría agua del lago y penetraría como una saeta con dirección a sus verdes profundidades. Después todo mi alrededor se mostraría blanco y pasaría a la siguiente etapa.

Un par de segundos, que parecieron horas, transcurrieron. Comenzaba a hacer más frío y la humedad se sentía más fuerte conforme me acercaba a las aguas del lago. La punta de mi dedo gordo del pie tocó la superficie del agua y alteró la previamente inalterable pasividad del líquido; estancado pero fluyendo. El tiempo se aceleró súbitamente y el agua me cubrió por completo. Como siempre, durante los primeros minutos no podría respirar.

Tenía los ojos abiertos y podía sentir la densa agua agitándose por todos lados. El verde eterno que me rodeaba comenzaba poco a poco a perder intensidad y a tornarse blanquecino. El color se iba, esta era la primera etapa. Al cabo de escasos minutos, todo lo que se encontraba en torno a mí era una bruma sólida de color níveo. La temperatura había caído terriblemente y sentía como si mis extremidades comenzaran a congelarse. Para este punto ya no me podía mover, todo esto era normal, parte de la etapa 1.

La etapa 2 iniciaba, todo comenzaba a agitarse. Ahora sentía dolor en cada célula de mi cuerpo, pero lo soporté, no me quejaba, pues en breve me sentiría como nuevo, era parte del «cambio». Perdí el control de mi cuerpo, era ahora como un pasajero en cierto vehículo extraño. Comencé, o mejor dicho, mi cuerpo comenzó a encogerse en posición fetal, me volvía un bulto, un bulto consciente de sí mismo. Pero la conciencia no me duraría mucho, pues un escalofrío que sí pude sentir anunciaba la pronta llegada de la etapa 3, la etapa final. Alegría.

¿A dónde me conduciría esta vez? ¿A qué época? Espero que no muy atrás, tampoco muy adelante. Me gustaría poder regresar a París otra vez, la semana pasada la pasé de lujo al lado de los revolucionarios, pude comprender su ideología mejor. Aunque por supuesto que no me quejaría de regresar a los Estados Unidos posguerra, un país en llamas es en cierta forma cautivador e interesante. ¿Quién lo esperaría?, 40 años a futuro y no más barras y estrellas. Es lo hermoso de la historia, nunca sabes el curso que seguirá, pero puedes visitarla, cual parque de atracciones. Bueno en teoría puedes, y todos pueden, pero no lo permitiremos, porque la localización del lago permanece siendo un secreto que solo un par de personas conocen. Ten por seguro que nunca lo entregaremos.

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