¿Recuerdan su último enamoramiento fugaz?. Hoy me acordé del mio y me dio fuerte, pues viajé mil horas en bus para ir a verlo a su casa, siendo que previamente a eso sólo me había juntado un par de veces con él, mientras se encontraba en mi ciudad. Si, imbecilidades que una hace, luego de varios factores como su insistencia para que lo visite, cambios hormonales, una sobredosis de optimismo, felicidad y amor infinito por la humanidad luego de haber tomado san pedro unos días antes, simple calentura… y otras excusas que no recuerdo ahora, pero que necesitaba decir para justificar mi estupidez extrema y no sentirme tan mal al respecto. En fin, me di el pique hasta la Serena por este hombre. Una «aventura» me decía en mi cabecita. Pelotuda. El resultado fue que él era un pelotudo aún mayor, uno con mayúsculas y alguien que dejaba muchísimo que desear haciéndonos dudar seriamente sobre la evolución del ser humano. No quiero entrar en detalles, porque me da lata*, pero dejémoslo en que fuera de ver televisión y pegarnos alguna que otra cachita**, no había nada más que hacer con este personaje. Pero, ¿no tenían ningún tema de conversación, acaso? es lo que se preguntarán. La respuesta es no, ningún tema.
A estas personas yo les llamo el «humano unicornio», puesto que exageras algunas cualidades piñuflas*** de él que te imaginaste; lo pones en un pedestal y lo conviertes en un ser genial, un ser mágico y único.
La moraleja de esta historia, (para que no les pase), es la siguiente:
El unicornio que hay en estos humanos desaparece cuando logras verlo en su hábitat natural, con todas sus costumbres y cuando puedes percatarte al fin de que sus numerosos defectos le dan una paliza a sus virtudes.
* Lata: Flojera
** Cachita: Tener sexo
*** Piñuflo: Aburrido, de mala calidad.
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