EL
MISTERIO
DEL
HOMBRE QUE NO SABIA QUE ESCRIBIR
CAPITULO I
Había una vez un hombre que no sabía que escribir pero que tenía que hacerlo era de lo único que estaba completamente seguro no se sabe porque se piensa que un ser poderoso de obligo a hacerlo, y aquí está el hombre tratando de saber que escribir, como escribirlo y para que escribirlo llevaba rato tratando de pensar en algo pero no le llegaba nada de nada y seguía así y seguía y seguía sin hacer nada; sin escribir nada y el tiempo pasaba y el hombre nada de nada.
Su pensamiento ni siquiera se inmutaba, no reaccionaba no importaba lo que hiciera estaba alrededor de la naturaleza pero nada llegaba a su cabeza y el seguía pensando que hacer, sin ideas por tener, nada se le ocurría, nada le llegaba y no importa lo que hiciera no importaba nada, su mente seguía vacía.
Trataba de pensar pero seguía vacía seguramente en ese momento si alguien hubiera golpeado suavemente su cráneo con los nudillos como cuando se toca una puerta seguramente habría notado que había un sonido hueco y con eco. Aunque eso era irreal, en ese momento de tan brutal carecimiento de ideas seguramente hubiera sido de esa manera porque así se sentía ese hombre como si le hubieran abierto la cabeza y le sacaran cada trozo de inteligencia, astucia, creatividad, e imaginación además de todo su cerebro en estado físico, así se sentía el hombre que pensando esto se le había ido ya el dia entero y la hoja seguía en blanco él se sentía cansado y que en cualquier momento caería en un profundo sueño o probablemente en un abismo de desesperación porque la hoja seguía en blanco.
Nada pasaba en la mesa donde el hombre yacía sentado aun, casi parecía un cadáver y la hoja seguía en blanco, su mente se nublaba cada vez más, llenándose de frustración y desesperación y la hoja seguía en blanco. No importaba que pasara esa hoja seguiría así, en blanco, había que aceptarlo y rendirse, esa era la solución esa era la verdadera solución tal vez si, tal vez no, pero parecía lo más cuerdo porque de aquí no iba a salir nada, pero este hombre no se rendía aunque igual sabía que debía buscar otra cosa para hacer así que se levantó y camino y camino buscando una inspiración pero nada, pareciera que el universo entero estuviera en contra de él y de lo que iba a escribir.
Y la hoja seguía en blanco, estaba frustrado, arruinado, lleno de ira y desesperanza, y de repente se dio cuenta de algo que además de todos estos sentimientos había, había algo más y trato de sentir que era y cuando lo supo, se dio cuenta de que era más de los mismos sentimientos ya mencionados parecía estar acabado, pero él no se rendía y él sabía algo y era que esa hoja seguía en blanco como su mente pero eso iba a cambiar tal vez solo debía mirar hacia otro lugar y pensar que todo estaría bien y eso funciono, logro escribir “había una vez” y no le gusto en comienzo y decidió botar la hoja y ahora había una hoja suplente que seguía en blanco.
CAPITULO II
La hoja seguía en blanco, mostraba una posición imponente y poderosa, al menos eso pensaba el hombre, probablemente había enloquecido ¿por qué de que otra manera podía ver a una hoja en una postura como tal? Y la hoja seguía en blanco y no paraba de estar en blanco igual que su pensamiento y todo su ser.
Ni una idea rondaba su cabeza desde hace varios días, tal vez menos, tal vez más, pero eso no importaba lo importante era que la hoja seguía en blanco y lo peor de todo era que aunque había todo un mundo adentro y afuera, un montón de actividades a su alrededor cada espacio a cada lado, cada centímetro, siempre, no importa donde mires hay una gota de vida y alegría, y aun así el hombre no sabía que escribir y la hoja seguía en blanco, él era un hombre de ciencia pero sin perder su religión así que como no tenía esto sentido decidió pedirle ayuda a su señor y no funciono, ah este hombre cansado ya de esto decidió que la única solución era la superstición y pensando de manera estúpida quemo la hoja porque para él era culpa de la hoja y oh giro de los acontecimientos la hoja quemada se le cae de la mano y quema todo el resto de las hojas.
¡Pero es que acaso no le podía salir algo bien a este hombre! Estaba cansado, sin ideas, sin papel, pero oye al menos la hoja ya no estaba en blanco, porque no había hoja para estar en blanco.
El hombre feliz se fue de su estudio y al fin podía descansar pero en sus sueños solo había hojas ¡hojas! ¡HOJAS!, el hombre cansado se levanta a media noche y va a comprar hojas, porque, que más podía hacer este pobre hombre al cual las hojas lo atormentaban como los demonios a Judas, y cuando llego a la papelería, no había hojas, que clase de papelería era esa si no tenía ni hojas de papel, así que el hombre cansado se va de ahí enojado e injuriando miles de cosas a la papelería que no tenía la culpa sino de no tener hojas porque llegaban al dia siguiente con la primera luz del dia, pero el hombre no sabía sobre esa información y da unos últimos pasos antes de alejarse tanto que desaparece de la vista ya que es pasada ya la media noche, y no se ve ni un alma en los callejones de su ciudad todo estaba cerrado menos un bar, al cual el hombre sin nada que hacer entra en él, un hedor pestilente reinaba todo el establecimiento y ni hablar de entrar al baño ya que lo que se veía con solo abrir la puerta era seguramente peor que un castigo en el infierno.
sonaba una música irritante, y era lo más alejado que se podía escuchar para estar en un bar tan ajeno a la elegancia y la perfección( pero acaso hay algo perfecto) como lo era este se sentó en una mesa apartada del tabernero y antes de poder pedir algo cayo dormido lo cual si alguien que hubiera estado con el todo el dia se preguntaría como puede caer dormido en un lugar como este y no en su propia cama pero el único ser que sabía lo que sucedía en su hogar, estaba chamuscado, era la hoja en blanco que por supuesto ya no estaba en blanco porque ya no había hoja, después de escuchar unos gritos el hombre despierta y ve de lejos al tabernero gritándole y diciéndole que era un merodeador y que si no venía a beber que se fuera de aquí y esto no lo dijo así sino que en esa oración había más insultos y amenazas que el tiempo que una persona puede pasar tratando de conseguir una cita en un banco o un hospital hablando con un autómata que lo único que hace es darte miles de opciones de números para al final terminar volviendo al principio así que el hombre se fue de ahí, igual no quería estar en un sitio tan inmundo y vergonzoso como era aquel bar y vagando por ahí de camino a su casa algo es traído hacia el por el viento y lo que vio el hombre fue una hoja en blanco y el por alguna razón como si estuviera cometiendo un crimen mira hacia ambos lados y hacia atrás antes de coger la hoja en blanco, doblarla y guardarla en su bolsillo, e inmediatamente después de esto retoma su camino hacia su casa con la mano en el bolsillo donde guardaba la hoja en blanco, aferrándose a ella como si de eso dependiera cada minúscula, o gigantesca parte de su vida.
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