EL hombre en el viento

EL hombre en el viento

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15/11/2020

El alance de los días nos da alegría, pero que pasa con aquellos que la alegría no se somete a un avance y tristemente queda en un deseo. Justo deseo que todos buscamos complacer, pero que unos muy pocos llegan a tener. De la misma forma la vida y el transcurso de los días nos da aún más motivos por los cuales este deseo se convierte en metas sueños y aspiraciones, concluyendo estos en logros, logros grandes chicos o simplemente logros.

Que pasa con aquellas personas que el día deja de alimentar su motivación que pasa con la aspiración de la persona cuando se queda en un simple observar, bueno tan como a muchos eso realmente no nos importa, porque con el tiempo y con la bofetada de la modernidad dejamos de ser personas para ahora ser individuos, un individuo definido en el hacer o el no hacer, un individuo con etiquetas con nombres con un título con un bagaje el cual nos persigue y asimismo se hace más ligero o más pesado, pero simplemente está ahí esperando que caigamos varios metros sobre el suelo.

La gran ciudad nos enseña cosas, “en el día se vive y en la noche se duerme” bueno la noche es lo más similar que tenemos a la muerte, el estado completo de vigilia no cierra la puerta a la capacidad de dejarnos ir, pero algo más ocurre a la noche, la noche entre arcadas del sexo oral y el tabaco también nos muestra que nuestra inclusión en esta no es más que un crecimiento tímido, una timidez que cargaremos por décadas o si tenemos suerte por un par de años. La noche el auge del deseo, la cima de hacer todo mientras aquellos duermen, la noche no nos enseña algo la noche nos ilumina, nos permite caer en la red de distintas vidas, aquí dejamos de ser individuos y nos transformamos en personas nuevamente, una persona tras una cara, misma cara la cual solo se ve en la bruma de la noche.

Tanto nos cuesta vivir en el medio, o acaso los medios dejaron de ser la excusa para vivir.

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