El Guerrero Zombi

El Guerrero Zombi

kamiotaku

04/03/2020

PARTE 1

CAPITULO 01- EL DESPERTAR.

Abro mis ojos asustado al sentir como el suelo a mis pies se estremece.

[»’] Estoy siendo lanzado a un precipicio sin fin.

Es la pregunta que cruza por mi mente tan pronto despierto, una sensación tan incómoda que mi reacción es dar un brinco fuera de la litera en la que estoy acostado.

Doy gracias a los cielos de que mis pies encuentran un asidero sólido debajo de ellos.

Pero es inútil, la esperanza de estar anclado a un suelo fiable desaparece al sentir como este se inclina. No solo el suelo sino toda la habitación en la que estoy se está inclinando hacia la izquierda… ¿Y luego a la derecha?

Todo se mueve de un lado a otro como si algún gigante la estuviera meciendo desde afuera tan solo por diversión, como si esta casa fuera un juguete. Mis pies están buscando la seguridad del sostén de todo mi cuerpo y comienzo a dar pasos a los lados buscando algo de equilibrio, viéndome obligado a asistirme del aleteo de mis brazos, pero no siendo todo esto suficiente.

Me vuelvo a sentar en la cama que por alguna razón parece estar pegada al piso y se mueve al son de la habitación.

[»’] Si. Esto es un poco menos inestable.

Pienso y hecho mi cuerpo hacia atrás para recostarme de la pared… y es entonces cuando siento la textura detrás de mí. ¿Madera? Me pregunto mientras con la mirada comienzo a buscar cualquier cosa que me ayude a sentirme ubicado.

La textura bajo mis pies descalzos me dicen que estoy pisando madera también, entonces observo que toda la habitación está hecha del mismo material.

Una habitación de madera que se tambalea de un lado a otro.

[»’] ¿Me encuentro en algún tipo de embarcación?

Un fuerte dolor de cabeza me hace cubrirla con ambas manos, me inclino sobre mis rodillas en el lecho de tabla dura que mi trasero se niega a reconocer como una cama, la misma de donde me había levantado antes, que igual se mece para indicarme que el mar allá afuera debe estar muy agitado.

Restriego mis ojos tratando de quitar el sueño que todavía me queda en ellos. Al retirar las manos de mi cara veo que en un rincón, en la esquina izquierda de la habitación se encuentran dos chicas… una de ellas mirándome con cierto aire de seriedad, la otra con una gran sonrisa.

Lo primero que resalta de ambas son sus ojos azules, una de ellas es una monja joven y la otra es una niña pelirroja de algunos 10 años, vestida con un largo vestido de varias capas superpuestas, me recuerda la era medieval por alguna razón, una blusa blanca de mangas largas cubiertas por un vestido azul de tiras por encima, pero que termina en una falda hasta casi sus tobillos.

— ¡Está despierto, mire SOR LUCIA, se ha despertado!

La niña, la cual tiene una pequeña marca de un triángulo en su frente, comienza a gritarle a la monja mientras brinca y me señala al mismo tiempo, agitando el brazo de donde prácticamente se cuelga de la hermana, que hace un esfuerzo por no perder su balance.

—Sí, ya lo veo, ya lo veo, deja de sacudirme que ya con el barco tengo suficiente… ¿Qué tal si vas a avisarle al capitán?

Dice la monja sin dejar de mostrándole su cálida sonrisa a la niña, esta sale corriendo y gritando.

— ¡Ahora voy! … ¡CAPITAN, CAPITAN!

Como si la persona que busca puede escucharla incluso antes de salir de la habitación.

[…]

Mi mente analiza un poco sobre el aire de tranquilidad que expresa la chica de ojos azules que solo deja ver su rostro envuelta en un manto negro que se extiende por todo su cuerpo, mientras lleva sus manos apretadas a reposar sobre sus muslos.

[…]

— ¿Estoy en un barco?

—Así es, ¿Cómo te sientes?

—Me duele la cabeza y estoy un poco mareado, pero por lo demás creo que estoy bien.

—Es bueno saberlo.

— ¿Puedo saber dónde estoy?

—Como ya dije antes estamos en un barco, este se dirige al Reino de los enanos.

— ¿Reino de los enanos?

—ENAN, un nombre que le cae muy bien, al menos desde el punto de vista de nuestro idioma.

Entonces la monja dirige su atención hacia una parte de mi cuerpo, su mirada dse relaja un poco así como su sonrisa y pasa a tener un aire de preocupación en su rostro.

—Eso que tienes en el pecho ¿Es acaso una herida?

— ¿En mi pecho?

—Porque si lo es, me gustaría tratarlo adecuadamente.

Al poner atención hacia la dirección a donde mira la monja y colocar la mano en la dirección señalada siento una especie de cuero pegado en él, me percato de que se trata de un parche cuadrado que tengo en medio de mi pecho.

— ¿Lo dice por esto? no lo sé, no recuerdo.

—He echado agua bendecida en él solo por si acaso.

Palpo la parte donde está el parche tratando de sentir la supuesta herida que debiera estar debajo pero no siento ninguna molestia.

—Pues parece que hizo un buen trabajo porque no me duele cuando lo toco.

—Es bueno saberlo.

— ¡Por fin has despertado! Chico, que aquí todos ya te estaban apodando el gran dormilón.

Vocifera una persona que acaba de colocarse sobre el marco de puerta de la habitación. Un muchacho joven que no parece haber alcanzado los 20 años, de ojos verdes, camisa blanca holgada y pantalón holgado a rayas, cubre la mayoría de su pelo rubio con un pañuelo a rayas. Si tuviera un parche en su ojo aseguraría que tengo a un genuino pirata frente a mí.

—Cuando puedas caminar recuerda que el capitán te espera en su camarote.

— ¿El capitán?… Solo dame unos minutos.

—Yo espero, no te preocupes.

Cuando me acostumbro un poco a mi dolor de cabeza me pongo de pies y el chico me hace una seña para que lo siga….

No puedo evitar que la luz del exterior me enceguezca un poco también. El olor del mar y la acaricia de un fuerte viento se adelantaron a la vista que debería tener del lugar.

Escoltado a través de lo que parece ser un enorme barco de madera del tipo de los que usan los piratas, tengo que ir sosteniéndome de las paredes, sogas y cuantas cosas firmes encuentre ya que el movimiento del barco me impide mantener una posición erguida.

—Oye, tampoco te retrases.

—Lo siento, parece que no estoy acostumbrado a caminar en un suelo que no deja de moverse.

—Mi nombre es YONY ¿Cuál es el tuyo?

— ¿Mi nombre…mi nombre? no recuerdo.

—No recuerdas tu nombre, ¡vaya! en tal mal estado te encontraron.

No estaba prestando atención a las palabras del chico rubio ni a su posterior charla ya una mirada hacia la inmensidad del mar me deja extasiado por la impresionante vista y el fuerte subir y bajar de las olas que por ratos golpeaban el barco, bañándome con ligeras lloviznas.

Por alguna razón me sentí como el ser más insignificante en medio de una batalla entre el inmenso mar y la resistencia del barco.

[»’] Es como estar en medio de la nada.

Pienso al sentirme abrumado por el escenario que me rodea.

Los contantes golpes me cachetean con una ráfaga de viento que me hace cerrar los ojos trayéndome el aroma del mar.

Aunque solo fue un breve momento, ya que al abrirlos de nuevo y mirar la grandeza del azul que se extiende hasta donde el horizonte se dibuja vuelvo a sentirme superado por el gigante océano.

.

[»’] No creo estar hecho para esto de vivir en el mar, definitivamente.

Pienso mientras sigo a YONY a través de unas escaleras de madera que culminan en un pequeño pasillo, al final del cual está también una pequeña puerta, al abrirla nos encontramos de frente a lo que es la cabina del capitán.

Una vez adentro un señor de enorme sombrero, barba roja y bigote que terminan en largas puntas me recibe mientras coloca los pies sobre la mesa.

—Hola chico, ¿Qué tal si te sientas y hablamos un rato? soy el capitán JIT, ¿Con quién tengo el placer?

Me dice el tipo mientras se acaricia la barba, sentado tras un escritorio que parece estar pegado al suelo, ya que no se inmuta por el movimiento del barco.

— ¿Qué?

— ¿Cómo te llamas chico?

—No lo sé.

— ¿Cómo que no lo sabes, que hacías en el puerto de KAMAO?

Me pregunta el tipo mientras se enrolla una punta de un lado de sus bigotes.

— ¿Puerto?

—Donde te encontramos chico, ¿Qué hacías allí?

—Todo lo que recuerdo es haber despertado en este barco.

El capitán se levanta absorbiendo una gran bocanada de aire, coloca ambas manos sobre la mesa y me mira fijamente mientras exhala.

—Es claro que eres un norteño igual que nosotros, pero eras el único norteño en KAMAO, ¿Puedes explicar eso?

— ¿Norteño? No sé de qué me hablas.

El capitán parece que comienza a perder la paciencia con respecto a mis respuestas, camina hasta un rincón de la habitación mientras se rasca la cabeza, camina hasta un rincón, luego baja su mano para cubrir su cara y respirar profundo… da unos pasos de vuelta, se peina su barba con la mano y luego se sienta en el escritorio de frente a mí.

—A ver si te explico la situación chico… nosotros somos del IMPERIO DE NEIRA de las tierras del norte, por siglos ha existido una ruta de comercio con el REINO DE ENAN, o de los enanos como algunos lo llaman, el cual se encuentra en occidente, atravesando el reino de NIDIA y el imperio de ELFIA.

[…]

Entonces el capitán hace una leve pausa, cruza sus brazos y vuelve a mirarme fijamente.

— ¿Hasta ahí puedes entender?

—Si… claramente.

—Pero después de que nuestra reina bruja conquistara el reino de NIDIA los elfos nos han declarado la guerra y eso ha provocado el cierre de la ruta hacia occidente.

Así que nuestra emperatriz su majestad GILDA de NEIRA reunió a varios grupos de… digamos bellacos, entre los que me incluyo, con una encomienda:

Encontrar una ruta marítima hacia el reino de ENAN.

Cuatro barcos partieron por el mar del norte en busca de una ruta que bordee al imperio de ELFIA, pero yo he estado allí y sé que solo encontraran un océano congelado.

Guardé silencio y partí hacia el sur buscando rodear los reinos de NIDIA y KAMIRA, ya sabes, quiero ser el primero en alcanzar ENAN…

El asunto es que después de varias semanas de viaje llegamos a un lugar llamado KAMAO, un puerto habitado por elfos y enanos que hablaban un dialecto un poco diferente del que conocemos de esos tipos.

[…]

¿Todavía me sigues el hilo? Chico.

—Si… eres el capitán de un barco que busca el reino de los enanos.

—Piratas, al menos la mitad de nosotros… además de algunos comerciantes molestos e inútiles con los que nos vemos obligados a viajar, sin contar a un sacerdote que no sabe empuñar una espada o atar una cuerda… pero eso es solo un pequeño precio si tomas en cuenta que si encuentro la ruta hacia el reino de ENAN seré muy bien recompensado por nuestra reina bruja y me convertiré en su representante en el nuevo puerto al que lleguemos.

Pero no te engañes, algunos de mi tripulación fueron contratados desde la cárcel y obligados a venir. Han tenido que decidir entre seguir presos o subir al barco.

Lo único que calma tipos como esos es la esperanza de convertirse en los próximos capitanes de los barcos hacia la nueva ruta de comercio.

[…]

Ver enanos y elfos en el puerto de KAMAO me hizo sentir súper feliz, porque era la señal de que estaba muy cerca del reino de ENAN y justo cuando estaba dando la orden de partir hacia el oeste, SOR LUCIA nos informa de que cerca del puerto había un norteño tirado en la playa, aparentemente muerto o inconsciente.

— ¿Ese norteño era yo?

— ¿Ves?, estas entendiendo… tos, tos… así que tengo que volver a preguntarte ¿Qué hace un único norteño en el puerto de KAMAO?

—Como ya dije, no recuerdo.

— ¿Y tampoco recuerdas tu nombre?

—Lo siento.

— ¿Qué significan esos símbolos en el parche de tu pecho?

—Es el número 20.

— ¿Entonces sabes leer?

—Eso parece.

El capitán se levanta para dar la vuelta a su escritorio y sacar una revista de una gaveta para tirarla encima, justo frente a mí.

—Entonces es posible que sepas de que se trata esto… ¿Lo sabes?

Observo el objeto, el cual me parece muy familiar.

—Hay dice que es un manga.

— ¿Un manga, que es eso?

—Creo que se trata de una historia dibujada o algo así, debajo del título dice manga semanal.

— ¿El titulo?

—Las letras más grandes, dicen: «El maestro legendario»

El capitán vuelve a peinarse la barba mientras me dice.

—Esto estaba en tus manos cuando te encontramos inconsciente. Tiene muchos dibujos que parecen estar contando alguna historia. Aunque no entiendo las letras, por los dibujos puedo adivinar qué se trata de la historia de una bruja que está persiguiendo a una niña, la cual está siendo escoltada por un enano y aunque no puedo adivinar la razón parece que llegan a un pueblo donde todos son enanos. Justo al lugar donde queremos ir ¿No es una coincidencia?

—Parece que sí.

El capitán me apunta con su dedo índice para asegurarme.

—No, no lo es, esto es más que una coincidencia… también hay algo escrito a mano y con tinta negra en la parte posterior. ¿Puedes leerlo?

—Dice “Ve a KAMAO”.

— ¿El lugar donde te encontramos?

—Eso parece.

— ¿Y no lo recuerdas?

—Eso parece.

El capitán vuelve a agachar su cabeza mientras recuesta sus brazos sobre el escritorio y se rasca una mejilla.

[…]

—Ayer estuvimos en medio de una tormenta que nos hizo perder el rumbo un poco, pero actualmente nos hemos topado con un montón de islotes y las estamos sorteando tanto como podemos… la tripulación se está esforzando mucho y necesitaremos toda la ayuda posible así que descansaras una hora y luego te sumarás a la tripulación para ayudar en las labores del barco, no queremos vagos a bordo… más de los que ya tenemos.

—Así lo haré.

—Y toma tu manga, quizás te ayude a recordar algo.

¿ES ESTE MI PROPÓSITO?

Luego de la corta charla vuelvo al camarote donde estaba anteriormente para descansar otro poco.

Una vez recostado me cuesta descansar como me ha sugerido el capitán, me molesta no recordar quien soy o sentirme un inútil por no recordar nada de antes de haber despertado.

Eso me tiene pensando en algunas cosas como: ¿Qué hago aquí?, ¿Debieron dejarme en KAMAO?, ¿Único norteño en un lugar donde los demás no son iguales a mí? ¿Y porque sé cómo son los enanos y los elfos? Si todavía no he visto a ninguno de ellos.

Mientras pienso en todas esas cosas en mi litera la monja se aparece trayendo una bandeja con algunos alimentos acompañada de la niña que antes había salido gritando.

—Toma, debes alimentarte y reponer tus fuerzas.

—Gracias.

Al menos puedo decir que su sonrisa cálida me hace sentir calmado, como si no fuera un extraño en absoluto en este lugar.

Bueno, aunque morder el pan me hizo cambiar el foco de mis pensamientos.

— ¿Qué es esto, pan duro, como puede ser esto comida?

—El capitán dijo que esta es gratis, pero la siguiente tendrás que ganártela.

— ¿Y si trabajo, la dureza del pan mejorará?

—Te puedo garantizar que eso no sucederá.

Al morder la carne seca y dura esta no parecía que quería ser comida para mí, pero desistí de quejarme luego de esas palabras, después de todo seré parte de esta tripulación desde ahora hasta quien sabe cuándo.

—Pues qué remedio.

—Yo soy SOR LUCIA, ¿Cuál es tu nombre?

—No lo recuerdo.

La monja que ha iniciado el proceso de acercar un pequeño banco que estaba en una esquina se ha detenido por un segundo por la sorpresa que les causan mis palabras.

— ¿Olvidaste tu propio nombre?

—Eso parece.

—Creo que si haces un poco de memoria podrías recordarlo.

—Uummm… cuando pienso en ello, mi mente se pone en blanco.

—Entonces te llamaré “Amigo”, hasta que recuerdes. ¿Qué opinas?

— ¿“Amigo”?

—Suena bonito y confiable.

—Si usted lo dice.

—Por favor llámame de “Tu” que somos casi de la misma edad.

Al ver a la hermana sentada y cuidando una elegante postura en ese pequeño banco, sin siquiera inmutarse a pesar del vaivén de la habitación solo se me ocurre preguntarle.

— ¿Cómo es que este movimiento tan terrible no le molesta?

—Uno se acostumbra, tarde o temprano, ya lo veras.

[…]

— ¿Sabes?… casi estoy segura de que eres del sur de NIDIA.

— ¿Sur de NIDIA?

—Ahí hay un pueblo de leñadores donde los hombres son muy altos y a pesar de que no aparentas más de 20 años definitivamente eres la persona más grande a bordo de esta embarcación.

—Es bueno saber que tengo algo que me distingue de los demás.

[…]

[»’] Sur de NIDIA eeeh.

Pienso… pero inmediatamente una voz me devuelve al mundo.

— ¡¿Qué, ES, ESO?!

Grita la niña a pesar de estar a nuestro lado y señala la revista en mis manos.

—Eso es una revista que tiene muchos dibujos.

Le digo mientras comienzo a pasar las paginas rápidamente buscando impresionarla.

—Ooh si, cuantos dibujos.

Entonces veo algo inusual en una de sus páginas, no tiene dibujos sino unas letras negras escritas a mano. Me quedo tan pensativo mientras leo que despierto la curiosidad de la monja.

—Te has quedado muy serio ¿Qué es lo que dice?

—Dice: “Protege a LEORA, llévala al clan de las brujas en el bosque rocoso del reino de los enanos”.

— ¡YO SOY LEORA NIDIA!

Grita la niña entusiasmada mientras brinca y coloca una mano en alto.

— ¿Te llamas igual que un país?

Pregunta que me devuelve la monja con otra.

— ¿Estás seguro de que eso dice?

—Sí, parece que no he olvidado mi capacidad de leer.

La monja se voltea hacia la niña para mostrarle un gesto un poco más duro.

—LEORA, te he dicho que no menciones tu nombre completo en frente de extraños.

—Perdón.

Dice la niña mientras agacha su cabeza, pero no su mirada, la cual a los pocos segundos se convierte en una de curiosidad y preocupación.

— ¿Te duele?

Me pregunta la niña con expresión de preocupación mientras se acerca para tocar mi parche en el pecho, varias veces de hecho.

—Para nada, no siento dolor cuando lo toco ni nada de eso.

— ¿De verdad? Parece una herida fea.

— ¿Es así? Pero mira, incluso si lo golpeo no me duele.

Después de golpear varias veces el parche con mi dedo la niña me hace una observación con la expresión de haber descubierto algo interesante.

— ¡Se movió!

— ¿Qué?

—Moviste el parche con el dedo.

Dice la niña e intenta moverlo también.

—Conmigo no se mueve.

— ¿De hecho, también vi cómo se movió, por qué no lo intentas otra vez?

Me sugiere la monja por lo que decido intentarlo.

—Bueno.

Trato de mover el parche con el dedo y en efecto, puedo moverlo, incluso mejor, puedo quitármelo.

— ¡Que bieeeen!, lo quitaste.

Grita la niña eufórica mientras aplaude.

—Y puedo ver que debajo de él no hay ninguna herida, gracias al cielo, estábamos preocupados por nada.

Me dice sor lucia con una mirada más tranquila… luego se enfoca en LEORA, acaricia su espalda suavemente y le hace una recomendación.

—Porque no vas a llevarle la comida al capitán, se alegrará de verte.

La monja ordena de una manera dulce.

— ¡Siiiiii!

[…]

Cuando la niña sale feliz y corriendo, la monja continúa:

—Ahora mismo nos estamos alejando de NIDIA y nuestra meta actual es el reino de los enanos… pero, ¿Por qué quieres proteger a una niña a la cual nunca has visto? Y a mí me consta que es así.

—No lo sé, yo solo he leído lo que dice en esta revista.

—Uummm, Toma esto.

La monja toma la bandeja en la que trajo los platos y me la pasa.

—En esto podrás ver tu reflejo, intenta ver que reconoces de tu propia imagen.

[»’] Uummm…

En el reflejo de la bandeja veo a un tipo delgado de algunos 16 o 17 años, ojos grises, cabellos blancos, una franela blanca y ligera que deja ver mi pecho solo un poco por debajo de mi cuello.

—No sabría qué decir, no puedo reconocer a esa persona en el espejo, esta imagen no me dice nada.

En eso entra YONY a recordarme que el tiempo de descansoha terminado.

—Que ya es hora de levantarte, ha dicho el capitán.

La monja se levanta y llama mi atención, a pesar de lo mucho que se mueve el barco, su postura parece no cambiar en absoluto.

[»’] Será que esa falda larga cubre las peripecias que debe hacer para mantener el equilibrio.

Pienso al ver su postura regia, pero no me atrevo a decir nada.

—Bueno, seguiremos luego conversando, también tengo más cosas que hacer. Nos vemos luego “Amigo”.

—Está bien.

Me coloco el parche de nuevo en el pecho y se vuelve a quedar pegado, entonces sigo a YONY. Quien me encamina a la cubierta y luego me pasa una cubeta, esponja y algunos trapos viejos.

—Desde hoy estarás en el departamento de limpieza, el capitán quiere que empecemos ahora mismo.

Sus palabras no suponen ningún problema para mí, incluso aprovecho el trabajo en silencio para intentar ordenar mis pensamiento, de paso tratar de recordar algo. Lo hago sin presión alguna y después de un rato incluso olvido el vaivén del barco y termino trabajando de forma casi automática mientras pienso en quien podría ser yo antes de despertar en el barco.

—Amigo…amigo. Oye amigo.

La figura de un hombre joven con el torso desnudo y un pantalón de rayas verticales se interponen en mi camino, sus gritos logran sacarme de mi concentración?

— ¿Qué pasa YONY?

—Oye, que hace rato terminamos, esta parte ya la limpiamos antes.

—Disculpa, estaba tan concentrado en mis pensamientos que creo que estaba en modo automático.

—Por mi repítelo si quieres, que terminaste limpiando el doble que yo, y solo por si no te habías dado cuenta, estoy harto de estar limpiando todos los días, si no fuera por la promesa de gloria ya habría abandonado este barco.

—Abandonarás el barco en medio de la nada.

—Ahora que lo dices, también por eso.

—Dejen de hablar y vengan a la cocina, que hay muchos víveres por pelar.

Nos grita con una clara expresión de enojo un tipo gordo con un sombrero de cocinero, bigotes punteados y un gran cuchillo de carniceros.

—Será mejor que le hagamos caso «Amigo» o no cenaremos esta noche.

Le hago caso a mi compañero y mientras pelo todo tipo de víveres vuelvo a colocarme mentalmente en modo automático…

Al terminar de la cocina nos toca un momento de descanso, y aunque yo no me siento cansado en absoluto, igual me dirijo a mi litera.

— ¿A dónde vas?

Me pregunta YONY al ver que me dirijo a los camarotes superiores.

—A mi cama en el camarote.

—Esa cama es para los enfermos, a ti ahora te toca una que compartirás conmigo… acompáñame.

Lo sigo a unas escaleras que bajan donde se encuentran camarotes de cerca de 10 camas cada uno.

Me recuesto en una litera señalada por YONY y este inicia una conversación.

—Así como me ves aquí, ahora mismo solo soy un grumete, pero un día seré el más grande pirata aventurero de todos los mares.

—Ese es tu sueño, pues espero que puedas cumplirlo.

—Claro que lo haré y si te haces un buen amigo mío quizás te convierta en el segundo al mando de mi barco.

—Yo, aunque no tengo recuerdos ahora mismo, pero siento que este mundo no es lo mío.

— ¿Quién sabe? Quizás cuando recuperes tu memoria cambies de opinión….

—Quien sabe.

Entonces YONY hace una pausa para sacar algo de entre sus ropas y luego preguntarme.

—Amigo… ¿Qué opinas de esta brújula?

Me dice enseñándome un objeto en sus manos que parece tener un reloj de pulsera.

[»’] ¿Qué será un reloj de pulsera?

Pienso y me pregunto a la vez, pero igual me concentro en lo que me acaba de decir YONY.

— ¿Es eso una brújula?

—Sí, la compré en KAMAO, tiene una aguja que se mueve, pero no parece apuntar nunca al norte.

— ¿Y porque me dices todo esto?

—A ti también te encontramos en KAMAO y a lo mejor sabes si es que esto tiene algún mecanismo que haya que mover o algo así.

—No tengo ni la menor idea, además, se supone que las brújulas solo tienen una aguja.

Entonces entra un sacerdote a interrumpir nuestra conversación y antes incluso de saludar me muestra un libro.

—Hola chicos.

—Hola x2.

— ¿Tu eres al que encontraron tirado en KAMAO?

—Así parece ser.

—Este libro lo compré en ese pueblo, aunque tiene muchas de las palabras que usan los enanos la mayoría de ellas me son desconocidas. ¿Crees que puedas ayudarme?

Tomo el libro y trato de entender lo que dice pero….

—No reconozco las letras de su portada.

—Quizás sea por tu amnesia, pero si te esfuerzas tal vez lo puedas leer.

— ¿Leer?

No sé porque, pero al decir esa palabra mi cuerpo se sintió extraño, como si un estremecimiento recorriera todo mi cuerpo, el libro se queda pegado a mi mano por un momento y mi mente comienza a nublarse mientras mi vista parece que no se despegaba de la portada del libro.

— ¿Te pasa algo?

Me pregunta el sacerdote pero yo estoy mudo con la vista fija en el libro.

[…]

Cuando siento que me recupero y ya puedo moverme las letras de la portada del libro ya no me son indiferentes.

—Aquí dice: “Poemas de amor”.

— ¿En la portada?

—Sí.

—Pero me acabas de decir que no podías leerla.

—Lo dije en serio, pero por alguna razón ahora puedo.

—Bueno, me dijeron que tienes problemas para recordar algunas cosas ¿Y qué hay de su interior? Del libro, quiero decir.

—Efectivamente son poemas los que están escrito en sus páginas internas.

—Entonces no me sirve de mucho. De todos modos gracias.

El sacerdote abandona el camarote con una clara expresión de decepción mientras yo aún estoy perplejo por lo que acaba de pasar.

Luego de eso descanso un momento, trabajo un poco más, un par de horas vagas charlando en la cocina con YONY y el cocinero y de golpe somos llamados a trabajar como locos otra vez. En este barco parece no haber horas para hacer las cosas.

Después de varios días de travesía en los que yo me he más que acostumbrado a la rutina de mis labores, una mañana mientras estoy limpiando la cubierta el hombre del mástil comienza a gritar a todo pulmón.

— ¡BARCO A LA VISTA!

[…]

CAPITULO 02-PRELUDIO DE UN COMBATE.

El capitán sale de su camarote rascándose su cabeza con la clara ansiedad que le provoca el alboroto que se siente fuera.

—Por mil demonios ¿Qué está pasando?

Con su catalejos debajo de su brazo y tratando de abotonarse su chaleco adecuadamente, el bullicio lo sorprendió en el más profundo de los sueños y apenas tuvo tiempo de ponerse algo encima.

—Barco a la vista señor.

Le dice uno de los tripulantes y el capitán no puede ocultar la emoción que le causa la noticia. En el mar cualquier cosa que aparezca flotando en el agua es un gran acontecimiento, por lo que el capitán JIT procede a extender su catalejo.

Se detiene justo a mi lado y procede a cerciorarse de la veracidad de la noticia. No pudo contener el entusiasmo para gritar:

— ¡TODOS A CUBIERTA!

Llamado que provoca que todos los tripulantes se apresuren a proa y que comenzara a expandirse un brote de rumores mientras todos se arremolinan detrás del capitán.

— ¡Cállense todos, Carajo!

Grita el capitán para concentrarse en observar al otro barco que antes se acercaba, pero que ahora parece que está en un movimiento circular.

— ¡SEÑOR!, parece que están cambiando de rumbo.

Advertencia del segundo al mando.

—Es una embarcación sin bandera de dos velas y es tres veces menor en tamaño que esta, le daremos caza sin problemas.

—No parece el tipo de barco hecho para adentrarse muy lejos en el mar ¿Crees que son enanos?

—No lo sé señor, pero pronto lo confirmaremos…

— ¡TODOS! NOS ACERCAREMOS CON CAUTELA, PERO PREPÁRENSE PARA EL COMBATE…

—Si no son enanos entonces los capturaremos y los obligaremos a que nos lleven a su pueblo.

Las palabras del capitán alborotan aún más a la tripulación, tanto por la emoción de la acción como por la preparación para la misma.

[…]

Después de un rato en la persecución la otra embarcación parece reducir su velocidad, mientras nos acerábamos el segundo al mando suelta su catalejo para avisar al capitán.

—No puedo adivinar qué tipo de embarcación es esa, pero no tiene cañones, así que posiblemente sean pescadores.

—Definitivamente no son enanos.

Al acercarse más al barco y colocarnos justo detrás de ellos por el estribor incluso yo puedo ver qué tipo de personas son sus navegantes: cinco hombres, piel morada como el de la uva madura y cabellos negros que concluyen en sendos moños en su parte posterior mientras lucen calvos a los lados, orejas que no sobresalen sino más bien parecen talladas a cada lado de sus cabezas.

Pantalones que parecen estar hechos de tres secciones de cuero marrón unidos claramente por partes de tela blanca al inicio de los muslos y en las rodillas, camisas que parecen dos piezas de cuero de algún animal sin mangas unidas por cordones laterales y que se ensanchan un poco por debajo de la cintura haciéndolas parecer una media falda.

Un cinturón que cruza diagonalmente sus pechos para sostener un bulto cilíndrico en sus espaldas, de los cuales sobresale lo que parece ser las empuñaduras de dos espadas.

— ¿Qué opina capitán, Cree que esas empuñaduras en sus espaldas son de espadas?

—No estoy seguro, lo que sí sé es que son muy feos, alguna vez has visto un color de piel como esa.

—Es la primera vez, pero son solo cinco personas. Estamos esperando sus órdenes capitán.

Le responde el segundo al mando y el capitán se saca a si mismo de su asombro.

— ¡Atención todos! Ellos son solo cinco, así que quince de ustedes serán más que suficientes para ir a capturarlos. Cuando yo de la orden claro.

AMIGO, YONY, vayan a mi camarote, el sacerdote y sor lucia están allí, eviten que salgan, no quiero sermones cuando estemos interrogando a esos tipos.

Cumplimos la orden y nos dirigimos a la puerta del camarote del capitán.

—“Vayan por ellos”.

Escuchamos a alguien gritar desde nuestra posición seguido del sonido de las espadas chocando en la otra embarcación.

—VAYA ruido el que se escucha allá afuera, ¿Qué opinas AMIGO?

—Que parece que los pescadores están dando pelea.

Le digo a YONY mientras los ruidos del calor de la batalla y los choques de espadas se intensifican aún más allá afuera.

—Creo que las cosas en la otra embarcación se están poniendo emocionantes y nosotros estamos aquí sin poder ver el único espectáculo en semanas que calienta las cosas desde que dos de la tripulación se pelearon por una apuesta.

—Tú, ¿Estás emocionado?

—Por supuesto, este es el primer paso, pero pronto estaremos saqueando el pueblo de esos pescadores y seremos ricos. ¿No estás emocionado tú?

—Emocionado no sería la palabra correcta.

Apenas terminamos de hablar vemos como los cinco pescadores saltaron frente a nosotros y un grupo de la tripulación les salió al frente para iniciar un combate en la cubierta con YONY y yo como testigos.

—Diablos.

Grita YONY.

— ¿Qué pasa?

—Yo iré a pelear, tú entra a cuidar a las chicas adentro y toma esto.

Me pasa una espada.

— ¿Para qué me pasas esto?

—Si saltaron a la embarcación significa que son fuertes, si logran entrar en la habitación, mata a las chicas y luego suicídate.

—No haré eso.

—Créeme, es lo más humano que puedes hacer por ellas si las capturan.

—Igual no lo haré, toma tu arma.

—Como quieras.

Dicho eso YONY recupera su espada y se lanza a cubierta mientras yo entro al camarote del capitán.

— ¿Qué pasa afuera?

Me pregunta visiblemente preocupado el sacerdote.

—Estamos peleando con la tripulación de otro barco en cubierta.

— ¿Nos están abordando?

—Eso parece.

Afuera suenan los choques de las espadas y uno que otro disparo de mosquete.

— ¿Crees que llegaran hasta aquí?

Me pregunta sor lucia con una clara expresión de nerviosismo que no puede ocultar. LEORA está abrazada a ella con los ojos cerrados.

—Son solo cinco de ellos, creo que la tripulación tiene todo bajo control.

Entonces se siente el silencio fuera.

— ¿Será que todo ha terminado? ¿Qué esperas? Vaya a cerciorarse.

Me ordena el sacerdote y yo no tengo más remedio que obedecer, me dirijo a la puerta para echar un vistazo, cuando escucho pasos que se acercan seguidos de una fuerte patada en la puerta y luego otra, entonces retrocedo.

La puerta es tumbada por uno de los pescadores de piel purpura y estos entran a la habitación, nos rodean y yo me coloco en frente de las chicas en posición de combate.

Llega a mi memoria en ese momento el papelito que decía: “Protege a LEORA” pero no es como si tuviera esperanza de hacer mucho en este momento.

[»’] Si pudiera recordar quien soy tal vez podría protegerlas mejor.

Mientras estoy en posición de pelea frente a ellos, uno de los dos más jóvenes comienza a moverse lateralmente, apunta una de sus espadas a las chicas y salta sobre ellas.

Salto hacia él golpeándolo con ambos pies y empujándolo hasta la pared, de paso le tumbo su espada más larga. Mientras trato de ponerme de pies tan rápido como puedo él ya está en movimiento de estocada hacia mí con la espada más corta.

—“Golpe ki”.

Grito que por instinto sale de mis entrañas mientras le lanzo un puñetazo que intenta golpear su mano y desviar su ataque fulminante. Consigo con éxito golpear su mano, con bastante contundencia, tan fuerte que su espada vuela de su mano y se entierre en su pecho.

[…]

El chico se queda mirando con cierto asombro.

[…]

Entonces mientras se desploma me giro hacia los demás y… tengo 4 espadas rozando justo mi cuello.

[»’] Hasta aquí llegó todo lo que puedo hacer.

Pienso.

—Perdón por no poder protegerlas chicas.

Les digo esperando sentir el filo de las espadas, pero mientras me quedo tranquilo noto que no parece que los demás me vayan a atacar, así que.

— ¡Me rindo, me rindo!

Y levanto las manos para ser amarrado por estos guerreros extraños. El chico con el que acabo de pelear sigue vivo y se está retorciendo en el suelo mientras uno de ellos lo está atendiendo.

Al ser llevados fuera de la habitación del capitán veo que el desastre de cadáveres de la tripulación arropa todo el lugar por donde se pueda caminar.

YONY, el capitán y el cocinero están atados al mástil principal y parecen ser los únicos sobrevivientes junto a nosotros.

Estos son desamarrados y con señas claramente entendidas YONY y yo somos obligados a cargar con el extraño herido para que todos seamos escoltados al barco enemigo a punta de espadas.

Dos de los chicos manipulan la pequeña embarcación, uno de ellos está atendiendo al pescador agonizante y otro más se encarga de vigilarnos.

[SSS] A estas alturas puedo decir que definitivamente no son pescadores.

Nos susurra YONY a todos los atados a un largo banco que atraviesa la embarcación lateralmente.

[SSS] Se nota que eres un genio.

[SSS] Para mi estaba más que claro que eran guerreros, más bien la verdadera sorpresa es que este pequeño número haya podido derrotar a toda mi tripulación.

[SSS] Es tarde para darse cuenta.

Lo digo en forma irónica ya que si algo destaca de estos tipos son sus camisas de cuero sin mangas.

[SSS]Para mi estos tipos están más cerca de parecer militares que piratas o aldeanos.

— ¿Verdad?

[SSS] En mal momento se da cuenta… y hable más bajo.

Mientras susurro con los demás el tipo agonizante parece que lanza su último suspiro, entonces quien lo atendía se levanta, me mira furioso y mientras está diciendo algo en un idioma que yo no entiendo saca su espada más larga del bulto que tiene en su espalda y me apunta….

[»’] Ahora sí, hasta aquí llegué.

Pienso y me preparo para recibir el golpe, pero el que nos vigila lo detiene y parece que empiezan una discusión.

[SSS] ¿Puedes entender lo que están diciendo?

Me susurra el sacerdote.

—Algunas palabras se parecen a las que están en el libro que usted me dio, pero hay muchas otras palabras que no entiendo.

—Intenta recordar, como lo hiciste antes.

—Eso y esto no parecen lo mismo.

—Mira, debajo de este banco a tu derecha, en el piso hay un rollo grueso que parece tener cosas escritas, solo repite lo que hiciste con el libro, tal vez recuerdes algo, nada se pierde intentando.

Me agacho para tomar el rollo debajo de mi asiento un poco a la derecha y cuando me levanto,siento una espada en mi cuello.

— ¿AL“•OS#.KE)=NO?

No entiendo lo que me está diciendo, pero adivino que me está preguntando sobre lo que hago, así que igual intento responderle.

—“Leer”.

Digo y me paralizo por un momento, como la otra vez.

— ¿Qué crees que estás haciendo?

Me está gritando el pescador. Ahora puedo entenderlo.

—Solo… tomar… suelo.

Le respondo.

—Déjalo tranquilo PERSIO.

—No lo haré PANARO, limpiaré el honor de KUSATO matando a este tipo.

—El chico actuó honorablemente, todos vimos como KUSATO murió por su propia espada.

— ¿Cómo llamas a eso honorable?

—KUSATO iba a atacar a unas mujeres indefensas y este lo enfrentó sin armas. Quien se buscó una muerte deshonrosa fue el mismo KUSATO.

—Es cierto, todos lo presenciamos.

Dice el que estaba en el timón del barco y que parece ser el más joven del grupo, un cuarto guerrero arropa al difunto con una enorme tela.

—Tú cállate JANARO que los novatos no opinan en estos asuntos. Ellos nos atacaron primero, por lo que tenemos todo del derecho de eliminarlos.

—Matamos a todos los que empuñaron un arma contra nosotros, pero estos son prisioneros atados, no sería honorable atacarlos.

— ¿Y cómo estás seguro de que no son ZOMBIS? no ves lo feos que son con sus ojos almendrados y sus pieles claras.

—Los demonios no pelean con espadas, además, hay mujeres entre ellos, estos definitivamente son extranjeros de algún raro país.

—Pero solo mira sus claras pieles.

—Es su color natural de extranjeros, déjalos en paz ya.

[SSS] Pissst, Pissst, AMIGO.

Me susurra el sacerdote.

[SSS] ¿Qué es lo que están hablando?

[SSS] Están discutiendo si este que está más cerca me puede matar o no.

[SSS] Ves, te dije que podías hablar con ellos. Dinos, ¿Qué están diciendo?

[SSS] Es hasta extraño que no nos hayan rebanado la garganta todavía.

Me susurra el capitán.

[SSS] Parece que tienen alguna especie de código de honor que les impide atacar a los que no pueden defenderse.

— ¡Viva el código de honor!

Grita el capitán.

LA TRANSFORMACION.

— ¡PANARO!, ¡PANARO!

Comienza a gritar aquel guerrero que cuida el cuerpo de KUSATO.

— ¿Qué pasa PERSIO?

—Creo que hay otra cosa de la que debemos preocuparnos.

Y es que el cadáver estáemanando una extraña aura purpura que envuelve todo su cuerpo mientras por todos lados parecían salirle pequeñas luces cual luciérnagas que flotan a su alrededor para desvanecerse a los pocos segundos.

[SSS] ¿OYE AMIGO? Eso es normal.

[SSS] ¿Por qué me lo preguntas a mí?

—Demonios, lo que nos faltaba… JANARO, desata a los reos y colócalos al final de la embarcación.

Ordena aquel a quien llaman PANARO y el más joven deja de timonear la nave para obedecer.

Mientras nos está desatando tanto el aura purpura como las chispas incrementaron su intensidad provocando que todos los guerreros se colocaran en posición de combate.

La sábana que cubre a KUSATO es removida desde su interior y el chico abre los ojos y se levanta lentamente de lo que era su lecho de muerte, o eso creo yo.

El tipo que antes era más pequeño que yo ahora me supera en tamaño por una cabeza.

[»’] Pero qué demonios son estos tipos.

Atino a pensar ya que no solo su altura ha cambiado sino todo él, con un claro blanqueamiento del color de su piel, todos sus dientes afilados cual colmillos, orejas que se alargan y terminan en dos puntas hacia atrás de sus cabezas que le dan una apariencia aún más siniestra.

El ex difunto nos echa una mirada a todos con la expresión salvaje de león hambriento, comienza a salivar al vernos como quien no quiere esperar para alimentarse.

Se abalanza hacia el grupo pero los guerreros se adelantan en contesta, con sus espadas en mano en contra de lo que ahora es una “cosa viviente”.

El primero de ellos, de quien todavía no he escuchado su nombre, recibe un golpe tan fuerte con solo un movimiento de sus brazosy es lanzado fuera de la embarcación.

El entonces llamado PERSIO mira por donde cayó al agua su compañero y se voltea para lanzarle un ataque ascendente con su espada al monstro que le causa una gran herida en su cuello, con la desdicha de que no parece haber sido suficiente y este también recibe un ataque que lo lanza hacia atrás de la embarcación, con tal fuerza que los reos tenemos que quitarnos del camino para que este pase libremente en su rodada.

Nosotros los reos, que aún no hemos sido desatados somos alcanzado por “el zombi”, el cocinero es tomado por un pie y halado de forma brusca. Un solo jalón que lo deja literalmente debajo del monstro.

El “muerto viviente” que antes llamaban KUSATO abre su boca más allá de la que un humano normal lo haría, hasta donde comienza su garganta, para tratar de tragarse la cabeza del cocinero, la ágil reacción del cocinero evita una mordida directa a la cabeza, pero igual termina exponiendo su cuello.

Nuestro compañero comienza a gritar del terror que le provoca el ser atacado por esa cosa, todos estamos aterrados.

Yo, que soy quien está al lado del cocinero logro reaccionar y comienzo a darle fuertes patadas al zombi, pero no logro siquiera moverlo.

JANARO, con un ataque descendente de suespada corta un brazo del mostro y luego PANARO intenta una estocada a su pecho.

Al no poder alcanzarlo grita:

— ¡TAMAÑO!

Y su espada crece el doble de su tamaño atravesando el pecho del revivido y deteniendo su movimiento.

— ¡ABSORCION!

Grita de nuevo PANARO y acto seguido KUSATO se cubre de un aura blanca que se extiende por la espada y luego cubre a PANARO.

Un zarpazo con el antebrazo del zombi lanza a PANARO hasta la orilla del barco, pero ya otra espada estaba atravesando al monstro desde atrás.

— ¡ABSORCION!

Grita al que llaman JANARO y el zombi otra vez es cubierto con un aura blanca, intenta voltearse a golpear al portador de la espada pero esté está en un punto ciego, entonces se desploma y queda inmóvil aparentemente sin posibilidad de volver a levantare de nuevo.

Pero todo esto no termina aquí, ya que de inmediato todos apuntan sus espadas al cocinero.

—JANARO, libéralo.

Ordena PANARO y una vez cumplida la orden, con tres espadas apuntándole PANARO le hace una inconfundible seña en la que lo invitaba a saltar al agua.

—OYE TÚ, el que entiende un poco nuestro idioma, dile a este tipo que salte o lo mataremos aquí mismo.

—Salto, él, ¿Porque?

Lo que puedo decir con el poco conocimiento del nuevo idioma que tengo, pero no se necesita de mi traducción ya que la seña que le hizo PANARO al cocinero es más que clara “Sal del barco ahora”.

Al entender lo que estaba a punto de pasar YONY hace un esfuerzo por librarse de las ataduras y brindar algún tipo de ayuda al cocinero pero no teniendo otra elección este se lanza al agua mientras sangraba de su cuello.

En el otro extremo de la embarcación el guerrero que fue lanzado fuera del barco emerge y todos sus demás compañeros reponen sus respectivas composturas como si no ha ocurrido nada y vuelven a tomar sus posiciones para reiniciar el viaje.

[»’] Parece que estos tipos están acostumbrados a este tipo de situaciones.

[SSS] AMIGO, ¿Qué fue lo que pasó? tú que hablas su idioma explícame.

—Yo vi lo mismo que usted padre.

—No entiendo porque atacaron a su amigo, o porque le dijeron al cocinero que se lance al agua.

— ¿Qué no lo acaba de ver?, su amigo regreso de la muerte, se convirtió en un zombi y la vida de todos peligraba.

— ¿Qué diablos es un zombi?

—Ahora que lo preguntas, yo tampoco lo sé, pero por alguna razón estoy seguro que una persona que ha sido mordido por un zombi también se convierte en uno.

Tardo un buen rato explicándole lo que yo creo, de alguna forma, que es un zombi, aunque yo mismo me sorprendo del hecho de que tenga tales conocimientos.

[…]

Tres horas después.

[…]

— ¡ESTAMOS LLEGANDO AL PUERTO DEL PUEBLO DE SINSARA!

Grita el que timonea el barco, entonces miro hacia el frente y puedo divisar una línea gris que se dibuja en el horizonte.

Luego miro a las chicas, a ellas no las ataron, pero LEORA esta recostada en el regazo de SOR LUCIA con visible expresión de miedo en su rostro, así que me acerco a ella para tratar de animarla un poco.

[»’] ¿Por qué estoy tan calmado?

—Oye, no te preocupes, cuando lleguemos a tierra, al capitán se le ocurrirá algo que nos sacará de esto.

[»’] ¿Será que estoy acostumbrado a este tipo de cosas?

— ¿Al capitán? Me suena a mucha gente.

Me dice mientras se rasca el trasero.

[»’] Acaban de lanzar a un compañero al agua.

— ¿SIEMPRE TIENE QUE ESTARSE RASCANDO ALGO?

[»’] ¿Y yo estoy preocupado por esto?

—Es una manía, que puedo hacer.

—Ufff… ¿Cuando dejamos de ser su tripulación? Será mejor que vaya pensando en algo.

—Rezar para que no nos maten, o para que lo hagan de una vez si es que piensan torturarnos o algo así.

Realmente quería refutar esa conclusión tan apocalíptica, pero la expresión de deseos de llorar en SOR LUCIA y desesperanza en los rostros de mis otros compañeros es para desalentarse completamente.

[»’] ¿Hay algo mal en mí?

[SSS] Diablos ¿Cómo se supone que voy a animar a la niña con la actitud de estos tipos?

[»’] ¿O la persona que no recuerdo que soy ha visto cosas peores?

Nos acercamos a la costa mientras la tarde comienza a ceder su dominio, puedo ver que las casas más cercanas a la costa son pequeñas, dispersas a ambos lados del puerto, Con formas de cono, pirámides o como tiendas de campañas de los boys scout, ventanas y puertas triangulares, algunos en madera, otros de concreto y unos más en esos materiales combinados.

[»’] ¿Me pregunto que será un boy scout, y porque conozco una palabra tan rara?

Las construcciones menos cerca de la costa son bastante grandes, también con la forma de las que están en las playas, pero con más pisos y ventanas, sobresalen por encima de los arboles alrededor de la costa.

Varios aldeanos se acercan a la embarcación mientras nos acercamos al puerto, parece que para recibir a estos guerreros, una población como no he visto nunca en mi vida.

[»’] Y eso que no tengo memoria de mi vida.

Se trata de un conjunto de personas de piel morada que a diferencia de los guerreros del barco que tienen un moño en la parte posterior de sus cabezas, todos estos aldeanos exhiben melenas hasta el cuello a nivel de los hombros en los hombres y casi hasta la cintura en las mujeres.

Camisas ligeras blancas, pantalones bastante holgados que terminan por debajo de sus rodillas.

[»’] No son calvos como estos que nos atacaron primero.

CAPITULO 03-UN NUEVO MUNDO.

Al llegar al muelle un anciano seguido de algunos aldeanos más salen a recibirlos.

—GOMUNO.

Dice esa persona mientras muestra la palma de su mano.

—KAMEJA.

Responden los guerreros haciendo el mismo gesto e inician una conversación entre ellos.

Dos de los tres guerreros restantes se van hacia el pueblo y un tercero se queda vigilándonos.

Los aldeanos que llegan al lugar comienzan a arremolinarse en el muelle y a mirarnos como si fuéramos los bichos más raros del planeta.

[»’] ¿Planeta?… agregaré eso al grupo de palabras que uso sin recordar su significado.

—Pero que personas más feas estas, ¿Cómo se soportan ellos mismos?

Dice el capitán mostrando una cara de asco.

—Porque no te fijas en cómo nos miran, seguro que ellos piensan lo mismo de nosotros.

Le responde el sacerdote.

— ¿Son estos ZOMBIS, mami?

Pregunta una niña aldeana a una mujer adulta.

—No lo sé hija, pero seguro que los GACOYS nos lo dirán después.

—AMIGO ¿Sabes de que están hablando?

—Estos aldeanos creen que somos ZOMBIS. Lo que no es de extrañar, el que me apuntó antes con la espada pensó lo mismo.

Apenas termino de hablar y llama mi atención una chica de labios rosados y carnosos vestida igual que los guerreros que nos tienen prisioneros, con la diferencia de que la falta de mangas crea atractivos escotes laterales en su uniforme.

Esta chica viene bastante apresurada hacia nosotros y con una clara expresión de malestar y angustia en su semblante.

El hecho de que también sus cabellos terminan en un moño en la parte posterior de su cabeza me hace pensar que este tipo de peinado es parte del uniforme de estos guerreros.

—AKANA, lo siento.

Le dice PANARO interrumpiendo su conversación con el aldeano anciano y adelantándose a recibirla,la chica no solo lo ignora sino que lo aparta con rudeza de su camino y continúa hasta llegar frente al barco, luego mira a los alrededores como si buscara algo o a alguien.

Un extraño escalofrío arropa mi espalda y una extraña premonición se siente en toda mi piel.

[»’] Si me salvé de uno, no lo haré a dos.

La chica sube al barco y levanta la manta que otra vez cubre al guerrero que vencí.

Con solo levantar la parte que cubre su rostro la chica lanza un grito mudo, ya que, si su expresión fue la de alguien que se aterra ante la vista de un ser conocido yaciendo frente a ella, se cubre con una mano la boca quizás para no dejar salir algún sonido que acompañe a su reacción, o tal vez fue un simple movimiento instintivo de la amarga sorpresa.

Después de un solo segundo la chica reacciona de manera inversa y se lanza sobre KUSATO para abrasarlo mientras parece llorar en silencio.

Los demás guerreros la rodean y se colocan todos ambas manos en sus cinturas como queriendo expresar su impotencia por el deceso del chico mientras parecen que la consuelan en silencio solo con sus presencias y sus sentimientos de pesar. .

Luego al que llaman PANARO se arrodilla a su lado y parece explicarle algo.

[SSS] Cuando esa chica se voltee….

Me susurra el capitán… y efectivamente… la chica voltea hacia mí con una mirada de odio y lagrima en sus ojos.

Parece que PANARO le estaba explicando las circunstancias de su deceso, solo pienso eso por la forma en que está reaccionando la chica.

El capitán se aparta rápido de mi lado al ver que la chica se levanta y echa su mano hacia atrás para sacar su espada desde el bulto en su espalda, se acerca a mí y me lanza una estocada que yo esquivo lanzándome hacia atrás y rodando mientras aún estoy atado en la parte superior de mi cuerpo.

Me levanto con el mismo impulso por el que estoy rodando, así que cuando ella me lanza una segunda estocada, lo único que se me ocurre es patear su espada por un lado.

Funciona, pero no muy bien, su espada logra cortar parte de mi pierna y caigo al suelo boca abajo.

Entonces giro rápidamente para poder esquivar lo que venga, pero veo los demás guerreros ya están deteniendo a la chica. Están gritándole algo, pero mi comprensión de su idioma todavía no es tan aguda.

Después de un intenso momento de colegas la muchacha se calma de malas ganas, me lanza una mirada de desprecio y guarda su espada, así que yo tengo tiempo de preocuparme por la herida que parece profunda.

La monja entonces corre hacia mí y toma agua de un balde dentro del barco en sus manos, murmura algún hechizo mientras en su frente se dibuja una pequeña silueta como la de un triángulo, que aparece para inmediatamente brillar.

La chica vierte el agua sobre mi herida, entonces esta cicatriza inmediatamente dejando el sonido del agua al caer en piedra caliente y una estela de humo detrás.

Los aldeanos y guerreros se quedan visiblemente asombrados… bueno, yo también.

— ¿Qué harán con ellos?

Pregunta la guerrera AKANA sin apartar de su rostro una dura expresión hacia mi persona.

—Los llevaremos a juicio por haber atacado una embarcación del imperio.

Responde PANARO y la chica toma de su uno de los bolsillos de su bulto en la espalda dos argollas para colocarlas en mis muñecas.

—No creas que me conformaré con que el juez te envié a prisión.

Me dice a los oídos sin cambiar su mirada de odio, provocándome cierto escalofrío.

—Llevemos a estos presos hasta el pueblo.

Ordena PANARO y así se cumple, específicamente somos llevados a una de las grandes tiendas de campañas con torres laterales que la adornan y en cuyo interior nos esperan unas para nada confortables celdas.

Una vez dentro del recinto la hermana LUCIA me pregunta evidentemente alterada.

—AMIGO ¿Puedes decirnos que fue lo que sucedió ahí afuera? ¿Son estos seres tan raros que después de estar claramente muerto pueden volver a la vida?

—Como le expliqué a YONY, a esa cosa es a lo que precisamente se le llama ZOMBI, una persona que después que muere vuelve a levantarse y a caminar entre los vivos.

— ¿Y porque comenzó a atacar a todo el mundo?

—Es porque los zombis desarrollan una feroz hambre por comer humanos.

—Hablas como si has visto a esas cosas otras veces.

—El rollo que leí apenas lo mencionaba, pero igual siento que ya sabía de su existencia desde antes.

No sé si es el tanto hablar o el hecho de que tengo mucho rato que no he probado alimento pero de repente comienzo a sentirme mareado y tengo que recostarme de una de las paredes de la celda.

— ¿Te sucede algo?

—Me estoy sintiendo mareado y sin fuerzas, no sé porque.

—Oye tú, el que tiene las argollas.

Se aparece un carcelero para señalarme.

—Sí.

—Estas de suerte, tu caso será revisado ahora mismo, así que sal, que tengo que llevarte a tu juicio.

Soy el único que es sacado de la celda y llevado por el carcelero a una especie de juzgado donde un grupo de personas parecen discutir sobre nuestra situación.

Entre los presentes en el juicio están los guerreros que nos trajeron y la chica que casi me mata.

Quien parece dirigir el juicio, sentado solo en frente a mí es el mismo anciano que recibió a los guerreros en el muelle.

Una persona que está parada en medio del salón se acerca a mí para preguntarme, pero yo no entiendo nada de lo que dice.

Como el tipo tiene un rollo manuscrito en sus manos, le hago seña para que me lo preste, la persona parece no entender en un principio, pero yo insisto en señalar el rollo.

Cuando este lo extiende hacia mí lo tomo y canto.

—“Leer”.

El rollo se queda pegado a mi mano por un momento y mi vista no se despega del objeto.

—Tengo entendido que eres el único que entiende lo que decimos, ¿Puedes explicarnos quienes son ustedes?

—Dueño barco… comerciantes… yo trabajo.

Es lo que puedo decir con las limitadas palabras que estoy aprendiendo a dominar después de leer el rollo.

—Lo que quiero decir es ¿Qué clase de seres son ustedes?

—No… pregunta.

—Me refiero a que clase de raza son.

—Capitán dice… nosotros norte.

— ¿Que pretendían atacando una embarcación de nuestro imperio?

—No entiendo.

— ¿Por qué nos atacaron?

—Yo, dentro… ellos barco, no sé fuera.

— ¿Pero tú mataste a uno de nuestros GACOYS?

—No sé, GACOY, yo cuido niña y otra… golpearon primero.

Quien me interroga se voltea hacia quien parece que comanda la reunión.

— ¿Qué dice el líder de juicio?

Después de un silencio en lo que parecía estar analizando la situación el anciano (líder del juicio) dictamina.

—Al menos hay una parte de su incomoda declaración que parece coincidir con la de los GACOYS que los trajeron…

[…]

En lo que respecta a su enfrentamiento con el fallecido parece haber coincidencias, por lo que no puedo imponerle una sentencia extra, así que como prisioneros de guerra que son, serán llevados al mercado para ser vendidos como esclavos.

Desde el público se pone de pies la chica guerrera para dirigirse el líder de juicio.

—Señor “Líder de juicio”, no estoy de acuerdo con esa decisión, tal como mis compañeros declararon, ellos empezaron el combate.

—Según lo que se ha dicho hasta ahora, los que atacaron con armas fueron eliminados por nuestros GACOYS, mientras que algunos otros se rindieron sin haber enseñado algún arma, el acusado pertenece a un grupo que estaba escondido junto a otros de su raza en una habitación de la embarcación, en ningún momento fue una amenaza hasta que tuvo que reaccionar de defensa de una mujer y una niña desarmadas.

[…]

No sé usted, pero yo no veo un acto de ataque premeditado sino un acto de defensa así que no cambiaré mi resolución.

—Entonces, si van a ser vendidos como esclavos, yo quiero a este.

Dice señalándome y con una clara expresión de enojo.

—AKANA, no puedes comprar a un esclavo con motivos de venganza, no es honorable.

— ¿Acaso existe una regla que me lo impida?

—Sabes que ese no es el punto. Tu prometido era un novato que murió deshonrosamente por su propia espada, no se puede hacer nada al respecto.

Le reclama PANARO y la chica se queda mirándome pensativa por un momento… entonces le responde:

—Un guerrero honorable solo puede morir de forma honorable, ¿No crees?

Le dice y yo solo trago saliva.

— ¿Qué es lo que estás pensando hacer?

—No te preocupes, lo compraré y le otorgaré el derecho de ganarse su libertad, solo eso… pueden llevar a los demás presos al mercado que este irá a la arena.

[»’] ¿Arena? Eso no suena muy bien para mí… estoy seguro que no se refiere a la arena de una playa.

Soy separado de los demás y escoltado hasta llegar a lo que parece ser una especie edificio tipo tienda de campaña, con una gran puerta frontal y una gran explanada en su frente.

Del interior vienen cargando una jaula cilíndrica que es estacionada al lado de un reloj de sol donde soy encerrado, en plena mitad de la plaza y a la vista de todos los transeúntes.

Los aldeanos comienzan a pasar y luego a acumularse frente a mí, solo paramirarme como si fuera un fenómeno de circo.

[»’] Esto es humillante.

— ¿Qué diablos miran? Monos feos.

No tengo más remedio que soportar esto por ahora… o eso pensaba hasta que a un aldeano se le ocurrió la asombrosa idea de acercarse con una rama e intentar pincharme con ella.

— ¿Qué te pasa idiota?

—Oye, este ZOMBI puede hablar, jajaja.

Grita el aldeano seguido de un:

— ¡Oooooh!

De los demás presentes que incluso se detuvieron a ver la increíble hazaña del aldeano, según sus limitadas mentalidades…

Cuando intenta introducir su rama otra vez, saco mi brazo de las rejas y lo tomo de su cuello, mi intención era hacerle golpear contra la jaula, pero como no pude agarrarlo con suficiente firmeza el tipo se libera dando un salto hacia atrás.

Todos los presentes se alejan del área un como si estuvieran en una coreografía.

—Así está mejor, ya saben lo que les pasará si se acercan.

En su salto hacia atrás el idiota soltó un rollo manuscrito que rodó hasta casi alcanzar la jaula. Entonces miro al chico y lo desafío.

— ¿Qué te pasa “Sin orejas”… no piensas venir por él?

Le pregunto al chico con una sonrisa de malicia que de seguro lo desconcierta, pero como él sigue inmóvil entonces tomo el rollo y lo extiendo hacia él.

—Ven tómalo, si tienes las agallas.

El tipo por fin reacciona pero solo para salir corriendo. Lo cual se convierte en una buena oportunidad para utilizar aquella habilidad otra vez.

—“Leer”.

Grito y luego lanzo el rollo fuera de la jaula ya que he aprendido su contenido.

[»’] Esto me ayuda a comprender mejor el idioma de estos bichos con un muy mal bronceado.

No sé porque esta vez al usar esta habilidad, siento como mis fuerzas me abandonan e incluso siento más hambre que hace unos momentos.

Quisiera decir que no tengo sueño, sobre todo por lo incomoda de la jaula, pero en realidad esta repentina debilidad me ha provocado un sueño imposible de resistir…

[…]

En algún momento me dormí como un tronco, al menos hasta que en la oscuridad de la noche la misma hambre me despierta, un sentimiento de estar en un remolino del cual no puedo salir me invade…

No hace mucho que desperté sin recordar nada de mí y solo ayer estaba en medio del mar en un barco. No puedo creer en cuantos líos me he metido en tan poco tiempo.

Siento en todo mí ser la inseguridad de no saber hacia dónde girará mi destino en el futuro.

— ¡Grrrrrhhh!

Mi estómago me avisa que quiere comer y yo solo pienso en ¿cuándo fue la última vez que comí algo?

[»’] Espero que las chicas estén bien, se supone que propuse protegerlas… aunque está claro que primero debo hacer algo por mí antes.

Es un momento de incomodidad dentro de la jaula y ¿Por qué no? de aburrimiento.

Tomo el parche de mi pecho y entonces veo que tiene todo un listín de información escritas en su parte posterior, Sus letras no corresponden con algún idioma que haya leído hasta ahora, por suerte también puedo leerlas.

:::DIEGO, Profesión: ESTUDIANTE, nivel 20.

Y debajo de esto tiene algunos cuadros con encabezados y números.

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:::DIEGO, Profesión: ESTUDIANTE, nivel 20.

Título: ▲

Maestro Zombi: ▲.

Inscripción zombi:1/1 (Maná).

Mago de las sombras-Nivel. 20.

Carajo de la cadena-Nivel. 20.

Baloncestista-Nivel 20.

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:::Habilidades: ▲

Leer (Mejorado):-300/200.

Sumar: -100/200.

Restar:-100/200.

Multiplicar:-020/200.

Golpe ki:-050/200.

Molde Aura:-050/200.

Molde ki: -050/200.

Exorcismo: -200/200.

Barrera: -100/200.

Empatía:-050/200.

Party:-080/200.

Burbuja-100/200.

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

:::Estados: ▲

Fuerza:-035/200 (Ki).

Salud (auto):-200/200 (Ki).

Agilidad (des.):-050/200 (ki).

Velocidad: -030/200 (Ki).

Reserva:-200/200 (n/a).

Resistencia ▲

Res. Física:-030/200 (Ki).

Res. Mágica:-020/200 (Mana).

Res. Veneno:-005/200 (Mana).

Inteligencia: -100/200 (Aura).

Sabiduría:-020/200 (Aura).

F. Voluntad (mejorado):-250/200 (Aura).

Suerte:-020/200 (Aura).

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—Ooh, así que mi nombre es DIEGO y esto dice que esas son habilidades mías… y son unas cuantas a considerar. Ni siquiera recuerdo para qué sirven, aunque “Leer” hasta ahora me ha sido bastante útil…

[»’] ¿Para que necesitaría yo “exorcismo”?… ¿Y qué diablos es Carajo de la Cadena?

[…]

[»’] Ahora que recuerdo yo grité “Golpe Ki” cuando me enfrenté a KUSATO en el barco, debí haberlo hecho por instinto.

[…]

[»’] DIEGO, eeh, nivel 20, ¿la palabra “estudiante” creo conocerla?

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::::::::Energías ▲

::::Ki:-5/15.

::::Mana:-5/50.

::::Aura:-130/130.

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Experiencia – 08.

[»’] Esta cosa parece tener mucha información útil de mí… esto de “Maestro ZOMBI” no sé qué podría significar, que soy un maestro para los ZOMBIS no tendría sentido alguno.

— ¿Que soy un zombi que se dedica a ser maestro?… tampoco parece, además los zombis no hablan hasta donde yo sé.

Mientras sigo analizando mi tarjeta se acerca la persona que menos quiero ver. Se trata de AKANA, quien al pararse frente a mí me mira en silencio con una clara expresión de desprecio.

—Los ZOMBIS que hablan en realidad no son tan raros como piensas, por lo que tú podrías bien ser uno de ellos.

—No recuerdo haber visto a un ZOMBIS que habla.

[»’] Aunque en realidad no recuerdo a ningún zombi de todas formas.

— ¿Recuerdas? Un aldeano que temprano se sorprendió al pensar que eres un ZOMBI parlante. A los zombis que adquieren la habilidad de hablar por estos lugares les llamamos MACAROS, Son pocos los aldeanos que han visto a un mácaro hablar, ya que por lo general es lo último que escuchan.

—Perdón pero… ¿Qué haces apareciéndote en medio de la noche? ¿Estás vigilándome?

—Todo el tiempo de hecho, me extraña que no hayas intentado escapar, después de todo, la perilla que asegura esta jaula esta floja, ¿Ves?

Luego de esa afirmación la chica abre la puerta haciendo un simple y suave movimiento y saca del bulto en su espalda la espada larga.

— ¿Qué quieres que te diga? Recién acabo de darme cuenta que estas cosas que pusiste en mis muñecas son las que me han debilitado el cuerpo y por un rato caí rendido sin darme cuenta.

—Como tu ama que soy no sería honorable ejecutarte sin una razón válida, pero ¿Qué tal esto? Si escapas y logras salir del pueblo antes de que yo te alcance eres totalmente libre.

La frialdad con que pronuncia esas palabras me espantan al punto del sobrecogimiento, es de mi vida de la que está hablando con tanta simpleza, pero intento mostrarme calmado.

— ¿Y si no lo logro?

—Morirás como el monstruo despreciable que eres, pero es una buena oferta, al menos mejor que la alternativa.

[»’] Esta oferta me huele a trampa ¿Y porque tendría que confiar en la mujer que intentó acabar conmigo de todas formas?

—Creo que estas cosas que me pusiste son una garantía de que no lo lograré, así que no, gracias, me siento mejor vivo.

—Recuerda que todavía sigues siendo mi esclavo.

La chica apunta su espada hacia mí.

— ¿Y… cual sería esa alternativa?

—Mañana lo sabrás, pero te aseguro que incluso si quedas vivo puede ser que no quedes completo.

[»’]Eso suena bastante aterrador para mí.

—Hasta que consigas tu libertad sigo siendo tu dueña y tendrás que obedecerme, recuérdalo bien.

[»’] Con eso dicho al menos sé que no intentará nada que se salga de ese código de honorabilidad.

— ¿No se supone que a los presos hay que alimentarlos? que ya hace rato que tengo hambre.

—Y también se supone que debes ganarte tu alimentación, lo cual no has hecho.

—No te quejes cuando le escriba una carta a la comisión de derechos humanos.

— ¿Eso es algún ejército de tu país?

—Ni siquiera recuerdo, pero seguro que me ayudarían en estos momentos.

Con la puerta todavía abierta la muchacha rodea la jaula y me advierte.

— ¿Qué? entonces, no aprovecharás mi oferta.

Estaba dispuesto a contestarle con un claro y contundente “NO”, pero una fuerte patada de la chica voltea la jaula haciendo que parte de mi caiga fuera de ella.

Con la puerta abierta de lado y mis dos manos tocando el suelo fuera de la jaula la chica me lanza una estocada con su espada que alcanza mi pecho, cerca de mi corazón.

En el intento fallido por evitar la puñalada brinco hacia atrás cayendo de espaldas en el interior de la jaula.

— ¿Quieres huir?… como lo intentes de nuevo me veré obligada a detenerte.

[»’]Esta tipa está loca, me ha tirado a matar… está claro que la honorabilidad para esta chica se limita a “Si está donde los demás la observan”.

Es lo que pienso y quiero decirle, pero no tengo las fuerzas siquiera para levantarme… ¿O será por la sangre que brota de mi boca? que rellena mi garganta haciéndome toserla mientras me esfuerzo por respirar adecuadamente.

[»’] Creo que no lo lograré esta vez.

La chica decide dejar el lugar con una clara expresión de satisfacción… la observo marchar pausadamente mientras pierdo el conocimiento.

[»’] La muy maldita incluso se ha asegurado que sea a ella la última cosa que vea… ¿Será ese el caso?

CAPITULO 04-LA ARENA PARA LOS CONDENADOS.

—Despierta dormilón.

Apenas abro los ojos y siento la patada que un soldado propina sobre la jaula que la hace girar y me deja fuera de ella.

Mientras me levanto veo como ya había avanzado bastante la mañana y entonces reviso rápidamente mi pecho.

[»’] ¡!, No tengo ninguna herida…

Pero la sangre todavía cubre mis ropas por lo que solo puedo pensar que alguien me ha curado mientras dormía.

—Vamos que se hace tarde.

Me grita el soldado levantándome de un brazo y soy llevado dentro del edificio hasta una celda donde hay otros presos.

Un lugar lúgubre donde todos parecen estar sumergidos en sus propios pensamientos, algunos con caras de susto, otros con clara preocupación y unos pocos parecen haber alcanzado alguna especie de paz espiritual, al menos eso es lo que sus expresiones me dicen, pero todos parecen estar esperando algo.

[»’] Me imagino que yo estoy en la misma situación.

—El nuevo, toma.

Me grita el carcelero, pero no me da tiempo a voltear a mirar cuando unos trapos son arrojados a mi cara.

—Ponte eso, y no te preocupes de romperlo en la arena, de donde salió eso hay más.

Un traje entero abierto por la espalda y que se ajusta a la cintura con una pequeña soga y un calzado de cuero con una abertura en la parte de los dedos.

Esto me queda bastante holgado pero parece que no tenían de mi talla, ya que a diferencia de los otros presos a quienes la parte del pantalón llega a sus tobillos a mí me queda un poco por debajo de las rodillas.

—Debiste haber hecho algo grande extranjero.

Me dice uno de los presos.

— ¿Por qué lo dices?

—Eres el único a quien le han dejado las argollas puestas.

En efecto, puedo verificar que todos los demás están libres de estas argollas que consumen mi existencia.

[…]

Poco después vuelve el carcelero.

—Todos de pies y caminando, que la arena los espera.

Todos los presos hacen una fila frente a la puerta mientras el carcelero la abre, yo me quedo solo observando.

— ¡Oye tú!, extranjero, eres el tercero, colócate en la fila.

Ya que no quiero conocer la alternativa a esa advertencia me incluyo en el lugar que me indicaron.

Cuando abren las rejas somos trasladados hasta un pasillo amplio con altas y pequeñas ventanas en el lado derecho, un solo banco pegado a la pared que se extiende a lo largo del pasillo, y al final de este una gran puerta.

Cruzándola nos recibe una habitación amplia rodeada por una pared alta, del tamaño de una persona, que protege varias filas de bancos donde ya había varios aldeanos sentados, al otro lado del salón hay otra puerta pero está cerrada.

[»’] Esto parece una plaza de toros bajo techo, solo que cuadrado.

[»’] ¿Siquiera sé que es una plaza de toros? ¿Y por qué me siguen llegando estos nombres raros a mi cabeza?

Justo en medio del salón hay una mesa que contiene varias espadas que en tamaño, parecen tener dos veces el largo de mi brazo.

El primero en la fila es un fortachón que al tomar una de las espadas por la empuñadura grita:

— ¡TAMAÑO!

Y su espada reduce su tamaño a la mitad.

[»’] Oooh, admito que eso me asombra.

El siguiente es un aldeano común y no parece estar entrenado de igual manera que el primero ya que su espada no redujo su tamaño.

Cuando toca mi turno lo primero que observo es que estas espadas tienen una guarda de tres puntas y una empuñadura cuadrada con bordes redondeados.

De entre todas las espadas hay solo una que debe tener el doble de tamaño que las demás, la ignoro e intento tomar una de las espadas normales.

Pero una voz chillona irrumpe el silencio del salón.

— ¡TOMA LA BLICHABALA!

Grita desde las gradas AKANA y todos centran su atención hacia ella, su mirada está enfocada en mí.

—Es una orden.

Cuando dijo esto último el carcelero se coloca frente a mí y me señala una espada, precisamente la que es dos veces más grande que las demás, justo la que acababa de ignorar.

—A ti te toca blichabala y si me desobedeces te castigaré aquí mismo.

Sigue chillando AKANA desde las gradas mientras el lugar comienza a llenarse de público.

[»’]Discutir no tendría sentido en estas circunstancias además de que el hambre me tiene un poco desanimado, así que tomaré esta blicha lo que sea.

Cuando intento empuñarla apenas puedo moverla, su peso es mucho, incluso para su tamaño, tengo que utilizar las dos manos para retirarla de la mesa, pero igual levantarla con las dos manos me es muy difícil.

[»’]Apenas puedo levantarla ¿Cómo se supone que atacaré o me defenderé con ella?

El carcelero me hace seña de que debo retroceder por donde vine y así lo hago, arrastrar esta enorme cosa se me hace más fácil que levantarla.

En el pasillo anterior soy amarrado al asiento junto a los otros reos a excepción del primero en la fila a quien le hacen señas de que debe ingresar en el salón.

Mientras se va recuerdo algo y me apresuro a hacerle una pregunta a uno de los otros presos.

—Oye, ¿Cómo es que encogiste tu espada?

—Solo tienes que envolverla con tu aura y luego cantar la habilidad de “tamaño”.

[»’] ¿Cantar la habilidad? ¿Acaso podré hacer yo eso?

— ¿Porque algunos no lo han hecho, están esperando algo?

—Como tú me preguntaste yo pensé que tenías entrenamiento MAYOKAY.

— ¿Qué diablos es eso?

—Los guardias, carceleros, peleadores, cualquiera de ellos tiene el entrenamiento mínimo para al menos reducir el tamaño de una espada.

—No, no lo tengo.

Puedo escuchar el sonido de la lucha que debe estar llevándose en el salón principal junto con el bullicio de los que deben de ser las personas del público.

Después de una gran ovación allá afuera el primer preso entra con un brazo menos y en silencio.

Mientras los guardias le aprietan una tabilla para detener su sangrado el tipo dibuja expresión de felicidad en su rostro.

— ¿Cómo es que estas tan alegre después de haber perdido un brazo?

—Es porque acabo de lograr mi libertad, extranjero. Perder un brazo no es nada en comparación con eso.

— ¿Tu libertad?

—Sí, es su tercer combate y las leyes dicen que ya ha pagado su delito.

—O sea, que yo también saldré libre si peleo tres veces.

—Si sobrevives a tres combates es la mejor forma de decirlo.

—Con el hambre que tengo y esta espada que apenas puedo sostener definitivamente la tengo difícil.

—Es mi turno, deséame suerte.

Me dice el segundo en la fila mientras los carceleros le están quitando las amarras que lo atan al asiento.

—Suerte.

Cuando cierran la puerta se repite la rutina, sonidos de combates, ruido del público y luego un enorme silencio.

[…]

Luego de un rato los carceleros vienen por mí.

—Parece que no lo logró.

Me dice el que está detrás de mí…

Es mi turno de ser escoltado al salón de combate, al entrar veo que algunas cosas han cambiado, la gran mesa de donde seleccioné mi espada ya no se encuentra y han sido colocados en los bordes del salón, a nivel del suelo, enormes bandejas con piedras ardientes en ellos.

Tal vez para evitar que los reos saltemos a las gradas o tal vez encuentran que así será más divertido el combate.

Soy escoltado hasta el centro del salón mientras arrastro mi espada y un piso lleno de sangre me da la bienvenida.

Entonces uno de los carceleros toma un rollo manuscrito y lee:

—“Preso número tres, ha sido presentado en esta arena para que pueda ganar su libertad, para ello debe enfrentar a tres fieras y esta es la primera”

El carcelero vuelve a enrollar el pergamino y se va. Cuando se cierra la puerta del pasillo se abre la puerta que tengo de frente.

[…]

Y sale una serpiente gigante de al menos dos veces mi tamaño. Si no es suficiente que me sorprenda su tamaño si lo hace la velocidad a la que se mueve por el salón.

[»’] Pero que rápida es.

Me lanza una mordida y la esquivo dando un salto hacia atrás.

— ¡NO TE ATREVAS A SOLTAR LA ESPADA! o seré yo quien te castigue por desobediencia.

Grita AKANA desde las gradas.

[»’] Pero que maldita bruja esta, ya me está hartando.

Pero la serpiente me recuerda que es a ella a quien debo prestarle atención, levanta su parte delantera por encima de mi cabeza para estudiarme…

Puedo ver que tiene tres pares de espinas en lo que debería ser su pecho por lo que creo que es de las que matan a su presa apretándolas.

Voy corriendo por la espada y cuando la agarro veo que la serpiente viene sobre mí así que aprovecho el impulso para rodar y esquivar su ataque.

Otro ataque viene justo sobre mí, me pongo de rodillas e interpongo mi espada verticalmente y la boca de la serpiente no puede abarcarla, igual me empuja hacia atrás.

Ruedo nuevamente, me levanto de inmediato y salgo corriendo por el pasillo… bueno… en realidad… solo estoy caminando al estar halando esta cosa tan pesada.

Intento recordar los hechizos escritos en la tarjeta pensando que alguno podría ayudarme, pero también recuerdo lo que me dijo el otro preso.

[»’] A ver, el guerrero me dijo que untar mi aura en el arma hace que reduzca su tamaño. Así que:

—“TAMAÑO”.

Grito esperando que eso haga aminorar el tamaño de la espada, pero no funciona.

—“Molde ki”, “Molde Aura”, “Tamaño”.

Grito y puedo literalmente ver como de mi sale un aura que envuelve la espada y esta vez sí se reduce al tamaño de las anteriores.

—UUUUUOOOOh.

Reacciona el público. Aunque yo solo estoy decepcionado de que la espada no ha perdido su peso. Pero con su centro de gravedad más cerca puedo manejarla mejor, al menos eso espero.

— ¡Grrrrrhhh!

Es el sonido de mi estómago recordándome la enorme hambre que tengo.

[»’] La debilidad a causa de eso y la los ataques de la serpiente parecen una mala combinación.

La serpiente se vuelve a lanzar sobre mí, esta vez pienso atacarla, pero por el peso de la espada primero tengo que girar sobre mí para poder golpear con fuerza la cabeza de la serpiente, necesito un poco de coordinación entre el giro y el peso de la espada pero igual lo que consigo es que esta rebote en la piel del reptil.

Aunque al menos hago que cambie la dirección de su ataque este animal me golpea con la cola, lanzándome a varios metros al suelo. Casi caigo sobre las ardientes piedras encendidas.

Es cuando me llega una idea estúpida a la cabeza.

[»’] Hambre + serpiente + brasas ardientes.

Me levanto y miro a la serpiente a los ojos.

—Definitivamente uno de los dos tendrá que alimentarse hoy. ¡“Sumar a: Fuerza”!

Un hechizo que recuerdo haber leído y que ha hecho que sienta la espada bastante más ligera, aunque todavía pesa un poco pero puedo de alguna manera manejarla.

Cuando la serpiente se vuelve a abalanzar sobre mí, esta vez también salto hacia ella.

Mido la distancia a la que se acerca el ofidio y cuando creo que está lo suficientemente cerca giro sobre mi cuerpo en el aire para potenciar el ataque con mi espada y grito:

—“Golpe ki”.

Pudiendo sentir como toda mi fuerza y velocidad se mueven hacia la espada haciéndola brillar y cortando la mandíbula inferior de la serpiente.

Cuando mis pies tocan el suelo vuelvo a girar sobre mí para lanzar otro ataque.

—“Golpe ki”.

Que corta la serpiente en dos y para rematar un tercer golpe me deja una rodaja del animal frente a mí.

—UUUUUOOOOh.

Anuncia el público su sorpresa para luego unirse en una gran ovación en respuesta por haber ganado este combate.

Mientras el resto de la serpiente todavía se retuerce en el suelo ensarto el pedazo de rodaja en el suelo, la llevo hasta las brasas ardientes de piedra.

Todo el mundo se queda asombrado mirándome… pero no me importa, tengo hambre.

— ¿Qué estás haciendo?

Me pregunta AKANA.

— ¿Qué no vez? Estoy cocinando algo… tengo mucha hambre.

Le respondo y continúo asando el pedazo de serpiente.

[…]

Todavía sin haber terminado de asar mi comida por completo los carceleros se acercan para avisarme.

— ¡Hey tú!, que ya acabó tu turno.

Entonces una mala idea cruza por mi mente.

— ¿No me van a quitar mi comida, Verdad?

—Haz lo que quieras con ella, pero tenemos que llevarte a tu celda.

Al escoltarme hacia mi celda me aseguro de al menos tener la parte cocida de la serpiente entre mis manos.

Luego de cerrar la celda uno de los carceleros lanza la espada a mi lado.

—La espada es tuya.

Acto que me hacer sospechar.

— ¿Y cómo sé que dejarme la espada no es una excusa para luego decir que ataqué a otro de ustedes? parece que esos GACOY son importantes y estoy acusado de matar a uno.

—No sé qué hablas, pero los GACOY son guerreros honorables, no inventan patrañas como esa para deshacerse incluso de una basura como tú.

—No ves que todo esto de lanzarme a la arena lo está haciendo esa chica para librarse de mí.

—Primero, lo que está haciendo es legal, y segundo, debieras agradecerle de que te está dando la oportunidad de ser libre, otros no tienen tanta suerte.

— ¿Libre?

—Si estás vivo después de tres combates serás completamente libre de hacer lo que quieras, así que agradécelo.

—Tú lo dijiste, si estoy vivo.

—Hasta yo entiendo que no le agradas a AKANA, así que no esperes ningún regalo, si quieres tu libertad tendrás que ganártela.

— ¿Y de verdad crees que me liberarán?

—No sé si fue suerte o habilidad lo de este combate, pero si sobrevives a dos más, las leyes dicen que tengo que liberarte y eso haré incluso si no quiero.

Sus palabras parecen sinceras, así que estoy obligado a creerle (excepto por lo de basura), y tampoco tengo más opciones, no me gustaría apresurarme a realizar nada que me dé más problemas luego.

—No fue suerte.

Dice frente a la celda el tipo que ahora le falta un brazo.

— ¿Qué? Resulta que ahora no te quieres ir.

—Todos están hablando allá afuera de que un chico derrotó una serpiente mientras portaba dos argollas de esclavos, y para colmo después de haber sido obligado a usar la blichabala, así que tenía curiosidad.

—Te refieres a estas cosas en mis muñecas. ¿Cómo se llaman?

—Lo único que te puedo decir es que una de esas cosas es suficiente para someter la fuerza de un GACOY y esa chica te ha colocado dos… debe odiarte mucho.

—Créeme que ya me ha dejado saber sus sentimientos.

Pienso y reviso la tarjeta que tengo en mi pecho.

:::Experiencia – 15.

—He ganado unos cuantos puntos de experiencias con mi batalla contra esa fiera.

[»’] Si toco esos puntos con mi dedo y luego toco mi estado de fuerza en teoría debo pasar mis puntos de experiencias a ese estado.

Aunque lo hice por intuición parece que funciona.

[»’] Necesitaré más fuerza para manejar mejor esta espada blabla lo que sea.

Sin más nada que hacer observo por mucho tiempo mi tarjeta para memorizar “Las habilidades” que están escritas hasta que el cansancio me hace rendirme varias horas después.

— ¿Vamos fuera?

Soy despertado en la mañana por uno de los carceleros.

— ¿Qué pasa?

—Te vamos a sacar al sol por un rato, agradécelo.

Soy llevado a un patio trasero donde ya están otros reos, la mayoría están haciendo nada, otros están golpeando postes, piedras, incluso el suelo con las armas que portan.

—No pareces que estés herido después de tu pelea de ayer, así que aprovecha el tiempo para entrenar un poco antes de tu próximo combate, que por cierto, será hoy en la tarde.

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