El Empleado.

El Empleado.

Ferrer

04/04/2019

Suena el teléfono

Washington, DC. Julio, 1945.

“Es para usted.» Dijo el hombre detrás de la barra, tomo el teléfono y contesto.

-Es hora de que veas a Harry.

Es el jefe, hora de trabajar. Les daré un dato curioso de mi jefe, también es mi padre.

He trabajado para él desde que tengo memoria, el viejo fundó una compañía, hace una eternidad. No solo una compañía en realidad creó la empresa que sería la más grande en la historia. Se preguntarán cual es mi función. A veces yo también me lo pregunto

Mi papel en la empresa es la logística, mi padre dicta el qué y yo me encargo del cómo. También me encargo de los recursos humanos, le doy a los empleados lo que quieren y reprendo a los sublevados. Aunque el viejo lleva años a la cabeza y su conducta se ha vuelto errática no cederá el dominio a nadie, todo un tirano se podría decir. Ya habrá tiempo para aclarar más sobre nuestra relación, y la compañía. Bueno si es que no los visito después de ver a Harry.

¿Cuál es la misión del día de hoy? Bueno a veces se necesita hacer un recorte de personal, uno grande, uno de esos que sirve de ejemplo para los demás empleados.

Desde hace más o menos unos cinco años las relaciones entre los empleados no van nada bien; peleas, chillidos, llanto aquí, llanto allá. Se quejan de todo, muerte aquí, malos gerentes allá. La verdad me parece simplemente asqueroso, pero mi padre confía en que Harry, uno de los gerentes de una de las fracciones más grandes de la empresa pueda terminar con esto y sirva de ejemplo para la fracción japonesa de la compañía.

Ya saben lo que dicen, el miedo es la mejor disciplina ¿No conocían la expresión? Supongo que es cosa de mi padre.

En fin Harry vive en una casa bastante espaciosa al centro de Washington, ahora mismo me dirijo hacia allá, no es la primera vez que visito esta casa, de hecho hago visitas bastante seguido desde que Franklin el gerente anterior tuvo que retirarse y vaya que tenía que hacerlo, el maldito fue de los gerentes que más duró a cargo de la fracción. El color de la casa no es para nada de mi gusto, todo es demasiado blanco. Todo el estilo y decoración de la casa emulaba la antigua Roma, todos los gerentes han idolatrado al menos a uno de los grandes romanos, aunque no entiendo por qué, déjenme decirles que conocí a varios y el único decente era el buen Cayo Julio César y aún así terminó muerto. Cuando llegué a la residencia Harry se encontraba bastante relajado lo cual me sorprendió.

Verán hay dos formas de hacer mi trabajo; se puede influenciar a un empleado para que tome decisiones por sí solo, un pequeño mensaje imperceptible por aquí, una canción, una pelea con su esposa, cualquier cosa puede llevar a la toma de cierta decisión, el origen de las ideas es de verdad fascinante y uno termina, como ustedes dicen «con las manos limpias.» Por ejemplo si los pongo en un cuarto que tenga un pizarrón con un elefante dibujado y paredes rosas muy probablemente piensen en elefantes rosas. Si los pongo en un cuarto con un una escopeta y una botella de whisky mientras están deprimidos, ya saben qué pasará ¿No me creen? Pregúntenle a Hemingway quien lo puso en ese cuarto, Ernest fue de los empleados más cercanos a mí que han existido en la compañía.

En fin la otra forma es confrontar al empleado, es intimidar u ofrecerle lo que quiere. La verdad no es mi estilo y muy pocos empleados han tenido el privilegio de conocerme en persona. Aunque si me lo piden abiertamente siempre acudo a la cita, pero recuérdenlo bien: La vida es un negocio y yo nunca pierdo en los negocios, soy el mejor, lo más grande que ha visto la humanidad.

Encontré a Harry en su despacho, la gente de su fracción ven aquel estudio como un lugar casi divino, en realidad solo es una recámara ovalada, con águila calva en medio. El señor Truman odia el calor y es una de las razones por las que estaba tan relajado pues a pesar de ser verano, dentro de la casa se sentían unos plácidos 15 grados. Empecemos por ahí, algo sutil, sabotear el termostato, después de una hora Harry comenzó a sudar y enrojecer , pero su rubor no era debido al calor sino a la molestia que le producía el mismo.

Buscando un pretexto para salir de la sala Harry fue presuroso hacia la sala de situación, quería revisar el avance de un proyecto que tenía. Proyecto “Manhattan” lo llamaba ; lo sé el maldito era un dramático. Un nuevo producto que acabaría con los desacuerdos en la compañía causados por la competencia entre los empleados. La fracción alemana de la empresa también había estado desarrollando un prototipo de este nuevo producto y les diré la verdad: no estaba en mis planes que Harry y los americanos pudieran desarrollarlo primero sin embargo fue decisión del viejo dárselo a ellos. Esa ocasión fue la última desde 1945 hasta la actualidad en la que mi padre intervino en el manejo de la compañía. Desde esa fecha yo tomo las decisiones.

Esta era la primera prueba del producto antes de salir al mercado. Al saber que el proyecto estaba listo Harry quiso ir a Nuevo México para verlo el mismo. Se prepararon las cosas para la llegada del gerente un pequeño cubículo de 10×10 con paredes recubiertas de plomo y en una de las paredes una ventana, el vidrio era grueso, demasiado, casi 3 cm de espesor. Harry entró al cubículo yo lo seguía desde atrás, sin embargo su semblante había cambiado mucho, se podía observar a través del traje una mancha de sudor vertical que atravesaba su saco el meñique de su mano izquierda temblaba y sin embargo en su sudorosa cara podía leerse cada felicidad.

Se preparó la cuenta regresiva por orden de Harry y las gotas de sudor se hacían cada vez más gruesas en su frente mientras apretaba los puños a cada número que pasaba por la cuenta. Al llegar al número dos apretaba los dientes y su labio inferior temblaba. Yo lo veía de cerca muy de cerca susurrando al oído la gloria que le traería acabar con los conflictos en la compañía, lo mucho que le recompensaría mi padre si todo salía bien, siempre al oído, siempre en un tono bajo seduciendolo. Sabía que le gustaba lo que escuchaba y lo que veía, llegó el número uno y se presentó el producto.Todos guardaron silencio, un silencio sordo, horrido, mortal y lancinante un silencio que de haber durado un poco más hubiera acabado con la razón de de cualquier hombre.

Observaban por la ventana, no hubo ningún ruido, pues el cubículo era aprueba de sonido, el cielo se iluminó, como si el mismo sol estuviera en la tierra y una nube naranja con forma de hongo cambio el tono de todo el cielo. La tierra tembló bajo los pies de Harry, piedras golpeaban el vidrio a la velocidad de una bala. Cuando el cielo volvió a oscurecer, apareció una mancha en los pantalones de Harry, toqué su entrepierna, estaba húmedo y con una erección. Haré una pausa ne nuestra historia para aclararles que yo no tuve nada que ver con su extraña reacción; les diré hay hombres que disfrutan con la violencia, pero la violencia sorda, sin motivo, brutal. Han existido varios empleados con la misma afición a la violencia, curiosamente son los que alcanzan puestos más altos y bueno Harry era uno de estos.

Salimos del cubículo y tomamos el avión de Harry desde Nuevo México a Washington, cuando llegamos al hogar de Harry me enteré por sus subordinados, la forma curiosa en la cual habían nombrado el nuevo producto, solo pude esbozar una sonrisa sarcástica.

Harry no durmió aquella noche , más no fue insomnio producto de angustia o desesperación sino el que precede al éxtasis de alta intensidad. Pasó la noche en su ovalado despacho. En ese momento, tuvimos nuestra «charla.»

Aparecí en la habitación después de su quinto vaso de whisky, su frente estaba sudorosa , y las manos temblaban. Levantó la mirada y su pupila se retrajo, por alguna extraña razón ni siquiera intentó llamar a seguridad, supongo que sabía quién era, enjugó el sudor en su frente y se tambaleó desde su escritorio hacia uno de los tres sillones que conforman el mobiliario del despacho, quedamos frente a frente.

Un vistazo rápido me mostró un aire de familiaridad, poco recíproca.

– Buenas noches, Harry.

– Buenas noches, contestó mientras se recostaba en el sofá.

– Cuando hablamos antes de que Franklin muriera, te dije que en algún momento deberías pagar por aquella recompensa.

– Yo no te debo nada, esbozó una mirada de odio hacia mi mientras escupía en el suelo, forjé mi campaña y gobierno solo, nunca recibí la ayuda prometida.

– Harry, esto no es una invitación, tendrás que hacerlo y tendrás que saldar el trato, Franklin pudo haber vivido más, él pudo haber estado en la prueba Trinity, pero estuviste tú. Estuviste en el primer conflicto y te prometí que terminarías una guerra. Te prometí un legado, si no asumes tus obligaciones ante el viejo alguien más lo hará y tú terminarás como Franklin.

Harry se incorporó en su costoso sillón mientras veía temeroso hacia mis zapatos.

– ¿Qué quieren que haga?

– Terminarás el conflicto y lo terminarás ya, lo que viste en Nuevo México pasará de nuevo y tú lo ordenarás.

– Eso costaría miles de vidas, el mundo colapsara, me verán como el mayor asesino que jamás existió.

– Harry, claro que lo harás, tienes una deuda con mi padre, conmigo y con la corporación a la que llamas mundo. Chasquee los dedos. (Cosa que no hubiera sido necesaria pero el dramatismo y el histrionismo están en mi.)

– En este momento Bess ha dejado de respirar, mientras tú yaces ebrio hablando conmigo Harry. Tienes 5 minutos para decidir antes de que comience el daño cerebral y no será solo tu alma la que llevaré conmigo. Lo harás el 6 de agosto, los japoneses no cederán y lo harás de nuevo el 9 de agosto.

Harry se hincó en la alfombra completamente ebrio, habló mientras sollozaba ante mis pies

– Está bien, como el jefe lo pida , pero no lleves a Bess contigo, por favor (Sus ojos eran ríos tortuosos) ella debe estar con el jefe, ella merece el ascenso. Por favor.

– Bess se quedará y tendrá aún diez años más y tú tendrás una vida plena, solo haz lo que te digo.

Pasaron días, la conflictiva fracción alemana había desistido de sus ambiciones y el jefe de la fracción italiana ya no caminaba más en este mundo. Así fue como el 6 de agosto de 1945 Harry ordenó la detonación de Big boy en Hiroshima después de un poco de presión bien aplicada, y tres días después Nagasaki estaba también en ruinas. Era el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Por si se lo preguntan, lo dejé en paz, lo que restó de su vida , ahora está conmigo junto con otros que ambicionaron lo imposible, que ambicionaban control y apoteosis sin saber que el ser humano eso solo una unidad funcional creada únicamente para dar tributo y ocupación a mi padre.

En el comienzo, como él lo cuenta solo existía la oscuridad y el , eran uno mismo y en ese pacto existían. Hasta que no pudo más, pues el poder no es nada si no existe en quien ejercerlo. Un solo toque bastó para que comenzara el proceso que vanamente ustedes han llamado Big Bang. Debido a lo arduo de mis tareas mi padre creó a los demás en lo que ahora ustedes llaman supernovas (así es cada que detona una en el cielo , nace uno de nosotros) Miguel y Gabriel fueron los que me precedieron y obedecían las órdenes de mi padre a través de mi. Cuando todo hubo estado organizado ya había miles y millones de nosotros perfectamente jerarquizados y yo encabezaba aquella divina pirámide.

En ese mísero tiempo, era más tranquilo todo. Solo yo, mi padre y mis hermanos, observando los engranes de una perfecta máquina.

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