Un día, al ver esta fotografía
alguien me preguntó :
¿Y quién es él?
lo mismo me preguntaba yo,
porque tampoco lo sabía.
– – – – –
Un hombre amable y bueno,
alegre, trabajador y generoso,
eso me dijeron todos de él,
que Pepe, el barquillero, era así
como lo podéis ver.
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Con su boina y su chaqueta,
en el cinto una cartera
y en la cara una sonrisa,
girando y girando con garbo
su ruleta barquillera.
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Recorría fiestas y verbenas,
allá por los años cuarenta,
dejando su Galicia natal
para en el Bierzo comenzar
este negocio singular.
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El juego tenía algo de azar
¿Cuántos barquillos me van a tocar?
Volver al pasado no es retroceder,
¡Qué bueno sería recuperar
aquel barquillero tradicional!
– – – – –
Agua, aceite, limón,
ingredientes de los barquillos,
con una pizca de canela son,
haciéndolos ellos mismos
en hornos portátiles de carbón.
– – – – –
¡Y qué decir de sus frases!
¡al rico barquillo de canela
para el nene y la nena!
¡los de vainilla una maravilla!
¡los de limón que ricos son!
– – – – –
Todo un viaje al pasado,
me dicen los que hoy son hombres
y entonces eran unos niños,
recordando a Pepe con cariño
porque ellos saborearon sus barquillos
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