El color avellana Cap 1

Comencé a caminar sin mirar atrás aún sabiendo que era el único hombre que he llegado a amar, aunque me duele cada célula de mi corazón, sé que él no me hace bien, que no es el indicado y menos en este momento de mi vida. 

10 años espere para verlo y no sirvió de nada, él sigue siendo el mismo chico altanero que conocí en el 2010, ese chico que me confió sus miedos y tristezas, pero que en público me miraba con desprecio y arrogancia.

Bueno debo comenzar contándote que nunca fui la chica linda, ni lista ni siquiera la más amistosa, si tuviera que definir mi vida en tres palabras sería «soledad», «añoranza» y «resiliencia».

Mis padres toda mi vida tuvieron una mala relación por lo que me costó mucho construir mi personalidad, mi vida la pasé entre hospitales, consultas médicas y el colegio.

Mis amigas más cercanas son Elena y Alejandra, las cuales conocí cuando llegué al colegio en 3ro básico, es decir, las conozco desde hace 18 años. 

Llegué a aquel colegio producto de que me mudé con mi mamá y su pareja a otra comuna de mi ciudad, a mi papá lo veía cada 15 días y salíamos a comer y a parques, con él conocí varios museos y lugares de comidas italiana. Mi relación con mi papá siempre fue disfuncional ya que mis padres fueron papás muy jóvenes y cuando nací les dijeron que tenía una afección congénita al corazón, producto de esto me han realizado varias operaciones ya sea a corazón abierto o ambulatorias. 

Diría que mi vida no ha sido fácil pero siento que mi vida no ha sido difícil tampoco, creo que todos tenemos problemas y obstáculos que debemos superar a lo largo de nuestra vida, además mi abuelo siempre a dicho que vine a esta vida por un motivo muy especial y que me debo sentir afortunada de vivir y conocer distintas cosas y a distintas personas.

La vida son momentos pasajeros que se vuelven eternos solo si los apreciamos como es debido, nunca he creído en el amor verdadero ni en las almas gemelas, quizás porque para mí el amor no es algo tangible pero tampoco algo fuera de lógica, el amor son circunstancias que te hacen afín con alguien. Si compartes momentos con ciertas personas puedes sentir aquel amor del que todo el mundo habla.

Mi lema de vida siempre ha sido que si le he ganado a la muerte y a los obstáculos, ninguna persona es tan importante como para hacerte perderte a ti misma. Bueno eso pensaba hasta que me volví a reencontrar con él, Ignacio Jiménez, el único hombre que me ha hecho dudar si el amor es algo tan práctico y tangible cómo creía o si es algo fuera de toda lógica e indescriptible, algo que surge de forma tan espontánea que no nos damos cuenta hasta que ya ha llenado cada espacio que creíamos vacío. 

A Ignacio lo conocí en el otoño del 2010, ya las clases habían empezado hacía 2 meses pero producto de una depresión no había asistido a clases. Aquel lunes cuando me reincorporé, él había llevado su álbum con tarjetas de colección, y yo por casualidad quise verlas, pero de súbito el me tomo la mano y la alejó del álbum, me gire a verlo y él con una cara de desagrado me dijo que no quería que lo tocará y me preguntó quién era y porque venía llegando al colegio, a lo que yo le respondí que había estado ausente por problemas personales pero que yo estaba en ese curso desde 3ro básico.

Nuestra relación no fue buena durante ese año, además de que no hablábamos mucho ya que no compartimos amigos en común.

Ya en la primavera estábamos todos ansiosos ya que era nuestro último año de enseñanza básica, un día producto de mis constantes visitas al médico me tuve que quedar después de clases para rendir pruebas atrasadas, ya había terminado la última prueba, la sala donde se rendían aquellas pruebas quedaba al final de un pasillo, al abrir la puerta y salir, lo vi a él al frente de la sala de profesores hablando con nuestra profesora jefe, note que estaba llorando, me acerque ya que solo quería salir del colegio pero algo dentro de mí me hizo acercarme a ver cómo estaba, le dije que si no quería hablar lo entendía pero que estaba ahí para acompañarlo y ayudarle, él me miró con unos ojos tristes y solo intento tomarme la mano y pedirme que me sentará con él.

Estoy repitiendo, me dijo

Volvió a llorar y se tapó la cara, me senté a su lado y puse mi mano en su espalda como signo de apoyo.

Me miró y me dijo «mi papá me pegó y me dijo que está decepcionado»… Por eso estaba hablando con la profesora, porque no le puedo contar a nadie, me da vergüenza, ni siquiera se porque te lo estoy contando, perfectamente se lo contarás a todos y mañana se reirán de mí, me siento un fracasado.

Yo solo lo miraba, sin saber muy bien qué decir o hacer, yo tampoco tenía las mejores notas además que me había atrasado producto de mis ausencia a clases. 

Nos quedamos ahí por un tiempo breve, luego cada uno tomó su mochila, nos paramos y caminamos hacia la salida, me dejó en la esquina cerca de mi casa y tomó la micro a la suya, al día siguiente no hablamos y nunca más se tocó el tema, solo me miraba, esperando que le contara a alguien o que mencionara el tema, pero sentí que no se merecía tal canallada de mi parte.

En noviembre de ese año, la profesora de música nos dejó cómo examen representar un problema social por medio de una canción, se eligieron grupos de trabajo y por casualidad quedamos en el mismo equipo, mi grupo eligió representar la «violencia intrafamiliar», nuestra representación constaba de la madre (Victoria), el padre (Ignacio) y 2 hermanos, el menor (Diego) y la mayor (yo), en la presentación se relataba que el padre fallece y la madre por la frustración comenzaba a maltratar a sus hijos, en cierta parte mi personaje debía llorar sobre la tumba de su padre, lo ensayamos varias veces, pero el día de la presentación me tropecé y en ves de caer en su pecho, caí muy cerca de su cara, quedé tan cerca de él que por primera vez me di cuenta que el iris de sus ojos tenía un tono avellana muy tenue, seguimos con la presentación y tratamos de que nadie más se diera cuenta, al finalizar la presentación se acercó a mí y me preguntó si estaba bien o si me había golpeado, me dijo que nadie se había dado cuenta y que no me preocupara, una vez más no volvimos a cruzar palabra y finjimos que nunca paso.

En diciembre comenzó la época de exámenes, además de que los apoderados, habían organizado un viaje por el fin de semana para todo el curso, debíamos ir con un padre o madre y nos quedamos en cabañas, habían 4 cabañas, la de niñas, la de niños, la de madres y alumnas y la de padres y alumnos, producto de esto todos fuimos a celebrar nuestra graduación anticipada, aquel fin de semana los padres de Alejandra y Elena arrendaron una casa aparte para ellos, por lo que no pase mucho tiempo con ellas, mientras que ellas estaban en aquella casa, pase el tiempo con otros compañeros (Andrés, Alejandro y Valeria), Alejandra y Elena llegaban más tarde y se iban antes así que no participaban de las actividades ni de las comidas, extrañamente a nuestra profesora jefe se el ocurrió que comiéramos por orden de lista por lo que me tocaba comer al frente de Ignacio en cada comida de ese fin de semana. La primera noche (es decir el viernes) los apoderados organizaron un karaoke y actividades de baile, comimos comida chatarra y lo pasamos bastante bien, pero Ignacio andaba un poco desanimado pero no le preste mucha atención ya que como no hablábamos mucho ( en realidad no nos dirijamos la palabra a menos que fuera muy necesario o cuando estábamos en el mismo grupo de amigos lo cual no pasaba muy a menudo ya que no compartimos amigos en común) para mí era irrelevante lo que pasará en su vida.

A la mañana siguiente (sábado) nos despertaron muy temprano para desayunar y bajar a la playa para las actividades que estaban programadas, nos sacaron fotos de curso y tomamos sol y jugamos en la arena, fue un día bastante tranquilo, algunos de mis compañeros subieron el cerro que estaba cerca y otros nos bañamos en el mar después del almuerzo, ya en la tarde/noche los apoderados tenían otras actividades programadas pero estás no eran obligatorias. Con algunos de mis amigos (Andrés, Alejandro y Valeria) fuimos a la playa y no cenamos.

Ya en la noche estaba sentada en una muralla mirando el mar, cuando se me acercó Ignacio, me preguntó que estaba haciendo a lo que le contesté que me encantaba mirar el mar y escuchar música, él me miró con desagrado y luego me quitó uno de mis audífonos y se sentó al lado mío, nos quedamos en silencio un buen rato, creo que ninguno de los 2 quería hablar, solo necesitábamos compañía, le pregunté cómo le había ido con las notas y si estaba emocionado por la graduación, a lo que el me contestó que estaba seguro que iba a pasar y que esperaba que el año siguiente fuera mejor, luego de eso volvimos a quedarnos en silencio, solo escuchando mi música y el sonido del mar (debemos haber estado por lo menos 2 horas así, ya que cuando volvimos a la realidad ya varios de nuestros compañeros se habían acostado), finalmente me devolvió mi audífonos se bajó de la muralla y me ofreció ayudarme a bajar, en todo ese tiempo no había pensado como iba a bajar (sufro de vértigo y me da miedo bajar de lugares altos), le dije que gracias y baje, ya con los 2 pies en el suelo, lo volví a ver a los ojos, esos ojos que tenían algo que me cautivaban, y en el momento que me iba a atrever a decirle que había algo en el que llamaba mi atención, dio un paso atrás y me dijo:

Tengo novia, no sé como pero el mes pasado conocí a una niña gracias a mis amigos y me siento tan bien, quería contárselo a alguien pero siento que cualquiera de nuestros compañeros me molestaría y se reirán de mí. 

Yo con un desconcierto enorme, fingí una sonrisa y le dije que me alegraba por él, que ojalá todo saliera bien en su relación y que se merecía ser feliz.

El resto del domingo fue un día tranquilo, ordenamos las cosas y nos devolvimos a nuestras respectivas casas con nuestros padres.

El lunes siguiente volvimos a la realidad, esa semana teníamos los últimos exámenes del año y luego ya llegaba el día de la graduación, el último día de clases nos firmamos las poleras con plumones como símbolo de despedida de nuestros años de básica. 









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