El cigarrillo de mi vecina. 
Mi vecina siempre está en ese pasillo, con ese cigarrillo entre sus dedos, su mirada se pierde en la ventana que se encuentra adelante de las escaleras de caracol de nuestro edificio, para después dirigir poco a poco sus ojos a mi persona, con esa mirada llena de soledad.
La veo, mientras ella solo se limita a tomar una gran bocanada de su cigarrillo, mantenerla dentro por unos momentos, saboreando, para soltarla de una forma tan lenta, como si su vida se fuera con esa bocanada.
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