El bosque verdeazul

Estoy enfermo, pues no puedo ver todo lo que quisiera ver. No puedo ver todo lo que quisiera ver. Hoy vi a los pájaros elevarse y quise volar igual que ellos. Quería ir hacia donde ellos iban, porque sé que ellos no están perdidos. Conocen la magia. Puedo oler la brisa salina que me grita que los siga. Ellos me llevarán al bosque verde azul que nadie conoce.




Hoy he visto a los pájaros elevarse y desafiar a la gravedad. Nadie ha gritado objeción. Todo se encuentra en paz. Ellos se han adaptado. Ellos nos aman. Yo amo al verde que ellos conocen. También los amo a ellos.

Hoy he visto a los pájaros elevarse desafiantes, hambrientos de retos, hambrientos de heridas. Ellos son valientes. Los colores de este universo me gritan que los siga. Yo los quiero seguir. Desearía aprender a volar. Las nubes se hacen cada vez más presentes. No las había visto. No las odio, pero están entumeciendo mi visión. Una visión borrosa se ha apropiado del paraíso. Me lo arrebata en silencio, y cada vez más. Ya no encuentro a mis guías. No los veo ya. No veo nada.

Silencio, silencio, silencio. Estoy ciego. Mi rostro me ha sorprendido; está humedecido, pero no está lloviendo. ¿Guías dónde están? No me dejen solo. Yo también soy valiente. Quiero serlo. Quiero sentir el éxtasis del amarillo cuando explota, y ver al rosado convertirse en negro. Quiero amar a las nubes y llevarme bien con ellas para que nunca me alejen de ustedes. Quiero ser el blanco paisaje que siempre los rodea.

Hoy he visto a los pájaros elevarse, pero no es más que un precioso recuerdo que ha emblanquecido mi corazón. Estoy contento. Aunque los ojos de su blancura ahora se han posado en mí, como dos amantes que parece que nunca se alejarán, yo sé que su estancia es efímera. Yo sé que ella no me es fiel por ser quien soy.

Hoy he visto a los pájaros elevarse, pero no es más que un precioso recuerdo. Ellos me han escuchado y me han permitido sentir el disfrute que siente el blanco cada vez que abraza su volar. Pero han volado tan alto que ya no he podido verlos más. No me han llevado con ellos y otra vez mi rostro se ha humedecido. He sentido miedo. He mirado hacia todos lados y estaba solo. He sentido miedo.

¿Escuchan mis cantos agresivos que son de pena? No, no, por favor, no. No he querido llamarlos. No quería distraerlos de su largo camino hacia el paraíso al cual pertenecen. No vengan; por favor, no lo hagan. No sientan lástima por mí. ¡No vengan! Les prometo que yo iré ¡Yo los seguiré! Primero tengo que aprender a volar, pero lo haré. No duden de esto que les digo; ya lo he decidido. Los veré allá. Los veo al otro lado. Nos encontraremos en el bosque verde azul que me persigue sólo en sueños. Las nubes añoran mi visión borrosa y la despiertan constantemente; es por eso que aún no puedo ver con claridad el camino hacia donde ustedes se dirigen. Aún no soy digno de él, pero cuando lo sea despertaré con las alas que me guiarán. Entonces, todo estará claro. Los encontraré ahí, y seré feliz por primera vez. Partiré hacia el verde cielo en el que ustedes yacen. Conoceré la paz en la que ustedes descansan. Ya lo he decidido. No regresen.

Hoy he visto a los pájaros elevarse hacia un cielo colorido con lágrimas que entumecían mi visión, y, entonces, he culpado a las nubes. Ellas me han dado un beso y yo he sido incapaz de devolvérselo. He estado ciego. He exhalado sonidos putrefactos en su lugar. Sonidos que han llegado al cielo, y este me ha castigado opacando su color. Las aves se han dado cuenta y han regresado para verme toda empapada de gris. Han vuelto por mí. ¡No vengan! ¡No vengan! -Les grito. Conoceré la paz que ustedes conocen. Ya lo he decidido. No regresen. ¡No regreses blancura! ¡No regreses color! -Grito.


-Mercurio

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