El año mas largo de mi vida

1-La inscripción

Corría el mes de septiembre del año 2003, y mi vida giraba en torno a mis estudios(los que, de por cierto, no eran buenos)y mis amigos quienes eran mi vía de escape para llevar de mejor forma la separación de mis padres desde hacía, un par de años atrás.

Dentro de la escuela un amigo importante de los que realice fue Cristóbal Vergara o el frutilla como lo conocimos desde siempre por sus incontables espinillas sobre su rostro. Debo confesar que fue un gran amigo del cual fui compañero desde séptimo básico hasta cuarto medio. Nuestra amistad comenzó en el colegio George Washington y luego continuo hasta el colegio Pitágoras muchas historias y anécdotas sucedieron con este amigo especial, de hecho siempre recuerdo el viaje a Pudahuel o la ves en que desde los asientos del bus Batuco tome su mochila para golpear a su hermano menor y este al cubrirse el rostro la arrojo por la ventana hacia afuera, en plena avenida Independencia, donde los vehículos pasaban a toda velocidad. Le di 100 pesos para el pasaje del siguiente bus y rápidamente se bajo. Luego cinco cuadras mas allá ,nuestro bus se detuvo a tomar un pasajero y era nada más ni nada menos que el frutilla el que venía después de haber recuperado su mochila y haber corrido esas cinco cuadras. Nunca en mi vida me había reído tanto y la cosa se puso mejor ya que al abrirla para revisarla nos encontramos con el desodorante, la colonia, el corrector todo reventado, los cuadernos con sus espirales inservibles, los lápices todos quebrados y con huellas de neumáticos sobre ellas. Me dijo – UN BUS PASO POR ENCIMA DE ELLA-.

Era con este mismo amigo que siempre salíamos a recorrer Santiago (después de clases, obviamente………..) y en una de esas salidas me dijo que lo acompañara a inscribirse tal como ordenaba la ley de servicio militar obligatorio (de aquí en adelante llamado SMO) – vamos – le dije. Fue así, que un dia 25 de septiembre llegamos al edificio de la dirección general de movilización nacional ubicado en la calle Vergara nº 262.

Fuimos recibidos por muchos señores con vestimentas militares. En todo momento estas personas se comportaron de formas amables y dispuestas a responder todas nuestras inquietudes. Nos informaron acerca de las ventajas que tenían al pertenecer al ejército de Chile. Beneficios como la salud, educación para sus hijos, buses para traslados, casas, en fin todo gratis, eso sí, siempre y cuando siguiéramos una carrera militar, y para eso era que había venido mi compañero.

Una soldado mujer fue la encargada de tomar los datos en la oficina de reclutamiento para hacer valida la inscripción y a su vez le cobro como $1.800 para que en caso de que fuera llamado, realizara su servicio militar en la fuerza aérea . Cuando la joven soldado término me pregunto a mi si me inscribiría. Yo le respondí que no, pero ella me dijo que de igual forma, ellos sabían de los jóvenes que no se inscribían, para asi, llamarlos y en ese caso era peor para ellos. Ante tanta insistencia de ella, y de mi compañero, al final terminaron convenciéndome. De esa manera quede inscrito en los registros de reclutamientos, pero no quise pagar dicho dinero, ya que yo sabía que NO efectuaría el SMO.

De esa forma, sin preocupaciones, y muy contento, volvimos a nuestras casas. Pasaron los días, los meses, término el año escolar con una hermosa graduación en el castillo hidalgo. Fue más espectacular aun el haber tocado el teclado para todo el colegio, junto a nuestra banda y más aun cuando la profesora jefe, nos saco adelante para entregarnos un diploma, por nuestras participaciones en las graduaciones de todos los años anteriores. Por supuesto que el frutilla también estuvo a mi lado para ser premiado.

El nuevo año llego y los primeros meses fueron tristes debido al fallecimiento a los 91 años de edad de mi bis-abuelita la que adorábamos encasa. Luego de eso llego el amor. Con los dos primeros meses trabajando de bombero para la empresa Esso conocí a la mujer que me acompañara para toda la vida. Junto a ella averiguamos que la última semana de marzo debería revisar las listas de llamados.

Los días siguientes pasaron tan rápido, que nunca le di importancia, a lo realizado meses atrás. Estaba seguro que solo sería un trámite pero la vida me tenía preparada una gran sorpresa, tal vez de no haberme inscrito nunca hubiera sucedido tal desgracia.

2 – Lista de llamados

Ese día 22 de marzo del año 2004 Aun está fresco en mi mente y lo seguiré recordando por largo tiempo. Recuerdo que nos levantamos temprano en la mañana esperando ansioso lo que iba a suceder con mi futuro. Recién le había tomado importancia la noche anterior a lo realizado el año pasado, por lo que no pude pegar un ojo en toda la noche, tenía miedo de encontrarme con mis peores temores y se volviesen realidad.

Salimos a eso de la 07:00 AM junto a mi abuela la que amablemente me acompañaría, solo por el hecho de que ella conocía bien la comuna de Colina y además que aun seguía siendo un poco mamón para mis cosas.

Nos bajamos del bus Batuco en el cruce con Liray, donde esperamos que llegara el otro bus a recogernos. Mientras esperaba, me imaginaba en el hipotético caso de que me convirtiera en militar y me entregue a mi imaginación soñadora la que despertó solo con el reflejo del bus pequeño (una liebre) que con su cartel nos invitaba a Liray- colina- Esmeralda. Subimos al bus sin decirnos una palabra, lo que me ponía mas intranquilo. Solamente quería bajar y volver a mi cama. Pensar en estar sin mi familia o mi pareja me aterraba.

Llegamos al pueblo de Esmeralda donde estaba el paradero de los buses, ahora lo siguiente era tomar un colectivo que me llevara hasta el Fuerte Arteaga. Ese era el último recorrido por realizar, ya eran como las nueve de la mañana y subieron una señora con un chico de 16 años con la misma dirección que nosotros.

Durante el trayecto, nos fuimos conversando acerca del servicio militar, me hablaba acerca de las ganas que tenia por ser reclutado. Desde niño que soñaba con ser militar y hoy, ese sueño se podría ver cumplido a pesar de las pocas posibilidades que tenia, debido a su corta edad. Yo pretendía que se callara, pero donde le prestaba atención más se emocionaba relatando el armamento militar, las idas a campaña, las maniobras con otros regimientos, solo se detuvo cuando pasamos junto a un puesto de guardia con dos militares en el interior, mirándonos fijamente. De seguro que deben haber dicho -Ahí vienen nuestros relevo ¡mira la cara de asustado que trae ese!- Al dejarlos atrás aparecieron frente a nosotros cuatro torreones, cada uno unido por una gran muralla y al centro de esta, era custodiada por un militar armado, con una jineta en el brazo marcada con letras grandes y blancas las iniciales PM .

No recuerdo cuanto nos cobro el colectivo, pero el viaje desde Esmeralda hasta el regimiento había sido corto, por lo que salió barato. Sobre la reja se leía en grande Regimiento reforzado nº 22 Lautaro ahí el chico me comento que por ese nombre cambiaron el antiguo fuerte Arteaga. Mientras nos acercábamos al militar el colectivo dio media vuelta y se retiro sin siquiera decirnos -¡Los espero!

Le preguntamos al joven militar por la lista de llamados y este medio sorprendido nos dijo que habláramos con su superior en una portería que se encontraba a solo pasos de ahí, la que por su interior ubicación ,no habíamos notado.

Mi abuela llego con toda la intención de contar hasta la última mentira para eximirme del servicio militar, pero este suboficial, (un señor regordete) nos dijo que estábamos equivocados ya que las listas de llamados se publicaban en el gimnasio de colina, cerca de la plaza. Ellos no contaban con ninguna lista de llamados en el propio regimiento, lo que nos pareció insólito, por decir lo menos. Finalizo siendo bien claro – ¡esperen el bus allá al frente, lleguen al gimnasio donde conocerán el listado y si quedaste, tendrás que dar unas pruebas y tratar de convencer a un asistente social o sobornar a alguien, de modo que no lo efectúes, pero cuidado a los dos; ya que generalmente quienes no desean realizar el servicio militar, son obligados y los que si quieren realizarlo, los dejan fuera. ¡Piénsenlo bien! Esas últimas palabras las había escuchado antes y de varias personas, pero ahora, dichas por este suboficial, sonaban aterradoras y verdaderas. Acaso ¿mi destino era hacer el servicio militar si o si?Pronto lo averiguaría

Cruzamos la calle para esperar el bus, la carretera estaba absolutamente vacía y los pocos autos que pasaban no se apiadaban de la gente que se encontraba haciéndoles dedo frente a un regimiento. Al rato aparecieron un grupo de cómo treinta soldados con armamento los que le rendían honores a la bandera que flameaba a lo alto. Pronto repare en que todos estos jóvenes militares llevaban sobre sus cabezas rapadas una boina negra, quizás ese hubiese sido el único motivo que alguna vez tuve para haber siquiera pensado en ser militar, pero el tener una de esas boinas negras debía ser un precio bastante caro para obtenerla. De hecho imaginaba que cada uno la había ganado con grandes pruebas de destreza, tanto físicas como mentales, además de un par de años en el ejercito, tal vez cada uno de ellos era un comando, aunque parecían bastante jóvenes.– (Con el pasar del tiempo me daría cuenta que no era tan duro como lo pensaba, ya que solo eran soldados común y corrientes).Ya había pasado casi una hora y media esperando el bus hasta que llego. En cuestión de minutos, nos encontrábamos nuevamente en la plaza de colina y desde allí solo nos faltaba caminar un par de cuadras tal como nos había informado una persona a la bajada del bus. Efectivamente fue así, fueron solo como cinco cuadras hasta llegar a un gimnasio bastante grande y lleno de jóvenes de mi edad, la gran mayoría de ellos contento. Le pregunte a un militar en donde se encontraban las listas de llamados y el mismo me acompaño amablemente hasta ella. La lista era inmensa, por lo menos unos trescientos nombres con sus apellidos se encontraban allí. Mientras mi corazón latía a mil, mis ojos se dirigieron a la letra E, encontrando en ella unos treinta apellidos con, bajo rápidamente sin encontrar ningún Espinoza, (e inmediato me pareció raro,pero sentí mucha alegría).Volví a repasar la lista unas tres veces hasta que por fin dije -No estoy, ahora, para la casa.-

– Momentito- me dijo el uniformado a cargo- déjame revisarla a mí-

Yo me encontraba seguro luego de haberla revisado tres veces.

-No está tu apellido acá, vayamos a revisar la segunda lista-

Ahí se me vino el mundo encima. En ningún momento me había mencionado siquiera que había una segunda lista, y apostaba todo a que en esa, si aparecería yo.

Caminamos un par de pasos hasta ponernos frente a la segunda lista,era un poco más pequeña que la anterior y esta vez el militar me ayudo pero no hizo falta de su ayuda para dar rápidamente con el apellido Espinoza y es más habían tres. Mire el primero y no era, baje la vista al segundo y tampoco, para mi horror mire el tercero y ahí estaba yo, parecían gigantes aquellas letras que decían Espinoza Figueroa Claudio Osvaldo. Me contuve pero de igual forma se me hizo un nudo en la garganta. El uniformado me explico que los siguientes pasos a seguir era quedarme en el gimnasio pasando por distintas salas para ver si mi estado de salud era apto para realizar el SMO, me acerque a mi abuela explicándole lo sucedido y con lágrimas en los ojos me dijo adiós.

Ya había pasado más de una hora y media desde que recibí aquella dolorosa noticia de tener que quedarme a realizar las pruebas. Recuerdo haber estado sentado en los asientos de la galería en uno de los costados del gimnasio. Este era techado completamente, muy amplio y con mesas llenas de gente, asistentes sociales y filas de jóvenes explicando problemas. Además dos uniformados, daban al centro de la cancha, una exposición acerca del regimiento reforzado nº 22 Lautaro, enseñándonos imágenes, armamentos y equipamiento militar, el que no me lograba convencer ni mucho menos llamar mi atención, de hecho mis pensamientos se concentraban solo en un objetivo:¿ cuál iba a ser la mejor excusa para no querer realizar el SMO?.

Al interior del recinto, también se encontraban unas salas acondicionadas militarmente para las pruebas a las que pronto me sometería, de las cuales veía entrar y salir, a jóvenes, en grupos de a diez. Unos más felices que otros, pensé de inmediato que el Frutilla (Cristóbal) iba a estar saliendo de ese grupo; el de los contentos. Eché una rápida mirada en todas las direcciones, tratando de encontrarlo, pero fue imposible entre tanta multitud que éramos, es más, en todo lo que iba de la mañana, no encontré a nadie que me pareciera familiar, así que cruce palabras con alguno que otro joven sin ocultar mi nerviosismo por lo que esperaba. Observe mi ficha de inscripción y odie el día en que acompañe al frutilla a inscribirse, pero de todos modos el error había sido mío y creo que lo pagaría bastante caro. Nunca se me paso por la cabeza que tendría tanta mala suerte para ser llamado, menos aun si hoy en día, los cupos los llenaban casi todos con jóvenes voluntarios.

De pronto se abrió la puerta más cercana a la que me encontraba, de ella egresaron diez jóvenes y tras estos, un uniformado gritón nombrando a los próximos diez. Ahí estaba yo, por fin conocería que hay atrás de esa puerta. Formamos una fila como las que acostumbrábamos hacer en la enseñanza básica y traspusimos el umbral. Por detrás, la puerta tenía un cartel que con letras negras y enormes decían “Dentista”. Aquí me salve dije yo, ya que en todos mis años de vida había concurrido solo en una ocasión a un dentista y a pesar que esa vez no me encontraron nada , ahora estaba mentalizado en que ocurriría lo contrario. Nos ordenaron por abecedario para así, de esta forma, ir pasando de uno en uno, a pesar de las dos camillas que habían con dos personas que atendían, (un hombre y una mujer).El cuarto en pasar tenía una ensalada de dientes además de que el dentista, lo encontró lleno de caries y se lo hizo saber fuerte de modo que todos escucháramos. Acto seguido, tomo su lápiz y en la hoja de reclutamiento,puso con letras grandes NO ACUARTELADO, hecho que lo hizo ponerse muy contento. Cuando llego mi turno, me subí y abrí mi boca, esperando que encontraran alguna carié por ahí, pero no, me dijo que estaba bastante bien, así que tomo el lápiz y con letras aun mas grandes firmo ACUARTELADO. Quede horrorizado, un tercio de mis posibilidades ya estaban acuarteladas, así que tome valentía y me propuse poner todo mi empeño en evitarlo en la asistente social.

Antes que abandonáramos la sala, el chico de la ensalada de dientes era el único ahí, que le habían puesto que no se podía acuartelar, y por la misma razón, comenzó a molestar a dos de sus amigos que estaban con el. El dentista al ver esta situación, con voz ronca le grito, lo humillo por sus dientes, además le quito su hoja para volver a firmarla y esta vez, sobre el NO escribió un gran SI ACUARTELADO. La risa del joven burlesco se apago enseguida y triste, mientras nosotros nos moríamos de la risa, dejó aquella habitación.

La mañana transcurría rápido, el día comenzaba a nublarse y la tristeza me llenaba por completo .En el interior del gimnasio pasamos directamente a la segunda sala, en la cual se encontraban tres militares, uno de ellos muy gritón nos apuraba el paso. Hizo formarnos en circulo y en el puesto sacarnos la ropa quedando solo en calzoncillos, acto seguido ordeno que realizáramos ejercicios (trote en el puesto, abdominales y cosas por el estilo) para luego revisar nuestro pulso, el corazón y la curvatura de la espalda,en caso deque existiese algún tipo de desviación Además del conocido por todos y que había salvado a muchos jóvenes de no realizar el SMO fue la inspección del pie plano. Yo estaba seguro que no tenia o de otra forma en el colegio me hubiesen informado cuando tantas veces nos hicieron esa prueba, así que aproveche ese momento en el que me revisaban para preguntar si el haber sido asmático cuando chico influía en algo y me respondieron con otra pregunta ¿trae usted los papeles médicos que comprueben que aun lo es?, y lo mismo ocurrió cuando les pregunte por mis problemas a la vista.

Pensé que lo peor de esa revisión había pasado y que estaba listo para la asistente social pero la cosa se puso realmente fea cuando el gritón nos dijo “Bien, ahora ¡Sáquense los calzoncillos!”. La sala se empapó de murmullos. Al principio dijimos es una broma, pero muy por el contrario era una orden, para los que no estábamos acostumbrado a desnudarnos delante de varias personas, fue terrible. Tímidamente fueron bajándolo de apoco y solo hasta las rodillas. Ahí me dije no tienes por qué tener vergüenza así que baje mis calzoncillos hasta el suelo y me pare firme. La acción se puso penca cuando el uniformado me tomo como ejemplo ante todos, con lo que todas las vistas se centraron en mi. El gritón puso sus guantes y realizo tacto mientras les decía a todos, “Así se hace, no tienen por qué tener vergüenza de su cuerpo” y luego de esas palabras continuo con el joven que seguía a mi derecha. No fueron más de diez segundos, pero fueron suficientes como para ruborizarme de pies a cabeza. Una vez con mis calzoncillos puestos, espere a que terminaran de revisarlos a todos, Después de todo, había sido bueno ser el primero, ya que varios muchachos estuvieron largo rato esperando ahí, con sus presas al aire.

Cuando termino de revisarnos a todos, este señor tomo su lápiz, con el que fue anotando en la hoja de cada uno de nosotros y en la mía otra vez con letras grandes se leía la palabra ACUARTELADO, por lo tanto, no me quedaba más remedio que ir donde la asistente social a llorar la carta, pero mientras me dirigía al centro del gimnasio en donde estaban las mesas con los distintos asistentes que habían, comprendí entonces que toda la gente reunida ahí, los doctores , dentistas, y quizás hasta los asistentes sociales debían ser militares por lo que se convertía en toda una meta a cumplir.

Y efectivamente fue así, un señor bastante malhumorado fue el encargado de atenderme así que di mis razones por las cuales no podía realizar el SMO, siempre agregando más de la cuenta. Argumente cosas como que mi madre se encontraba sin trabajo (mentira) por lo que yo mantenía la casa, cuidaba de mis nueve hermanos (otra mentira). Luego de una media hora de insoportable interrogatorio conseguí algo distinto en mi hoja y esta vez con letras verdes se leía DISPONIBLE. Me explicaron que dentro del regimiento debían juntar un X total de soldados y si llegaban a faltar lo primero que hacían era rellenar con los que estaban disponibles, así que entonces debía volver en cinco días mas (05/04/2004), cuando se acuartelaran los soldados nuevos, rezar por que estuvieran completos y si no quedaba, debía revisar las listas de llamados por los siguientes cuatro años.

La noticia me puso contento, tanto que corrí para llegar pronto a casa a contarle lo sucedido a mi familia y mi pareja , ya eran las cinco de la tarde y la opción de realizar el servicio militar era mínima, aunque seguía siendo una posibilidad.

3-¿La defensa civil?

Era un día lunes 05 de abril del año 2004, en que con el Hermes, y el Gerardo fuimos a buscar al Rubén a su casa (todos amigos de infancia). Salió con su pequeña mochila lista con accesorios que le habían pedido para el acuartelamiento. Yo no llevaba nada ya que estaba seguro que mi viaje era de ida y vuelta. Su madre se notaba bastante triste a pesar de la felicidad de su hijo por ir a realizar, lo que siempre había soñado, y yo creo que su padre debe haber estado contento de tenerlo lejos por un tiempo.

Llegamos al gimnasio muy temprano en la mañana. habian bastantes jóvenes llorando junto a sus familiares, y muchos de los abrazos eran extremadamente efusivos. Un oficial salió al frente para comenzar a separarnos los acuartelados en el sector debajo de las graderías y los disponibles en la parte superior, dejando así en el centro de la cancha a todos los familiares de los nuevos conscriptos. Luego de un breve y latero discurso acerca de que esto no era un adiós, sino que solo un hasta pronto, se abrieron las puertas y tres buses militares de color plomo nos esperaban ahí. Comenzaron a subirse los conscriptos y en el último bus quedamos los disponibles la gran mayoría de nosotros quedo de pie. Largo rato observe entre la gente hasta que por fin halle a mis amigos frente al segundo bus acompañando a la familia del Rubén. Los motores de las maquinas se encendieron y abandonamos aquel lugar entre sollozos de quienes se quedaban y los que se iban.

El viaje me pareció bastante largo a pesar de que solo eran un par de kilómetros, puede haber sido por la tristeza que rondaba en el interior del bus. De entre los disponibles, no había mucho nerviosismo, debido a que según lo que habían averiguado unos jóvenes, la dotación de conscriptos ya estaba completa, así que no nos necesitarían. Las risas llenaron entonces el bus, era tanta la alegría que saludábamos a todos quienes pasaban por la calle y recibíamos con agrado los piropos de vuelta, no nos dimos ni cuenta cuando ya nos encontrábamos haciendo ingreso del regimiento reforzado numero 22 Lautaro.

Al interior, el camino era de dos pistas con palmeras en ambos lados y en el centro .Al fondo, un enorme espacio de tierra, como del porte de una cancha de futbol. El bus lo rodeo y estaciono al frente junto a una tarima. Nos hicieron descender para que esperáramos la llegada de los buses provenientes con conscriptos desde Santiago. Éramos como 150 jóvenes los de Colina, así que supusimos que vendrían otros tres buses, pero nuestra sorpresa fue mayúscula cuando el sol arremetía con más fuerza sobre nuestras cabezas aparecieron nueve buses repletos de muchachos. Uno a uno fueron bajando y caminando hacia donde nos encontrábamos, mientras varios militares los iban agrupando en distintos sectores. Un señor gritón de unos cuarenta y cinco años, con boina negra ,se paro en frente y mando a todos los que tenían el cuarto medio rendido, hacia la izquierda, a la agrupación que se llamaba Unidad de Cuartel, los siguientes jóvenes fueron al grupo de los boinas negras o Paracaidistas como se les llamaba. Muchos de ellos corrieron hacia ese sector, fueron tantos que tuvieron que sacar a más de la mitad devuelta, pero el señor gritón les dijo que no se preocuparan ya que esta misma tarde muchos de ellos estarán pidiendo que los transfieran de unidad. Los dos grupos que restaban eran el Grupo de Artillería y el grupo de Tanquista o Blindados así que el resto de la acalorada mañana paso con soldados mandando a jóvenes de un lugar a otro. Ya como las dos de la tarde estaban todos los grupos conformados y completos. No faltaba ninguno, de hecho sobraban así que los que sobraron se fueron al regimiento Buin que está en Recoleta. Los disponibles fuimos despachados a nuestras casas con la información de que ahora en adelante seriamos miembros de la llamada defensa civil, con lo que cumpliríamos con nuestro servicio militar obligatorio, solamente asistiendo los días sábados en la tarde. Mientras me dirigía a abordar el bus que me llevaría de vuelta hasta mi casa, pensé en la suerte que había tenido caminando en la cuerda floja. Ahora solo restaba contarles a mis queridos que la corta aventura había finalizado con este episodio sin pensar siquiera en que estaba equivocado ya que la historia recién comenzaría a escribirse.

4-La primera visita

Domingo 11 de Abril del año 2004

Recuerdo haberme levantado muy temprano aquella mañana, recordando lo que había sido el día anterior en el Cuartel de la defensa civil, en donde un total de cómo cincuenta jóvenes nos reímos y echamos la talla durante tres horas en aquella sala .mientras nos enseñaban posturas militares y giros, en realidad iba a ser un servicio militar muy particular, en donde aprenderíamos a dirigir el transito, estacionar vehículos ir en ayuda de la gente en caso de catástrofe o de guardia en los cementerios para el primero de noviembre, cosas así serian nuestro que hacer hasta fin de año cuando nos licenciáramos

Al igual que días atrás, nos juntamos en la casa de la mama del Rubén El mismo grupo que lo había ido a dejar, solo que esta vez fuimos en auto. Todo aquel trayecto fueron risas y burlas hacia mí ya que decían que iba andar todos los fines de semana haciendo trabajos municipales, barriendo y yo me defendía diciendo que prefería eso a tener que pasar el año entero encerrado en un regimiento

Llegamos más rápido que la vez anterior hasta el regimiento donde tuvimos que esperar afuera largo rato a que dieran la entrada y una vez que lo hicieron, nos apresuramos para quedar en una buena ubicación en el estacionamiento improvisado del mismo patio de tierra en el que había estado la semana pasada.

Cuando bajamos las cosas del auto el estacionamiento ya se encontraba lleno de vehículos. Le preguntamos a un militar que pasaba junto a nosotros en donde se encontraba el grupo de caballería blindada (unidad en la que estaba el Rubén) apenas nos respondió corrimos hacia el lugar ya que el mismo, nos dijo en una llamada telefónica que las mesas y sillas no eran suficientes para toda la gente que venía. Subimos una larga escalera y en el umbral un tanque a cada lado nos daba la bienvenida. El patio era mucho más pequeño que el principal y con tres enormes salas que parecían de colegio. Mas tarde me dirían que se llamaban cuadras y estaban divididas por piezas donde dormían los conscriptos. En el centro habían otros tres tanques con tres carros mowak y junto a ellos un enorme grupo de soldados, fue difícil distinguirlo entre todos vestidos de igual forma, solo cuando uno de ellos se acerco hacia nosotros lo reconocimos. Una gran emoción estuvo presente por un largo rato , luego nos invito a conocer su cuadra donde habían habitaciones para ocho soldados más o menos, después vimos los baños y la parte de atrás de las cuadras donde en unos galpones enormes tenían cincuenta tanques y cincuenta mowak. Todo el día fue agradable, de muchas risas y anécdotas. Mientras comíamos nos contaba que lo estaba pasando de maravillas, eran unas verdaderas vacaciones militares, comentaba: -ni siquiera nos han sacado la cresta como nos decían que lo harían en un principio.

Cuando dieron como las seis de la tarde debimos marcharnos no sin antes despedirnos y verlo nuevamente formarse junto al resto. Bajamos al patio principal donde ya esperaban también formados los soldados de las otras tres unidades con sus respectivas visitas, les pidieron que dejaran de llorar y los hicieron girar hacia la derecha escuchándose muy fuerte el sonido de todas esas botas chocando al unísono. La mayoría aun con lágrimas en los ojos desaparecieron tras sus unidades y cuadras. Orgullosos, vimos marcharse a nuestro amigo junto a un grupo de soldados entonando con voz ronca nuestro himno patrio. Volvimos a nuestras casas y quedamos de juntarnos el próximo domingo para la siguiente visita.

Transcurrió la semana y llegamos al terrible día sábado 17 de abril muy bajoneado por el hecho de encontrarme sin trabajo ya que a principios de marzo había terminado contrato de bombero en la Esso y lo único que me mantenía feliz era la Ely con quien pasaba cortos ratos debido a que ella trabajaba aun de cajera con turnos rotativos.

Llegue temprano al cuartel de la defensa civil en colina donde echamos la talla un rato con los demás jóvenes con quienes comenzábamos a entablar amistad.

La clase avanzo a medida que nos iban enseñando los giros a pie firme tal como lo había visto en la visita del Rubén donde con fuertes golpes de los talones y planta del pie los hacíamos chocar provocando el sonido que todos conocen. Todo iba bien hasta que aparece un militar regordete quien se dirigió al superior a cargo y se encerraron en la oficina a conversar .Algo raro estaba sucediendo ahí adentro debido a que demoraban mucho en salir y luego mandaron a pedir los archivos donde estábamos cada uno de nosotros. Por nuestra parte los rumores daban para todo y el que más se repetía era que nos venían a buscar para llevarnos al regimiento pero pronto descubrimos la verdad, ya que el militar se presento frente a nosotros como un suboficial del Regimiento reforzado numero 22 Lautaro y la misión por la cual se encontraba ahí era porque faltaban soldados, específicamente 12, quienes debían salir entre nosotros y serian los que tuviesen menores problemas sociales.

Uno a uno fueron entrando a la oficina, no eran más de cinco minutos los que estaban adentro y salían, con una pequeña sonrisa o con los ojos llorosos así que el entorno de la sede se vio envuelto por un penoso silencio. Yo sabía que por mis problemas era muy probable que me salvara,pero cuando me hicieron ingresar para mi interrogatorio y me preguntaron el por qué no podía realizarlo mi respuesta los sorprendió cuando les dije que me inscribieran ahí como voluntario para hacerlo.

Ni siquiera hoy en día estoy seguro del por qué dije que si, a algo que en verdad detestaba y que tanto había luchado para evitarlo. Puede haber sido eso mismo, el hecho de escuchar afuera a jóvenes que tuviesen verdaderos problemas y por eso lloraban, además de encontrarme sin trabajo estaba siendo una carga más en la casa (una boca más que alimentar para mi querida madre) El Rubén no lo había pasado mal después de lo que me había contado. En fin pienso que todas esas cosas juntas provocaron mi respuesta espontánea sin siquiera haberla pensado ni en el daño que provocarían.

Al cabo de cómo una hora más, finalizaron con el último joven. El Suboficial se puso nuevamente al frente para nombrar a los seleccionados, y en el octavo lugar me nombro a mi Espinoza Figueroa. Nos comunico que el día lunes 19 debíamos presentarnos a las 09.00 hrs. en la entrada del regimiento y ahora nos iríamos a nuestras casas dejando en el cuartel al resto quienes proseguirían con la clase.

Llegue una hora antes de lo previsto a casa, lo que me daba tiempo de pensar en la mejor forma de contarle a la Ely lo sucedido. Solo de una cosa estaba seguro y era que no le iba a decir realmente como sucedieron las cosas tal vez por miedo a que lo tomara mal y me dejara, lo que hizo aumentar mi estado de angustia.

Aparecieron mis amigos a preguntarme si es que iba a ir el día siguiente, a la segunda visita del Rubén. Les comente lo sucedido dejándolos con la boca abierta, -¡Entonces tendremos que ir a verlos a ustedes dos me bromearon y aunque me subieron el ánimo les pedí, como favor, que se fueran , aun tenía demasiado en que pensar.

Camine hasta la carretera donde debía llegar la Ely. Prendí un cigarro para quitar los nervios pero a medida que pasaba el tiempo mi corazón parecía que iba a estallar, cuando al fin apareció el bus Til Til , la veo bajar hermosa como siempre y con una gran sonrisa mis ojos se llenaron de lagrimas, entonces ella supo de inmediato que algo había sucedido. Con vos temblorosa le dije que tendría que irme al realizar el SMO mintiendo acerca de la manera en que ocurrieron los hechos. Nos abrazamos fuerte con ganas de no separarnos nunca más y con mucho pesar nos fuimos a casa a esperar la llegada de mi madre.

En casa de mi abuela algo que no recuerdo celebraban aquella noche con un cocimiento pero entre toda la alegría resaltaba nuestra tristeza. A media noche llego mi mama a quien le entristeció el corazón por sobre todo ver lo apenada que estaba la Ely quien en ese momento ya lloraba a mares, Pero siempre es bueno tener el consuelo de una madre cerca sabiendo llenar cada espacio de tu corazón con sabias palabras y consejos.

La noche finalizo y el día domingo se hizo increíblemente el más corto de mi vida, mi familia me deseo suerte y con la Ely quedamos de juntarnos al día siguiente para ir a despedirme junto a mi madre. Ambas aún pensaban en la posibilidad de que me echaran por cualquier motivo desde el regimiento, aunque por mi parte,estaba seguro de que esta vez, no había escapatoria.

5- DESPEDIDA

Lunes 19 de abril del 2004

Nos levantamos como las 07.00 de la mañana con mi madre, la noche anterior, habíamos alistado mi antiguo bolso de colegio con útiles de aseo que debía llevar. Estábamos tomando desayuno cuando llego la Ely, así que ya estábamos listos para irnos.

Todo el trayecto fue silencioso, ninguno hablaba consumidos por la tristeza, la Ely era quien mas sufría lo demostraban sus ojos llorosos. Yo además sentía miedo, acompañado con nervios por todo lo nuevo que se me venía y la incertidumbre de no saber cuántos días iba a pasar encerrado antes de volver a casa.

Llegamos al regimiento en donde ya esperaban varios jóvenes compañeros de la defensa civil, éramos nueve solo faltaban tres. Nos sentamos en la guardia, junto al pórtico de entrada, en donde días atrás había estado con mi abuela. Lo nuevo era que habían habilitadas varias sillas, pero solo nos sentamos nosotros tres. A los otros jóvenes también los fueron a dejar familiares menos uno que llego solo, era de Batuco y yo lo conocía, le decían el chico Ortega con quien nos pusimos a hablar acerca de nuestra mala suerte para ser seleccionados de entre cincuenta jóvenes. Estábamos en eso cuando apareció un militar con cara de malo a buscarnos y con voz grave nos dijo -¡Despídanse de sus familiares y entren al regimiento!-

Rabia llegado la hora del adiós,abrace fuerte a mi madre, la que con ojos húmedos me regalo un beso mientras decía que fuera valiente ya que sería solo una semana la que estaría solo, en ese momento quise mandar todo a la cresta y volver con ellas a casa pero no se podía. La Ely me abrazo más fuerte aun y llorando nos dijimos un adiós el que sellamos con un beso tierno , di la media vuelta e ingrese al recinto, me dieron ganas de volver la vista mientras caminaba, pero eso me hubiese afectado mas, me resigne entonces a que no la vería en por lo menos una semana.

Una vez dentro atravesamos todo el patio de tierra que se ocupaba como estacionamiento en las visitas, subimos la escalera que daba con la cuadra del Rubén, había un enorme escudo que invitaba a ser miembro del grupo de caballería blindada y tanquista, mire por si veía a mi amigo pero estaba vacia y sin soldados. Bajo unos árboles nos detuvieron e hicieron esperar. Pronto aparecieron dos militares los cualesnos preguntaron sobre quienes habian estudiado alguna especialidad al salir de cuarto medio, solo fueron tres los que levantaron la mano y se los llevaron (entre ellos iba el chico Ortega) .Habian sido seleccionados para ser miembros de la unidad de cuartel. Ya solo restábamos nueve, pero apareció otro militar, sacando a uno de nosotros el que tenia por contacto a altos mandos dentro del regimiento, por lo que fue enviado de vuelta a casa. Luego llego un boina negra muy enojado y gritón pidiendo un voluntario para integrarse al batallón de paracaidistas. Sin pensarlo alce mi mano junto a dos jóvenes más pero este tipo Eligio al más pequeño y flaco de los tres. Solamente quedábamos siete, los que probablemente iríamos al grupo blindado, lo que de todas formas me parecía bien ya que podia quedar con mi amigo Rubén, pero hizo su aparición un militar medio narigón con un bigote a lo don ramón y muy gracioso el que nos dijo que lo acompañáramos. El militar que nos habia traído le dijo que nos íbamos a los blindados, sin embargo este caballero hizo valer su grado de antigüedad, de unos quince años mas (teniente coronel) contra un simple cabo y nos rapto.

Volvimos junto a este Comandante a cruzar el patio principal y mientras lo hacíamos nos contaba que de hoy en adelante perteneceríamos a la unidad más gloriosa y jamás vencida del ejército Chileno, el Grupo de Artillería Numero uno Tacna. Inflaba el pecho orgulloso al decirnos que esta unidad ha combatido en todas las guerras que ha enfrentado Chile en su pasado, llegando a pasearse tres veces invicto por Tacna y parte del territorio Peruano. A mí no me importaba, pero me llamo la atención conocer al primer militar tan caricaturesco y sencillo, a pesar de su alto grado. Entre muchas bromas que nos hizo el comandante (como nos dijo que dirigiéramos a él, desde hoy en adelante) terminamos de cruzar aquel patio, en un instante aparecimos frente a otro patio más pequeño rodeado de cuadras bastante largas. Bajo la entrada del patio un enorme número uno en el centro con dos cañones cruzados nos daba la bienvenida al grupo de artillería del cual formaríamos parte. Habia además una campana, la quesería tocada únicamente para alertar a los soldados que la guerra comenzaba (caso hipotético)

El patio no era de tierra como los anteriores visitados sino que de asfalto y en el centro varios metros de pasto sembrados. Ahí,nos volvieron a separar, esta vez dos jóvenes fueron sacados para la segunda batería y los cinco que quedábamos integraríamos la primera batería del grupo de artillería número uno Tacna.

Solos ya, ingresamos a la cuadra norte donde lo primero que vimos fueron un montón de camarotes alineados de a dos con un pasillo al medio, me llamo la atención que no estuviesen separados por piezas como las que habian donde el Rubén.

Atravesamos aquel pasillo desierto de no haber sido por el hecho de que al final apareció un militar regordete y mejillas rosadas bien recto tratando de esconder la panza, alzando el pecho. Se acerco de forma prepotente y se presento gritándonos que el era el cabo II Alarcón, encargado del guardalmacén de vestuario y equipo. De inmediato nos cayó mal aquel alemán (cabello rubio, ojos verdes y pecas)

En el guardalmacén nos fue entregando la ropa, a cada uno de nosotros; dos pantalones, cinco poleras color tabaco, igual número de calcetas y calzoncillos de marca Zorba, un par de botas viejas y otras nuevecitas, dos blusas, un jersey (chaleco) dos quepis (la gorra), frazadas, sabanas, pijamas. Estábamos en eso cuando se escucharon un montón de botas juntas sonar, eran los soldados de la primera batería quienes corrían desesperados a sus casilleros y luego a los baños. El cabo Alarcón nos termino de entregar el servicio y el tacho (jarro plástico para beber el te o jugo) y nos mando a lavarnos las manos a los baños en donde comenzaron los primeros encontrones con quienes serian nuestros compañeros ya que nos detestaban por el solo hecho de haber entrado después que el resto. Al salir aquellos muchachos estaban formados en tres hileras y a nosotros nos pusieron a la cola de estas. El militar que estaba al centro pidió enumerarse, y rápidamente empezó el primer soldado diciendo uno, moviendo la cabeza hacia la izquierda para que continuara el segundo con el dos y asi sucesivamente hasta llegar a los últimos que éramos nosotros gritando el numero sesenta y uno. Luego nos hicieron girar hacia la derecha y marchar al rancho (asi llamaban a los comedores) tras una distancia de cómo medio kilómetro los muchachos tenían que cantar y llevar el paso marcándolo siempre con el taco del pie izquierdo. Cada vez que estos perdían los compas ya sea de la canción o el pie los hacían tirarse al suelo para arrastrarse punta y codo (punta del pie y codos) nosotros por ser nuevos no lo hacíamos pero nos dejaron claro que la próxima semana tendríamos que pagar junto a ellos. Ahí entendí por que hasta la primera visita al Rubén le parecian vacaciones, seguramente por ser nuevos esa primera semana no les hicieron pagar. Era doloroso verlos arrastrarse asi por el asfalto caliente. El rancho era una sala grande con una subida como de las pasarelas, en el umbral una puerta grande abría hacia los comedores en el interior sacabas una bandeja y en fila ibas pasando por todos los sectores donde te daban la ración de dos comidas (una sopa y algo seco) además de fruta, jugo, postre y pan. En las mesas nos separaron a todos pero tuve la suerte de quedar con otro de los nuevos el Muñoz Villavicencio. Fuimos muy bien acogidos por los siete soldados que integraban la cuarta pieza, donde pasaríamos todo nuestro SMO juntos. Ahí aprendimos de inmediato que a los cabos tienes que responderles fuerte lo que te pregunten y decirles si mi ca’o o firme mi ca’o cuando nos llamaran por nuestro apellido.

Al rato estábamos devuelta en la cuadra donde nos vestimos con las tenidas militares que nos habian entregado, salimos al patio de la batería para aprender los giros a pie firme y la forma en que habia que marchar llevando el compas con el taco que golpeaba el piso. Y asi cansados de lo vivido aquel dia, por fin llegaba la noche, subí a mi cama, la parte de arriba del camarote y no desperté en toda la noche.

Nos despertaron los gritos del cabo que nos ordenaba sentarnos en nuestras camas, luego de cinco minutos esperando ahí, dio la orden de levantarse era emocionante ver como corrían desesperados a las duchas donde debíamos llegar allá solo en toallas y chalas . Los primeros soldados les tocaba agua caliente pero el resto salía congelada .Nosotros los nuevos aun con cierto pudor nos bañamos de los últimos con el agua bien fría, ya para cuando salimos de las duchas los otros soldados venían vestidos de la cintura para abajo a afeitarse, y cuando nosotros pasamos a afeitarnos el resto estaba con su tacho y servicio formados en el patio. El desayuno fue tal cual como el dia anterior, nos daban el té o leche hirviendo además de dos panes uno con margarina y el segundo siempre cambiaba de mermelada, chancho, dulce membrillo o simplemente margarina.

De vuelta en la cuadra, los soldados se fueron a instrucción y de los cinco nuevos a uno le dijeron que se volviera a vestir de civil ya que tenía muchos contactos y esos contactos lo habian salvado. ¡Qué injusto! Pensamos pero el cabo Alarcón le dijo que antes de que lo dejaran ir le cortarían el cabello. Sufrió bastante por perder su melena pero aun mas sufrió y derramo lagrimas fue el soldado Grez Núñez quien tenía su cabello amarrado como cola de caballo llegándole casi a la cintura, se parecía mucho a Marcelo chino Rios.

Los cuatro restantes pasamos el dia en distintos sectores del regimiento haciendo papeles, llenando formularios y seguros. Antes de acostarnos me entregaron un sobre con mi nombre en el cual venían más artículos de aseo y una carta de la Ely. Frente a mi casillero comencé a leerla, pero tuve que guardarla porque la pena me embargo de inmediato- me dije: ¡el viernes , una vez fuera del regimiento la leeré!

El dia miércoles transcurrió aprendiendo a marchar por todo el patio. De hecho el cabo Soler me dijo -Ud. Soldado no puede caminar y masticar chicle a la vez asi que para que aprenda a marchar bien camine diez vueltas al patio manteniendo un buen compas, buena postura y un excelente braceo, asi que agotadísimo pase toda la mañana marchando solo y de esa manera se fue el siguiente dia, con los pies bien adoloridos de tanto andar.

El jueves nos llevaron a conocer el hospital militar para realizarnos exámenes de sangre y orina, además de radiografías y scanner para saber si presentábamos una salud buena. Ya eran como las cuatro de la tarde y solo aguantábamos con el desayuno de la mañana por lo cual teníamos mucha hambre y lo único que nos ofrecieron fue un completo y una bebida a quienes diéramos una cierta cantidad de sangre como donantes. Ese dia andábamos catorce y yo, fui el único cobarde que no dio. De hecho casi me desmaye cuando me sacaron el poquito para la muestra. En fin volvimos como las siete al regimiento, ahí recién pude cenar y luego dormir para la vuelta a mí casa de mañana.

El viernes temprano en la mañana como todos los días nos despertó el clase de servicio a puros gritos mientras se encendían las luces bajábamos de las camas a efectuar los rollos (doblar en dos las frazadas y sobre las sabanas poner estirado el pijama) luego en las duchas esperaba el cabo con chala en mano para golpearnos los traseros mientras gritaba insultos tales como….apúrense pelaos cul…..hijos del gran miembro viril……..

Más que algo grosero era bien cómica la situación asi que no lo tomábamos a mal de hecho hacia más entretenida la diana.

Luego del desayuno hicimos como siempre aseo y metimos nuestras cosas al saco ropero que nos entregaron; sabanas pijamas tenida de combate sucia y las frazadas quedaban guardadas en el casillero con candado. A las 12.00hrs nos entregaron nuestros carnet de identidad junto a un montón de instrucciones con respecto a lo que podíamos y en especial lo que no debíamos hacer estando de franco (tiempo libre que pasábamos fuera del regimiento). Cerca de las 13:00 hrs. nos embarcamos en los buses subiendo los conscriptos de Santiago en uno y los de Colina en el siguiente, en cuestión de unos siete minutos me encontraban bajando en la calle Esmeralda. Fue emocionante estar nuevamente libre, el solo hecho de ver gente que no fuera militar me ponia muy contento además de que ya no tenía que pedir permiso para todo. Lo primero que hice fue comprarme unas sopaipillas, las que comí mientras esperaba el bus Liray. Al bajarme en Santa Sara, toda la gente me saludaba y preguntaba cómo lo estaba pasando, les respondía rápido ya que solo quedaban un par de pasos para llegar a mi casa, la ansiedad me estaba volviendo loco, era como cuando niño esperaba todo el dia 24 para abrir los regalos de navidad. Mire la entrada del sitio de mi abuelo encontrándome con la mami quien me abrazo y beso mucho mientras me decia que todos me echaban de menos y que mi mama se pondría contenta cuando llegase del trabajo y me encuentre en casa .De la Ely me dijo que no sabía nada pero yo habia sido más zorro y la habia llamado antes, de modo que estaba al tanto de mi llegada.

En la casa de mi tía me invadieron con preguntas de por qué estaba más delgado y les impresiono ver el enorme saco ropero que cargaba en la espalda.

En casa me alegre de ver a mis hermanos y más aun cuando llego la Ely con quien nos pusimos de acuerdo para ir a buscar a mi madre al trabajo. Una vez allá, la emoción fue grande y con muchos abrazos.

6-DESFILES

El fin de semana transcurrió deprisa, y algo que me apeno fue el no haber visto a mi papa esos dias (no vive con nosotros). Todo el domingo estuvimos apenados con la Ely, y a las 18 hrs lloramos mucho por tener que separarnos nuevamente. Me fue a dejar y con los ojos húmedos me despidió en el bus Liray.

En la plaza de Colina, me reuní con algunos soldados quienes se iban transformando en buenos amigos. Subimos a los buses e hicimos chao a la gente que iba a despedir a sus hijos.

En la entrada del regimiento nos recibió el clase de servicio quien nos llevo a la cuadra para ponerle las frazadas a nuestras camas y ahí esperamos la llegada de los conscriptos de Santiago. Una vez que llegaban, recién podíamos acostarnos todos.

La semana fue muy rápida, tanto que sin darme cuenta otra vez me encontraba fuera de casa y dos dias después, volvía al regimiento de la misma forma que la anterior.

Ya el lunes, en iniciación de servicio, el coronel René Fernández (la persona con el más alto grado dentro del regimiento y quien todos los dias lunes a las 8 am daba las órdenes para la semana) luego de cantar el himno nacional e izar la bandera en el patio principal con las cuatro unidades del regimiento nos indico, que esta semana se llevaría a cabo el primer desfile en conmemoración del aniversario del regimiento reforzado numero 22 Lautaro.

De nuestra batería, solo la mitad desfilo. Yo por supuesto no estuve ahí ya que aun presentaba problemas con mi marchar. Los muchachos ensayaron lunes y martes mientras el resto hacíamos aseo a las cuadras y los patios principales. De esa manera llego el dia miércoles, donde temprano en la mañana comenzaron a llegar los familiares a ver el desfile. Por la ubicación de nuestra cuadra, podíamos ver a todas las personas cuando entraban y al terminar el desfile los vimos retirarse. Nuestra alegria fue inmensa al saber que incluso los que no desfilaron iríamos de franco a nuestras casas, asi que tuve muchos dias para regalonear con mi familia.

Ya entrábamos al mes de mayo y desde el momento de la recogida, el domingo, se escuchaban entre los soldados los rumores de que esta semana era la entrega de armas asi que posiblemente saldríamos antes nuevamente. El lunes ensayamos el desfile en las dos jornadas y en la noche preparábamos la mochila con cartones para que se vieran cuadradas sin rellenarlas tanto porque pesarían mucho.

El martes las preparatorias fueron más exigentes al ser presenciadas por el mismísimo coronel, además de que en esta ocasión ya desfilábamos, además de la mochila, con el casco y el fusil, que pesaban bastante y lo peor de todo era que cuando salía mal, debíamos pagar punta y codo con todo ese peso en la tierra.

El miércoles llego nuevamente junto a un montón de gente, pero esta vez era distinto porque yo desfilaba y me vendrían a ver. Nunca se me olvidara cuando ansiosos mirábamos en el hall de la cuadra sur y desde la calle vi que me saludaban la Ely, la Carola y la Maria, juntas a mi madre, mis abuelitas y mis hermanos. Me puse muy feliz y ansioso.

Nos llamaron a formar, dieron las últimas indicaciones y marchamos hacia el patio, ya todo estaba listo. Formados frente a las autoridades del regimiento y frente al público disfrutamos cada giro a pie firme que realizábamos y lo ronco que entonábamos nuestro himno patrio. La ceremonia continuo con el paso de nuestras familias hacia la ubicación de cada soldado, fue asi que a mi lado llegaron mis dos abuelas, mis hermanos, la Ely y por supuesto mi mama la que orgullosa tomo mi fusil , para entregármelo de sus propias manos. Luego de un par de fotos finalizamos con el desfile que teníamos preparado y nos dirigimos a casa hasta la próxima semana, la cual traía una dura prueba, se acercaba la campaña.

7-CAMPAÑA

Pase todos esos dias de descanso recolectando los implementos que me habian pedido para la campaña. Los más difíciles de conseguir , la arpillera y las pinturas de mimetismo, esos se encargo mi padre, el resto de las cosas eran clavos, nylon, cordel alimentos tales como harina tostada, tarros de atún y duraznos, además de chocolates y almendras para esos dias de frio.

El dia lunes, como era costumbre el coronel del regimiento en la iniciación de servicio comento que seriamos la primera unidad de este año en irse a campaña con lo que dábamos inicio al verdadero entrenamiento militar. El lugar escogido era Limache.

El dia concluyo con la entrega de equipamiento tales como; mas ropa, sacos de dormir, carpas, casco balístico, el que debia pesar como 3 kilos sobre la cabeza, no era para nada como el casco de desfile, el fusil con municiones de verdad, en fin todo era mas y mas peso que debíamos cargar en nuestro cuerpo. Para no retrasarnos, esa misma tarde se fueron los camiones que transportaban las 12 piezas de artillería (obús) junto a nuestras cosas.

El martes muy temprano en la mañana se encontraban siete buses saliendo del regimiento cargado con todo el contingente del Tacna y en cuestión de casi tres horas, estábamos llegando a Limache, aunque continuamos un poco más ya que íbamos hasta Limachito. Durante ese trayecto, subiamos y bajábamos pendientes y en una de ellas fue que nos tambaleamos y gracias a la pericia del uniformado que conducía no nos volcamos. Al bajar comprobamos que uno de los neumáticos traseros habia desaparecido y solo quedaba la llanta. Esperamos por casi una hora junto a una línea de tren hasta que apareció de vuelta uno de los buses. Luego de atravesar un pequeño pueblo, el paisaje se volvió como en las películas de guerra, con muchos lomajes, arboles gigantes, trincheras, ríos, casas abandonadas y destruidas, cercos de alambre púas, todo conviviendo en perfecta armonía.

Nos reunieron a todos en un llano y el comandante Martínez hablo que aprovecháramos estas dos semanas de instrucción ya que aprenderíamos bastantes cosas y muchas de ellas serian imposible que las volviéramos a efectuar una vez finalizado el servicio militar. Luego en una planicie comenzamos a armar nuestras carpas (en mi caso era la primera que armaba) y el compañero que me toco por elección del comandante de pieza, fue el soldado Ramos Rojas (Epidemia) era, sin lugar a dudas uno de los peores acompañantes.

Nuestra carpa queda perfectamente alineada a las restantes, de hecho parecía una población solo hecha de carpas. Lo siguiente fue ir a conocer el baño el que dieron por nombre la “micro”. Al llegar a él. la impresión fue tremendamente mala, debido a que eran cinco palos rodeados por un nylon negro, que dejaban ver perfectamente los pies y la cabeza de la persona que estaba dentro, pero eso no era lo peor ya que al entrar habia un cajón grande con cinco agujeros pareados, sin ninguna subdivisión, entonces cuando ibas al baño a hacer las necesidades, tenias de pared a un soldado a cada lado y para rematar el respaldo era la espalda del soldado que estaba sentado detrás de uno.

Ya en la tarde, formaron a todo el grupo incluyendo a la segunda batería y la plana mayor (mujeres) .Alrededor de 200 almas presentes además de los clases y oficiales. El encargado del discurso de bienvenida fue nuestro capitán Gómez, quien comenzó hablando de lo mal que lo pasaríamos. Estaba atento a las palabras del oficial al frente cuando de reojo mire a mi cabo Soler quien, al lado mío, se tapaba la boca y nariz con ambas manos, mientras que con un leve susurro nos decia que no nos moviéramos. Lo primero en pensar fue alguien se desinflo en la fila, pero cuando me di vuelta para mirar lo que ocurría vi una enorme nube espesa que venía hacia nosotros mientras unos gritos alertaron “lacrimógena”. Yo no sabía el efecto que producía asi que simplemente salí corriendo hacia donde se dirigía la masa y en el trayecto me fui tropezando con los cuerpos de soldados que se revolcaban en el suelo llorando y gritando. Un poco más adelante, la nube me alcanzo y al respirarla fue terrible, ya que ni mi boca, ni mi nariz pudieron respirar más. Era como estar bajo el agua. De mis ojos caía mucha agua al igual que de mis vías respiratorias. Continúe corriendo y tropezando con más soldados que llamaban a sus madres. En mi desesperación refregué mis ojos y era peor, tanto que ya vomitaba. Cuando por fin pude respirar un poco de aire limpio, abrí los ojos encontrándome frente a un alambrado roto en algunas partes, por cuatro soldados y un cabo que llegaron aun más lejos que yo corriendo. Junto a mi estaba el capitán Gómez aun con el pecho agitado, volvimos a la fila encontrando a casi todos en el grupo, con los ojos hinchados. Todo habia sido obra del cabo Enríquez por orden secreta y directa de nuestro comandante Martínez.

DIA I

A las 6 de la mañana, nos levantamos el dia siguiente, lo primero fue ir al rio que teníamos detrás de la población militar para lavarnos la cara y nuestros servicios. Con las bancas que traíamos formamos una gran meza, como la del comercial de te club. El desayuno fue te, con un pan con mantequilla además de un pan dulce y a pesar del hambre con la que quedamos no hubo nada más.

La primera instrucción en campaña fue bastante entretenida ya que consistió en trabajar en equipo. Subimos a la cima de un cerro e integramos patrullas de nueve soldados, con quienes debíamos llegar a un punto específico, transportando un mensaje sin sufrir demasiadas bajas en el trayecto. Cada grupo fue saliendo con un intervalo de diez minutos, nosotros fuimos el quinto equipo. Tomamos nuestros fusiles y asignamos a dos de los soldados perspicaces que teníamos a la cabecera del grupo además de uno en la retaguardia. Era como estar actuando en una película de guerra ya que avanzábamos y nos parapetábamos de los cabos que se encontraban escondidos sobre los arboles a unos 20 mts de altura, disparándoles a los grupos que pasaban (obviamente con munición de salva) el sonido y la adrenalina eran espectaculares. Luego de rodear en dos oportunidades el cerro por fin dimos con una pequeña quebrada la cual facilitaba la entrada hacia un ancho sendero el cual daba indicios de que en tiempo atrás, habia corrido un rio por él. Tres de nuestro grupo debieron volver por dos rezagados que quedaron a medio camino. Aparecieron con sangre y heridas producto de caídas y golpes con los arboles. Luego bajamos con nuestro mensaje hacia donde esperaba un cabo y recibimos las felicitaciones, no solo por ser la única patrulla en llegar, sino que además volvimos por nuestros camaradas sin dejarlos heridos atrás.

Llegamos a las carpas cerca de las 6 pm donde comimos un poco, luego nos aporrearon por largo rato para asi pasar a dormir muy cansados. Yo antes encendí mi linterna para escribirle a la Ely lo tedioso del dia pero antes de finalizar me retaron por ser la única carpa aun mantenía luz. No tuve más remedio que apagarla y disponerme a dormir eso sí, con las botas puestas y abrazado a mi fusil, ya que las historias contaban que habian cabos que les gustaba salir de noche a robar fusiles a las carpas, para de esa manera hacer pagar con cosas a los soldados, al dia siguiente.

DIA II

Estaba profundamente dormido en mi carpa junto a el odioso del Ramos cuando doy un salto tremendo producido por la detonación de una granada justo al lado de nuestra carpa, junto con ello comienzan los gritos motivacionales tales como “levántense pelaos cul…., nos están atacando, corran, corran con sus tachos y servicios y recuerden no olvidar el fusil, el ultimo paga” todo eso acompañado de disparos de pistola, fusil, lacrimógenas y mas granadas. Yo dormí con las botas puestas asi que no me tomo demasiado tiempo levantarme. Al salir de la carpa arrastrándome, me encontré con las botas de un cabo que me tiraron de boca al suelo mientras seguia percutando el fusil, haciendo caso omiso a los estallidos y a la tierra que saltaba encima producto de las mismas detonaciones, . Me arrastre a punta y codo hasta llegar de esa manera donde ya se habian formado casi la mitad de la batería, y de esa manera fue que comenzó el siguiente dia de entrenamiento con tan emocionante diana.

Durante la mañana las instrucciones fueron variadas y todas muy entretenidas. Sobre parcelas aradas instalaron cuatro carpas enormes y en cada una de ellas se encontraban cabos con algo distintos para enseñarnos, fue de ese modo que aprendimos a usar la carta y brújula, la rosa de los vientos además de guiarnos con la ayuda del sol, el que con unos simples palos enterrados en la tierra podíamos saber la dirección exacta del norte. Luego continuamos por unos árboles que bordeaban un camino de tierra desde el cual venían dos vehículos militares en patrullaje y justo frente a nuestros ojos eran asaltados por un supuesto grupo de comandos contrarios los que se desasían ágilmente de ellos. Era como estar observando una obra de teatro con disparos incluidos. Lo mejor de todo era que a continuación era el turno de ser nosotros los protagonistas del mismo asalto. De esa manera la mañana se fue rapidísimo y luego de ranchar continuaron las instrucciones y esta fue espectacular ya que cercano a un pueblo se escucho una explosión la que vino acompañada por los gritos desesperados de alguien. Llegamos todos corriendo encontrándonos con uno de los cabo de reserva que gritaba en el piso rodeado de sangre y con su pie derecho mutilado a la altura de el tobillo. Lloraba y gritaba mientras los demás clases le prestaban apoyo ante la atónita mirada de todos los conscriptos. Irrumpieron los altos mandos preguntando lo sucedido y les comentaban que una granada exploto cercana al cabo el que ahora con angustiosas palabras le pedía ayuda a su capitán. De pronto el escenario cambio y comenzaron las risas por parte de los clases. Nosotros no lo podíamos creer, todo habia sido una broma y de muy mal gusto por cierto. Nos dijeron que en la guerra esto era una pequeñez de todo lo que se veia ahí y que para situaciones como esta es que deberíamos prepararnos teniendo siempre autocontrol y no entrando en la desesperación, tanto el afectado como quien lo asiste.

Finalizo el segundo dia y el cansancio comenzaba a pasar la cuenta, de hecho mi compañero de carpa se demoro un tanto en llegar y cuando lo hizo cojeaba debido a una penicilina que le habian puesto en el cachete izquierdo. Durante la noche toda la batería habia quedado de acuerdo con levantarse en grupos de tres soldados a pintar nuestro estandarte el cual nos habian solicitado, asi que mi turno fue de 03.00 a 03.30 am junto a cuatro camaradas mas. Nos despertaron los soldados de guardia y dirigimos rumbo al final de la zona de carpas donde se encontraba una gran bandera con dibujos de cañones cruzados y calaveras con un gran número uno, que diferenciaba al Tacna. Pintamos solo una parte del dibujo para luego irnos a acostar mientras otros cuatro soldados se levantaban y continuaban nuestra tarea.

DIA III

Al amanecer, vimos un fabuloso estandarte flameando delante de nuestras carpas. Habia quedado espectacular, tanto que muchos aplaudieron la iniciativa de los soldados de nuestra batería.

Este dia nos toco por orden de pieza, ser la escuadra de servicio la cual consistía en servir el desayuno a las dos baterías además de la plana mayor tal como se hacía en el regimiento por lo que durante las tres comidas del dia comimos el doble de cada ración, en fin, todo lo que sobraba era nuestro.

La mañana transcurrió con más instrucciones, esta vez el escenario era una casa de ladrillos abandonada donde por etapas nos enseñaban a cubrirnos aprovechando el terreno. Era fantástico correr mientras te perseguían a balazos (de salva), además de que nos convertíamos en prisioneros de guerra y nos enseñaron como se debían tratar. Debo admitir que esta instrucción fue un tanto dolorosa.

En la tarde tuvimos libre asi que nos conseguimos una pelota de futbol con la que organizamos un partido el cual resulto complicado debido a que el espacio para jugar no era tan amplio y los equipos quedaron de 15 jugadores por equipo. Al final con los bototos punta de acero debíamos evitar no tener la pelota mucho tiempo o te asegurabas un patadon de aquellos en las canillas. De pronto el partido fue interrumpido por el ingreso de un carro de bomberos de la municipalidad de Limache quienes venían a ofrecernos una ducha, la que gustosamente aceptamos. Corrimos a nuestras carpas y salimos solo con tollas y champú en el pelo con dirección a un cuarto improvisado desde el cual se ganaba un bombero que con la ayuda de otro sujetaban la manguera y lanzaban chorros de agua. Ingrese en el segundo grupo junto a unos diez soldados .Debió haber durado cinco minutos la ducha pero fue bastante dolorosa recibir tremendo chorro de agua desde tan cerca pero aun asi fue agradable el bañarse después de tantos dias de transpiración.

Luego de la cena el comandante Martínez nos informo a todos que por problemas en el regimiento, en vez de regresar el próximo sábado, lo haríamos el dia jueves con lo que se acortaban nuestros dias de campaña. Fue una inmensa alegria escuchar eso a pesar de que lo estábamos pasando tan bien. Hasta ese momento.

Nuestro Cabo Enríquez nos puso a cada uno de los 7 integrantes de nuestra pieza, un nombre de raza de perro, ya que de ahora hasta finalizar el servicio militar seriamos sus perros de combate, el mío fue labrador.

Cuando pensábamos en acostarnos nos llevaron a la siguiente instrucción la cual sería nocturna. Antes de comenzar a marchar, los clases nos asustaban con que en marchas de noche, aparecía la chascuda la que uno a uno, iba raptando soldados sin que el resto se percatara. Con ese miedo partimos y la gran mayoria de nosotros se amarraban los tirantes de las mochilas con los tirantes del soldado de más adelante, pero al final no paso nada mas de ser una instrucción en la que enseñaron a guiarnos atreves de las estrellas, confiar en nuestra capacidad auditiva y el efecto de las balas trazadoras las que durante todo el veloz trayecto proyectaban una luz roja. Al final, cansados ya de tanta instrucción llegamos a nuestras carpas con demasiadas ganas de acostarnos a dormir, en verdad la ducha habia sido un relajo.

Dia IV

Para peor ese dia la diana fue más temprana que de costumbre y al formarnos para pasar a rancho los clases se encargaron de vaciar todos nuestros bolsillos de las reservas de comida individuales. En mi caso botaron todo el maní salado que llevaba en el bolsillo de la blusa de combate y nos hicieron pasar a ranchar donde hacían como que nos entregaban pan, pero en realidad no nos daban nada, ni siquiera te. Luego de aquel desayuno imaginario tuvimos que dirigirnos a nuestras carpas para echarnos al hombro, todo el cargo que traíamos en la mochila y sobre la mochila el saco ropero además del casco balístico y por supuesto el fusil.

Marchamos y a rato trotamos durante cinco horas atraves de tres cerros sin descansar. Fue muy agotador pero peor la pasaron los gorditos de la batería. Ya comenzando la tarde nos dejaron solamente en calzoncillos y fusil, con la misión de hacer el mejor refugio y la patrulla ganadora se llevaría como premio un conejo que mato frente a nuestros ojos el capitán Rivas, de la segunda batería. Fueron muchas las espinas que me clave en los pies que me llevaron a ingeniármelas descascarando la corteza de un árbol enorme y aquel trozo de madera amarrármelo bajo los pies con una pitilla que encontré. Asunto solucionado, el problema fue que malgastamos el tiempo haciéndonos esas ojotas dejando pasar la oportunidad de comernos ese conejo. De igual forma me daba lo mismo, ya que no me gusta ese tipo de carne. Tuvo que pasar muchísimo tiempo más para que nos dieran unas papas con cebollas y un trozo de pollo. Todo eso para cada patrulla de 7 soldados. Como pudimos enterramos las papas bajo el fuego y en un tacho de aluminio hicimos el pollo y freímos las cebollas.

Cerca de las seis de la tarde marchamos de vuelta a las carpas y durante el trayecto el capitán Rivas de la batería contraria a la nuestra le pidió nuestro estandarte, supuestamente para verlo, a un soldado de los nuestros y este capitán tomo el estandarte para llevarlo y entregárselo personalmente a nuestro capitán Gómez quien, al llegar a las carpas, ordeno que nos aporrearan por el hecho de que soldados enemigos se hicieran con nuestra bandera. Nos llevaron hacia un terreno arado donde comenzó el aporreo, junto a los insultos de parte de todos los clases y el odiado Teniente Araya fue quien más nos saco la cresta de hecho, hizo llorar a varios de mis camaradas y luego prendió fuego en el estandarte. El soldado Urrutia corrió, se lo quito de las manos y con lágrimas en los ojos, le suplico que no lo quemara. Acto seguido le grito en su cara -Le hago punta y codo de aquí al cerro- acompañado de esas palabras se tiro al suelo y los sesenta restantes imitamos su acto y avanzamos detrás de el. Atravesamos el rio arrastrándonos y luego subimos la colina pero antes que continuáramos el teniente hizo que nos detuviéramos y nos felicito por la garra que habíamos logrado sacar producto de nuestro estandarte.

Recién a las once de la noche pudimos acostarnos, pero tuve que dejar ropa colgada fuera para que se secara , hasta los calcetines tenia mojados, además tuve que cocer la que habia roto y curarme las heridas de los codos, luego de eso dormir, por fin.

DIA V

Desperté el domingo todo demacrado y con mucha hambre de hecho el desayuno se me hizo poco pero no habia problema ya que era dia de descanso. Al rato llegaron en vehículos, varios de los familiares de los soldados que tenían autos. De hecho en el regimiento habian soldados de todas las clases sociales, aunque los abc1, eran contados con los dedos. Por mi parte no avise a mi familia asi que nadie vendría a verme por lo que ocupamos nuestro tiempo echando la talla y comiendo golosinas de un vendedor que llego al campamento.

Cerca del mediodía pidieron veinte voluntarios para ir a la iglesia, levante la mano y para suerte mía fui escogido. Nos burlamos del resto de la batería que se quedaba bajo los camiones. No soy adepto de ir a la iglesia pero me haría bien un poco de distracción y además no sería malo pedir por mi familia que se encontraba lejos.

Todo el trayecto en los camiones nos fuimos saludando a la gente y cantamos distintas canciones militares. La tarde transcurrió entre la iglesia y la plaza que estaba ubicada al frente .Intente en reiteradas ocasiones llamar a casa y a la Ely pero no funciono el teléfono. Volvimos como las cinco de la tarde, cuando las visitas ya se estaban retirando, con lo que volvíamos a nuestro entrenamiento.

Para la noche antes de acostarnos nos tuvimos que aprender el que debia ser hasta fin de año nuestro grito de guerra.

Este era asi:

En las puertas del infierno

Donde reina Lucifer

La batería está dispuesta

A morir o a vencer

No hay enemigo eficaz

No hay miedo, hambre ni dolor

Solamente cumplir la misión

En los momentos difíciles

Me moveré, mataré, sin vacilar

Manteniendo siempre la calma

Por Chile y nuestra bandera

La batería vencerá

TRUENO

Debíamos memorizarlo y gritarlo arrodillados con una mano en el pecho y la otra señalando hacia el horizonte y cuando finalizábamos con la palabra trueno, nos poníamos de pie haciendo sonar nuestros tacos. Tomo demasiado tiempo aprenderlo pero con un buen aporreo, por cada vez que salía mal, lo aprendimos. Solo luego de eso pudimos acostarnos, ya solo quedaban cuatro dias.

DIA VI

A las tres de la mañana se abrió nuestra carpa y nos despertaron, al salir escuchamos de susurro como nos llamaban, labrador, pitbull, galgo, siberiano, pequinés. Nos dirigimos, arrastrándonos para no hacer ruido y no alertar a los centinelas que cuidaban el campamento aquella noche. En plena oscuridad nos esperaban mi Cabo Soler y Enríquez con los preparativos para el bautizo negro. Una vez que estuvimos los 9 juntos, fuimos pasando al frente donde nos rociaban la cabeza con agua , que al parecer tenía algo que la hacía oler muy mal y luego de eso, con un fuerte “guate” en la nuca, nos decian desde hoy en adelante serás y obedecerás al nombre de: ESTRUENDO fue el escogido en mi caso. La ceremonia concluyo con el robo de unos tarros de duraznos y atún que comimos por alrededor de una hora.

Al amanecer ya no teníamos ni ganas de pasar a ranchar, pero si mucho sueño. La siguiente instrucción fue ahí mismo en el sector de carpas en donde nos enseñaron a mimetizarnos con pinturas en nuestros rostros. El comandante Martínez formo a todo el grupo de artillería (eso incluía también a la plana mayor) para revisar los mimetismos. Fuimos cuatro a los que ordeno salir al frente para señalarnos que nuestro mimetismo era malo. En mi caso el problema consistía en que me habia dibujado el símbolo de paz en mi rostro. Yo cuando me pinte no tenia espejo asi que solo fue cosa de azar pero que me valieron las amenazas del odiado a esas alturas ya, teniente Araya cuando retomaba mi lugar en la fila.

– Vas a pasar dos fines de semana arrestado me decia, muy enojado-

A pesar del reto que me lleve, hubo algo que me alegro bastante y fue la noticia de que en el regimiento se presentaron unos problemas más urgentes aun, por lo que debíamos volver al dia siguiente, con lo que se volvía a acortar nuestra campaña.

En la tarde nos tocaba la ultima instrucción la cual consistía en conocer a fondo nuestra pieza de artillería (el cañón o como se le llamaba en la jerga militar Obús) y en nuestra especialidad nos tocaría disparar el de 105mm. Era un gran cañón, el cual poseía un potente tiro de proyectil que fácilmente pasaba los 10 Km de distancia. En medio de aquella instrucción, el soldado Lobos contradijo por bastante rato al cabo Soler diciendo que él no estaba dispuesto a ser el sirviente 1 (Era el encargado de jalar el percutor que disparaba el Obús) justificándose que tuvo un primo que años atrás murió al estallar un proyectil de esos. Ante tanta negativa del conscripto, comenzó a aporrearlo hasta el punto de hacerlo llorar. Los 6 restantes integrantes de la pieza, nos acercamos y empezamos a pagar aporreo junto a él, sin que no nos ordenara mi cabo. Por alrededor de una hora más prosiguió con el aporreo de hecho mi cuerpo ya estaba exhausto y el soldado Lobos continuaba diciendo que no lo haría. Al final mi Cabo Soler solo se detuvo cuando aparecieron unos niños curiosos que se acercaban a mirar el obús.

Para la noche tuvimos que preparar un circo de campaña, competencia que nos daria la grandiosa oportunidad de enfrentarnos a la segunda batería y la plana mayor. Los instructores, quienes serian los jurados, juntaron tres camiones de modo que el escenario quedara lo suficientemente alto. Uno a uno fueron presentándose los conscriptos del Tacna. Nuestro show fue grandioso con incomparables números artísticos que incluían una gran imitación a nuestros tenientes y el soldado Troncoso imito exactamente igual al Comandante Martínez, con su sonrisa que lo caracterizaba bajo los bigotes, robándose los aplausos de todos . El broche de oro lo puso el mismo soldado que hace poco rato lo habia pasado tan mal .El Lobos enseño a dos amigos con quienes subió a efectuar una rutina de payasos ,en la que, fuera de libreto, perdió el equilibrio cayéndose de manera muy cómica, en el espacio que quedaba entre un camión y otro. Por supuesto que los ganadores fuimos la primera batería, y asi con esa alegria inmensa nos retiramos a acostarnos, mientras que clases y oficiales celebraron hasta bien entrada la noche.

DIA VII

Durante toda la mañana la pasamos desarmando las carpas y subiendo cosas a los buses y camiones, lo único que dejamos fuera fueron nuestros tachos y servicios. Luego el comandante formo al grupo entero en el espacio vacío , enorme que habian dejado nuestras carpas, para enseñarnos la canción color esperanza de Diego Torres, para cantarla por baterías. Obviamente las mujeres no les costó nada ya que la mayoria de ellas ya la conocían y cuando intentaron ayudarnos, el comandante las reto y mando a trotar con sus bolsos roperos una vuelta al cerro más cercano.

Luego de comer, embarcamos al bus y nos despedimos nostálgicamente de aquel hermoso lugar esperando algún dia poder regresar, eso sí vistiendo de civil.

Durante las cuatro horas de viaje el chofer coloco el Cd de Ricardo Arjona (Santo pecado), el mismo que escuchaba con la Ely en casa los fines de semana asi que la ansiedad aumentaba.

Esta vez el trayecto fue sin contratiempos y estando en el regimiento lo primero que hicimos fue ir a casino a comprar cigarros ya que en campaña los últimos dias se estaban vendiendo a 800 pesos cada uno y varios pagaron esa Cantidad exagerada de dinero, en mi caso no era tal la angustia. De igual forma hubo que esperar hasta el dia siguiente debido a que no quedaban cigarros tampoco, asi que en otro dia más su valor aumento a mil.

El miércoles por fin llegaba a casa con un montón de ropa sucia en el saco ropero y además de la mochila. Fui recibido por mis abuelas las que de inmediato me encontraron más flaco aun. Y no me dejaron entrar a mi pieza hasta que llegara mi mama con la Ely desde Santiago las que por cierto, no esperaban mi llegada sino hasta el jueves. Cuando llego, un par de horas después, junto a su asombro se dirigió a mi pieza y luego de un rato me dejo ingresar para comprobar que ya no era más mi pieza sino que era nuestra pieza. Ya todo era distinto, el color, las cortinas, el cubre camas, al parecer una nueva etapa en mi vida comenzaba.

8-JURAMENTO A LA BANDERA

Al comenzar la semana, el mismo dia lunes, debimos dirigirnos a la sala en la cual los soldados estudiaban para terminar con su enseñanza media y en donde, además de vez en cuando, efectuaban charlas motivacionales participativas sobre alcohol y drogas

En aquella sala nos relataron que el juramento a la bandera se realizaba en honor a los 77 soldados Chilenos bastante jóvenes, quienes encerrados en la iglesia de la concepción no se rindieron frente al poderío peruano quienes en ese momento los tenían rodeados por una fuerza de tres mil soldados. El teniente a cargo Ignacio Carrera Pinto, nieto de don José Miguel Carrera no dejo de luchar de modo que los 77 perecieron en el lugar.

Luego de aquella reseña histórica, tuvimos que escribir para memorizar el juramento a la bandera. Dia a dia debimos practicarlo con todo el grupo de artilleros ya que no sería por baterías como acostumbrábamos a competir. La mano izquierda afirmaba el fusil a la altura del pecho y con la derecha apuntábamos hacia la bandera, pero lo más complicado era coordinar los tiempos de cada una de las palabras entre los 160 slc. Pasamos la primera revista a cargo del teniente Araya, luego revista con el Capitán Gómez y para finalizar el comandante Martínez nos separo por filas de unos pocos soldados para revistar mejor. De nuestra fila me lleve unas enormes felicitaciones -” ¡Bien soldado! De esa forma es como todos tienen que hacerlo, con voz ronca pero a la vez clara y limpia, que se entienda las palabras que están juramentando, y recuerden no mover la cabeza ni los brazos cada vez que tomen aire” Era curioso ver a la misma persona que semanas atrás en campaña me sacaba adelante por lo mal que hacia algo, hoy me felicitaba delante de todo el grupo.

Los ensayos fueron colocándose tediosos ya que en esta etapa transcurrían en el patio principal del regimiento (El de tierra) y con todos los soldados del regimiento. A la hora de comer armábamos pabellones con los fusiles, mochilas, casco y ni pensar en tener casino. Los aporreos eran constantes por cada equivocación de los soldados.

Ya estábamos en el mes de junio de modo que las noches se hacían cada vez más frías por lo que no era agradable tener que efectuar guardias. A mitad de semana nos tocaba a la primera batería. Para todas ellas se seguia el mismo protocolo que consistía en un sistema de rotación en todo el regimiento el cual daba como resultado que cada tres semanas aproximadamente nuestra batería efectuaba guardia, teniendo que presentar a 22 slc un dia y otros 22 el dia siguiente. Después de rancho y antes de retreta debíamos arroparnos bien con todo nuestro vestuario. Luego nos dirigíamos a retirar nuestro fusil de la armería con cuatro municiones de verdad y una de salva que siempre se ponia de las primeras.

Antes de llegar al pórtico de entrada al regimiento, discutíamos sobre quien tomaría el apetecido segundo turno en el que podíamos ver películas y además evitábamos el turno de 03.00 a 06.00 de la mañana, el más frio de todos.

De los 22 slc se formaban 8 parejas, las cuales muchas veces eran elegidas al azar por el comandante de ronda en la guardia, aunque algunas veces nos dejaban a nosotros escoger. Los soldados restantes eran destinados 4 a la población militar. En mi caso nunca pude ir ahí pero me decian que era un pequeño asentamiento en las afueras de colina, en donde nadie los molestaba, vivían solamente oficiales y clases con antigüedad. Los dos slc restantes se quedaban en la guardia, en el pórtico de entrada.

El comandante de relevo (un cabo de cualquier unidad menos de la unidad de los slc de guardia) nos iba a dejar a cualquiera de los cuatro puestos de vigilancia, uno norte, tres norte, uno sur y tres sur. Antes de dejar a cada pareja nos decia un santo y seña el que cambiaba noche a noche. El puesto de vigilancia que queríamos evitar casi todos los slcs era el 3 norte ya que el año anterior un amigo mío de la unidad de cuartel efectuó guardia con otro conscripto. Mi amigo me conto que bajo de la caseta, la cual era bastante alta, a orinar, de repente sintió un disparo de fusil y al subir encontró a su camarada de guardia muerto, se habia suicidado. Por esa razón nadie queria el tres norte donde decian que penaban y que el techo de la caseta estaba manchado con la sangre del conscripto que se mato.

Mi camarada de centinela (Guardia de una torre de vigilancia específica) fue el soldado Larrere de la quinta pieza, el mismo que habia llorado cuando nos quemaron el estandarte en campaña. Cada tres horas éramos relevados en el sector norte del regimiento llamado uno norte. Pasaría rápido el turno ya que compartíamos nuestro gusto por el rock con este conscripto.

Aquella noche nos destinaron al puesto de vigilancia uno norte lugar en donde nos juntamos con los del puesto tres norte y efectuamos una gran fogata al interior de la caseta ya que el frio no lo soportábamos. Cuando vino el relevo a buscarnos nos escondimos en distintos puntos estratégicos los que incluían subirse a arboles. El encargado de hablar fue el slc Lobos que cuando los tuvo bien cerca les grito ¿Santo y seña? a lo que el cabo de relevo, contesto- Rio- y el Lobos prosiguió diciendo la seña -bosque- con lo que origino la risa de todos los que nos encontrábamos presentes .una vez devuelto el silencio grito esta vez -arboles- con lo que volvieron las carcajadas esta vez incluidas las nuestras, mientras el Lobos en voz baja nos decia que no se acordaba cual era la seña. El Slc Tacho (Camilo Muñoz) salió hacia la luz y le grito “El santo y seña era valle, agueonao, como se te iba a olvidar. Aquel hecho valió la pena ya que con el aporreo que le dieron hasta llegar a la guardia nunca más se le olvidaría un santo y seña en todo el año.

A la hora del penúltimo turno, el frio era tanto que calaba los huesos, era muy duro efectuar la guardia ya que para hacer fuego corríamos el riesgo que nos descubrieran los cabos. Al final nos juntamos los del 1 con los del 3 norte, y los del 1 sur también hicieron lo mismo con los del 3 sur. De esa manera nos sentíamos más seguros además de que acortábamos la noche.

En el último turno nos juntamos con el slc conscripto Calderón a quien le dieron ganas de ir al baño, asi que fue detrás de un árbol y efectuó su necesidad. Ninguno de nosotros tenia confort, asi que desde su billetera saco el único papel que encontró, una carta de su polola y como le falto papel corto pasto perosolo con su grito entendimos que eran ortigas las que habia arrancado. Al final opto por utilizar los calzoncillos marca Zorba y quedarse vestido a lo gringo.

Al amanecer la guardia finalizaba en el torreón sur, el cual parecía calabozo. Nos mantenían ahí hasta que daban las 8 de la mañana y salíamos a formar para izar la bandera que hay a la entrada del regimiento.

Los rumores acerca de si salíamos franco eran constantes, unos decian que si otros decian que los soldados del año anterior no les habian dado franco antes del juramento a la bandera, pero corrimos con suerte ya que de igual forma nos dejaron salir y para variar la segunda batería quedo encerrada el fin de semana efectuando guardia.

De vuelta del franco pasaron rápido los dias. La noche anterior al miércoles 9, dejaron encargado al soldado Lobos, quien tenía complejo de peluquero, para cortarnos el cabello. Uno a uno fuimos pasando hasta altas horas de la madrugada, el pobre casi no durmió pero en venganza con la maquina nos dejaba un pelón grotesco en la nuca, esto hasta que lo pillaron y lo hicieron pagar.

El dia llego y ansiosos veíamos a los familiares entrando al regimiento. Pronto el patio principal se encontraba lleno de gente

El espectáculo comenzó como era de costumbre con un discurso del Coronel Fernández extremadamente latero , continuaron con unas balas de salva realizadas por el batallón de paracaidistas para luego seguir con el gigante avión Hércules volando a baja altura sobre el regimiento dejando caer a una veintena de paracaidistas ( nadie se alcanzo a dar cuenta que el coronel era paracaidista). Los primeros en juramentar fueron los cinco alférez que tenía el regimiento, de entre ellos juraba una mujer. Continuaron varios clases de las fuerzas reservistas. Luego por antigüedad fueron los soldados de la Unidad de cuartel (PM) y el siguiente turno fue el nuestro. Comenzamos armando la bayoneta para luego seguir con dos rápidos movimientos elevábamos el fusil a la altura del pecho, con el brazo derecho apuntamos a la bandera, la cual se encontraba al centro de la formación y luego de eso recién juramos:

Yo, soldado conscripto, Claudio Espinoza Figueroa

Juro, por Dios y por esta bandera

Servir fielmente a mi patria

Ya sea en mar, aire o en cualquier lugar

Hasta rendir la vida si fuese necesario

Cumplir con mis deberes y obligaciones militares

Conforme a las leyes y reglamentos vigentes

Obedecer, con prontitud y puntualidad

Las ordenes de mis superiores

Y poner todo empeño en ser

Un soldado valiente, honrado y amante de mi patria.

Finalizábamos en posición firme para recibir el cariño, y los aplausos de nuestros familiares. Prosiguió con su juramento el grupo de caballería blindada, luego el turno fue del batallón de paracaidistas. Prosiguió con el desfile de todo el regimiento que con tanto esmero y sacrificio habíamos ensayado. Al cierre tomábamos distancia entre un soldado y otro para que pasaran nuestros familiares en acto simbólico a entregarnos nuestra arma. Frente a mí, fue mi mama la encargada de darme de sus mismas manos mi fusil, el que lleve al pecho para recibirlo junto a su abrazo.

Una vez en nuestras unidades, recibimos besos, abrazos y por cierto muchas fotografías. Desde Lo Castro, llegaron en camioneta a buscarme y antes de partir le pregunte a un clase por el soldado Román (un enano mañoso que comenzaba a convertirse en un gran amigo) el clase me contesto que se encontraba en la enfermería junto a su familia y en ese mismo lugar en cama, realizaba el juramento a la bandera.

De regreso a casa dejamos en el cruce de Liray a la Ely ya que esa tarde trabajaba pero teníamos el resto de la semana para estar juntos.

9- OBUS 105 mm

Con el paso de los dias el Teniente Araya se habia vuelto insoportable y por cualquier motivo, muchas veces injusto, de igual forma nos sacaba la cresta, de hecho llego a golpear físicamente a un par de soldados, lo que le valió una sanción de parte de mi comandante Martínez, en cuanto la noticiallego a sus oídos. En ese momento, ya todos lo odiábamos y pienso que más de alguno de nosotros pensó en meterle un tiro de fusil en la cabeza.

Las siguientes semanas estuvieron llenas de instrucciones, de modo que se hacía entretenido el SMO. Un dia fuimos al polígono de tiro pequeño, al interior del regimiento, en donde nos hicieron disparar un rifle a postones para irnos preparando a lo que venía: disparar nuestro fusil el cual era completamente distinto. Continuaron llevándonos a un espectacular polígono de tiro en las afueras del regimiento, equipados con casco balístico (guerra) incluido.Cercano a Chacabuco se encontraba el polígono, lugar en donde pasábamos la mayor partedel dia. Efectuábamos 10 tiros desde distintas posiciones en donde se encontraban los blancos a 10, 25, 50, 75,100 y 200 mts los cuales iban siendo anotados por cada uno de nuestros clases para la evaluación de fin de año. Yo efectuaba puntería con el ojo derecho y no andaba ni cerca de las altas puntuaciones, hasta que pregunte y la respuesta fue bastante sabia –sostén el fusil con la mano derecha adelante y jala el percutor con la izquierda-. El tiro salió directamente donde queria, asi que tuve que acostumbrarme al peso del fusil a mano cambiada. De ahí en adelante mis puntuaciones fueron magnificas a pesar del miedo que me daba disparar mi armadebidoalapotenciadeltiro. Lasvainillas delproyectilsalíancon

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bastante violencia, golpeando generalmente al soldado de la derecha, por lo mismo era que llevábamos puesto el casco de guerra. Las posiciones eran variadas, arrodillados, hincados, acostados, de pie, etc. Siempre la dificultad fue aumentando.

A Fines de julio venia un coronel a visitar el grupo de artillería Tacna por lo que todo el grupo debia quedarse encerrado el fin de semana asi que todos los soldados andaban tras el suboficial Parra quien otorgaba los permisos excepcionales de salida. Hasta ese momento eran cinco los soldados que lo habian convencido y yo seguia insistiendo y aun no lograba convencerlo. El jueves durante la noche estábamos acostados cerca de las 10 pm cuando suena el teléfono en la cuadra y el clase de servicio grita- el slc Espinoza Figueroa tiene llamado- eran bien pocas las llamadas que nos pasaban asi que cuando sucedía debíamos correr a contestarla. Le conté a la Ely, que ese fin de semana nos quedaríamos encerrados asi que ella dijo que se iría a acampar al cerro.

Al dia siguiente, temprano en la mañana después de iniciación de servicio, me pare firme frente al suboficial Parra impidiéndole la pasada por la puerta y le dije en tono suplicante si me dejaba salir, ya que debia sacarme la foto para presentarla en las postulaciones de la escuela de investigaciones. El quiso dar un paso, pero me mantuve firme sin moverme. Con el parte de salida de los cinco soldados en la mano, aun sin llenar me dijo -y que estas esperando, si no alcanzas a los otros soldados no sale- Me esfume hacia los casilleros guarde todo desordenadamente, cambie mi tenida de combate por la de salida y me esfume con mi bolso ropero junto a los cinco restantes ante la envidia de todos los camaradas que se quedaban.

El slc Román se encontraba muy apenado debido a que se acercaba el dia del niño y no tenia regalos para sus tres hermanos. Intente consolarlo antes de partir diciéndole que el mejor regalo seria estar con ellos el fin de semana siguiente ya que este no podia. Asi sin más, me fui.

Esperamos por casi 4 horas en la entrada del regimiento hasta que por fin salió un camión que nos llevo fuera del Lautaro. Una vez en casa, hable al Franco quien sin saber siquiera como llegar y con lo poco que me quedaba de mis $11.000 mensuales, que me depositaba en la tarjeta el ejército, nos fuimos a Polpaico en busca de la Ely. En medio de la oscuridad y luego de dar varias vueltas, a pesar de ser un pueblo chico, alcanzamos a llegar antes que se fuera a campar, asi que dejo a sus amigas que se fueran solas y volvimos en el asiento trasero con chofer hasta la puerta de mi casa.

De vuelta al regimiento, nos contaron que la revista del coronel habia sido un éxito asi que nos darían franco el jueves, pero que antes habrían muchas instrucciones de obús en las que el slc Lobos, (quien jalaba el percutor del Obús) se hizo el enfermo, y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos dijo que pasaría la semana entera en la enfermería del regimiento.

Desde las barracas enganchábamos las piezas de artillería a los obuses 105mm que aprenderíamos a disparar. Cargamos todos los implementos a los vehículos y nos dirigimos atrás del cerro Cheuque. Recuerdo que la primera semanaen el regimiento tuve que limpiar los obuses y por fuera de las barracas pasaron camiones cargados con las piezas de artillería Soltam (obuses mas grandes aun) las que enviaban al norte chileno. Eran impresionantes en tamaño pero el 105 mm que ocupamos nosotros, no se quedaba atrás con sus 14 kms de tiro/alcance efectivo. A costa de aporreos, a esa altura del año, conocíamos bien los datos técnicos de aquellos cañones tales como que pesaba 1.497kg, pero ahora lo complicado iba a ser ponerlos en práctica.

Una batería consta de 6 piezas de artillería (un obús o cañón para cada pieza) y cada pieza la integran nueve conscriptos, 4 de ellos eran sirvientes, los que trabajaban operando el Obús y 4 municioneros, encargados de preparar el proyectil y el soldado restante era el ayudante del cabo conductor del camión.

Cada soldado debia conocer a la perfección todos los puestos, cosa de poder operar la pieza en caso que fueran cayendo soldados. Mi puesto era el sirviente 3 pero al encontrarse el Lobos en la enfermería pase automáticamente a ser el sirviente 1 (operador que disparaba la pieza).

De las seis piezas, la pieza base era la tercera y nosotros pasamos de ser la cuarta pieza a la tercera pieza, solo por el hecho de que mi Cabo Soler tenia los mejores conocimientos en el Obús que el resto de los clases, asi que por ser ahora la pieza base, seria nuestro el trabajo de efectuar el primer tiro. Alineamos los seis obuses, luego cavamos los hoyos de soporte equipados con fusil al hombro y tapones colgando, Todas las miradasexpectantes se dirigían para ver nuestra actuación. Mi cabo Soler grito las coordenadas:

– Al frente, un grupo de soldados enemigos bajando desde el cerro, materializado por el camión de prueba cuatro kms al frente-

-Comprendi’o, mi Ca’o- le gritaba yo

-Alza 32,00g-

Y le respondía lo mismo, mientras ajustaba losnúmeros a las manecillas del obús

-Distancia, 68,00-

Rápidamente anotaba los siguientes datos, mientras que los sirvientes 3 y 4 corrían 50 y 100mts respectivamente a enterrar los jalones de puntería mientras que S1 (yo) y S2 (Ramos) elevábamos y direccionábamos el tubo del obús con las manivelas. Cuando todo estuvo listo Mi cabo Soler se acerco a revisar que estuvieran bien las coordenadas y una vez que comprobó que estaba todo en orden, dio permiso para el disparo. A unos cincuenta mts de distancia, los municioneros armaron el proyectil con cuatro saquetes de pólvora y corrieron a cargar la pieza

-Pieza, fuego -grito mi cabo Soler, mientras llevaba sus dedos a sus oídos

Agarre el cordel con mucha fuerza, de espaldas al cañón de la pieza (de ese modo debia ser)lo jale hacia mi cuerpo y abajo, como se debia hacer, pero el tiro no salió , se tranco nos dijeron que era muy probable que el proyectil hubiese quedado mal armado. Mandaron a todos los soldados que nos apartáramos del lugar por unos 100 mts aproximadamente mientras los clases y oficiales con sumo cuidado retiraban el proyectil del interior del cañón, con suaves golpecitos. La tención era grande, pero aumento más cuando debimos preparar el tiro por segunda vez. Repetimos la misma operación y ahora con manos temblorosas tome el cordel, lo jale mas fuerte aun y un estruendoso sonido me dejo con un pitido agudo en los oídos y entre un montón de tierra , polvo y humo con olor a pólvora, abrí la caja del cierre del Obús para que el S4 (Muñoz) recibiera la vainilla del proyectil y con un fuerte grito le informe a mi Cabo Soler que el tiro realizado habia sido bueno y la cámara estaba limpia para recibir un nuevo proyectil.

Ya mi primer tiro habia dado en el blanco, por lo que las otras piezas comenzaron a efectuar fuego a discreción contra el camión y entre disparos debíamos arrastrarnos a punta y codo por debajo del Obús mientras los clases nos golpeaban con ramas de espino. Al salir éramos recibidos con un sorbo de vino pasado a pólvora en el interior de las vainillas de los proyectiles, era nuestro bautizo como artilleros y ese era parte del ritual. Todo aquello concluyo con una hoguera de unos 5 mts de alto hecha por nuestro Capitán Gómez con todos los saquetes de pólvora pura, que habian sobrado.

Fue entretenido, pasar toda la semana disparando y lo mejor era que por ser pieza base, yo realizaba el primer tiro y si no daba en el blanco seguia intentando por varias pruebas más hasta que las coordenadas fueran exactas.

Al finalizar la semana nos toco guardia nuevamente ya que el batallón de paracaidistas se encontraban en campaña, de modo que se anticipo y no pudimos salir franco el jueves pero la guardia terminaba el viernes, asi que nosotros saldríamos y para variar la segunda batería se quedaría a hacer guardia por el fin de semana. El primer turno que me toco, lo efectuamos en el

1 sur, con el muñoz y desde el 3 sur se nos acercaron los slcs Caro y el Negro, ambos integrantes de la quinta pieza. Entre talla y talla el Caro decidió salir del regimiento a comprar trago y en una maniobra arriesgada salió , pero solo pudo conseguir cigarros, los que sirvieron para apalear el frio de la noche. El invierno era muy helado por lo que nos metíamos en unas trincheras a dormir y para el segundo turno (el más frio) El camión que nos llevaba a cada puesto se detuvo por un instante asi que con el Muñoz nos bajamos pensando que se detuvo por nosotros pero para cuando el camión se habia ido nos encontrábamos muy lejos de nuestro puesto. Recuerdo muy bien que mi Cabo Pérez, cuando nos encontró, nos dio un reto de aquellos y amenazo que si recibía una infracción nos quedaríamos arrestados el fin de semana. Para suerte nuestra no sucedió nada de modo que a medio dia del viernes ya me encontraba con rumbo a mi casa y con una noticia que me ponia feliz los rumores decian que a fin de año el grupo de artillería se trasladaba a su natal linares por lo que deberían licenciarnos antes y no tener que cumplir hasta mayo del próximo año.

10- MI GENERAL CHEIRE

Al volver de franco, le pregunte al slc Román del ¿por qué venia llegando tan contento? y su repuesta me dejo atónito. Me conto que al no tener plata para hacer el regalo a sus hermanos, se metió a una casa a robar y gracias a ello les pudo comprar regalos. Desde aquel dia comencé a conversar más con él, de modo de tratar de aconsejarlo y llevarlo por buen camino.

Los primeros dias de la semana continuamos efectuando tiros de Obús, y gracias a que el Slc Lobos , sirviente 1 de la cuarta pieza, aun seguia en enfermería continué reemplazándolo y por ser la pieza base efectué numerosos disparos es más, hubo un dia en que el único soldado en disparar fui yo, debido a que las coordenadas dadas por los oficiales estaban mal y los tiros golpeaban bastante lejos de donde debían dar, de hecho pasamos dos sustos: el primero fue que el Slc Muñoz(S4) fue a introducir el proyectil y no le achunto al orificio, golpeando fuertemente la punta del proyectil (el cual ya se encontraba armado , con los saquetes de pólvora) con la caja de cierre de la pieza de artillería , al pobre lo aporrearon toda la mañana por su error, en que pudimos haber muerto todos los presentes en un radio de 50 mts a la redonda y el segundo fue que un tiro cayo 500 mts antes de los puestos de coordenadas de los oficiales , o sea que si me hubiese equivocado en solo cinco milímetros en la colimación de la pieza, ninguno de ellos hubiese sobrevivido, asi que se acabaron las instrucciones por esa semana.

Al regimiento nos venía a visitar el mismísimo General Juan Emilio Cheyre, comandante en jefe del ejército. Soldado con el más alto grado en todo el país de ese año, de modo que el aseo en todas las cuadras y patios fue intenso.

Pasábamos horas tras horas limpiando rancho, barracas, la calle principal, que barríamos solo con hojas de palmeras, casinos, en fin.

Un poco antes de la llegada del general, nuestro comandante Martínez pregunto por quienes eran los soldados no voluntarios, los que deseaban abandonar el SMO. De inmediato salí al frente junto a 7 camaradas, entre ellos el Rusio y el Muñoz. Mi comandante nos dijo que El General venia a hablar especialmente con los soldados no voluntarios asi que nos queria con harta pachorra, hablando fuerte, golpeado y con las manos pegadas al cuerpo, en ese momento pensé para mi- Puta que soy weon, siempre la cago.

En la tarde nos llevaron cerca del cerro Cheuque con nuestras piezas de artillería para efectuar disparos, y estábamos en eso cuando de la nada aparecieron desde el camino numerosos vehículos militares de los cuales al único en reconocer fue el jeep del mi coronel Fernández, desde el cual bajo acompañado de mi comandante Martínez y un sr bastante delgado usando quepí. Caminaron hasta la primera pieza de artillería y luego gritaron que vengan los soldados conscriptos no voluntarios acá. Corrimos como un rayo para hacer una formación tan bien alineada de 8 soldados. El nerviosismo se hizo presente cuando el General se acerco rodeado de los altos mandos del regimiento junto a más generales, coroneles y periodistas. Las preguntas comenzaron al primero de la formación, yo era el sexto de modo que tuve tiempo de pensar mis razones. Mientras se acercaba lo observe bien era bastante delgado y no intimidaba para nada, ni mucho menos se parecía a los veteranos de guerra que uno veia en las películas gringas, pero sus cuatro estrellas en la camisa resplandecían a mas no poder con el sol.

Cuando estuvo frente a mí se acerco y pregunto:.

-Dígame usted soldado ¿cuál es la razón para no querer efectuar su servicio militar?-

Sin dejar de mirarlo a los ojos y hablando fuerte le respondí que trabajaba para mantener a mi familia, y con lo poco que me pagaban estando en el regimiento no me alcanzaba siquiera para mi-

Luego de una pausa y unos flashes pregunto- ¿y en que trabajabas?

-De bombero en una bencinera, cerca del peaje de Lampa, en la cinco norte- le respondí – y antes que terminara de hablar contragolpeo con un -¿y te hacías muchas movidas ahí?

Evite entrar en muchos detalles y se dio cuenta por lo que cambio la conversación preguntándome -¿haces barras?

– por supuesto le dije –

¿Cuántas? Agrego-

Comencé haciendo 1, pero hasta el momento hago 22 le dije – acordándome de que mi comandante Martínez, habia pedido que mintiéramos un poco respecto a ese tema.

-¿pero si eres tan flacuchento? – me aminoro –

Y yo olvidándome de todo el protocolo, por inercia despegue las manos de la posición firme y con un movimiento más bien sexual le dije – Pero me la puedo-

De inmediato quedo la escoba, todos se reían a mares incluyendo a mi General Cheyre.

Al volver a las cuadras ya sin el general y solos con nuestro comandante Martínez hizo que nos formáramos toda la batería y llamo nuevamente al frente a los no voluntarios, para felicitarnos por toda la personalidad mostrada y por el buen sentido del humor de algunos. Nos dijo también que como premio nos daria unos dias de franco más adelante , franco que al finalizar el SMO nunca llego.

La semana siguiente la pasamos preparando la maniobra que haríamos con la participación de todo el regimiento y por ello, temprano en la mañana, el dia jueves llegaron unas 300 personas todos militares a presenciar el espectáculo.

Más temprano aun, nuestra batería estaba apostada con las piezas de artillerías listas y colimadas para efectuar disparos bajo una carpa de mimetismo, la cual nos ocultaba de la vista de todos los presentes sobre el cerro Cheuque. Esperamos allí un par de minutos sin poder salir debajo de la carpa, la que tenía unos diez mts de largo aproximadamente. Lo único que hicimos fue dormir, fumar y otros jugar cartas, hasta que por radio le avisaron a mi Cabo Soler que diéramos inicio a la maniobra. Tomamos nuestras posiciones en la pieza de artillería, tire el cordel y luego de mi tiro se escucharon los cinco tiros restantes. Mientras des equipábamos la pieza para hacer cambio de posición (debia durar 1 minuto aproximadamente dejarla enganchada al camión) pasaban junto a nosotros a gran velocidad los carros mowak y tanques efectuando disparos hacia el cerro de prueba. Una vez arriba del camión aceleramos a gran velocidad, pasando por todo el borde del cheuque entre azotes contra los asientos del camión producidos por lo malo del camino, salió volando el quepí del cabo Soler, el que una vez llegado a la nueva posición y que la segunda batería hubiese disparado, se lamento por lo sucedido.

Los cañones disparando y haciendo cambios de posición, los tanques movilizándose a gran velocidad, los mowak abriendo sus puertas dejando salir muchos soldados que se convertían en infantes, -ahí debe de andar el Rubén, pensé.- desde el cielo pasaban helicópteros y aviones Hércules dejando caer numerosos paracaidistas, los que al llegar a tierra continuaban disparando, las ametralladoras, las punto 50 acompañados de morteros, todo era como estar actuando en una película de guerra.

Fueron unos 30 minutos en total pero muy intensos, Luego de eso habia que volver a las posiciones iniciales, eso si esta vez más en calma y a 200 mts de donde debíamos llegar, queda en pana el camión justo el de nosotros. Paso un corto lapso de tiempo en que esperamos las indicaciones que recibió nuestro Cabo y se las habian cantado bien clara. -Pelaos, hay dos noticias, la buena es que la maniobra salió excelente y nos felicitan a todos pero lo malo, es que debemos llevarnos la pieza al hombro.-

Algunos se colgaron de la punta del tubo para hacer el contrapeso necesario, el resto empujo con mucho esmero y sacrificio. Al cabo de unos agotadores 10 minutos llegamos con la pieza de artillería junto al resto, donde nos felicitaron aun más. Todo lo contrario sucedió con mi cabo Soler a quien casi lo dan de baja por haber perdido su quepí. Esta vez los que rieron fuimos nosotros.

11- LA PARADA MILITAR

Dos semanas antes de la parada militar comenzaron los ensayos en el parque O’Higgins y para ello debíamos levantarnos a las 5 de la mañana de modo de estar en el parque a las 8 am.

Recuerdo que al primer ensayo nos dejaron largo rato esperando frente a la cúpula del parque mientras llegaban más regimientos con soldados. El nuestro habia sido el primero en llegar. Una vez que aquel patio estuvo lleno de conscriptos de distintos sectores apareció un coronel para dar inicio a los ensayos, ordenando el lugar en que pasarían frente a la tarima presidencial cada regimiento. Fueron solamente dos pasadas en la mañana en la que debíamos hacer todo el largo de la tribuna el paso regular. Fue bastante agotador pero el dia finalizo rápido.

Mientras en el regimiento continuaban las cosas como de costumbre, con sus respectivas guardias e instrucciones. El primer jueves de septiembre nos toco guardia y dentro de los comandantes de guardia estaban los paracaidistas y en especial habia un cabo al que le gustaba salir a pillar durmiendo a los centinelas en guardia. Tenía el record de encontrar durmiendo a todos los centinelas cada vez que salía. Recuerdo que me toco el puesto 1 sur y nos juntamos con los soldados del 3 sur .En el primer turno, el gordo slc Caro tuvo la valentia de salir del regimiento a comprar licor. Una maniobra muy arriesgada ya que de ser descubierto nos hubiesen dada varios fin de semana de arrestos y por poco casi lo pillan ya que se demoro demasiado y si no se tira al suelo los relevos que iban hacia la población militar en el camión los hubiesen visto. Luego en el turno de la madrugada nos metimos los cuatro al interior de una zanja bien profunda donde nos guarnecimos de lo helado de la noche. A pesar de lo profundo de la trinchera el frio nos calaba los huesos por lo que no pudimos dormir, a pesar de estar los cuatro bien juntos y apretados. Al cabo de una hora sentimos que arriba nuestro, bordeando la zanja pasaba una bicicleta la cual se detuvo por un momento. A pesar de estar despiertos no le hablamos ya que ninguno de nosotros se encontraba en el puesto que debia estar. Al rato la bicicleta se fue y no sentimos ruido alguno.

Al llegar a la guardia nos encontramos con el resto de camaradas quienes confesaron que los habian encontrado durmiendo a todos y que nosotros cuatro habíamos sido los únicos a quienes no pudo encontrar. Ese mismo viernes estábamos de franco y el clase de servicio era mi cabo Madrid, quien nos aporreo desde la guardia, a las 8 am hasta las 13 hrs camino al bus. Y a pesar de nuestros reclamos acerca de que no nos encontraron durmiendo fue para toda la unidad el mismo maltrato.

La semana siguiente tuvimos dos ensayos más y estos fueron los últimos debido a que el domingo 19 seria el gran desfile. En uno de ellos el Rubén fue sacado de la formación por supuestos dolores estomacales que argumento, de esta forma evitaría los largos ratos que pasábamos desfilando a altas temperaturas. Cada cierto lapso podíamos descansar bajo los árboles del parque, en donde aprovechábamos la oportunidad para beber agua, comer y fumar. En una ocasión unos cabos dragoneantes (soldados estudiantes de la escuela de sub-oficiales) nos exigieron que les diéramos un cigarro , pero corrimos con suerte ya que se encontraba mirándonos nuestro cabo Cuevas quien de inmediato se acerco a ellos y les exigió cigarros y como estos no tenían, no les quedo mas remedio que ir a conseguirse a otro lado . A pesar de

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todo, no lo pasábamos mal ya que cualquier instancia para estar fuera del regimiento nos achicaba la semana además de que en lugares públicos estaba prohibido aporrearnos. En otra ocasión nuestro comandante Martínez, salió corriendo con el fusil de un soldado del regimiento Buin que estaba paveando. Aprovechaba cualquier descuido de parte de los soldados de todos los regimientos allí presentes, les arrancaba sus fusiles y se los entregaba a los superiores de cada soldado.

El dia viernes pidieron voluntarios para ir al dia siguiente a desfilar a Colina en conjunto con escuelas y bomberos frente a la plaza. La totalidad de la unidad levanto la mano pese a ello solo veinte fueron los afortunados entre los cuales no me encontraba yo , por lo que pasamos los dos dias haciendo aseo, imposibilitados de salir franco.

La noche anterior a la parada, el odiado teniente Araya puso en el televisor una grabación de paradas militares de años anteriores de modo de despertarnos motivados al dia siguiente. Nos dijo en aquella ocasión que era muy importante lo que haríamos y por ellos debíamos sentirnos orgullosos. A las 2 de la madrugada me despertaron, ya que era mi turno para planchar la tenida de desfile. Puse mucho apresto de modo que el uniforme, quedo duro como una tabla. Encuadre bien mi mochila y desperté al siguiente soldado que le tocaba planchar. A las 4 am fue la diana aquel 19 de septiembre del año 2004. Después de un apresurado rancho nos embarcamos en los buses y como las 6 am recién salíamos del regimiento con rumbo al parque O’Higgins. Una enorme fila de buses militares era seguida y escoltados por vehículos de carabineros en auto y motorizados .Tuve la suerte de irme sentado en la ventana observando cómo todas las calles, iban siendo cerradas para que nosotros pasáramos como unos verdaderos Rock Stars. La poca gente que veíamos nos saludaban y aplaudían.

Una vez en el parque O’Higgins veíamos la llegada del público. A medida que llegaba la gente, la tensión aumentaba. Eran miles y miles de personas las cuales tomaban su lugar llenando por completo el parque. Nosotros esperamos durante horas en la calle Pedro Montt conversando. Lo malo fue que no nos dejaban fumar, ni mucho menos pensar en sentarnos en la vereda y para qué hablar de cubrirnos bajo los árboles cuando nos llegaba el sol, todo debido a nuestra presentación militar frente a la población civil.

La rama militar era la última en desfilar y para colmo nuestro regimiento también era uno de los últimos por lo que el desfile empezó a las 2 de la tarde pero nosotros cerca de las 4 pm nos comenzamos a acercar a la calle de desfile. Avanzamos por calle Beaucheff y luego doblamos en la esquina justo en donde está la entrada a fantasilandia a calle Tupper. Solo faltaban unos pocos metros para llegar a la pequeña rotonda que nos dejaba frente a la calle del desfile. Veíamos demasiada gente por todos lados, era impresionante y eso mismo nos colocaba nerviosos. El solo hecho de cometer algún error y que lo vieran además en directo por televisión millones de personas. Con cada paso que dábamos nuestros clases nos aleonaban mas, el éxtasis era total. Rodeamos aquella rotonda con paso lento y al llegar al final de la calle giramos a la derecha para quedar los grupos de 21 soldados alineados frente a la calle, mirando hacia el sur. Mi posición estaba en la séptima fila y el cuarto soldado de derecha hacia izquierda tomando de referencia que la tribuna presidencial se encontraba a la mano derecha. Por lo que lograba ver aquel lugar en ambos sectores se encontraban repletos de gente. Frente a la tribuna estaba encajonada la banda de guerra entonando aun el himno del regimiento Buin y un grupo de soldados marchaba su pasada en esos instantes. A la voz de frente mar comenzó nuestra pasada. Sabía que los ojos de todo chile ahora estarían clavados en nosotros. Nos apretábamos bastante. Yo trataba de mantener mi codo derecho lo mas apegado al soldado de al lado y con la izquierda controlaba la punta del fusil para no enterrar la bayoneta al soldado de el otro lado. Al llegar a la línea, nuestras vistas y cabeza con un movimiento rápido como de un látigo se dirigieron al sector de la tribuna desde donde pude observar al presidente Ricardo Lagos tan solo a unos pocos pasos de nosotros. Junto a el estaba la ministra de defensa Michelle Bachellet, junto a los generales Cheire y Gaete. Al llegar a la siguiente línea escuchamos la orden- “Paso regular….mar”. Era complicado ya que con los micrófonos y parlantes que habian cerca, el bombo se escuchaba desfasado , ese no fue motivo para impedir que hiciéramos un fuerte paso regular, tanto que ya rompíamos el asfalto tal como nos dijo que lo hiciéramos mi comandante Martínez . Efectuamos los 20 mts de paso regular y seguimos marchando, rodeando todo lo que es el terreno del parque O’Higgins esta vez doblando en General Rondizzoni y era impresionante ver a ambos lados de las calles lleno de gente que aplaudían. Avanzamos nuevamente por Beaucheff, luego Tupper. En ese sector hicimos un alto de unos diez minutos para luego juntarnos con los estudiantes de la escuela militar. Seguimos desfilando por Blanco Encalada, luego calle Ejercito Libertador hasta llegar a la Alameda donde seguia juntándose mucha gente. Todo ese trayecto desfilando fue más relajado y a la vez mas motivante debido a que cantábamos una y otra vez nuestros himnos tanto patrio como de regimiento y por supuesto el del ejercito.

Se hizo muy tarde cuando llegamos a Lord Cochrane en donde los buses nos esperaban. Cansados embarcamos con rumbo a nuestro regimiento. Allá en la oscuridad del patio principal nos esperaba el coronel Fernández para felicitarnos y decirnos que por la propia voz del general Cheire habíamos sido una de las mejores unidades en pasar, por lo que nos ganábamos un franco por toda la semana, exceptuando a quienes estaban de guardia.

Para nuestra suerte, la primera batería habia estado el dia anterior de guardia y esta noche terminábamos la otra mitad asi que mañana tendríamos el franco y para variar la segunda batería se quedarían en el regimiento por un par de dias más.

Cansados de tanto desfile, nos dirigimos a rancho, en donde la comida nos reconforto bastantes. Luego retiramos fusil y nos fuimos a efectuar la guardia. Recuerdo que fue la guardia más larga que efectué en todo el Servicio militar. Intentamos dormir pero la ansiedad no nos dejaba. Aun estábamos con la adrenalina y las pulsaciones a mil.

En la mañana luego de rancho embarcamos a los buses y nos dirigimos a nuestras casas ante la triste mirada de los soldados de la segunda batería.

Al llegar a casa, con gran emoción, les relate lo sucedido a toda mi familia quienes mencionaron que vieron la parada pero ni luces mías. En casa del Rubén la habian grabado y por más que revise el video no pude verme a pesar de saber exactamente mi posición. Lo que si me satisface que tuve el gran orgullo y privilegio de desfilar la gran parada militar 2004.

12-VACACIONES

El lunes siguiente comenzaron las clases para quienes quisiéramos rendir la PSU, asi que todos los de cuarto medio luego de hacer aseo en las tardes, nos íbamos a una escuela en el pueblo de colina, oportunidad que aprovechábamos para estar fuera del regimiento por un par de horas. Además habia empezado un taller para sacar un titulo de electricista o mecánico básico, el cual por suerte no tome.

La semana siguiente comenzó de manera especial, ya que en la iniciación de servicio nuestro comandante Martínez nos desafió a aprendernos el poema del conscripto y el premio seria una semana fuera del regimiento con permiso especial. La oferte sonaba tentadora pero era imaginable que algo tramaba.

Lo primero fue averiguar quién se sabía dicho poema. A todos a quienes preguntamos solo decian saberse unas pocas líneas, hasta que dimos con el dato de que en casino estaba enmarcado en una pared. Era increíble que a estas alturas del año, con lo pequeño que era el casino y además que íbamos casi todos los dias, nunca nos percatamos de la existencia de aquel poema. Tuvimos que esperar hasta el rancho de la tarde para ir a copiarlo y cuando estuvimos ahí nuestra desilusión fue enorme debido a que era gigante, imposible de aprenderlo solo en una noche.

Copiamos todas las líneas del poema y este decia asi:

Le sucedió a un fulanito, de nombre….

El nombre no viene al caso, de 20 años escasos

De presumir el mocito, y a pesar de los escritos

Que presento un abogado, por un año lo mandaron

a vestirse de conscripto.

La madre, la madre se desmayo, las hermanas lloraron el dia que comprobaron, que el doctor no lo salvo

El que siempre se peino con copo y a dos cepillos

Le pasaron el rastrillo y sin melena se quedo.

Empezó a comprobar que el sol sale temprano

Y que un matecito en la mañana, nadie lo viene a dar

Porque allá no está la vieja que le acariciaba la oreja para hacerle levantar

Se le acabo “la carne esta dura” “que esta me hace mal” “que tiene poca sal” “que a mí no me den verdura por que aprieta la cintura”

Un dia se puede hacer, pero al trote y sin comer se terminaron las posturas

El no estaba acostumbrado a obedecer

Ni menos tener que ser el chico de los mandados

Pero Sgto. y Cbo. Le sacaron en tres dias

El cansancio que tenía en el cuerpo acumulado.

Ahí comprendió que el teniente no es uno de bigotito

Que pasa por el camino para ver a la de enfrente

Porque este de repente con el grito “cuerpo a tierra”

Hasta colon lo recuerda descubriendo el continente.

El sol le tostó la cara y de tanto sobre el hombro

Fue notando con asombro, que el fusil no pesaba

Y las manitos delicadas se le pusieron callosas

Y hacía sonar las baldosas cada vez que se cuadraba.

Y fue una tarde cualquiera, que volvimos del campito

Transpirados y tostaditos levantando la visera

Sintió nacer esa fiera qué escondemos en el pecho

Cuando en el mástil derecho veo flamear nuestra bandera chilena.

Y es que a veces no podemos esperar nuestro sentir

Porque es dificil medir hasta donde la queremos

Pero por dentro sabemos que hasta el alma se agiganta

Cuando pasa rojo azul y blanco, nuestros colores chilenos.

Estuvimos hasta altas horas de la noche tratando de memorizarlo pero era demasiado largo. Al amanecer solo un soldado de nuestra batería decia saberlo completo. A las 8 hrs en iniciación de servicio, nos formamos como de costumbre en la calle de la segunda batería quedando frente a la nuestra .Mi comandante Martínez pidió que pasaran al frente los soldados que se hubiesen aprendido el poema por completo.

De la batería solamente salió el conscripto Valenzuela .De la plana mayor una chica y para nuestro regocijo no salió nadie de la segunda batería. El teniente Araya nos retaba en la fila, porque nadie más se la habia aprendido.

Como buenos caballeros dejaron que empezara la muchacha, quien sin titubear ni tartamudear tiene que haber dicho unas cuatro estrofas y luego no pudo continuar. Mi comandante la detuvo y le dio el pase al chico Valenzuela, quien muy nervioso lo dijo solo hasta la séptima línea y aunque lo intento, no pudo acordarse de nada más.

Todo el grupo de artillería, nos reíamos a costillas de él, pero callamos cuando mi comandante lo felicito, luego pidió que les diéramos un aplauso y además por la valentia de haber salido al frente les regalo un permiso de franco desde ese dia martes hasta el domingo siguiente.

A medio dia los dos soldados se embarcaron en un camión con destino hacia colina y después en bus, con sus propios medios se irían a sus casas en Santiago. Nosotros nos moríamos de envidia, y en especial sentía tristeza. Me tenia agotado el hecho de estar ahí por obligación además de tener que pedir permiso hasta para ir al baño. Echaba de menos mi casa, la Ely, mi mama, mis hermanos, mi papa el cual hacia unos dos meses que no lo veia, dormir en mi cama, levantarme tarde, en fin todo.

Al dia siguiente, después del rancho de medio dia, nuestro Suboficial Parra mando a formarnos a todos los conscriptos de cuarto medio de la primera batería, la segunda y la plana mayor. De la nuestra éramos 16. El notición que nos dio fue increíble ya que como pago por hacer aseo todos estos meses atrás mientras los demás conscriptos estudiaban para sacar su cuarto medio, nos iríamos de franco hasta el domingo 24 de octubre, eso queria decir que estaríamos fuera del regimiento por casi 4 semanas. La única condición que nos pedían era que cada dia viernes deberíamos ir a la calle arsenales de guerra, cerca del parque O’Higgins, a reportarnos con algún clase que ellos enviarían para saber si teníamos alguna novedad. Preguntamos que pasaría con el soldado Valenzuela ya que el también tenia su cuarto medio rendido, y nos dijeron que lo llamarían por teléfono para avisarle. Tuvimos suerte de no haber tomado ningún curso, ya que al soldado Grez y el barrera estaban en electricidad por lo que ellos no se podían ir.

El franco seria el dia siguiente asi que pasamos todo el resto de la tarde entregando la mayor parte de nuestro cargo, y antes de acostarnos llegaron los cabos Urra y Madrid para hacernos una despedida. Ordeno al resto de la batería que corrieran los camarotes y en el pasillo que quedo se formaron los soldados. Veinte por cada lado quedando de frentes y tomados de las manos. Los suertudos que nos íbamos por un tiempo éramos impulsados hacia arriba y adelante por toda la columna y en ocasiones sacaban las manos para dejarnos caer. El dolor era grande pero con la alegria que sentíamos no nos importaba. Luego nuestros cabos nos dieron unas palabras de despedidas haciéndonos saber que devuelta de vacaciones solo nos quedaría el mes de noviembre ya que los primeros dias de diciembre nos licenciábamos. A pesar que era buena la noticia también nos daba pena ya que de cierta forma estábamos acostumbrados a levantarnos, comer, bañarnos todos juntos con lo que formamos fuertes lazos de amistad, por lo mismo varios conscriptos sintieron pena y lloraron, ya que todo estaba llegando a su fin.

Consolando a los más apenados nos fuimos a acostar encontrando todas nuestras camas desarmadas por todos lados, nadie sabía cual eran las sabanas o frazadas que le pertenecían a uno. La noche se hizo eterna, estaba la excitación que no te deja dormir, además de que nuestros camaradas nos tiraban cama abajo cuando alguno se estaba quedando dormido. En la diana siguieron las risas ya que al despertar estábamos pintados con pasta de zapato y siguieron las bromas hasta el medio dia cuando ya nos íbamos. Cada uno se despidió de sus más cercanos y tomamos los buses hacia la felicidad de nuestros hogares.

13- VOTACIONES

Debo reconocer que las casi tres semanas que pase en casa, las disfrute muchísimo aunque se hicieron realmente cortas. Los tres viernes nos juntamos con el soldado Muñoz Villavicencio en Mapocho, nos dirigíamos en metro a hasta la estación Toesca y desde allí caminábamos hasta los Arsenales de Guerra en donde siempre nos espero un clase de servicio de cualquier batería a quien le rendíamos cuenta .De la plana mayor, estaban todas las mujeres con vacaciones, ya que para ingresar al servicio militar debían tener su cuarto medio rendido , Luego pasábamos a comer algo y devuelta a casa, de esa manera fueron los tres viernes, trámite que no demoraba más de 3 horas.

El lunes a la iniciación de servicio nos retaron bastante debido a que supuestamente nos habian llamado por teléfono a todos los de cuarto medio para que nos acuarteláramos el dia sábado en la noche y no el domingo como lo habíamos hecho y solo la mitad llego el dia deseado. Mi Sub-oficial Parra estaba furioso, tanto que llego a amenazarnos con arrestarnos hasta el licenciamiento.

Esta última semana del mes de octubre se realizarían las votaciones para alcaldes y concejales en todo el país y como buenos soldados del ejército debíamos estar ahí presentes para controlar que se efectuaran en completo orden. El dia miércoles nos formaron a todos en el patio principal del regimiento mientras pasaban aviones por sobre nuestras cabezas y en los limites del regimiento saltaban los paracaidistas.

Durante todo el transcurso de la mañana, fueron efectuando grupos de aproximadamente diez soldados, mezclados entre una unidad y otra. Cada grupo quedaba al mando de un oficial, además de un suboficial y dos clases. Nuestro oficial a cargo sería el Mayor Orellana de la unidad de cuartel, quien en ese momento no se encontraba en el regimiento, por problemas personales. Del suboficial, olvide el apellido, pero recuerdo perfectamente que era del batallón de paracaidistas y le faltaba un dedo en su mano derecha con el que bromeaba que se le habia caído al tacho de la basura, cuando fue a botar unos documentos. Fue el quien nos llevo a su despacho en el batallón, donde nos converso lo que tendríamos que hacer aquel dia de las votaciones, además de confirmarnos que el lugar que reguardaríamos seria el Campus oriente de la Universidad Católica, del cual era la primera vez que escuchaba. De pronto todo es interrumpido por el repentino ingreso de un clase quien entro para dar la penosa noticia que un boina negra salto y no se abrió su paracaídas. Rápidamente el suboficial termino la charla y le pidió al clase que nos llevara devuelta a cada soldado, a su respectiva unidad.

Una vez en la cuadra, mis camaradas relataban que ellos estaban en el patio cuando vieron al teniente caer. Durante los siete segundos que demoro en caer vieron el intento por abrir su paracaídas y su reserva pero ninguno de los dos implementos se abrió. Fue un episodio bastante trágico que lamentamos y entristeció a todo el regimiento.

El dia jueves en la noche se fueron cuatro soldados junto al suboficial y un cabo, a cada lugar de votación. El resto tuvimos que esperar hasta el dia siguiente. El viernes salieron todos los buses desde el regimiento. Cada soldado sabía el lugar en el que le tocaba bajarse asi que una vez en Santiago llegaba el bus a un sector de votación y bajaban de tres a cuatro soldados por parada. Nosotros fuimos el último grupo de soldados en bajarnos del vehículo, cruzamos la calle y frente a nosotros estaba aquel magnífico edificio, grande antiguo y hermoso. Fuimos recibidos por los que se habian venido el dia anterior quienes nos mostraron todo aquel lugar. 3 pisos, con muchas escaleras y pasillos en todas las direcciones, le daban un aspecto tétrico.

Como llegamos bien entrada la noche, lo primero que hicimos fue elegir los turnos de la guardia, y para mi mala suerte me toco de 3 a 4 de la mañana. Reconozco que igual sentí miedo recorriendo aquellos pasillos oscuros a solas, a pesar de que era solamente una hora.

El siguiente dia lo pasamos ordenando y limpiando todos los sectores en los cuales se instalarían las mezas de votación. Llegaron los cajones, además de las cabinas en las que se mete uno a votar. En la tarde recuerdo que juntamos dinero entre todos los conscriptos ahí presentes y dos soldados junto al cabo gallardo salieron a comprar unas pizzas, de modo de variar los dos panes que nos tocaban.

El domingo en la mañana por fin conocimos al Mayor Orellana, muy simpático y agradable en el trato hacia nosotros. Junto a él comenzaron a llegar los encargados de vocales de meza.

Esta sería la primera vez en que los soldados que custodiaban los centros de votación, no estarían armados, aunque nuestros fusiles estaban guardados, en pabellones, en la habitación que nos quedábamos. Dispusimos turnos con relevos de dos horas. Un soldado estaba en el portón del campus donde también habian apostados unos guardias privados. Dos soldados estaban en el hall de entrada y los otros dos rondaban por toda la instalación y todas las mezas ayudando a ancianos o cualquier persona que necesitara algún tipo de necesidad.

Tranquilamente transcurrieron las votaciones, con solo unas pocas personas desmayadas, por las altas temperaturas del dia. Otras cuantas pérdidas sin saber donde les tocaba, pero todo fue en completo orden. A las 17.30hrs ya se encontraban todas las mezas cerradas y comenzaban los conteos de los votos.

A las 21.00hrs estábamos solos en el campus con todo nuestros sacos roperos y fusil, aguardando la llegada de los buses que nos llevarían de vuelta al regimiento. Tardaron bastante en llegar y cuando lo hicieron venían completamente llenos al haber sido los últimos a quienes fueron a buscar.

Cansados y más encima de pie, llegamos directo a acostarnos al regimiento. Lo bueno era que no teníamos guardia en toda la semana, asi que de haber un posible franco, podríamos irnos sin ningún problema.

El lunes en la iniciación de servicio, nuestro Cnel. Fernández le regalo un franco a todo el regimiento Lautaro, eso incluía a los clases y oficiales, exceptuando a las respectivas guardias.

Mi Cdte. Martínez paso al frente y pregunto si le tocaba guardia a alguna batería o a la plana mayor. Alguien de entre las filas respondió que al grupo le tocaba ser brigada contra incendio por toda esta semana. Era cierto y lo habíamos olvidado, pero para la brigada contra incendio solo se necesitaban de siete soldados.

De pronto mi Cdte. recordó que los de cuarto medio habíamos tenido casi un mes de franco asi que nos hizo pasar a todos al frente y hablo:

-Necesito 7 voluntarios para quedarse esta semana-

Habia un silencio sepulcral en la fila, pero nadie se atrevió a ponerse firme. El enojo de mi Cdte era evidente, y sus arrugas en la entre cejas lo demostraban.

-A quienes se queden- volvió a hablar- les daré franco desde el dia viernes hasta el próximo domingo-

La idea era en si buena, ya que de irnos ahora tendríamos solo 7 dias y de irnos el viernes íbamos a tener 9 dias para estar en la casa y una semana menos para llegar al licenciamiento. Aun asi no salí al frente y si lo hizo un soldado de la segunda batería. Yo tenía retorcijones por montón en el estomago, pero de pronto, ante mi asombro, se pusieron firme tres soldados de la primera batería, ya solo faltaban tres. Paso un minuto más y antes que mi Cdte volviera a hablar salieron dos más. Ya estaba todo listo de seguro el ultimo no sería yo asi que me tranquilice. El ultimo salió de la segunda batería convencido por su amigo que habian levantado la mano primero.

De pronto con esa risa muy particular que caracterizaba a mi Cdte Martínez, les hablo a los voluntarios.

– Ustedes siete se irán de franco hoy mismo y el resto que no fueron capaces de salir al frente, se quedaran de brigada contra incendio-

Todo el grupo se reía de nosotros y yo sentía lejanas esas sonrisas. Se me vino el mundo al suelo a saber que me quedaría mientras todos se irían y todo por cobarde.

Marchamos hasta la cuadra y la espera hasta el medio dia en que partirían los buses se hizo eterna. Con gran tristeza mirábamos a los soldados esperando en el patio de la segunda batería, fumando, sentados sobre sus mochilas y sacos roperos y con tenida de salida. Nosotros, junto a ellos, esperábamos ir a ranchar con tenida de combate.

A las 13.00hrs se embarcaron a los buses y nos los vimos en todo el resto de la semana.

A pesar de la pena que sentíamos en verdad fueron unos dias privilegiados aquellos, tal cual habia dicho mi Cte. Para empezar nos levantábamos mas tranquilos .Las duchas eran en la cuadra sur, largas y completamente con agua caliente. El rancho de toda la semana fueron porciones dobles y si queríamos más jugo o pan, tan solo íbamos y lo pedíamos. Luego en casino pasábamos largas horas jugando taca taca sin que nadie nos molestara, ya que estaba casi todo el regimiento de franco. A la retreta íbamos con los implementos de brigada y luego a acostarnos. Nuestros clases nos prestaban un televisor que instalamos en la cuadra sur y con un DVD veíamos películas hasta tarde. De esa forma transcurrió toda la semana, hasta llegar al último dia.

Muy temprano en la mañana del dia viernes guardamos el cargo en nuestros casilleros , embarcamos en los buses y en pocas horas me encontraba disfrutando mi franco de nueve dias, en casa, con las personas que amo. Mientras que el licenciamiento se acercaba a pasos realmente agigantados

14-TRASLADO GENTE DE COLINA

Al llegar el dia domingo subsiguiente a la recogida, me llamo la atención que toda la batería andaba extraña. Hacían las formaciones rapidito, no hablaban en la fila, ni payaseaban y varios de ellos llegaron a cocer sus tenidas.

La explicación de todo eso fue que cuando ellos volvieron del franco, los clases se habian puesto de acuerdo en que ya finalizaba el SMO y los soldados estaban muy flojos y desordenados, asi que desde ese mismo dia hasta el viernes que se fueron franco les sacaron la cresta a aporreos, es mas llegaron un dia con el odiado Tente Araya y los sacaron a trotar con el colchón al hombro por los cerros, a mitad de la noche. Muchos soldados tenían cicatrices en sus codos y rodillas, además del miedo con el que habian quedado. El conscripto Román, muy amigo mío en ese entonces, me encontré con que lo habian dejado arrestado el fin de semana por una gran pelea que se armo en el casino, en donde golpeo a varios paracaidistas. Junto a él fueron cinco conscriptos de la primera batería los que pagaron los platos rotos. Nosotros siete estuvimos toda esa semana de franco asi que nos evitamos tamaño aporreo aunque era lógico que la semana que nos tocaba estaba destinada a ser bastante dura.

Para suerte mía, no fue tan asi, ya que el lunes en iniciación de servicio, mi Cnel. Fernández ordeno que el grupo de artillería Tacna se dirigirían toda la semana a efectuar un traslado de viviendas poblacional del sector de colina quienes dejaban los departamentos por casas nuevas. Asi que obviamente, si estábamos en contacto con gente civil no habría oportunidad de aporrearnos.

En camiones nos embarcábamos al pueblo de colina, frente al cementerio, en donde habian blocks de tres pisos muy deteriorados en donde vivían personas.

Llegábamos en los camiones y por cuadrillas que no eran necesariamente nuestras piezas de artillería nos indicaban un numero de departamento y desde ahí con la ayuda de los dueños de casa comenzábamos a cargar los camiones. Fue una linda experiencia aquella solo empañada cuando nos tocaban las familias de los tercer pisos, desde donde teníamos que realizar grandes proezas para bajar con los refrigeradores, lavadoras y cocinas por las escaleras tan angostas.

Sentíamos el cariño de la gente, y nos hacían sentir bien. No solo por el hecho de regalarnos comida u objetos, sino por lo agradecidos que se mostraban.

La semana iba pasando muy rápido. En la mañana nos íbamos a eso de las 9 a colina y en cosa de diez minutos ya estábamos cargando los camiones. Tomaban alrededor de tres viajes por camión, para el traslado de cada familia. A la hora del almuerzo, estacionaban en el interior de una cancha de futbol de tierra y bajo los arboles comíamos dos sándwich con queso y jamón, mas una bebida chica y una fruta. A las seis de la tarde volvíamos cansados al regimiento listo para un buen rancho con contundente comida. Luego los de cuarto medio debíamos dirigirnos a los buses para salir a estudiar al liceo de colina hasta las nueve, en donde incluso varias veces nos saltábamos la retreta.

El miércoles antes de acostarnos fui al baño y me encontré con mi gran amigo Román en un deplorable estado y aunque la primera impresión fue risa debido a lo blanca que tenía la cara, luego sentí mucha pena por lo que hacía ya que el último mes habia habido un gran cambio en el pero se hecho a perder en el momento en que hecho esa pintura blanca en la bolsa plástica para aspirarla. Se la arrebate de sus manos. Tenía los ojos hinchados, llorosos, la cara desfigurada y se repetía que queria volver con sus hermanos. Con mis camaradas hablamos con él, a modo de darle ánimos y que pensara que solo le quedaba un fin de semana de arresto. Además de que en menos de un mes nos estaríamos licenciándonos.

El jueves, temprano en la mañana nos embarcamos en los buses sin saber a dónde nos dirigiríamos. La única información que recibimos fue que luego de realizar algo, nos iríamos de franco ya que nos habian ordenado deshacer las camas y echar nuestras cosas al saco ropero. Al llegar a Santiago, no recuerdo el nombre de la calle, pero estaba justo frente al hogar de Cristo.

Muchos escolares marchaban desordenadamente por la calle mientras varios camarógrafos con equipos profesionales filmaban lo que sería una escena de un comercial. Los estudiantes realizaron alrededor de tres pasadas y se retiraron .El siguiente fue nuestro turno donde tomamos carteles, globos, pancartas, banderas y lienzos de todos colores para también desordenadamente efectuar tres pasadas frente a las cámaras. Luego vinieron los universitarios haciendo lo mismo mientras nosotros desayunábamos, junto a los buses, en una plaza cercana.

Al cabo de un rato pasamos todos revueltos con más algarabía y entusiasmo para que al final nos cerrara el paso un ancianito, que apenas caminaba apoyándose en su bastón.

Cuando pretendíamos subirnos al bus para volver al regimiento y desde ahí irnos franco nuestro cabo Urra dijo que estábamos libres de irnos solos si queríamos. Obviamente los de Santiago se fueron en ese preciso instantes pero los de Lampa, Colina y Batuco debíamos ir igual en el bus.

Inesperadamente grito y llamo a dos soldados: Barrera y Espinoza Figueroa. De inmediato me asuste y fui a averiguar que sucedía. Nos comento que debíamos irnos al regimiento a llenar un formulario para la inscripción de la PSU. Fue demasiado cruel pensar que todos se irían y yo debia volver allá y esperar hasta el dia siguiente para hablar con mi Cdte Martínez.

Al llegar al regimiento junto al soldado Barrera fuimos a llorarle la carta a mi Tente Araya, pero falto poco que nos golpeara solo para decirnos que teníamos que quedarnos hasta mañana.

En la cuadra estaban los cinco soldados arrestados de la pelea, entre ellos el Román. Con quien para acortar la tarde nos pusimos el buzo y fuimos a jugar a la pelota en las canchas con los soldados de la segunda batería.

El viernes temprano fuimos de manera decidida con el soldado Barrera y saltándonos todo el conducto regular, fuimos donde mi Cdte Martínez a explicarle que el formulario podíamos llenarlo en la escuela de colina y que sabíamos donde estaba de modo que no necesitábamos que nadie nos acompañara. ¿Entonces, que esperan?- nos dijo ¡váyanse! Asi que antes que fueran las ocho de la mañana y antes que nos viera el Tente Araya tomamos el camión con los relevos de la guardia de la población militar y nos fuimos a Colina.

En el colegio llenamos los formularios esperando no tener que llevarlos devuelta al regimiento, pero esta vez la suerte estaba de nuestro lado. Ellos lo llevarían personalmente. Asi que en ese instante quedamos libres y dispuestos para el licenciamiento.

15- LICENCIAMIENTO

Las últimas dos semanas fueron las más relajadas de todo el SMO debido a que todos se encontraban alistándose para la vuelta de los clases y oficiales del grupo Artillería numero 1 Tacna a Linares en donde se encuentran todos y por ende, los mejores artilleros del país. Ese era el motivo por el cual nos licenciábamos en diciembre y no en Marzo o Abril del próximo año, como todas las otras unidades del regimiento. Nosotros también pasábamos largo rato entregando cargo y ayudando a embalar cajas, además de aseo a los camiones y las piezas de artillería

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Todas las noche después de retreta y antes de acostarnos, se habia formado costumbre ir con mis camaradas de la cuarta pieza a fumarnos un cigarro en los baños, vicio que compartíamos entre tres para acabarlo más rápido sin que nos descubrieran. En una ocasión quedaron los baños en silencio y miramos por debajo del retrete si se veia algún cabo y no vimos a nadie. Yo fui el cuarto en salir y al abrir la puerta me encontré con mi Cabo Urra parado sobre los urinarios y con un movimiento de manos me hizo quedarme en silencio junto a él y los soldados que habian salido antes que yo. Cuando salieron los últimos dos, comenzó a gritarnos que porque si el decia que nos fuéramos a acostar nosotros nos escondíamos a fumar, estábamos recibiendo el tremendo reto cuando se escucha desde el patio la voz de mi Subteniente Zamorano ordenando:

-¡Cabo Urra, mándame esos pelaos para acá!

Ahí sí que se puso feo el asunto. Corrimos como bala hacia la llamada de aquel molesto oficial, quien al vernos llegar nos mando a sacar el colchón con el saco ropero. En cuestión de dos minutos nos encontrábamos trotando en la oscuridad de la noche con el colchón sobre nuestras cabezas en el patio del Tacna, mientras recibíamos los insultos de nuestro SubTente.

Luego de alrededor de una hora de aporreos nos dijo con una voz calmada y amable:

-Ahora mis soldados se van a ir a bañar para luego acostarse- a lo que respondimos al unisonó -Si mi Tente-

Y con un grito aun más fuerte que el nuestro nos grito un

-Nooooo, de ninguna manera .Mi soldado va a ir, y se va a acostar todo sudado, Mañana se bañan ahora, MAR……

Cuando nos retirábamos corriendo nos grito:-¿Quién tiene un cigarro? , nos detuvimos, miramos y antes de que nos dijera algo más, todos juntos volvimos a ofrecerle cigarros, quedándose con el de la mejor calidad.

El mes de diciembre llego, junto a un nuevo desfile, y este le correspondía solamente a los artilleros debido a que el dia 3 se conmemoraba un nuevo aniversario del grupo artillería numero 1 Tacna, por lo cual la semana se fue entre ensayos y preparativos, además de aprendernos nuevas canciones tales como Lily Marlene y el brindis del artillero..

Aquel dia viernes como era de costumbre en los desfiles, se lleno nuestra tarima del patio, con distintas autoridades desde alcaldes hasta altos generales de ejército, además de contar con la participación de una unidad de artillería, laque efectuó un par de tiros de salva con unos obuses pequeños.

A varios de mis camaradas los fueron a ver pero yo no quise que fueran ya que la otra semana del licenciamiento seria la importante. Los tíos del Rubén pasaron a saludar al soldado Carrizo, de la segunda batería y al verme pasaron junto a mí, donde compartimos largo rato.

Lo mejor de todo fue que volvíamos a nuestras casas y el franco seria hasta el dia lunes en la mañana y no el domingo, como fue costumbre en todo el SMO. Las indicaciones fueron claras:

-Nadie puede faltar a su licenciamiento y recuerden que deben traer tenida formal-.

El dia lunes fuimos a la pieza de mi cabo Soler a quien le ayudamos a embalar las últimas cosas que le quedaban. Dentro de ellas nos obsequio unos recuerdos para cada uno de los que estábamos allí con él. A mí me regalo un libro que contenía todos los cantos militares que usó cuando estuvo en la escuela de Suboficiales.

El último rancho fue mejorado con motivo de nuestro licenciamiento, nos dieron una bebida en lata para cada uno y además una presa de pollo asada.

El ambiente era de ansiedad y a su vez de pena, ahí comprendimos que en verdad sentíamos cariño por varios amigos que dejaríamos y lo más probable era que no nos volveríamos a ver nunca mas.

Aquel dia solo ensayamos un par de veces en el patio principal del regimiento y la mañana del último desfile hicimos solo una pasada y ordenamos nuestras cosas. A cada conscripto se le habia pedido traer una mochila en la cual guardamos las ultimas pertenencias que nos estaban quedando en los casilleros y podíamos llevarnos a nuestras casas, tales como el tacho, el servicio, pañuelos, calzoncillos, calcetas, piyamas y afranelado. Todo eso era nuestro

Alrededor del mediodía comenzaron a llegar nuestras familias, mientras cada uno de nosotros se vestía de etiqueta para tan importante ocasión.

La ceremonia en si fue muy corta, al mando de mi Cnel. Fernández, en donde esta vez no hubo paracaídas, tiros de obús, ni siquiera tiros de salva. Solamente nuestro desfile sobre el patio de tierra con una polvareda tremenda. Efectuamos el paso regular frente a la tarima, en la misma que a principio de año me habian separado para mandarme a la defensa civil. Mientras marchaba recordaba todo lo vivido durante el año, lo bueno, lo malo, lo triste, las alegrías que habia tenido, los amigos que conseguí a tanta gente que jamás sabré que paso con ellos. A pesar de que no me gustaba estar ahí encerrado, preso, me sirvió para vivir y aprender muchisimas cosas y la gran mayoria de ellas con un valor gigantesco.

Devuelta a nuestra unidad, acompañado por mi familia nos formaron y uno a uno fueron llamando a cada conscripto para recibir el certificado de licenciamiento además de una libreta que indicaba nuestro OME y un diploma que indicaba haber cumplido con el servicio militar obligatorio en la promoción de soldados conscriptos del año 2004. Un fuerte apretón de manos de parte de nuestro capitán Gómez para dejarnos libre de acción.

Corrí a abrazar a mi madre y la Ely las que siempre estuvieron conmigo en esos momentos importantes y junto a ellas dimos un último recorrido a mi cuadra. Fotos con todos los integrantes de la cuarta pieza incluidos nuestros tres instructores.

El regimiento debíamos abandonarlo en los mismos buses que nos trasladaron durante todo el año, asi que nos despedimos de nuestros familiares y subimos a los buses.

Al interior habia demasiada tristeza, por lo que muchos lloramos. Nos abrazamos, y con voz temblorosa pero a la vez ronca, entonamos por última vez el himno del glorioso ejército Chileno mientras los muros del regimiento quedaban a nuestras espaldas dándonos la bienvenida la tan ansiada libertad.

Promoción 2004

Presidente de Chile: Ricardo Lagos Escobar

Ministra de Defensa: Michelle Bachellet Jeria

Cdte en Jefe del Ejército: Gral. Juan Emilio Cheire

Cdte. En jefe II Div. Ejercito: Gral. De Brigada José Gaete Paredes

Cdte. Regimiento: Crnl René Fernández Escobar

Cdte. Grupo: Tente Crnl Enrique Martínez Hidalgo

Comandante 1ª Batería: Capitán Nicolás Gómez Abutridy

Comandante 4 ª pieza: Cbo. II Cristian Soler Soler

Slcs Conscriptos cuarta pieza

Slc: Espinoza Figueroa

Slc: Lobos Coronado

Slc: Román Román

Slc: Araya Latín

Slc: Calderón Zamora

Slc: Muñoz Valenzuela

Slc: Muñoz Villavicencio

Slc: Ramos Rojas

Slc: Espinoza Tapia

Primera Bateria

Oficiales

Tente Crnl: Enrique Martínez Hidalgo

Capitán: Nicolás Gómez Abutridy

Tente: Araya

Sub-Tente: Zamorano

Suboficiales

Sub Oficial: Parra

Cabo II: Soto

Cabo II: Urrutia

Cabo II: Mella

Cabo II: Soler

Cabo II: Alarcón

Cabo: Henríquez

Cabo: Gallardo

Cabo: Herrera

Cabo: Rojas

Cabo: Madrid

Cabo: Pérez

Cabo: Cuevas

Cabo: Urra

Cabo: Bravo

Cabo Reserva: Zúñiga

Cabo Reserva: Marambio

Cabo Reserva: Bustamante

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