Por tanto, no existen dos en este mundo que se amen al ritmo de las leyes de Dios, porque para amar hay que establecer la diferencia entre, el te amo que lo perdona todo y aquel que se profesa después del sexo. No es amor aquel que se ama más a sí mismos que a los demás. El amor es un extraño entretejer que hilvana más que abrazos y besos, es la mezcla de entrega y perspicacia, es el después de la ofensa, es la convicción de perdón, la certidumbre de lo posible.

“El amor es como el deporte, cuanto más lo practicas mejor será tu desempeño”.

El amor es una cadena de acero que esconde un eslabón de platico llamado comprensión, -es simple-, solo hay que callar al tacto y darle paso a la razón, dejar de ser menos atropellados por el “amor” para sobrevivir del mismo sumergidos en el entendimiento.

“El amor es la entrega desnuda de la comprensión y no la sinrazón de esperar que desnuda te entregues”.

El amor es un componente más de la vida misma, entregarlo y recibirlo es un derecho adquirido, no se compra ni se vende, ni se cultiva en huertos solo nace del vientre del alma. El amor, si es correspondido es inquebrantable e indivisible pero solo si logramos que retorne sinceramente todo aquello que entregamos.

“El amor milita en la calidez de lo cotidiano sin llegar a ser jamás una rutina”.

El amor puede llegar a confundirse con costumbre, pues son tan similares en comportamientos y actitudes que algunas personas viven y mueren sin distinguir la diferencia. El amor no tiene dos caras, no cambia con los años, no falta al respeto, no finge el te quiero, el amor disuelve el enojo y mantiene la paz en medio de la tormenta. El amor se compromete a lo eterno y recibe del mismo Dios la pureza con la que está recubierto.

“El amor es inconfundible, es creer en algo que es tan pequeño que solo el corazón puede ver”.

El amor es recompensa, detalle, sorpresa, gratitud, templanza, lucidez, el amor jamás deja de ser, el amor es sobrio, armonioso, benigno, poderoso. El amor practica la continencia y no se deja sobornar por la lujuria, el amor viene de Dios y solo El –como creador, único y absoluto practicante del mismo-, pudo demostrar a través del sacrificio el valor y la madurez que se necesita para decir te amo; más que cinco letras, más que dos palabras, más que una expresión, más que decirlo por satisfacción ajena.

El amor satisface la necesidad del espíritu y pone en evidencia el verdadero propósito de nuestra carne. El amor no es pretencioso, no es corruptible, no es ajeno al perdón, no es pernicioso ni practica la mentira. El amor es inherente a la deidad de Dios y porta el sello y la vestidura fina en representación de su creador. El amor edifica, libera, diluye la ira, fructifica y hace resplandecer, el amor cubre todas las faltas.

“El amor cabalga a lomos del corazón”.

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