El abogado

El abogado

Maestre

23/12/2020

La habitación estaba desordenada, alguien había estado allí buscando con mucha prisa, dejando señales por todos los rincones de su presencia. 

El armario que se encontraba en un lateral de la habitación estaba a medio abrir  mientras que la llave se encontraba en posición de cerrada. La biblioteca tenía vacío el hueco de varias de sus filas de bibliografía jurídica de la que hacía uso con frecuencia el abogado cuando venía al caso la jurisprudencia. El archivo se mantenía abierto con el hueco que había dejado la ausencia de algunas carpetas, lo que a su vez, mostró un rastro de polvo un tanto pegajoso. 

Sobre la mesa antigua de caoba se encontraba el protector de escritorio, que a su vez era carpeta que alojaba algunos documentos, aquellos que el abogado quería mantener mas a mano para volver a visualizar en cualquier momento. Una bandeja metálica que desentonaba con el escritorio, yacía en una esquina llena de carpetas de cartón auxiliares de donde asomaban documentos del tipo de facturas y hojas contables. 

Su jefe había dejado un mensaje diciendo que tardaría unos días en pisar por el despacho. Era el cuarto día de su ausencia y ya empezaba a intranquilizarse. Sí todo seguía así, llamaría a la comisaría mas próxima para avisar de lo irregular de cuanto había encontrado al llegar a trabajar. Quiso ponerse a ordenar aquel desaguisado pero algo le decía que allí había gato encerrado, alguien estaba buscando documentos comprometedores para algún personaje importante de los que pasaban por allí a ver a su jefe y no sabía quien podía haber sido. 

Pensó que quizá sería bueno tratar de recordar a aquellos clientes que en las ultimas semanas habían asomado por el despacho. Recordó a aquel gordinflón de cara grasienta que llevaba un traje demasiado ajustado. También en aquel tipo que tenía un mentón muy pronunciado y la nariz aguileña. No podía imaginar qué había acontecido allí durante su ausencia y decidió dejar pasar la mañana antes de tomar decisiones que la pudieran comprometer. 

Una vez en su mesa de trabajo, descubrió que el montón de documentos que abandonó el día anterior en su cajonera, había descendido de manera notable, pero estábamos a final de mes y debía terminar la contabilidad mensual. De la documentación contable,  faltaba uno que habían llamado su atención el día anterior: Una factura de un euro cerraba un capitulo de compra de un gran edificio. Aquello sonaba abiertamente a corrupción. ¿Qué habría sido de su jefe en esos cuatro días? ¿Qué le habría ocurrido? 

A las 12 en punto, el abogado entró por la puerta y saludo con euforia. 

Buenos días! ¿Algo para mí? 

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