Puede darse el amor sin celos, pero no sin temores, frase profunda de mi amigo Cervantes…
Yo pienso que el amor puede darse sin cielo, pero siempre existirá el temor.
Ella fue mi Dulcinea y yo el cuerdo que la busca, el guerrero que protege cuando nadie grita “¡ayuda!”.
Mujer, reina y soberana de la hermosura, antes de partir decidí que este humilde y roto caballero andante dedicaría sus triunfos a usted…
● Acto 1: Tu caballero de brillante armadura
Me encaminé en una historia de amor, en busca de su calor y de demostrar mi valor. Mi fiel compañero y amigo del alma me aconsejó, intentó despertarme de este terrible error, y nada funcionó. Mientras ensillaba mi caballo, suspiraba por su amor, un amor tan puro de una doncella que despierta gran pasión.
A los dos días de mi travesía, me encontré con lo absurdo: gigantes, obstáculos que me superaban y me impedían alcanzar su mano. Firme con mi lanza, me lancé a combatir, proclamando cuánto la amaba. Dos poemas y tres cartas, mis más afiladas armas. La batalla fue feroz; los gigantes me ignoraban y, en ausencia de su respuesta, me lastimaban. No podía pasar, mucho menos pelear. Sancho decía que los gigantes eran una línea que no debía cruzar. Yo lo ignoré y decidí tomar valor, declarar directamente mi amor. Capté la atención del gigante, combatí, y al final fui derribado, maltratado. Como perro herido, salí de la batalla triste, sin victoria, sin amor, sin ti, mi querida Dulcinea del Toboso.
● Acto 2: El caballero reluciente buscando en el campo
Caminando malherido, con dificultad, escuché un grito. Sangrando de las heridas, me dirigí al origen del estruendo. Unos hombres molestaban a una chica; unos frailecillos acorralaban a una bella señorita en un bar. Mi señora, no se comparaba a su belleza, pero podía ayudarla y curar sus heridas. Me enfrenté heroicamente a los tres abusivos. Intenté sacarle plática, bailar a su cintura o dormir en su habitación; resultó que fui golpeado por la doncella, y sus gritos no eran de auxilio. Los frailecillos no la retenían y tú tan lejos, en mi noche triste.
● Acto 3: Tu caballero que protege y tu dolor que abrazas
Oh mi señora, descubrí que un supuesto caballero vizcaíno venía a arrancarle el corazón, maltratarlo y exprimirlo sin fervor. Yo, listo con mi lanza, preparado para defender su más puro sentimiento, logré impactar varias veces la armadura del contrincante y hacerle reaccionar. Tras varias palabras, usted reconoció mi intención pero, aun así, interrumpió mi batalla, detuvo mi lanza y corrió a sus brazos, mientras yo sujetaba mis suspiros de amor.
● Acto 4: El amor de tu caballero
Dulcinea del Toboso, varios días después de mi batalla, con la cabeza baja y emociones destrozadas, me encontré con los yangüeses, seres despreciables que se burlaron de mi rocinante, de mi temple para amar y de la pureza de mi sangre para sentir. Sancho intentó defenderme, pero después de varios intercambios de palabras fuimos apaleados. Mi amor una vez más fue dañado y mi amigo ya estaba cansado de los hechos.
● Acto 5: Tu caballero de armadura dañada
Derrotado, caminé un paso a la vez. Destrozado, vi un gigante y, en mi derrota, no tenía nada que perder. Me avalancé hacia él y, tras un estruendo enorme, descubrí que solo eran barriles de vino que me quitaban la cordura. Y por si fuera poco, todos me apalearon de nuevo, en burla por el amor que aún te tenía.
● Acto 6: El caballero que persevera
Mi dulce amor, sé que mi travesía ha tenido mucho dolor, pero siempre estaré en busca de tu amor. Me enfrentaré solo al ejército que se interpone, sin importar pedradas, golpes o sufrimiento.
● Acto 7: El caballero que regala su armadura y recibe traición
En el suelo, a la orilla del camino, me encontré con una extraña persona: una chica muerta en vida, triste, sola, sin compañía. Me acerqué y a su lado me senté, sequé sus lágrimas y la abracé. Éramos dos personas rotas en un mundo cruel. Por eso quiero protegerte a ti, mi querida señora, porque hasta las personas heridas que conocemos en el camino, después de darles cariño, también pueden lastimarnos.
● Acto 8: Prisioneros del amor
Herido y descubierto, vi una injusticia: varias personas confinadas en prisiones de emociones, abusos psicológicos y físicos. Los ayudé a rescatar, y duramente me golpearon. Críticas, golpes y torturas me dejaron al borde de la muerte.
● Acto 9: Delirios de tu voz
Dulcinea del Toboso, ya ha pasado un mes sin escribirte. Mi recuperación fue lenta y con cicatrices. Quedé con delirios de tu amor y sueños de tu pérdida. En un delirio nocturno soñé que te perdía y salía corriendo a recuperarte; dañé el cuero de una ventana y fui reprendido. Consecuencia de mi amor por ti.
● Acto 10: Cuando un caballero sufre
He luchado una semana completa contra el hombre que te pretende y solo te lastima. Ese vil Verde Gabán y sus disfrazados de ayudante me desgastan, me dañan. Entre victorias y derrotas, me he empezado a preguntar si vale la pena seguir luchando, amor mío.
● Acto 11: La duda y el amor
La dueña dolida y el gigante Pandafilando: una de mis peores derrotas. Una horrible bruja me contó de una hermosa mujer que, después de dudar de tu amor, prometió interesarse por mí, tu caballero de brillante armadura. Pero eran promesas falsas, una historia para ridiculizarme. Así pasa cuando uno duda de su propia travesía, mi dulce doncella de amor.
● Acto 12: Una esperanza de desolación
Intenté tomar un barco encantado tras tu señal de amor, para llegar más rápido a las orillas de tu corazón. Pero mi barco se hundió; tu señal de “quererme mucho” no me dio realmente dirección.
● Acto 13: Hay peleas que no puedo elegir
Te compré regalos, te expresé mi amor, me puse valiente frente a la jaula del león, te invité a salir. Todos aplaudieron, todos creyeron en mi valor. Pero lo peor: el león, a pesar de tener la puerta abierta, decidió no seguir. Ese día, mi amor se fracturó.
● Acto 14: Un sueño en el que no me encuentro
Conocí un caballo mágico, parecía tan irreal. Por primera vez en años me sentía cerca de tu amor, invencible y alegre. Pero era un caballo de madera; tú estabas “enamorada” de otro caballero. Yo comía de migajas y mi viaje de cercanía resultó una historia mal contada.
● Acto 15: El último suspiro del caballero
Sansón me reta a una última batalla: si gano, continúo; si pierdo, termina mi travesía. Señora de mis pensamientos, luché, me aferré a usted, nunca dejé de pensar ni de soñar. Usé mis últimas armas, mis últimas lágrimas, tomé las flores más bellas y le di el último aliento de mi corazón. Pero perdí la batalla: el caballero de la blanca luna sostenía su mano. Mi travesía ya no tuvo glorias ni victorias que dedicar; perdí tantas batallas y no pude merecer su amor.
● Acto 16: De regreso
De regreso a mi casa, descubrí que no hay amor y deseo juntos. No todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama. El amor es invisible, entra y sale por donde quiere, y nadie le pide cuentas por sus hechos. Eso aprendí en mi travesía, pero quede registrado: por el amor de Dulcinea del Toboso, yo hice estos y muchos mayores trabajos.
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