«Te volviste como un dulce sueño cerca de las praderas, y amarte se volvió sencillo. Tanto que no quería dejar de hacerlo.»

Eventualmente, escuchar tu nombre era una completa tortura. Mirar como sonreías a la par de los rayos del sol era también una obra poco digna de ver por mi parte.

Mirarte se sentía genuino y magnifico. Pero no lograba sentirme digna, no cuando eras un arte. Y estoy segura de que no hay nadie que sea digno de admirarte y recibir tus sonrisas encantadoras, supongo que sólo tú misma podrías ser digna de aquello.

Nunca entendí cómo fue que terminé flechada por tí, por tus caricias, ni lograría entender cómo era que tu risa podía ser algo tan armónico. Era inefable.

Bueno, lo que sentía era inefable porque no podía ni siquiera expresar hasta el mínimo sentimiento que contenía por tí. Y es que, oh mi Dios, me sentía capaz de decir todo lo que provocabas en mí, pero a la par me sentía muda. Como si todo estuviera em mi mente y al momento de gritar mi amor por tí, alguien más llegase y acallara mis sentimientos o voz. En serio, todo lo que mi corazón sentía por el tuyo era genuinamente inefable.

Porque eras como un bello cuadro con el precio más alto. Y sí, cualquiera podría tenerte entre sus manos una vez fueses comprada, pero lo más lamentable era que aunque te tuvieran, nadie jamás sería digno de entender tu verdadera belleza.

Fue así como te convertiste en una hermosa obra. Naciendo como una.

Fue el día que te ví entre mis sueños en el que me enamoré de tus bellos ojos y sonrisa celestial, tan brillante como el mismo sol. Era raro que te sintieras tan irreal, pero era de esperarse.

Alguien como tú era demasiado para alguien como yo. Sólo suplicaba al cielo para ser digna de presenciar todo lo que eras y llegases a ser.

Te volviste como un dulce sueño cerca de las praderas, y amarte se volvió sencillo. Tanto que no quería dejar de hacerlo. O tal vez no podía dejar de hacerlo.

Porque dejarte era como matarme lentamente.

Por eso fue que nuestro amor se sentía tan liberal… Porque yo era tuya, pero tú no podías ser mía.

El cielo no podría dejar ser libre a un ángel para una simple mundana. Era imposible.

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