«Después de 5 meses nuevamente caigo y voy a refugiarme en sus labios, así como un vicioso que se promete no volver a caer en aquello que lo mata, pero al cerrar y abrir sus ojos ya se encontraba un cigarrillo de marihuana reposando en su mano izquierda, casi por apagarse; como él.
Efectivamente como imaginaba, ahora tan solo pienso que eres un buen besador, y no ya un ángel. Antes me llevabas al cielo y me hacías reposar en una nube blanca, ahora tan solo me llevas a la cama. Solías poner tu mano izquierda en mi pierna derecha, y mientras tu mano subía, tú me mirabas directo a los ojos y sonreías; la verdad no me gustaba, me apenaba. Hoy volviste a poner tu mano sobre mi pierna, esta vez solo la mirabas a ella, irónicamente sentía celos de mi pierna. Al ver tus ojos noté que aún seguía ese color café, pero por primera vez odié un mate café. Con tu suave lengua mojabas mis labios, y no sé si estoy bien pero, antes sabía a miel y ahora a hiel, donde antes dejabas un «te quiero» ahora solo es un «tengamos sexo». Y es que ese es el problema, yo soy tu antes y tú aún eres mi ahora.
Al terminar todo aquello, suspiré y miré al techo, estaba vez no era como cuando tenía 5 años, para encontrar figuras o imaginarlas. En ese momento me sentí como una puta a eso de las 3 am en su trabajo, en la cama con un hombre que le paga, mientras ella piensa en aquel en quien ama. Justo así miraba al techo. Y aunque jamás lo había hecho, deseaba un cigarrillo en mi boca, a la final o mata tanto y me borra el sabor amargo de tus labios.»
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