Dos almas inquietas

Dos almas inquietas

Denisse

01/08/2018

Etaban allí, eran dos almas inquietas alrededor de una mesa. De un lado la dulzura, del otro la experiencia. No sé bien que circunstancia los juntó, sólo sé que se encontraron. Ella, sutil y risueña, admiraba su arte de dibujarle en el aire un par de sueños sin techo. Estaba embelesada por su parla y sabiduría. Con el encanto de su voz aniñada, lo invitó a pasear por el rincón indecente de sus pensamientos. Él cautivado por su frescura y su aparente ingenuidad, puso sobre la mesa sus armas de seducción y ese gran don de cortejar. Le invitó un café con sabor a prohibido, que a ella en secreto le fascinó degustar. Los vi terminar el café y despedirse. Algo me dice que se han vuelto a encontrar.

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