Los hombres no entendemos a los dioses, en ocasiones parecen crueles y caprichosos, y en otras circunstancias suelen mostrarse amorosos y sensibles. Nos corresponde a sus hijos vivir con todos los sentidos abiertos, así podremos sortear sus designios, trampas y pruebas. (…) Esas eran las palabras que el principal de Binizá repetía cada tarde al terminar las lecciones que ofrecía a los niños y jóvenes de la ciudad. Fue en aquella casa de culto donde surgió el motivo que confrontó a dos Dioses: al Sol (Xipe) y la Luna (Totec).

Cada tarde, al terminar las lecciones, dos jóvenes salían de la casa de culto y caminaban a sus hogares demostrando su amor. El dios Xipe, lleno de envidia puso en su camino trampas y pruebas para separarlos, llenó sus sentidos con mentiras, y envenenó sus corazones con orgullo e inseguridad. Xipe no comprendía por qué dos mortales podían estar unidos y amarse con tanta facilidad, sin necesitar hacer algo más que atreverse, sin pagar con sacrificio esa virtud. La diosa Totec conocía a los jóvenes desde el inicio de sus vidas, y bendecía el amor que cultivaban. Fue en la última noche del festejo de la primavera, que Totec comenzó a observar en los jóvenes dolor y sufrimiento, sabía que aquellas calamidades no eran producto de la casualidad, estaba segura de que Xipe era el creador de las disputas. Años después, las trampas y artimañas de Xipe dieron resultado, provocando que los jóvenes se distanciaran, ocultaran su cariño y sus palabras se amargaran. Sin embargo, en sus mentes había nostalgia y tristeza, señal de un amor que no había terminado.

La diosa Totec se posaba cada noche frete a sus hogares, para provocar que se extrañaran, a pesar de la oscuridad procuraba iluminar con toda su fuerza los caminos de Binizá para ayudarles a encontrarse, pero el orgullo y la vanidad fueron más fuertes, Xipe, había logrado su cometido. Llegado el día, el dios murciélago “Xonox” requirió la vida de ambos, ya ancianos les quitó el aliento, arrebató sus sentidos, detuvo sus corazones y recogió sus cuerpos para llevarlos con él al otro lado del rio, al lugar donde la vida concluye. Despojados de todo rasgo de humanidad, las dos almas lo comprendieron todo, habían desperdiciado su vida y su amor. La diosa Totec hizo su último esfuerzo, robó a Xonox los ojos de los enamorados, y mientras cruzaban el río puso los ojos de uno en el otro, Xonox se burló del acto desesperado de Totec, porque había colocado los ojos de forma equivocada. 

En cada eclipse, mientras el dios Xipe y la diosa Totec pueden estar juntos y vivir su amor, las almas de aquellos enamorados pueden volver a encontrarse en la oscuridad absoluta,  guiados ahora por Totec, los enamorados saben que  sólo viendo con los ojos del otro se puede perdonar y volver amar. 

Notas aclaratorias:

· Cuento corto;

· Se empleó el nombre del dios Xipetotec para crear dos personajes opuestos y complementarios (Sol y Luna) que permitieran construir el concepto de dualidad, asi como favorecer la confruntación de valores;

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