Busque en el recuerdo de mi pensamiento el olor de tu presencia, me sumergí por un momento en la dulzura de tus labios, caminé kilómetros, extensos, amargos, oscuros, pero vislumbraba tu imagen, se hacía eco mi necesidad, ¡como fuente de agua viva! sostuve mi ardiente anhelo, entonces… recobré esperanza y fuerzas para seguir, me aferraba a encontrarte. Pude verte, tocarte y lanzarme a tu pecho, ¡tan perfecto! y mientras mis oídos despertaron al escuchar los latidos de mi corazón; cuando mis ojos abrieron hacia la realidad, descubrí que no pude hurtar tu mágica esencia para encarcelar tu aroma en el hueco de mi alma, así entendí que la distancia robo mi sueño, pero el paladar de esta esperanza sabe que mientras escriba mi cuento, tendré la certeza de tenerte para siempre…

Autor: Yuslenia Peña

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