Escribo porque no tengo otra opción.

Escribo porque estoy esperando a que algo suceda, una visión, una luz, una respuesta. Estoy esperando a que algo invada la quietud de mi vida, a que algo rompa esa neblina tan desgarradora.

En algún punto sabía que iba necesitar hablar con alguien. Sin tapujos, sin miedos, esperando tal vez a que algo o alguien me de una respuesta, a que tal vez, entre las páginas de los libros que leo con tanta ansiedad, encuentre lo que sea que esté buscando. Sigo esperando.

Vivir por vivir y obligarme a vivir una vida adulta de la que intento huir en cada momento es, entre otras cosas, lo más miserable que puedo hacer por mi existencia.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS