-Detrás de la sombra-

Capítulo 1

Corro y corro sin saber a donde voy, sólo escucho su risa la cual me ahoga, la cual me hace caer en una completa ansiedad y una gran desesperación. Al quedar en un típico callejón sin salida, «Él» que es de un color naranja, amarillo y rojo, me agarra; en lo que me agarra del cuello con sus cálidas y duras manos, todo se desvanece, todo está oscuro, frío, pero un frío casi agradable. Era yo en un completo vacío, cuando de repente se escucha una agradable y hermosa voz, una voz que me hizo sentir seguro, una voz que me hizo olvidar todo.

— ¡Interesante! «Él» te ha contactado. «Él» es un demonio muy poderoso de hecho, tan poderoso que es considerado…

Antes de que terminara, abro los ojos de golpe y agarro mi teléfono el cual marca las 5:40am, confundido por el sueño y esa hermosa voz que me hizo sentir mucha seguridad. Luego de pensar en todo me levanto de la cama, voy al baño a cepillarme y arreglarme, después de todo hoy es lunes y tengo clases.

Al llegar todo es como siempre, saludo a mi único «amigo» y me a siento a ver clases, mejor dicho a dormir, porque es lo que literalmente siempre hago en clases.

A la hora del receso, me siento en mi típica y bonita mesa en la que nadie sentaría.

Mientras comía pensaba en aquel sueño, pues llegue a la conclusión de que sólo es eso, un sueño.

Los sueños son representaciones de algo que nuestra mente no procesa, o simplemente nos irrita, incluso los sueños también representan cosas que queremos, que deseamos, entre otras cosas.

Terminó de comer y me paro a botar lo que quedo, en eso vi como la realidad se distorsionaba, todo se veía o mejor dicho, todo a mi alrededor caía lentamente, mi visión estaba completamente modificada; era como si una película o un video, incluso un juego estuviera en pausa, pues la imagen se desvanecía poco a poco; la animación iba cayendo. En resumen, estaba viviendo mi propio efecto glitc.

De un momento a otro estaba con la psicoterapeuta del instituto, no entendía nada, no recordaba nada.

— ¡¿M-Me desmaye?! —Pregunto muy nervioso.

— No Hitoshi, no te desmayaste. Estás aquí por la escena tan escandalosa que hiciste en el comedor. —Contesta de una manera muy fría y cortante.

— ¿Pero qué hice? ¡N-No lo recuerdo! —Digo con desesperación.

— Sueles olvidar mucho las cosas ¿No es así?

— Esto… Si, si es así.

— Bueno, lo que se es que caíste al suelo de repente. Al minuto que despiertas comienzas a gritar, y cuando quisimos ayudarte, sacaste una hojilla de bisturi y lastimaste a una chica.

Me sorprendo. Cada palabra para mí era una apuñalada al pecho.

— ¡¿Una chica?! ¡¿Pero cómo?! ¿O porque? Se lo juro, no recuerdo nada.

— Y te creo, pero voy a buscar la manera de averiguar que esta pasando, hablare con tu padre.

— Esta bien, yo también quiero averiguar que esta pasando.

Ya han pasado tres días y no lo soporto. El único amigo que tenía lo perdí, piensa que estoy loco, de hecho todos lo piensan, hasta mi padre ¿Qué más voy a esperar?

Me han hecho exámenes de todo, me sacaron la sangre (Algo que sinceramente me costó. Odio que me saquen la sangre) Me hicieron un examen sobre la actividad de mi cerebro y falta una resonancia magnética, ¿Por qué todos estos exámenes?

Es obvio ¿O no? Me desmaye cuando estaba de lo más sano. No es normal.

Tuve que decir que olvido la mayoría de las cosas ¿Y si no es cuestión de mi cuerpo? ¿Qué es? ¿Psicológico? ¿Dimensiones alternas? Es impensable.

He ido a siete consultas con la psicóloga.

Me siento ¿Enfermo? No lo sé, pero todos me tratan como un esquizofrénico.

Iba camino a mi casa, eran las 2:40 de la tarde, faltaban unas 2 o 4 cuadras para llegar a mi casa, cuando de repente siento un golpe.

Me encontraba en mi edificio con una chica bajita, muy linda de pelo largo y castaño, era gordita y de muchas tetas. Quizás sea un pervertido, pero se me fue inevitable no vérselas cuando bajábamos a mi piso.

En todo el transcurso hacia mi apartamento se mostraba inquieta y ansiosa. Preferí callar, no preguntar y continuar. Al llegar a mi apartamento se tenso, la inquietud que la acompañaba subió más; era como si esperara que alguien más se encontrara allí. Fuimos a mi cuarto, y pareció que la sorpresa de ver a alguien, no se la hubiera llevado. Su cara se torno de alivio, mucho alivio. Por mi lado, me acosté en la cama para pensar un poco, para preguntarle quien era, pero antes de preguntarle fui interrumpido.

— ¿Lo ves? Todo está repetido.

En ese instante sin motivo alguno, miro al televisor.

— Mira tu cama, mira tus libros, mira tú televisor, tus afiches.

Al mirar mis afiches me pasa lo mismo del otro día, todo se distorsiona en un efecto gitch. Ella era completamente negra, como una sombra alta que desaparece entre la nada. Me encuentro solo en mi habitación, ya mis afiches no eran imágenes de anime o frases mías, eran fotos suicidas, imágenes depresivas y completamente caóticas, frases de muerte escritas con sangre y varios signos que probablemente tengan significado. Me sentía tan mal, quería gritar del miedo, la angustia, todos esos sentimientos acumulados en mi cuerpo.

Miraba a todos lados tratando de entender. Mis nervios no eran para nada normales, no era yo, eran mis emociones queriendo gritar y gritar, querían ser libres. Mientras miraba a todos lados, me percato de un espejo de mano que tenía mi madre antes de morir, lo agarro y me veo, pero solo veía mi reflejo en negro, mi sombra, que igual a la de ella, se desvaneció. Me volvió ese vació con el frío agradable de la otra vez. Me imagine escuchar aquella agradable voz, lo cual me calmo porque sabía que ella no se había ido.

— ¡JAJA! Lo viste de nuevo ¿Eh? Recuerda «Él» es un demonio muy poderoso. Su debilidad quizás sea alguien de un universo alterno, es decir, tú.

— ¿Y por qué yo?

— Si, y no me interrumpas. Sé que esto puede ser un poco difícil para ti, pero ese demonio eres tú. Ese demonio es la creación de algún pensamiento o deseo corrupto. Sé que pensaras que es imposible, pero cada universo es creado ya sea por una evolución humana, una gran energía negativa formada por los humanos, deseos corruptos, incluso pensamientos negativos; tú creaste una versión de ti muy mala, con un simple pensamiento. Debes ser un niño bueno en este mundo para poder crear semejante monstruo.

— ¡JAJA! Esto es imposible, esto es un sueño; y si fuera así, no debería ser un niño bueno para en otro universo ser malvado. ¿Sabes? Quizás «Él» es lo que realmente pienso, lo que realmente siento, quizás «Él», es lo que realmente soy.

— Puede ser. ¡JAJA! Sigue creyendo que es un sueño, eres muy ingenuo niño. Esto nunca fue un sueño, mientras tu alma está aquí; tu cuerpo está siendo llevado a tu casa por alguien de la zona ¿Recuerdas el día con la psicóloga del instituto? Bueno, tu alma salió de tu cuerpo y «Él» se apodero.

En ese momento sentí un frío muy aterrador en mi cuerpo, quería llorar. Me preguntaba ¿Por qué a mí? ¿No era mi vida muy miserable ya?

— No soy tan ingenuo como piensas ¿Por qué debería creerte? No sé quién eres ¿Cómo lo sabes? ¿Quién me lo asegura?

Se muestra molesta por mi comentario, y acerca lentamente.

— ¡Estúpido —Susurra para luego golpearme.

Despierto agitado y cansado, me pregunto ¿Será cierto?

¿Ese demonio seré yo en otra dimensión? ¿Cómo lo sabe? ¿Por qué me lo dijo? Tantas preguntas que contestar, me pone impaciente.

Capitulo 2

Estoy en mi laptop investigando sobre universos paralelos, alternos, entre otras cosas; pero sobre todo, lo que me dijo aquella chica.

Ha pasado un día y todo aquello me sigue atormentando. Pienso y pienso sobre eso, con las ganas de saberlo todo; intento pensar claramente, sin embargo la presión que siento, no me deja. La curiosidad que tiene todo ser humano, me consume como si esto fuera una pesadilla; de hecho, lo es. Quizás tenga razón, esto no fue un sueño; pero al parecer todos los factores me indicaban que sí lo era. Estoy muy confundido y deprimido.

No sé qué hacer, no sé qué pensar. Es horrible.

Mi vida se vuelve más mierda cada maldito segundo. Parece que los padres se olvidan de que uno es un ser humano, que sentimos, que nos estresamos, nos amargamos, nos deprimimos; se olvidan de nuestras emociones por completo, se olvidan de que a veces queremos estar solos y no hablar. Que idiota soy, creía que mi vida era un completo infierno, dándome cuenta ahora, que era uno sin fuego; un fuego que ella luego provocaría en mi.

Joder, estoy desesperado. Cada vez más todos me tratan mal, como si estuviera enfermo o loco, y para completar, descubrí que en otra dimensión soy un demonio. La verdad no sé qué hacer. ¡Maldita sea! No sé qué creer.

<<En aquella noche de lluvia y truenos; un chico deprimido, poseído por el ser que realmente es; una locura es capaz de cometer.>>

Esta es la frase que escribí en la décima nota suicida, para posteriormente pensar en colgarme con la soga que mi madre utilizo para suicidarse a los 19 años. Cuando estoy a punto de dar el paso que me llevaría a mi rápida muerte, oigo un estruendoso trueno que provoca un bajón de luz, apareciendo de repente en mi cama, la chica que me hablo del demonio.

Me asusto.

— Si yo fuese tú, no haría eso. Si te suicidas, será peor.—Dice entre risas.

— ¡¿QUIÉN COJONES ERES?!—Retiro la soga para luego preguntar en un grito seco.

— Hana Yuki, una guerrera de un universo, donde eres un demonio que se propuso a vencer a Satanás.—Responde con esa risa burlona que tanto odio.

— Deja tu maldito misterio.—Le digo con una mirada muerta y el humor por el piso.

— Esta bien. En ese universo eres un demonio de rango muy alto; el cual cumple deseos a cambio de sacrificios. —Me dice con un tono de voz más bajo la última frase, tratado de ocultar tristeza.

Y es cuando caigo en cuenta.

— ¿Pediste un deseo, cierto?—Al preguntar esto, pude notar su cara de seriedad en cuestión de segundos.

— Si, pero si no cumples el sacrificio o mientes, termina siendo doble muerte —Responde desanimada desviando la mirada acompañado de un suspiro.

— ¿Y qué se supone que pediste? ¿A caso no cumpliste el sacrificio? ¿Mentiste?—Pregunto con mucha curiosidad como un niño pequeño.

— ¡Qué te importa! —Grita empujándome. — No eres nadie al que deba rendir explicaciones de mi vida. — Espeta para luego alzar la mano y golpearme. — Eso es para que aprendas a no ser tan curioso, imbécil.

— Lo siento, no debí preguntar. — Me llevo las manos a la nariz para apaciguar el dolor. — Pero dime, ¿Cómo tuviste contacto conmigo? ¿Para qué viniste? ¿Por qué viniste? —Le pregunto terminándome de limpiar la sangre de la nariz.

— Un hechizo, algo así. Vine a descubrir que puedes derrotar a «Ryu Tsuki». —Al terminar de decir eso, saltó por la ventana dejando sólo un poco los puntos claros.

A la mañana siguiente, llego al instituto y pasan las clases normales, nada del otro mundo. Ahora sé que nada ha sido un sueño, todo ha pasado en la vida real. Es un poco loco, lo sé, pero demuestra que todo es posible. Sacando todo este desastre; Yuki es una chica muy linda, creo que vino a derrotar a Ryu Tsuki conmigo.

Sonrío

¡Que desagradable! —Susurro para mi mismo.

El que era «mi amigo» voltea y me mira con asco; una mirada de odio, esas que matan. Lo más gracioso es que cree que no me di cuenta; pues si, puedo estar loco pero no desorientado.

Al salir, no fui a casa. Quería caminar, pensar, olvidar el mundo; simplemente no quería hablar con ella o verlo a él. Necesitaba aislarme de ellos, y mi casa no era precisamente el sitio indicado para hacerlo; ese debe ser su portal, o algo así.

Pero me equivoque.

Pasé por un parque, y veo algo raro en un columpio amarillo que poco a poco cambiaba de color. No sé si sea yo, quizás sólo estoy paranoico. No es normal lo que esta pasando; solo quiero dormir y despertar como si nada de esto estuviera pasando, sólo quiero librarme de dudas, del bendito estrés, de absolutamente todo. Camino a una banca para sentarme y ver a los niños jugar.

Me rió.

Si soy idiota ¿Verlos jugar? ¿En serio? Si ahora ni pienso en todas las tareas que tengo. Siempre fui un chico el cual estaba muy pendiente de su alrededor, y ahora, no estoy pendiente de nada ni de nadie. ¿Quién soy? ¿Qué me pasó? ¿Dónde esta el Hitoshi de hace 2 años? ¿Dónde estas?

La vida esta llena de preguntas que con el tiempo van aumentando ¿Cierto?

A pesar de que hable con Yuki, mis dudas siguen atormentándome.

Tratare ya de no pensar más en eso, pues mientras yo me atormento y no disfruto mi soledad; ellos probablemente están tranquilos, panificando como matarse entre ellos.

Mientras estaba sentado, una chica desde lejos me miró; una mirada confusa como si ya me conociera junto a una sonrisa, en su rostro se asomo.

Un sentimiento entre miedo y asombro de mi se apodero.

— ¿Izanagi? ¿Izanagi Hitoshi? — Gritó acercándose poco a poco.

— Disculpa ¿Te conozco? —La miro confundido.

— Si, estudiamos juntos en primaria ¿No recuerdas? —Dice un poco seria. — Yo te gustaba, siempre me buscabas y a la final te ignoraba. —Suelta una leve risa para aliviar el ambiente tenso.

Comienzo a pensar, a pensar y pensar. Nada; la mente no me da para recordarla.

— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunto.

Me mira desanimada.

— Misakura Akira —Responde con una sonrisa. — Es increíble como me has olvidado; tanto que te gustaba. — Dice fingiendo estar indinada.

Sonrío falsamente.

—Lo siento, pero últimamente olvido todo, y por lo visto, te olvide a ti. —Digo cruzando los brazos para después recortarme en el espaldar del banco. — ¿Sabes Akira? Las cosas cambian, y si estas aquí hablando conmigo es porque en algún momento te dolí, en algún momento te hice falta; te hizo falta que alguien te buscara como lo hice yo, te hizo falta que alguien te tratara como yo, que alguien te quisiera como yo. Que triste. — La miro sin expresión alguna para luego desviar la mirada y pararme.

— ¿A dónde vas?— Gritó agarrándome del brazo. — ¿Por qué tan serio? ¿Pasa algo? —Preguntó preocupada.

— Estoy de mal humor ¿Y tú llegas con esas, Akira? —Digo soltándome de su agarre. — ¡No me acuerdo de ti! —Grito dejando salir un par de lágrimas.

— Si necesitas un abrazo aquí estoy —Dice abrazándome fuerte. —Eramos los mejores amigos.

Comienzo a llorar.

— ¿Lo eramos? —Susurro un poco más calmado.

— Si, lo eramos. —Responde acariciándome el cabello. — Nunca nos separábamos.

— Quizás por eso te ame. —Le digo alejándome un poco de ella para limpiarme las lágrimas.

— No digas eso, me sonrojas. —Se tapa la cara. — Recuerdo esos viejos tiempos y me pongo nostálgica. —Se quita las mano de la cara y me desvía la mirada por lo sonrojada que esta.

Suelto una carcajada.

— Podemos comenzar de nuevo, y ser esos amigos que eramos antes ¿Te parece? —Pregunto un poco nervioso.

— Si, eso espero. —Responde sonriendo muy feliz. — Así hablamos de tu humor.

—Mmm… Me parece muy bien Akira —Contesto devolviendo la sonrisa.

Al terminar esta extraña conversación, nos dimos nuestros números para mantener contacto, y así volver a tener esa amistad de hace 4 años. Me alegraba pasar un rato distinto, al fin algo me demostraba que no todo estaba perdido, tenia algo para ser fuerte y levantarme después de caer otra vez.

Mientras camino a casa, veo aquella sombra que siempre aparece antes de que suceda algo y me encuentre con él o con Yuki; así que me preocupe y corrí a mi apartamento. Estaba a unos centímetros de mi puerta sacando la llave para entrar junto a un cigarrillo. Abro la puerta, entro, me quito los zapatos y voy a prender un cigarro aprovechando que estoy solo; cuando de repente todo lo veía como agua, y en eso escucho un golpe.

Me encuentro en un cuarto oscuro, sentado con la cabeza abajo. No podía moverme. Escucho la voz de Yuki hablando con alguien, cada vez más cerca. Intentaba moverme, pero estaba paralizado. Tras muchos intentos fallidos por cambiar mi posición, Yuki entra con alguien; no podía verlos, ya que mi parálisis solo me permitía ver el suelo, pero si podía sentir sus pasos acercarse a mi.

Yuki se detiene y solo puedo ver sus botas.

— ¿Qué hacemos con él padre? —Pregunta para luego ponerse al lado de su padre.

— Deberías decirle sus cosas y darle una lección; recuerda, no seas tan dura, ya que él es el único que puede derrotar a «Ryu Tsuki». —Dice a su hija para después retirarse.

— ¿Fumas? ¿Tan joven? —Dice curiosa entre risas.

— S-si, fumo. —Digo casi en susurro.

Escucho el sonido de un encendedor, y poco a poco el exquisito olor a cigarro inunda mis fosas nasales.

Se agacha y puedo ver su rostro. Le da una calada al cigarrillo expulsándolo todo en mi cara.

— ¿Quieres? —Mueve el cigarro frente a mis ojos con una sonrisa burlona, seguidamente de un fingido asombro. — ¡Ah! Es verdad; se me olvidaba que no puedes moverte. —Estalla en carcajadas.

La maldigo mentalmente una y otra vez.

— Si, ya se que piensas que soy una maldita loca psicópata, pero créeme tengo sentimientos —Ríe para luego estar completamente en silencio en cuestión de segundos. — ¿Piensas contarle a esa niña sobre mi? —Pregunta muy seria.

Silencio.

Me levanta la cara.

— ¿Y? —Cruza sus brazos.

Silencio otra vez.

— ¡RESPONDE! —Grita para después golpearme la cara.

— No, no pensaba contar nada sobre ti. —Digo nervioso, dolorido por el golpe y sorprendido por que ella si puede moverme.

— Déjate de niñeces, se te nota de lejos que quieres desahogarte con alguien. —Dice para agarrarme por el cuello con sus frías manos.

— T-Te lo j-juro, no los delataría, además yo también estoy en esto ¿No? —Digo dejando salir un par de lágrimas.

— Claro, ¿Quién estaría con alguien como tú? Nadie, porque eres un demonio igual que «él» —Grita apretando mi cuello un poco y desamarrarme.

Mientras me quitaba de la silla susurre entre lágrimas y mi voz rota

— ¿Quién es para tratarme así? ¿Quién se cree? Menuda idiota — Susurro lo más bajo que puedo entre lágrimas y con la voz rota, mientras me quitaba de la silla.

Desafortunadamente me escucho, y me agarro por el cuello con una de sus frías y sexys manos, para luego apretar y subirme lentamente. Cuando ya me tiene arriba, me da un golpe y me lanza al piso.

Se para frente a mi.

— Yo soy lo que quiero ser, me creo quien yo me quiera creer, y aquí el único menudo idiota que hay… —Se acerca a mi cara. — Eres tú. —Termina de decir poniendo su mano en mi cara, para luego estallarme la cabeza contra el suelo.

En eso despierto de golpe con un intenso dolor de cuerpo y de cabeza, para llorar y preguntarme por milésima vez ¿Por qué a mi? ¿Qué hice? ¿Qué quieren? Y pensar en que Yuki no tenia porqué desconfiar de mi; no pienso contar nada, pienso resolver esto solo. Después de todo, ella esta desesperada; tiene sus razones. Necesita a alguien, esta sola; como yo.

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